¡Genderbend!
—¿Qué es todo este desorden?
Misaki se miraba en el espejo. El pelo mojado, en ropa interior, con un montón de prendas dispuestas en todos lados, el maquillaje disperso y el secador de pelo a punto de ser enchufado.
—¡Lo siento! Pero hoy tengo una reunión superimportante y tengo que ir presentable —le dijo a Usami, que la miraba desde la entrada—. Cierra la puerta.
Cerró la puerta, pero entró a la habitación, algo que Misaki no alegó. Se quedó viendo los conjuntos que Misaki se había probado con cierto escepticismo, antes de escuchar el ruido del secador a toda potencia.
La primera diferencia en la ropa de ambas, aparte del tallaje—Misaki era S, mientras que ella M—, eran los estilos de vestir. Mientras que Misaki se decantaba por vestir como si aún estuvieran en los 2000; Usami sentía una profunda afinidad por la ropa elegante, que acentuaba su curvilínea figura y la hacía ver dominante.
Aun así, no negaba que Misaki era la única chica que lograba hacerle doblegarse ante su estilo de vestir; colores pasteles tirados a los tonos cálidos. Por eso mismo, no se sorprendió que al final, de la pila de ropa que había sacado del armario, terminó seleccionando una falda maxi rosada y una blusa del mismo color, que tenía unos volantes en las mangas y bordados de estrellas con dorado.
Se quedó un rato admirando como Misaki se arreglaba. Mientras calentaba el rizador de pelo, se puso la ropa y accesorios, para después proseguir con el cabello. De fondo escuchaba a un grupo de kpop del cual estaba últimamente muy enganchada, y de vez en cuando, Usami la encontró in fraganti, con los ojos puestos en el video musical de la banda.
—¿Quién va a estar en esa reunión? —preguntó Usami, que decidió levantarse de la cama, y tratar de re acomodar el desorden detrás de Misaki.
—¿Por qué?
—Llámalo curiosidad.
Misaki la observó a través del espejo y soltó un rizo.
—Bueno, es una reunión con la imprenta, por lo que Takano-san va a estar, junto a Kirishima-san y su equipo, y Yokozawa-san —comenzó a nombrar tranquila—. A lo mejor también está Isaka-san.
Usami soltó un bufido, se acercó a Misaki, y apartó el rizador con cuidado, para poder besarla con fuerza. Pudo advertir como Misaki abría los ojos y se apartó.
—¡¿Qué haces?! Me arruinaste el labial.
Tal parece que Misaki advirtió la mirada seria de Usami, porque desvió los ojos y jugó con uno de los risos.
—Son puros hombres ¿no? —quiso saber, a lo que Misaki se encogió de hombros—. No me molesta que te arregles tanto, en realidad me gusta, pero… no puedo evitar sentirme nerviosa si pienso que mi linda Misaki va a presentarse tan bonita en una sala repleta de esa especie.
—Es trabajo.
—Un hombre siempre será un hombre.
Misaki se inclinó sobre el tocador, con una sonrisa boba, y dejó que Usami fuera quien terminara de arreglarle el pelo, mientras ella se maquillaba.
—Los celos no son saludables.
—No estoy celosa, solo quiero encerrarte en un lugar donde no puedas escapar y donde la única persona a quien puedas ver sea yo, y así te pueda mimar tanto como quiero.
—Eso es aún peor.
Una vez acabó, Usami la abrazó por la espalda y apoyó la cabeza en el hombro de Misaki.
—No vayas… quédate aquí, yo puedo hacer que Isaka-san no te despida.
—¡Ese no es el punto! —suspiró Misaki, que le dio una palmadita en la cabeza—. Es mi trabajo, Usagi-san, así que te pediré que no interfieras.
Misaki se puso de pie, y Usami no pudo resistir las ganas de volver a besarla. Se veía tan bonita vestida de esa manera, que no la quería dejar escapar de la habitación. Luego de ordenar todo el desastre en la pieza, armar una cartera y perfumarse de pies a cabeza, se fue a la entrada, siendo perseguida por Usami, que parecía un perro detrás de un hueso.
Vio la decepción cuando se despidió de la otra mujer, así que Misaki terminó por rascarse el cuello y suspirar.
—Mira, acabo a las tres ¿Qué te parece si después del trabajo vamos a alguna parte juntas?
—¡Vale! Te pasaré a buscar.
—¡No es necesario!
—¡Está decidido entonces! ¡Que te vaya bien!
Aunque lo dijo con emoción. Usami no pudo evitar sentirse inquieta todo el periodo de tiempo hasta esa hora, así que sin poder concentrarse en el manuscrito que debía entregar en un par de días, se arregló y salió de la casa a eso de las una.
