Capítulo 2

Goten abrió lentamente los ojos, sintiendo una opresión en el pecho y una sensación de debilidad en todo su cuerpo. La visión borrosa y las luces brillantes lo desorientaron por un momento, pero gradualmente pudo enfocar su mirada en su entorno. Se encontraba en una habitación silenciosa, con paredes blancas, una ventana tapada por dos cortinas y un suave zumbido de maquinaria médica que llenaba el aire.

A su alrededor, podía ver los destellos y parpadeos de monitores y pantallas, mostrando líneas y gráficos que indicaban su estado vital. Tubos intravenosos se conectaban a su brazo, suministrando líquidos y medicamentos que supuso que

lo ayudaban en su recuperación. Los pitidos intermitentes de los monitores resonaban en sus oídos, recordándole que había pasado por una experiencia devastadora. Cada latido del corazón, cada suspiro, era cuidadosamente monitoreado, lo que le recordaba la gravedad de sus heridas.

"¿Como sigo con vida?"

Goten se movió con cautela, sintiendo un dolor punzante en su cuerpo. Cada movimiento era una batalla contra el dolor, pero se negó a dejarse vencer. Miró a su alrededor en busca de alguien que pudiera explicar su situación, pero la habitación parecía estar vacía. Solo la presencia silenciosa de las máquinas y el suave murmullo de su propia respiración lo acompañaban.

"¿Dónde estoy?"

El aroma penetrante del desinfectante llenaba el aire, envolviendo la habitación en un ambiente clínico y estéril. Cada inhalación hacía que Goten se sintiera atrapado en una atmósfera fría y desconocida, muy lejos de la calidez y familiaridad de su hogar en el Monte Paozu. Ese olor, aunque necesario para mantener la higiene y prevenir infecciones, despertaba en él una sensación de desasosiego y nostalgia.

El recuerdo del ataque de Cell se arremolinaba en su mente, fragmentos de imágenes y sensaciones que se entrelazaban en una confusa nebulosa. Recordaba la furia desenfrenada de su enemigo, la explosión de energía y el impacto violento que sacudió su cuerpo. Sus amigos, Gohan, Trunks y los demás, se desvanecieron de su vista mientras el poderoso ataque de Cell lo arrastraba hacia la oscuridad de la inconsciencia.

Goten se esforzaba por recordar los detalles, los momentos previos a su caída en la batalla, pero su mente era un rompecabezas incompleto. El dolor y la confusión se entrelazaban en su ser, creando una tormenta de incertidumbre.

¿Habían logrado sus amigos vencer a Cell? ¿este era un hospital en Ciudad Satán? ¿Quién había sido el responsable de traerlo aquí?

Goten cerró los ojos por un instante, tratando de concentrarse en su conexión con los demás, buscando desesperadamente sentir el ki de aquellos que le eran cercanos. Sin embargo, un profundo vacío se extendía en su interior. No lograba percibir la familiar energía de Gohan, ni el distintivo ki del señor Piccolo. Incluso el de Trunks, su compañero de batalla y amigo inseparable, parecía estar ausente.

La preocupación se apoderó de Goten, su corazón latiendo con intensidad mientras luchaba por encontrar alguna señal, algún indicio de que sus seres queridos estuvieran bien. Buscó desesperadamente cualquier rastro de energía, incluso las débiles señales de Yamcha y el Maestro Roshi, pero todo parecía estar sumido en un silencio ominoso.

El peso de la incertidumbre se hacía cada vez más fuerte, nublando su mente y envolviéndolo en una bruma de preocupación. El mundo exterior parecía lejano y desconocido, no sentía nada, como si hubiera sido arrojado a una realidad alterna. La ausencia de los ki familiares era seria, sí, pero la ausencia total de ki era preocupante, era un recordatorio constante de la inmensidad de la situación en la que se encontraba.

Goten contempló la habitación del lo que parecía un hospital a su alrededor, cada detalle adquiriendo una nueva importancia. Las paredes blancas y estériles parecían cerrarse sobre él, atrapándolo en un espacio que le era ajeno. El olor a desinfectante se intensificaba, haciéndole sentir aún más distante de su hogar, de su mundo conocido.

