¡Buenos días! ¡Espero estén teniendo un feliz inicio de mes! Aquí les comparto un capítulo más de esta historia. Antes de leer este, les aconsejaría haber leído el capítulo 7, (y talvez de paso me dejen un comentario de ese capítulo también, si pueden. Ji ji ji! Gracias!)

Les recuerdo que la historia original pertenece a Mizuki e Igarashi y que ésta es una adaptación de mi inspiración para tratar de darle a nuestros queridos Candy y Anthony la continuidad de la historia que pienso, humildemente, debieron tener. Continuamos.

"MI REALIDAD"

CAPÍTULO IX

La carroza guiada por dos finos caballos azabache, avanzaba por el serpenteante camino hacia la propiedad Brower.

Candy veía maravillada, a través de la ventana, la belleza del bosque invernal en las afueras de Chicago. La primera nevada había caído hacía dos días, y aunque la navidad se aproximaba, le pareció una gran idea el pasar una semana en la propiedad del padre de Anthony, luego de la invitación que les hiciera. La joven sonrió al recordar otro detalle de su viaje, condición incondicional de parte de la tía abuela. La elegante joven recordó el momento en que se lo informó.

Inicio del Flashback

"Candy" dijo la tía abuela, "el padre de Anthony me ha informado que presentará una petición formal solicitando tu mano ante el tío abuelo William."

Candy sonrió. "Sí, tía."

"Eso aún está pendiente de aprobación", concluyó seria, haciendo que Candy sintiera inseguridad. "Pero como los muchachos y tú pasarán la próxima semana de visita en su propiedad, será necesario que a partir de ahora tu presencia cerca de Anthony sea cuidadosamente protegida."

Candy se extrañó. "No comprendo a lo que se refiere, tía".

La elegante matriarca tomó una campanilla colocada sobre el escritorio en el despacho, junto al cual estaba ella de pie, y la tocó rápida pero brevemente.

"Una dama de compañía será necesaria a partir de ahora para ti." Continuó explicándole.

"¡¿Una dama de compañía?!" se sorprendió Candy.

"Así es. El nombre de una dama debe ser cuidadosamente protegido, sobre todo para alguien en tu posición. Eres hija adoptiva del Patriarca del Clan Andley, y además pronto podrías ser prometida al segundo heredero en la línea de sucesión al patriarcado."

Candy se sorprendió, nunca había considerado eso.

"Tu nombre debe ser intachable. Así que a partir de hoy…" Alguien tocó a la puerta del despacho. "Adelante." Dijo distraídamente. "… a donde viajes o salgas de paseo contarás con alguien que te acompañe."

Alguien entró al salón y caminó hacia ellas. "Pero tía-" iba a protestar la bella joven, cuando...

"Dorothy", la tía abuela dijo y miró a la persona a su lado.

Candy se volvió y su corazón se llenó de alegría al ver a su antigua amiga y compañera unos pasos tras de ella. La muchacha llevaba ahora su cabello recogido en un moño elegante y su vestimenta era sencilla pero fina también.

"¡Dorothy!" Candy no podía creer sus ojos. Sin siquiera dudarlo se acercó a la joven y la abrazó emocionada. "¡Dorothy!" dijo con lágrimas en sus ojos.

"¡Buenas tardes, señorita Andley!" le respondió la muchacha conmovida, devolviéndole el abrazo discretamente. Y luego se volvió hacia la matriarca que esperaba en silencio.

Viendo su actitud, Candy comprendió y se volvió también a la señora Elroy, retirando discretamente sus lágrimas de alegría.

"Como decía" continuó muy digna la dama "ahora Dorothy se encargará de acompañarte en todo momento. Está prohibido reunirte a solas con Anthony, sobre todo después de haberse retirado ambos por las noches y mucho menos 'por las madrugadas'." Le dijo con una mirada de implicación.

Candy se sorprendió nuevamente. "¡Tía abuela!, nosotros nunca planearíamos…"

"No hacen falta explicaciones." Le dijo contundente. "Debes entender que sin importar lo inocente de las circunstancias, el qué dirán siempre es importarte. Deberás aprender a tener presente que como una pareja posiblemente comprometida, ustedes dos no deberán hacer algo bueno que pueda dar margen a una mala interpretación. Recuérdalo siempre, Candy."

"Sí, tía." Bajó la vista Candy apenada.

