Aqui les dejo mi nueva adaptación espero les guste.
**Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer
La Historia le pertenece a M. K. Eidem de la Serie Tornians
Capítulo uno
—Edward.
— Estirándose, Bella lo agarró del brazo y luego susurró con más urgencia:
— Edward.
—Instantáneamente despierto, Edward buscó en la oscuridad a su Bella.
Alcanzando detrás de él, tocó el cuenco que contenía cristales de energía, iluminando la habitación. Lo que reveló lo dejó atónito. Su Bella yacía junto a él, pálida y temblorosa, cubierta de sudor. —Bella, ¿qué pasa? —
—El…— Gimiendo, se acurrucó sobre su protuberante estómago, envolviendo sus brazos alrededor de él cuando la golpeó otra contracción.
—El bebé—, jadeó ella. —Algo está mal.
Edward saltó de la cama, la sábana lo acompañó para revelar una mancha roja oscura que se extendía entre las piernas de Bella.
—Bella…—
—Busca a Rosalie. Edward —gritó con los dientes apretados. Edward corrió hacia las puertas de su cámara de descanso.
Abriéndolas, rugió: —¡Rosalie! —
Corrió de vuelta al lado de Bella, se arrodilló y agarró la mano que su amada le tendía. Todo antes de que su mando pudiera rebotar en las paredes de su hogar en Lua. —¿Qué puedo hacer? —
—Quédate conmigo—, le rogó entre jadeos.
—¿Dónde más podría estar? — preguntó, besando los nudillos de la pequeña mano que aplastaba la suya. —Eres mi amor, mi vida, mi corazón. —
—Como tú eres mío—.
Rosalie se apresuró a entrar en la cámara con una bolsa. Sus ojos se abrieron en estado de shock cuando vio las sábanas ensangrentadas. Inmediatamente entró en modo médico.
—¿Qué está pasando aquí, Bella? — preguntó con calma, pero Edward vio que sus manos temblaban cuando abrió su bolso.
—No lo sé—, jadeó Bella.
Manteniendo su agarre en su mano, Edward se deslizó detrás de ella para sostener su cuerpo tembloroso. Él ahuecó amorosamente sus manos sobre las de ella en el montículo duro como una roca de su estómago.
—¿Caíste? — preguntó Rosalie, sacando el escáner de mano.
—Ella estaba bien cuando nos acostamos—, respondió Edward. Cuando Bella se dobló de dolor nuevamente, él ordenó:
— ¡Cúrala! —
—Tengo que escanearla primero—. Rosalie se colocó al otro lado de Bella y levantó el escáner, pero no pasó nada.
—¿Qué ocurre? — exigió Edward.
—El escáner no funciona—. Agitando el dispositivo, lo intentó de nuevo, pero no se encendía. —El cristal debe estar agotado.—
—¡Reemplázalo! — Edward le gruñó.
Con el rostro pálido, tartamudeó: —Yo, yo no tengo uno conmigo—.
—¡Entonces consigue uno! — El rugido de Edward hizo que Rosalie saliera volando de la habitación.
— Edward …—
Su mirada volvió a caer hacia su reina, y su corazón se rompió por el dolor que vio en sus ojos. —Estoy aquí mi amor. —
—Lo siento—, susurró ella.
Su pulso saltó. —¿Por qué, mi amor? —
—Por romper mi voto contigo—.
Su corazón dio un vuelco, luego golpeó una nota urgente en su pecho. —¿Qué? ¿Qué quieres decir? —
—Esto no es normal, Edward, y yo...— Ella se convulsionó en sus brazos, sus palabras se rompieron.
—¿Tu qué? — Edward exigió, sus brazos apretándose alrededor de ella, tratando de prestarle toda su fuerza.
—No voy a sobrevivir a esto—, finalmente soltó.
—¡No! — rugió en negación. —No lo permitiré—.
Ella le dedicó una sonrisa triste. —Te amo, Edward. Jura que cuidarás de nuestras chicas. Los tres.
— Retrocedió con consternación y horror. —¡No! —
—¡Sí! — Levantándose, ella ahuecó su mandíbula. —Júramelo, Edward. Nuestras chicas te van a necesitar.
Esto no era lo que habían planeado. No era así como se suponía que debía ser. —Las chicas te necesitan.Lucha por nosotros, mi Bella.
—Lo estoy, lo juro. Lo Estoy. — Ella palideció aún más, y su respiración se volvió errática. — Edward …—
—Sí, mi Bella—, dijo mientras su mano agarraba la suya lo suficientemente fuerte como para poner sus nudillos blancos.
—Diles a las chicas que las amo y que siempre las estaré cuidando—.
—Ellas lo saben, pero yo lo haré—.
—Te amo, Edward —susurró ella, su mirada encontrándose con la de él. —No me arrepiento de nada si esto es lo que tenía que ser, ser amada por ti—.
—Bella a…— Su voz se quebró. La luz en sus ojos dorados se atenuó.
—Vow, mi amor—, respiró ella.
—Yo lo juro. —
Un destello cegador de luz oscureció su rostro de él, seguido por un trueno que sacudió a Luada hasta los cimientos cuando Bella suspiró su último aliento.
—¡Bella! — rugió, con el corazón destrozado.
MUCHAS GRACIAS POR SUS REVIEWS
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