El sonido distante de pasos se acercó a la habitación, y poco después, la puerta se abrió lentamente. Goten dirigió su mirada hacia la puerta de la habitación, esperando ver a alguien entrar y brindarle las respuestas que tanto anhelaba. En ese momento, la incertidumbre y la esperanza se reflejaron en sus ojos.

Una joven de aspecto impecable y etéreo se adentró en la habitación, capturando la atención de Goten con su presencia serena y distinguida. Su piel pálida resplandecía bajo la luz tenue del lugar, contrastando con sus ojos azules pálidos que parecían contener un misterio profundo. El cabello blanco largo y sedoso estaba recogido en una cola de caballo elegante, sostenido por una tiara plateada en forma de carámbano, que añadía un toque de gracia a su apariencia.

Sin embargo, lo que más llamaba la atención era la cicatriz que cruzaba verticalmente su ojo y rostro izquierdos.

A pesar de su presencia aristocrática, la joven irradiaba presencia acogedora y fuerte que trascendía su apariencia delicada.

Su vestimenta también reflejaba su elegancia. Llevaba un vestido corto y brillante que se desvanecía en una gradación de colores, desde un azul grisáceo en el dobladillo hasta un azul pálido en la parte superior. El escote estilo novia realzaba su figura esbelta, mientras que una enagua blanca de tul aportaba volumen y ligereza a su atuendo.

Cuando sus miradas se encontraron, la joven mostró una expresión de sorpresa al ver a Goten despierto. Su rostro reflejaba un destello de curiosidad y un atisbo de alivio. Con paso suave pero firme, se acercó.

"¿Estás despierto?" preguntó la joven con una voz suave y melodiosa, que parecía resonar en el aire.

Goten asintió con la cabeza, todavía luchando por moverse.

"¿Dónde estoy?" preguntó Goten con voz débil, tratando de entender su entorno.

Weiss se acercó mas a la cama, llevando consigo una pequeña bandeja con una jarra de agua y un vaso. Con cuidado, vertió un poco de agua en el vaso y lo acercó a los labios de Goten.

"Estás en la mansión Schnee. Te encontré herido y te traje aquí para recibir atención médica", explicó Weiss suavemente, mientras sostenía el vaso para que Goten pudiera beber. "Por cierto, soy Weiss Schnee, y quisiera saber tu nombre y cómo terminaste en ese estado en el jardín trasero de mi casa".

Goten tomó pequeños sorbos de agua, sintiendo cómo su garganta se humedecía y su sed se calmaba. Miró a Weiss con gratitud en sus ojos, agradecido por su ayuda y cuidado.

"Mi... mi nombre... es Goten, Son Goten", logró presentarse Goten con gran esfuerzo. "No... no sé exactamente cómo terminé... en tu... jardín".

La voz de Goten se desvaneció mientras luchaba por recordar los eventos que lo llevaron a su estado actual. Su mente estaba llena de fragmentos confusos de recuerdos, destellos de batallas intensas y un poder abrumador. Recordaba la pelea contra Cell, la desesperación por proteger a sus seres queridos y la fuerza avasalladora del ataque de Cell. Pero los detalles eran borrosos, como si estuvieran envueltos en una neblina.

Weiss observaba atentamente a Goten, su mirada llena de curiosidad y preocupación. Los ojos del chico mostraban confusión e incertidumbre. Sabía que había más, pero al parecer el chico no lo recordaba.

"Entiendo que puede que no recuerdes todo con claridad", dijo Weiss suavemente, su voz transmitiendo calma. "Pero no te preocupes, ahora estás a salvo. Te encontramos en una condición crítica y te trajimos aquí para recibir atención médica. ¿Recuerdas algo sobre cómo llegaste a nuestro jardín? ¿Algún indicio o pista?"

Goten cerró los ojos, sumergiéndose en lo más profundo de sus recuerdos, buscando cualquier atisbo de respuesta. Imágenes pasaban fugazmente por su mente, fragmentos de una realidad distorsionada. Pero no había nada concreto, solo destellos de caos y destrucción. Cuanto más intentaba aferrarse a los recuerdos, más se desvanecían como arena entre sus dedos.

