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"MI REALIDAD"

CAPÍTULO VII

Las horas pasaban y le parecía, que después de todo, tan solo le habían jugado una broma. Una de muy mal gusto, por cierto. La nota que había recibido decía a la 1:00 pm.

De pronto la puerta de esa casa se abrió.

"¡Annie, por fin!" exclamó la rubia contenta, pero la figura de Neil Legan apareció en la puerta, dejándola sin palabras.

"¡¿Tú?!"

"Así que la huérfana de Pony esperaba encontrarse con su querida ex compañera de miseria para hacer por fin las pases", se burló.

"¡Neil!" replicó Candy ofendida. "¡¿Qué haces aquí?! ¿Cómo supiste que Annie y yo… que yo estaría-" de pronto, se dio cuenta de su error.

"No pensaste en serio que lo olvidaríamos todo, ¿verdad, Candy?" le dijo un Neil con un brillo familiar de maldad en sus ojos. El muchacho cerró con lentitud la puerta tras de sí. "Pensaste acaso que ustedes se saldrían con la suya, sin pagar por todo lo que nos han hecho pasar a mí y a mi familia durante estos meses?" continuó resentido.

"¡Nosotros no les hicimos nada, Neil!" Candy se ofendió. "Todo lo que ha sucedido ustedes se lo hicieron solos. ¡Sobre todo tu mamá!". Replicó la rubia con cólera, pensando en lo que le había hecho a su amado. Su mirada esmeralda era decidida y valiente, pero sabía que debía salir de allí cuanto antes. Y mientras se miraban en el silencio de aquel solitario lugar, comenzaba la rubia a hacer un plan en su mente para escapar de allí a la menor oportunidad. Anthony debía estar preocupado al no encontrarla. Prometió que lo esperaría. Stear tenía razón.

"De cualquier forma, eso no cambiará el resultado de hoy". La voz del heredero Legan hizo eco a su alrededor. "Ahora sabrás lo que significa perderlo todo, Candy." Sonrió mirándola fijamente de arriba a abajo. Un escalofrío recorrió entonces a la joven. "Podrás conservar el apellido Andley…" le dijo, comenzando a avanzar nuevamente hacia ella, mientras inconscientemente ella retrocedía. "…pero jamás podrás aspirar otra vez a llevar el apellido Brower…" sonrió maliciosamente y cuando Candy se volvió para correr, el muchacho la sujetó por el brazo y en medio de sus gritos pidiendo ayuda, la estrelló vilmente contra uno de los muros de la vacía mansión, y tras forcejear con él con todas sus fuerzas y arañarle el rostro, éste la golpeó y la inmovilizó contra su cuerpo. En medio de su espanto y su dolor, Candy comenzó a llorar, "Anthony… Anthony…" repetía con pesar.

"¡Él no está aquí, Candy, y jamás vendrá!" le gritó molestó. "Siempre ha sido tu sombra todo este tiempo. ¡Pero eso se acabó! Le cobraré donde más le duele y eso sí lo acabará" le dijo, mientras ella sollozaba en silencio, y acercando su despreciable rostro al de ella, susurró a su oído, "Cuando termine contigo, no podrás volver a ver a tu adorado Anthony a los ojos nunca más..."

"¡No!" gritó la asustada muchacha, comenzando a luchar con él otra vez. El violento muchacho comenzó a acariciarla, tratando de besar su cuello. "¡Nooo!" gritó Candy luchando, "Nooooo!", despertó Candy aterrorizada, al sentarse en su cama. Se encontró temblando, agitada, en medio de la oscuridad de su habitación.

¡El aliento le faltaba! Un sudor frío corría por su frente y sobre su espalda. Inhaló profundamente varias veces antes de tranquilizarse lo suficiente como para ver que todo se había tratado de un sueño. ¡Una terrible pesadilla! Ella estaba en Chicago y Neil a cientos de kilómetros en algún lugar de Canadá. Aliviada intentó contener sus lágrimas.

Unos golpes se escucharon entonces a su puerta. "¡¿Candy?!, ¿estás bien?! ¡¿Candy?!" Era la voz de su Príncipe. Se escuchaba preocupado, pero aún así intentaba hablar en voz baja a través de la puerta.