"Una sola palabra o chismoseo malintencionado puede dañar la reputación de una dama irremediablemente. Eso no sucederá en esta familia."

"No, tía."

"Bien, Dorothy, la señorita Candy queda a tu cuidado. Te la estoy confiando con toda la certeza de que velarás por ella sin importar cuánto te rueguen estos dos enamorados."

"¡Tía!" Candy se sorprendió por su afirmación.

"No nací ayer, jovencita." le dijo alzando su ceja, y volviendo su mirada hacia Dorothy, continuó "Bien, eso es todo. Ahora ayúdala a preparar su equipaje para el viaje con el señor Brower."

"Sí, señora Elroy." Hizo una breve reverencia. "Con su permiso."

"Con permiso, tía abuela." dijo Candy haciendo una reverencia también, resignada, y siguió a Dorothy hacia afuera del despacho.

La anciana dama regresaba a su lugar tras el gran escritorio, cuando: "¡Tía abuela!" le dijo la rubia sonriendo con total alegría, "¡Gracias, por traer de vuelta a Dorothy!" le dijo agradecida, asomándose desde la puerta.

Desde la silla presidencial, tras el escritorio, la Matriarca del Clan solo la miró con dignidad y le asintió, regresando su mirada a revisar la documentación del día. Candy sonrió emocionada y cerró la puerta de nuevo. "¡Dorothy!", dijo y salió para abrazar otra vez a su amiga que la esperaba en el pasillo. Riendo las dos jóvenes, se fueron aferradas del brazo, una de la otra, riendo y conversando felizmente. Ya lidiaría con lo de la restricción más tarde.

Fin del Flashback

"No sabes lo mucho que me alegra que estemos juntas otra vez, Dorothy." En la carroza en movimiento, una sincera y elegante Candy de decía a su compañera de viaje, en su camino hacia la mansión Brower. Los muchachos se habían adelantado el día anterior muy temprano y habían pasado una noche de chicos planificada por el señor Brower. Por instrucciones de la tía abuela, Candy viajaría hasta dos días después para reunirse con ellos. Debía reconocer que la señora Elroy pensaba en todo.

"¡A mí también me alegra mucho estar contigo otra vez, Candy!" Le respondió la feliz joven pelirroja.

Después de que la tía abuela encontrara por casualidad a su nieto favorito conversando con Candy en la oscuridad de un pasillo, a la medianoche, no dudó, al día siguiente, en llamar a Dorothy Johnson de vuelta a Chicago.

"¡Estoy tan feliz por ti!", continuó su nueva dama de compañía. "Y sobre todo al ver que el joven Anthony se encuentra ya recuperado, eso lo hace todo aún más especial." Dijo ella con sinceridad.

"Todo fue gracias a ti, Dorothy", Candy le dijo sincera. "Si no nos lo hubieras dicho en ese momento, talvez no lo habríamos encontrado a tiempo" le dijo Candy conmovida. "Gracias, por ser mi amiga, Dorothy." Le dijo, estrechando su mano agradecida, y luego abrazándola por enésima vez.

Dorothy devolvió el gesto con una sonrisa, no podía evitar sentir a la joven rubia como una hermanita pequeña. "Mereces ser feliz, Candy." Le respondió con ternura.

La joven dama de compañía no podía dejar de admirar en la elegante pecosa. Sin importar su afortunada adopción, ella jamás había perdido su espontaneidad y naturaleza generosa en su trato para con los demás. Para ella había sido una verdadera alegría saber que regresaría a cuidarla otra vez.

La relación entre el padre de Anthony y la señora Elroy, para sorpresa de todos, se había vuelto más cercana después del paso de los días. Era claro que gran parte de ese cambio se debía al cariño que ambos profesaban por el joven Brower. Incluso los más antiguos conflictos desaparecían al considerar la posibilidad de haber perdido al muchacho aquella tarde, así que cualquier conflicto que estresara más al muchacho era esquivado por ambos discretamente. Lo cual facilitó el permiso a Candy de quedarse con el señor Brower hasta una semana antes de navidad.

La Mansión Brower era una bella residencia victoriana de catorce habitaciones. La servidumbre se desvivía por atender a las inusuales visitas y a su esquivo amo durante los días que residían en la propiedad. Incluso Anthony encontraba la estancia sumamente acogedora, decorada discretamente con muérdago y coronas navideñas. Le había gustado tanto que decidió que cuando llegara el momento, adquiriría alguna villa similar como residencia, cuando llegara su vida de adultos junto a su pecosa.