"No... no recuerdo", admitió finalmente Goten, un dejo de frustración evidente en su voz. "Todo está... borroso. Recuerdo la batalla... contra Cell... pero después de eso, es como si todo se desvaneciera".

Asintió Weiss, comprendiendo la profundidad de la confusión de Goten. Era evidente que el chico no recordaba claramente cómo había terminado en ese estado devastado, más allá de la vaga mención de una pelea con alguien llamado Cell. Sin embargo, alrededor de la mansión no había señales de enfrentamientos recientes. Las cámaras de seguridad no habían captado nada fuera de lo común, y los guardias que patrullaban los alrededores tampoco habían reportado ningún incidente. El misterio de cómo Goten había logrado infiltrarse en la propiedad en tan malas condiciones solo profundizaba el enigma.

Habían transcurrido tres largos días desde que Weiss encontró a Goten en aquel estado crítico. Los médicos habían pronosticado que le tomaría de una a dos semanas despertar debido a la gravedad de sus heridas, pero para sorpresa de todos, Goten abrió los ojos al tercer día. Era un progreso asombroso para alguien que carecía de aura, descartando la posibilidad de que hubiera llegado allí utilizando algún tipo de Semblante para escapar de alguien.

La joven heredera se volvió acercar con cautela al lado de la cama de Goten, observando su rostro demacrado y sus ojos cansados. La preocupación se reflejaba en sus ojos azules pálidos mientras buscaba una respuesta no verbal sobre cómo se sentía.

"¿Cómo te sientes?" preguntó suavemente, con la esperanza de que sus palabras transmitieran serenidad.

Goten, a pesar de su estado delicado, dejó escapar una sonrisa. Incluso con sus heridas y debilidad.

"Tengo hambre..." respondió Goten con una sonrisa tímida. Aunque su voz era débil, el brillo en sus ojos no pasó desapercibido.

Weiss contempló su sonrisa por primera vez desde que lo encontró en su jardín. Había sentido una abrumadora preocupación y confusión. ¿Cómo había terminado aquel chico casi muerto en su hogar? ¿Era acaso un infiltrado de Colmillo Blanco o algún enemigo de la compañía? Nada de eso tenía sentido. Goten no era Fauno y tampoco poseía aura, y sus heridas eran tan graves que ni siquiera podía moverse. ¿Podía ser este chico parte de un mensaje dirigido a su padre? Enviar trabajadores o funcionarios a su hogar podría ser una forma de enviar un mensaje a su familia por parte de Colmillo Blanco. Sin embargo, el chico parecía demasiado joven e indefenso para estar involucrado en asuntos tan oscuros. Además, su padre llevaba varios días fuera de casa en una reunión de negocios.

Tenia que revisar los archivos de los empleados de la compañía y buscar cualquier indicio que relacione a Goten con la compañía Schnee. Pero por ahora, en ese momento, todo eso quedaba en segundo plano. Las preguntas y las sospechas que habían llenado su mente, ahora, en ese instante, todo eso se desvanecía. La sonrisa de Goten le transmitía una extraña tranquilidad, una certeza de que, de alguna manera, todo estaría bien. Era una sonrisa que lograba reconfortarla, aunque solo fuera un poco.

"Le pediré a los chefs que te traigan algo de comida" Prometio Weiss, alejándose un poco de Goten.

"Muchas gracias... por todo", expresó Goten con una sonrisa de gratitud en sus labios.

Weiss cruzó los brazos y evitó mirarlo directamente. "No me agradezcas. Aún tienes que decirme qué hacías en mi jardín trasero y cómo terminaste en ese estado".

"Te lo diré, señorita Weiss", afirmó el joven Son. "Pero es complicado, mis recuerdos están algo borrosos".

La joven se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta. "Iré a buscar algo de comida. Espero que cuando regrese, tus recuerdos estén más claros. No tardaré".

Con esas palabras, Weiss salió de la habitación, dejando a Goten con una última mirada severa. Estaba claro para él que ella estaba decidida a obtener respuestas.

"Vaya chica tan mandona... y amable" pensó el Saiyajin. Su actitud le recordaba un poco a la de Videl cuando la conoció, pero al parecer no era lo único tenían en común: ambas eran ricas. Weiss había mencionado que estaban en una mansión, lo que indicaba que ella también provenía de una familia adinerada.