Como pudo la joven se levantó de su cama y colocándose la bata blanca de encaje a toda prisa fue hasta la puerta, quitó llave y la abrió. Solo verlo parado allí, en pijama, en su bata azul, con su rostro preocupado, fue suficiente para que ella se derrumbara del alivio y abrazándose a él comenzara a llorar incontrolablemente.

"¡Candy!", el alto joven la estrechó protector contra su pecho, "¿estás bien?" insistió. "Escuché que gritabas." Su habitación se encontraba en el mismo pasillo que la suya. Anthony miró dentro de la habitación de su pecosa, frente a él, pero dentro solo vio oscuridad. "¿Qué sucedió?" preguntó afligido.

La joven intentó calmarse y viéndolo a los ojos, su voz tembló "Tuve… una pesadilla terrible…" dijo. "¡Neil!", exclamó llorando.

"¡¿Neil!?" Se sorprendió Anthony.

"Soñé que Neil quería… quería separarnos." Le dijo consternada, bajando la mirada. No quería entrar en detalles con él sobre el sueño. Ya había sido suficientemente horrible la escena para ella como para ponerla también en la mente de su prometido.

"Candy, no tienes nada qué temer." el apuesto joven intentó tranquilizarla. "Estás a salvo aquí conmigo." La abrazó otra vez contra su pecho. "Nadie te hará daño mientras yo viva, Pecosa. Te lo juro." le dijo decidido. La joven seguía temblando como una hoja y sollozando al recordar la temible escena. "Candy," dijo él "siempre estaré cerca de ti para protegerte. Créeme." La consoló. "Seré tu guardián de por vida. Y te confieso, pecosa, que tengo planeado vivir muchos años junto a ti," continuó sereno, "tengo intención de vivir lo suficiente como para ver a nuestros nietos casarse." Le dijo, tratando de alivianar el ambiente. "Tendremos mínimo cinco hijos, y como veinte nietos…" él sonrió, sintiendo cómo ella, escuchándole, se relajaba poco a poco entre sus brazos. "Todos nuestros nietos vendrán a quedarse con nosotros en la Mansión de las Rosas cada verano, insistiré en eso,…" divagaba mientras acariciaba la espalda de su pecosa gentilmente, ella había dejado de sollozar. "Yo les enseñaré a cuidar los rosales en los jardines, a cabalgar erguidos y a tocar la gaita, mientras tú les enseñarás a subir a los árboles sin lastimarse y les prepararás un delicioso pastel de chocolate para comer todos juntos a la hora del té" Candy sonrío con su rostro todavía junto a su pecho. El rubio continuó, "Tú los corregirás como la hermosa abuela responsable que serás para ellos, y yo como un abuelo de viejas costumbres, me temo que solo los consentiré y los ayudaré, sin que te des cuenta, a ocultar sus travesuras."

Candy rió quedito en la oscuridad, imaginando a un Anthony y a ella misma viejitos, recibiendo a tan grande y bulliciosa familia, con nietos rubios, corriendo por todas partes, unos pecosos y de cabello lacio, otros con ojos color azul cielo y bucles dorados y pequeñas traviesas de ojos color verde esmeralda.

Al ver que su prometida había dejado de llorar, Anthony aliviado buscó su rostro y comenzó a limpiar sus lágrimas con ternura. "¿Te sientes mejor?" le preguntó.

Apenada, Candy asintió con una suave sonrisa. "Lo siento, Anthony. Creo que me impresionó mucho el saber que Neil está enfadado con la familia." Le dijo. La seriedad volvió a su rostro de muñeca al continuar, "Estuve cerca de ellos cuando estaban así de enfadados en Lakewood, y tú sabes que no saben de límites cuando se trata de venganza."

"Lo sé. Pero no te preocupes, a mí también me tenía inquieto pensar en el riesgo de que ellos estén tan resentidos con nosotros. Por eso hablé con George anoche, antes de que se retirara, y le pedí por favor considerara ponerle vigilancia permanente al tío Thomas y a sus hijos, solo para estar seguros y prevenidos de cualquier otra circunstancia."

"¿Dudas también del señor Legan?" preguntó Candy preocupada.

"Solo de su incapacidad a negarle algo a su esposa." Le dijo con seriedad. "Pero dejemos de pensar en eso. ¿Crees que podrás dormir ahora?", deslizó su mano sobre su brazo en una caricia.