Dorothy resultó ser una dama de compañía ejemplar durante la visita. Siempre atenta de su joven amiga y cuando las circunstancias lo ameritaban, dejaba a la joven pareja conversando bajo la vigilancia del capitán Brower, o mantenía una distancia discreta, sin perderla de vista, pero también sin resultar ser intrusiva cuando conversaba con el joven Anthony. Sabía que los enamorados demandaban cierta privacidad, y sabía la naturaleza caballerosa del joven Andley. Pero como le advirtiera su estricta empleadora al platicar con ella aparte:

Inicio del Flashback

"No quiero que asumas nada, Dorothy." Le dijo estricta en el despacho. "Ellos dos son jóvenes, y es la única explicación que necesitas."

"Sí, señora." Asintió la joven mucama.

Fin del Flashback

Para Candy fue un sueño hecho realidad ver a su Príncipe de las Rosas desenvolverse tan feliz y relajado, compartiendo junto a su padre y a sus primos en la tranquilidad de la propiedad Brower. Anthony recordaba vagamente el lugar, pero su padre insistió en que Anthony esperara a estar mejor para aventurarse dentro de los campos aledaños y nevados. Solo lo dejó llegar tan lejos como el estanque de carpas que poseía en la parte de atrás de la propiedad. La comida era exquisita y la convivencia junto a sus alegres primos Cornwell y Candy lo hacían sentirse cada vez con mayor energía, a pesar del clima.

Ver reír a su príncipe era un bálsamo para el corazón de la pecosa, después de tantas penas y preocupaciones compartidas durante ese difícil fin de año.

Los días volaron entre convivencia familiar, historias del capitán en alta mar y juegos de mesa. Ya era 18 de diciembre, cuando Candy se preparaba para acostarse esa última noche de su estancia en la mansión Brower. La joven de cabello rojizo dormía en una habitación contigua a la de ella, unida por una pequeña puerta. La chimenea de la habitación hacía un agradable sonido relajante, y el calor del fuego reconfortaba a la friolenta heredera Andley. Tras concluir sus oraciones, Candy subió a la bella cama de cuatro postes torneados, y Dorothy extendió otra cobija gruesa extra a nivel de sus piernas, y colocó una bolsa de agua caliente bajo las sábanas para calentarle.

"Gracias, Dorothy." Le dijo amablemente la joven. "Ve a descansar, has hecho mucho por mí hoy."

"¿Estás segura de no necesitar mi ayuda mañana temprano?"

"Descuida", respondió sonriente. "Duerme tranquila, Dorothy. Anthony dijo que el señor Brower quería que disfrutáramos de un autóctono desayuno escocés, con todo lo que ello implicaba. Pescar una carpa y traerla a la mansión para prepararla" dijo sonriente.

"¿Y por eso irán a pescar en hielo tan temprano?" dijo la alta muchacha.

"En realidad acompañaremos a Stear a utilizar su nuevo invento para atrapar peces. ¡Así que veremos si el pescado fresco en el desayuno será posible al fin o no!" rió divertida. "Aunque el señor Brower dijo que llevaría dos cañas de pescar, por si acaso."

"Bien, me retiro." Le dijo Dorothy. "Que descanses, Candy."

"Gracias, Dorothy. Descansa tú también." La inocente rubia vio a su amiga irse a su habitación, y cerrar la puerta tras de sí. Unos minutos pasaron y cuando Candy calculó que no regresaría, se levantó rápidamente de su cama y buscando el vestido que había usado, sacó de uno de sus bolsillos una nota doblada. Era un alivio que Dorothy no la hubiese notado. Justo al despedirse de ella esa noche, Anthony había besado su mejilla y había colocado algo en su bolsillo. "Piensa en mí." le dijo suavemente, como todas las noches y luego se apartó para verla marcharse a donde se encontraba esperándola Dorothy, al pie de la escalinata. Por órdenes de la tía abuela, Candy se retiraba temprano, mientras el joven Brower se quedaba junto con su padre y primos unas horas más jugando dominó y ajedrez.

Ella se sentó en la salita de su habitación, junto a la chimenea y abriendo la nota, leyó ilusionada.