Los pensamientos de Goten se volvieron a centrarse en sus amigos. No se atrevió a preguntarle nada a Weiss por miedo a la respuesta. Y el motivo de ese miedo era la ausencia de Ki en ella. No podía sentir ni una pizca de energía vital en su ser. Eso era algo imposible, ya que todos los seres vivos del universo poseían Ki,los animales, las plantas, el mar y hasta los extraterrestres, absolutamente todos.

"Bueno... tampoco puedo sentir el Ki del señor Bills y del señor Whis" reflexionó Goten en voz baja. Pero se dio cuenta de que había pasado por alto un detalle importante: uno era un Dios de la Destrucción y el otro un ángel. Aunque sí tenían Ki, era una energía divina que los mortales no podían percibir.

"¿Tal vez ella era un ángel? Ciertamente es suficientemente bonita para considerarlo"

Sin embargo, estaba claro que la situación con Weiss era diferente. Ella se presentó como humana y estaba en una mansión claramente humana. Si fuera un ángel, habría podido curarlo fácilmente. Sea lo que fuera, Weiss era definitivamente humana, pero había algo más en ella. Una extraña energía la envolvía por completo, algo que claramente no era Ki ni magia. Era más sutil y difícil de percibir. Goten apenas se dio cuenta de la presencia de esta extraña energía cuando estuvo a solo unos metros de ella.

"Necesito respuestas..." murmuró Goten para sí mismo, sintiendo cómo una oleada de interrogantes lo abrumaba. No sabía dónde estaba, qué había pasado con los demás, qué había sucedido con Cell y qué era esa extraña energía que había sentido en la habitación.

La ausencia total de ki lo preocupaba profundamente. No podía sentir la energía vital de sus familiares ni de ninguno de sus amigos. Estaba perdido, y no podia sentir ninguna conexión con su hogar. La angustia y la incertidumbre se apoderaron de él, y por un momento, sintió una profunda soledad.

"Necesito concentrarme... pensar como lo haría mi padre o Gohan" se dijo a sí mismo, recordando las enseñanzas de su familia.

"No puedes pensar con el estómago vacío, Goten. Hay que comer para recuperar fuerzas más rápido".

Goten sonrió con cierta ante el recuerdo de la voz de su padre en su cabeza. Sin embargo, sabía que en ese momento tenía razón. Estaba hambriento y necesitaba recuperar sus energías si quería encontrar a sus familiares.

Recordó una vez en la que Gohan lo llevó a la Ciudad Satán para hacer algunas compras para su madre. "Recuerda, Goten, es importante saber siempre dónde estás, es fácil perderse en esta ciudad, y más tu que no tienes mucho control sobre tu Ki"

le había dicho Gohan. "Sí no me encuentras, busca algo que te resulte familiar, un punto de referencia. Si puedes encontrarlo significa que estás cerca de mí. Si no, significa que estás más lejos de lo que crees".

Goten asintió para sí mismo, decidido a seguir el consejo de su hermano. "Necesito investigar y buscar un punto de referencia que me acerque a casa", se dijo, sabía que en esas situaciones nunca estuvo perdido en realidad, su hermano siempre pudo encontrarlo al poder sentir su Ki con claridad, una ventaja que por alguna extraña razón... el no tenía, pero no iba a detenerse por eso, comenzando a explorar la habitación en busca de cualquier indicio.

Examinó cada rincón con atención, buscando algo que pudiera reconocer.

Podía entender el idioma que estaban las máquinas y al poder hablar con la señorita Wess, lo que le dio un poco de alivio al saber que no estaba en un mundo diferente o al menos no completamente. Sin embargo, aún no tenía respuestas a sus preguntas principales.

La presencia de una luz brillando a través de las cortinas de la ventana llamó su atención. Miró hacia la ventana que estaba siendo iluminada por la luz de la lunar, no podía verla debido a las cortinas, pero los rayos lunares siempre le había transmitido una extraña sensación de calma.

"La luz de la luna... la noche... eso significa que no estoy en otro planeta como Namek" reflexionó Goten, sintiendo un poco de esperanza, su padre le había dicho que el planeta de namekusei nunca es de noche, debido a la cantidad de soles cercanos a su orbita. "Al menos hay algo que reconozco".