A la salida, se afirmó a la cartera y esperó en la entrada de Marukawa, con una sensación de relajación total que le inundó el cuerpo.
Estaba contenta porque le habían aprobado la propuesta de imprimir la cantidad de copias que ella estimaba como adecuada; claro, Takano como siempre la defendió con su temperamento irascible, pero al final, todo salió bien.
Volvió a reaplicarse el perfume y esperó a que dieran las tres para salir. No obstante, en eso que revisaba el celular en busca de un mensaje, escuchó como la llamaban a espaldas.
—¡Takahashi-San! ¡Espere un segundo!
Misaki se volteó al ver como Kuzama Henmi, uno de los subordinados de Yokozawa, la llamaba con brío. A pesar de no ser un hombre demasiado alto— en parte porque la gran mayoría de la población masculina quedaba como gente baja al lado de Yokozawa—, sí que tenía un rostro bonito, o al menos, una cara alegre.
—¿Ah? ¿Sí? ¿Qué sucede?
Misaki cerró el teléfono y lo guardó de vuelta en la cartera, mientras esperaba a lo que fuera que Henmi quería decirle.
—¿Me preguntaba si tiene algún plan para la tarde?
—¿Por qué?
—Esto… me gustaría invitarla a una cita, claro, si es que no le molesta.
Misaki abrió mucho los ojos, antes de volver a espantarse al escuchar a un gran grupo de hombres que también habían estado en la reunión, que se le acercó a Henmi, furiosos.
—¡Tu bastardo! ¡Te adelantaste! —le gruñó uno de los colegas de Henmi— ¡No lo escuches, Takahashi-san! ¡Por favor, sal conmigo!
—¡No! ¡Conmigo!
Misaki, en medio de esa multitud de hombres, se abrazó a su cartera con fuerza, con el corazón latiéndole a mil. Miró a todos lados, para darse cuenta de que las secretarias de la entrada la miraban con resentimiento, en lugar de estar dispuestas a ayudarla.
—Lo siento, pero, quedé con alguien…
A pesar de lo dicho, los hombres no dejaron de insistir. Misaki se mordió el labio y por un segundo creyó que acabaría aplastada en ese grupo, de no ser porque Takano y Yokozawa, quienes bajaban para fumarse un cigarro, fueron a su rescate.
Entre medio de ambos hombres, Misaki se sintió más segura, aunque profundamente avergonzada.
—¿Acaso no les da vergüenza? ¿Intimidar a una señorita de esa manera? —gruñó Yokozawa, quien dejó que Takano fuera quien comprobara como estaba; Misaki le aseguró que todo estaba bien—. Son unos desgraciados.
Con el corazón tranquilizándose, Misaki dio un paso al frente e interrumpió el alboroto.
—No, se preocupe, Yokozawa-san… estoy bien. Y lamento rechazarlos, pero hoy tengo otros planes.
La sonrisa inocente de Misaki logró que todos los hombres, sin excepción alguna, se ruborizaran. Al menos así fue hasta que sintieron una presencia demoniaca al fondo.
—Cierto, vámonos, Misaki.
Usami, se separó de Isaka y se acercó a Misaki, con profundos pasos. Los hombres, menos Yokozawa y Takano, temblaron ante la presencia de la mujer, que los hizo temer por sus vidas.
—¡Usagi-san! No sabía que estabas aquí.
—Si… larga historia.
—¡Usami, maldita! —gruñó Isaka, que se acercó— ¡No te irás, así como así!
Vio como Aikawa también aparecía en la escena, que corrió con la laptop, mientras soltaba lágrimas desesperadas de los ojos. Misaki la asistió, tratando de tranquilizarla.
—¡Termine el manuscrito, por favor!
—Hoy no puedo, salgo con Misaki.
Tanto Isaka como Aikawa miraron a la chica con acusación a lo que Misaki alzó las manos y frunció el cejo a Usami.
—¡Termina tu trabajo, Usagi-san! —suspiró Misaki, que se acercó a Takano—. Luego hablamos, voy a aprovechar de adelantar algunas cosas. ¡Y más te vale terminarlo!
Sin decir nada más, Takano se encogió de hombros, guardó el deseo de fumar y se fue junto a Misaki de la entrada. Mientras todos los hombres se miraban entre sí confundidos, y Usami era arrastrado a una sala de conferencias.
—¡Ah! ¡¿Y ustedes a que esperan!? —les llamó la atención Yokozawa, que si encendió su cigarro— ¡Al trabajo! Y tu Henmi, ¡te quedas!
El chico, que había sido atacado por sus colegas, ahora recibía palabras de aliento ante el próximo regaño que iba a recibir por parte de su superior.
Al final terminaron a eso de las ocho. Misaki estaba feliz por haber adelantado varios pasos del siguiente proyecto, mientras que Usami, lo único que quería era desvanecerse en ese preciso momento.