"Mi querida Candy:

Estos días junto a ti, en esta casa familiar que no es de los Andley, han sido una gran alegría para mí. No quería dejar pasar esta última noche para decirte lo mucho que extraño nuestros paseos a solas, y nuestras pláticas nocturnas luego de la cena. Pero comprendo a la tía abuela, y aunque innecesario a mi parecer, ya que tú siempre serás mi prioridad, es un alivio ver que nuestro compromiso está siendo tomado tan en serio por la familia, a pesar de aún no contar con la aprobación del tío abuelo.

Te amo, Candy, y nuestra historia juntos apenas comienza. Verás que juntos seremos artífices de nuestra propia felicidad.

¡Que descanses bien, mi dulce Candy! Te veré mañana.

Con todo amor, tu prometido que te adora,

Anthony B."

Un suspiro abandonó los labios de la ilusionada pecosa, al tiempo que llevaba la pequeña nota, de letra caligráfica impecable, muy cerca de su corazón. "Anthony mío…" cerró sus ojos con una sonrisa.

Luego de un momento, apartó la nota de su pecho y cerrándola otra vez, le dio un pequeño beso.

"Nuestra historia juntos apenas comienza", repitió en voz alta para sí, con mucha ilusión.

Candy se levantó del sillón, guardó la nota de Anthony en un libro en su neceser, junto a las otras notas que Anthony le daba cada noche desde su llegada a la mansión Brower, y con el corazón liviano, regresó a su cama. La nieve caía suavemente sobre la mansión y los alrededores. Todos descansaban profundamente, unos más elegantemente que otros. Stear con su camisón de ositos y gorro de dormir dormía atravesado en su amplia cama, roncando. Mientras Archie dormía confortable y elegantemente, inmóvil, sin siquiera despeinarse. El señor Brower con su bata oscura, contemplaba caer la nieve en su propiedad por la ventana de su habitación, una propiedad que por primera vez en su vida podía llamar hogar. Su hijo dormía nuevamente bajo su techo y eso lo hacía sentir una calma que casi había olvidado por completo que existía.

Solo un rubio soñador y una rubia enamorada ni siquiera notaban el paso de las horas. Ambos en sus camas, en diferentes habitaciones; uno recostado sobre su lado derecho viendo hacia el centro de su cama, y una rubia recostada sobre su lado izquierdo, velaban en silencio reflexionando sobre los cambios en sus vidas. ¡Todo había cambiado tan rápido!, lejos habían quedado sus días de libertad recorriendo juntos la propiedad de Lakewood y el pueblo aledaño. Y, sin embargo, a pesar de la pesadilla vivida con el atentado, todo parecía encontrar, poco a poco, su camino ahora. De hecho, ellos mismos parecían vislumbrarlo para sí.

Haciendo una breve reminiscencia, los dos pertenecían a mundos tan distintos al conocerse, llegar al punto en que ahora se encontraban habría sido imposible entonces, pero el destino, a pesar de lo duro del recorrido, había sido generoso con ambos.

Minuto a minuto el cansancio fue obrando su magia, y al cerrar ambos sus ojos, ambos creyeron ver por un momento, la mirada azul y verde del otro, y sin analizarlo mucho, Anthony sonrió casi dormido y susurró, "Buenas noches, Candy."

En su habitación, los labios de la pecosa se curvaron en una sonrisa suave, "Buenas noches, Anthony." susurró levemente, antes de caer en un profundo y pacífico sueño también.

Continuará…

Gracias por su apoyo a esta historia. ¡Espero les haya gustado el capítulo!

Quisiera agradecer a Julie-Andley-00, Mayely león, Guest 1, Sharick, Guest 2, Guest 3, GeoMtzR y Maria Jose M por sus comentarios al capítulo anterior. ¡Muchas gracias! Qué bueno que les guste, y les haya agradado la relación de Anthony con su padre. Siempre he pensado que, a pesar de la distancia entre ellos, la confianza de Anthony era, en parte, un reflejo de saber que contaba con el respaldo de su padre. Cosa que los Cornwell no reflejaban de los suyos en su carácter. ¡Al menos no ante la tía abuela! Ja ja ja!

Estaba publicando dos veces a la semana, pero ahora continuaré publicando solo los miércoles. Creo que es un día que les queda mejor a todas, y les da tiempo de ponerse al corriente antes de topar con el siguiente.

Les envío un gran abrazo! ¡Y muchas bendiciones!

lemh2001

7 de junio de 2023