Aunque seguía perdido y sin respuestas, el joven Saiyajin no se dejaba vencer. Recordó la fuerza y valentía que siempre había admirado en su familia. Sabía que debía mantener la calma y seguir adelante, tarde o temprano se volverían a reunir.

La puerta se abrió de nuevo, y una joven chica de cabello negro, con ojos oscuros y vestida como una mucama, entró con un gueridón lleno de algunos platos de comida. A primera vista, los platos lucían deliciosos y apetitosos. Detrás de ella, la señorita Weiss entró con una expresión tranquila y serena.

"Puedes retirarte ahora, Liz" le indicó Weiss a su sirvienta.

"Así lo haré, señorita Weiss" respondió Liz con cortesía antes de retirarse de la habitación.

La atención de Weiss dejó de estar en la mucama y se centró en Goten.

"Espero que estos platos sean de tu agrado" comenzó Weiss mientras acercaba el gueridón a la cama. Con calma, puso la bandeja en el regazo del chico. "No tienes que comértelos todos, traje variedad, ya que no sabía qué te gustaba".

"¡Muchas gracias, señorita Weiss!" expresó alegremente Goten, tomando los cubiertos y sin perder más tiempo, comenzó a comer a gran velocidad.

Weiss observó con asombro la velocidad con la que Goten devoraba la comida. Aunque había asistido a innumerables cenas y banquetes como heredera de una de las más grandes compañías de Remanente, nunca había visto a nadie comer con tanta voracidad. Sus años de etiqueta y modales refinados parecían chocar con la escena frente a ella. Recordó cómo su familia siempre le inculcó la importancia de tener modales impecables, reflejando los altos valores de su linaje.

Durante su tiempo en Beacon, la academia de cazadores, sus perspectivas cambiaron, y no solo en términos de etiqueta, sino en general. Ver comer a Ruby, Yang o Nora a veces le causaba náuseas, pero se había acostumbrado a ello. Una parte de ella incluso extrañaba esas reuniones en el comedor con su equipo, aunque no por ver cómo comían sus compañeras, sino por la camaradería y la conexión que solían tener.

Sin embargo, lo que estaba viendo ahora en Goten era algo completamente diferente. No se parecía en nada a los malos modales que había presenciado en las cenas de negocios ni a las formas menos refinadas de sus compañeros en Beacon. Goten estaba devorando la comida sin la menor preocupación por la etiqueta o el decoro.

"Aaaah, estaba delicioso" exclamó Goten con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro. "¿Podría traer más comida, señorita Weiss? Aún tengo hambre".

La cara de sorpresa en el rostro de Weiss era palpable. Había traído suficiente comida para alimentar a cinco personas, y ver cómo Goten lo consumió todo con tanta rapidez la dejó completamente desconcertada.

"¡Eso fue... repugnante!" Grito la heredera, recuperándose rápidamente de su asombro. "Nunca había visto a alguien comer con tanta rapidez y falta de gracia en mi vida, ¿tus padres no te enseñaron a modales?"

"Oh, lo siento señorita Weiss, mi madre sí me enseñó, pero normalmente como así junto a mi padre" confesó sin ninguna clase de vergüenza Goten. Su madre siempre le había dicho que no comiera así cuando estuvieran en frente de una chica o en algún lugar con público, especialmente después de lo que pasó en el torneo cuando era niño, pero justo ahora tenía mucha hambre.

"Al parecer, el mal hábito es de familia", murmuró Weiss, dándole a Goten una mirada severa por sus modales. La joven heredera había crecido en un ambiente donde la etiqueta y los modales eran muy importantes, y ver a Goten comer con tanta falta de refinamiento parecía desafiar esas reglas sociales. No podía evitar sentir cierta frustración por ello.

"Pero por ahora, no más comida. Quiero saber cómo terminaste en mi jardín y quiero que me lo cuentes todo" añadió Weiss con firmeza.

Goten tragó saliva, notando el tono autoritario de Weiss, lo cual le recordaba cuando su madre estaba muy enojada con él. Sin embargo, comprendía que ella tenía razón; había muchas incógnitas en torno a su situación, y era hora de enfrentar la verdad.