Sin poder tener la cita prometida, regresaron a la casa, donde Usami se abalanzó en el sofá y miró a Misaki que dejaba la cartera colgada.
—Acuéstate en la cama, Usagi-san.
La ignoró y se dio media vuelta en el sofá, con los brazos envueltos en un oso de peluche y un puchero en los labios. Misaki trató de hacer oídos sordos a esos desaires, pero al darse cuenta de que continuaban en la casa, se hizo un espacio al lado de las piernas de Usami.
—¿Por qué estás enfadada? Yo debería estarlo por interrumpir en el trabajo y poner a Aikawa en aprietos.
Usami emitió un leve murmullo—Te lo dije…
—¿Disculpa?
—¡Te dije que andarían como lobos hambrientos detrás de un cordero!
Misaki estableció la comparación en la mente, y se cruzó de brazos.
—Tampoco es como si hubiese podido hacer otra cosa.
Usami se enderezó, con las piernas cruzadas y Suzuki-san en medio. Pronto llegó Aki junto a Hiko, que pidieron comida. A lo que Misaki, obedeció y les sirvió en sus comederos.
—Lo sé… —susurró Usami—precisamente por eso me molesta.
—De verdad, Usagi-san, que a veces no puedo entenderte.
—¡Es tu culpa por ser tan adorable!
La actitud infantil que adoptaba Usami la hizo alucinar. Terminó de alimentar al par de animales, y se acercó de nuevo a Usami, con los brazos en jarras.
—Quizás debería contratarte un equipo de guardaespaldas… aunque ellos también podrían terminar por enamorarse de ti.
—No seas irracional.
Misaki se apoyó en la espalda del sofá y vio a Usami confabulando, para terminar riéndose de las estúpidas ideas que se le ocurrían a la otra mujer. Sin pensarlo, le dio un beso en la frente, lo que hizo que Usami se quedara estática.
—Mira, aunque hubiesen sido actores buenísimos, o todo BTS, los hubiese rechazado, tonta —le aseguró Misaki, que fue a tomar la correa de Hiko—. Venga, vamos a dar un paseo, para cobrar esa no salida.
Usami se levantó de un salto, y le dio un largo beso a Misaki. A pesar de los ladridos de Hiko, la mujer no esperó en quitarse la chaqueta y tomarla en brazos.
—Mañana la sacamos a dar una vuelta —suspiró en la boca de Misaki—, pero ya no puedo contener mis ganas de quitarte esa bonita blusa.
Misaki no lo iba a decir en voz alta, pero también deseaba reencontrase con lo que se encontraba detrás de las medias de Usami.
Aikawa le dio un sorbo a la bebida que Misaki le preparó sin poder esconder la sonrisa.
—¡Sensei! ¡Esto es ardiente! —exclamó Aikawa—. Para ser la primera vez que escribe GL ¡Me fascina!
—¿GL? —repitió Misaki, que tomó el manuscrito de Usami— ¿Qué es eso?
Releyó lo que Usami había escrito, con un fuerte sonrojo en las mejillas, sin creerse el cómo el único nombre que había cambiado por completo era el de Akihiko.
—Resulta bastante conveniente que tengas nombre de mujer, Misaki —declaró Usami, que le dio una calada a su cigarro.
—¿Po-porque soy una mujer?
—¡Girls Love! —le señaló Aikawa, que pronto sacó una carpeta de su mochila—. Cierto, Sensei, ya me llegaron las ilustraciones que nos solicitó para este tomo.
Misaki vio los dibujos alucinando, y cayó de rodillas al suelo. Ese era un nivel de perversión inaudito para él.
—Me gusta esta, la Misaki de mi sueño se parece más a ella.
Aikawa tomó nota y Misaki rompió el manuscrito furioso, antes de tomar a Usami por los hombros.
—¿¡Por qué sueñas estas mierdas!?
Mientras Usami era zarandeado con fuerza, Aikawa lo trató de tranquilizar.
—¡Misaki-kun! ¡No lo mates! ¡Aún sirve!
La peor parte era que Misaki no se imaginaba que estaba frente a un próximo fenómeno en ventas de Aikawa Yayoi, que debutaba en el mundo del GL con el pie derecho.
Jueves 22 de junio de 2023
18:08 p.m.
Llevaba mucho tiempo deseando escribir una versión Genderbend de este par (inspirada por los increíbles fan arts que he visto en Tumblr). Estimé, aparte, hacer que solo ellos cambiaran de género, porque me daba risa, el imaginar la reacción de Marukawa, ante una adorable Misaki.
Si les gusta este AU, creo que podría escribir un poquito más de ambas chicas. Takahashi Misaki y Usami Aiko ajaja. Pero ya sería para un fanfic independiente.