Ella sonrió enternecida por su preocupación. "Sí, Anthony. Y disculpa que te haya despertado. -¡¿No habrás corrido, verdad?!"-, dijo de pronto, preocupada por su salud.

"Descuida, Candy, solo caminé rápido. Iba pasando cuando te escuché" mintió. Su espalda comenzaba a dolerle un poco en realidad, pero prefirió no mencionar nada a la joven. Tomaría uno de los analgésicos antes de dormir. "Te arroparía, si pudiera, Candy." continuó, "pero sabes que es mejor que no entre a tu habitación. No quisiera poner en tela de duda nuestra relación si alguien nos viera."

"Sí, Anthony. No te preocupes, ya me encuentro mejor."

Anthony besó su frente con devoción y le sonrió, "Te veré mañana en el desayuno, Pecosa".

"Sí." Candy lo vio caminar lento hasta llegar a su habitación y antes de cerrar ambos sus puertas, Anthony le guiñó el ojo coquetamente y ella se sonrojó.

Al quedar el pasillo vacío, una figura que ninguno de los dos había notado, caminó silenciosa y se detuvo, quedándose pensativa en la oscuridad.

"Así que compró las propiedades de los Legan para que tuvieran dinero suficiente para que pudieran mudarse hasta Australia" comentó molesto Archie. "Supongo que la visita de la tía a la prisión la semana pasada, tuvo algo que ver con ello." Concluyó decepcionado de la situación.

"De seguro Sarah se lo pidió." Dijo Stear, con su bello rostro manchado de grasa de auto y limpiando sus manos con un paño color rojo. Los tres primos Andley discutían las últimas noticias de cotilleo en la sociedad, mientras el mayor de cabello oscuro le daba unos últimos ajustes al vehículo de su creación, el jamás terminado 'Stearmóvil'. El garaje privado construido para el mayor de los Cornwell Andley en la mansión, servía tanto de garaje para su vehículo, como de taller para sus demás inventos ocasionales. La tía abuela no había reparado en espacio o comodidad para su nieto mayor.

"Por eso venía la tía abuela tan decaída cuando la vimos llegar a la mansión aquel día con Candy. La documentación que traía George seguramente eran las escrituras de las propiedades Legan para firma."

"Fue una fuerte cantidad de los recursos de la tía los que se utilizaron. Los Legan toman siempre todo sin considerar a nadie." Se molestó aún más Archie.

"Es su dinero," dijo Anthony pensativo, "tiene derecho a hacer lo que quiera con él."

"Apuesto a que Elisa se las arreglará luego para pedirle en herencia las propiedades de vuelta." Reflexionó el elegante primo.

Anthony se molestó entonces. "Espero que la tía abuela tenga más criterio que eso. El problema ha de ser que ella piensa que Sarah es una cosa, y los Legan como su familia, otra."

"Eres muy paciente con ella, Anthony", comentó Stear.

"¡Chicos!" entró Candy corriendo al garaje. Se había enterado de que Anthony había caminado hasta ese lugar sin usar la silla de ruedas por primera vez. Quería asegurarse de que estuviera bien y de que no se cansara de más. Al entrar, la jovencita llevaba puesto un vestido de invierno de manga larga color turquesa pálido que Anthony consideró resaltaba grandemente la belleza de sus ojos. ¡Y de su esbelta figura también!, apreció embelesado. Este último pensamiento lo hizo sonrojar levemente por su atrevimiento "Hola, pecosa" le dijo desde el sillón desde donde conversaba con sus primos, que de pie, conversaban con él junto al vehículo.

"¡Candy!" sonrió Stear. "¡Llegas a tiempo! Justo íbamos a salir a probar mi auto a la ciudad con sus nuevos amortiguadores. Creo que mi diseño le dará mayor estabilidad en las curvas a velocidad. Y también agregué un aditamento al motor que yo mismo inventé y que le dará más poder de empuje."

La brillante sonrisa de la joven se borró de su rostro. Y Archie y Anthony comenzaron a reír por su reacción.

"Me temo que Candy ya perdió toda confianza en ti, en cuanto al Stearmóvil se refiere, hermano!" sonrió Archie.

"Las aguas del lago Michigan están heladas en esta época del año, Stear." Dijo Anthony, haciendo referencia a la caída en el lago que su Candy y su primo habían tenido cuando vivían en Lakewood. "¿Por qué mejor no dejamos tu prueba de velocidad para la primavera, cuando el clima mejore? Pronto nevará. Probémoslo solo aquí, en la seguridad de la propiedad."

La idea no le pareció mucho a Stear. "Ese percance en el lago fue solo una circunstancia aislada, Anthony."

"Sí, muy aislada." comentó Candy sonriente. "Tuvimos que caminar casi dos horas para regresar hasta la mansión Legan, sin contar el tiempo que tardamos en cruzar el bosque de árbol en árbol", rió divertida.

"¡Está bien! Ustedes se lo pierden. Verán que mi auto es completamente seguro ahora. Se los demostraré." Con toda seguridad el joven inventor se subió al lado del piloto y con total confianza intentó encenderlo. El motor solo hizo el intento de encender, pero se escuchaba únicamente un sonido ahogado en el motor. Anthony y Archie alzaron una ceja divertidos.

"Solo denle un momento", replicó Stear, haciendo el intento nuevamente. Un potente estruendo se escuchó de pronto y una nube de humo negro salió del motor, otra explosión se escuchó y del escape salió un hollín negro cubriéndolos a todos a pesar de haber corrido para alejarse. Anthony abrazaba a Candy para protegerla, pero ya era tarde, al terminar de toser todos…

"¡Lo siento!" dijo el joven inventor aún en el puesto del piloto. Totalmente manchado de negro, rostro y traje.

Ellos comenzaron a reír, pero al verse entre ellos, se dieron cuenta que estaban cubiertos igual que él de carboncillo negro. Stear comenzó a reír entonces.

"¡Mi camisa de seda!" gritó horrorizado Archie. "¡Stear!" le gritó.

"Lo lamento", se apenó entonces su hermano, apoyando su mano sobre su cabello doblemente negro.

"¿Estás bien, Candy?", preguntó su apuesto novio cubierto en polvo negro.

"Sí. ¿Y tú?" Ella preguntó preocupada. Anthony asintió y le sonrió con su apuesto rostro machado de hollín.

"¡¿Otra vez, Stear?!", replicó su tía abuela enfadada. "Tu primo está convaleciente aún ¡¿y tú provocas explosiones a su alrededor?!" replicó molesta al verlos entrar en esas fachas desde la escalinata en el recibidor de la mansión. Había bajado asustada al haber escuchado el estruendo desde la sala de estar en el segundo piso.

"Tía, no te enfades, no hay problema," intervino Anthony, para que no regañara de más al apenado inventor. "Como verás, estamos todos bien. No pasó nada. Solo fue el ruido. Fue mala suerte nada más."

La dama se calmó al verlo caminar bien junto a Candy. "Deberías descansar un poco, antes de la cena, Anthony." Le dijo entonces, distrayéndose del percance, siempre preocupada por su salud. "Hoy tendremos una visita familiar importante a la noche." Le dijo.

"¿Una visita familiar?" preguntó Anthony.

"Así es. Les pediré que estén listos a las 18:15 para recibirlo. Así que apresúrense."

"¿De quién se trata, tía abuela?" preguntó Archie.

Ella volteó a ver a Anthony otra vez, reflexionó un momento y dijo, "Tu padre llamó, Anthony. Avisó que llegó a la ciudad antes de lo esperado. George ya fue a recogerlo."

El joven rubio, cubierto de hollín y grasa, sonrió. "Papá…" Sus ojos azul cielo brillaron con la ilusión de volverlo a ver.

Continuará…

¡Muchas gracias por seguirle la pista a esta historia! Mayely león, Sharick y GeoMtzR, y Guest 1, Guest 2 y Guest 3, ¡muchas gracias por sus comentarios! Me alegra que les esté gustando.

GeoMtzR: Georgy, no te preocupes, la preocupación era por ti. Pero gracias también por tu lindo comentario! ¡y un abrazo para ti también!

Y Mayely leon: Sorry!, la historia lo explicará en su momento. -¡Hagan sus apuestas!- Ji, ji, ji! Qué bueno que te guste esta historia! Un abrazo!

¡Muchas bendiciones a todas! ¡Y feliz fin de semana!

lemh2001

27.05.2023