N/A: Seguramente varias personas se darán cuenta de que este obra ya la han leído antes o la temática es similar, y tienen razón, lo es. Esta obra es un remake del remake del remake del remake, es decir: remake^4. Y DEFINITIVAMENTE será el último remake de la obra, este en VERDAD es la definitiva. Y si no es el caso y salgo con otro remake, por favor, mátenme.
También me he informado más sobre el asunto y esta historia trataré de hacerla lo más realista posible. Esta historia tendrá varios giro de la trama, así que preparense :D.
PD: Si les gusta la historia comenten; funcionó cuando me presionan, así que mándenme mensajes si quiere que publique más seguido.
Capítulo 1: El viaje inesperado.
La oscuridad de la noche cubría el cielo. En el pueblo de Royal Woods, Michigan, había una casa particular al igual que sus residentes que lo habitaban y esa era la casa Loud. Aquella casa recibió aquel nombre no solamente por su descripción de ruidosa, sino que también por el apellido de la familia, «Loud».
La familia Loud era una gran familia, y no es una exageración. Conformada por dos padres y sus 11 hijos, 10 hijas y un solo hijo varón.
En una familia tan grande como esa, el caos gobernaba cada día, sin embargo, cuando la noche llegaba, el ruido cesaba. Pero esta vez, uno de sus integrantes, un joven de cabello blanco, vestido con un pijama naranja, estaba despierto; él era Lincoln Loud.
Él salía de su habitación con la intención de ir a por un vaso de agua, sin embargo, al estar en el pasillo vio a su izquierda una línea de luz saliendo de la puerta de la habitación de su hermana pequeña, Lisa. Intrigado, se dirigió a la habitación de su hermana.
Al entrar, vio a su hermana Lisa vestida con su pijama azul. Ella estaba escribiendo con una tiza la pizarra que tenía frente suyo. Ella estaba tan concentrada escribiendo varios cálculos que no notó la presencia de su hermano.
—No, así no debe ser… —murmuró Lisa para sí misma mientras revisaba el pizarrón y la hoja que tenía en su mano izquierda.
—Lisa. —Lincoln la llamó.
Ella al escuchar su nombre dio un sobresalto por el susto. Volteó su cabeza y vio a su hermano con una expresión seria observándola.
—Hola, unidad fraternal mayor. —dijo con una sonrisa nerviosa.
—Lisa. ¿Qué haces despierta a esta hora? Es demasiado tarde para que estés despierta.
Ella al escuchar a su hermano lo miró fijamente, solamente para volver a su estado estoico que la caracterizaba.
—Yo no necesito dormir, necesito respuestas.
Lincoln notó la expresión de cansancio en su rostro, era obvio que su hermana necesitaba dormir.
—Lisa, es tarde. Ve a dormir.
—Solicitud denegada. Estoy en el medio de un gran descubrimiento. No lo entenderías…
—¿Y cuál es ese «gran descubrimiento»?
—Una máquina del tiempo.
Para cualquier persona, la declaración de Lisa sería una tontería, sin embargo, para Lincoln no lo era.
Aunque parezca absurdo, Lisa Loud, de tan solo 4 años, era un gran genio, tal vez una de la más grande del siglo 21. A tan solo a su corta edad, ella había hecho grandes avances en la ciencia, tenía reconocimiento científico y hasta tenía un título de universidad. Además, fue el mismo Lincoln que había descubierto el gran intelecto de su hermana, así que se lo tomo en serio las palabras de ella.
—¿Una máquina del tiempo? —preguntó asombrado.
—Afirmativo. Según mis cálculos, para hacer una máquina del tiempo se necesitaría una tecnología que pueda curvar el tejido del espacio-tiempo de manera controlada. Esta tecnología, debería estar basada en los principios de la relatividad general de Einstein, lo que permitiría la creación de una estructura conocida como «Agujero de gusano», o «Puente de Einstein-Rosen».
» Para manipular el agujero de gusano y permitir viajes en el tiempo, necesitaría controlar y estabilizar su estructura mediante el uso de materia exótica o energía con características especiales —explicó mientras señalaba en la pizarra varios gráficos—. Además, se requeriría una forma de mantener los extremos del agujero de gusano, abiertos y evitar que se colapsen.
Lisa finalizó su explicación y miró a su hermano, él mostraba una clara expresión de no haber entendido nada.
—Mis suposiciones eran correctas, una mente como la tuya no lo entendería. —suspiró.
—¡Oye! Si entendí tu explicación —Se defendió—, creo… —Él mismo dudó de su respuesta.
Lisa rodó los ojos en señal de incredulidad a la respuesta de su hermano.
—Entonces, si has entendido, comprenderás que estoy en el medio de un asunto muy impórtate. Agradecería si te retiraras para que continuase con el desarrollo de mi teoría. —dijo con su tono estoico, sin importarle la expresión de su hermano cuál era de «¿Es en serio?».
Lincoln, al ver la actitud de su hermana, suspiró.
—¿Por lo menos has pensado en las consecuencias de viajar en el tiempo? —preguntó intentando hacer razonar a su hermana para confundirla con su investigación, con la esperanza de hacer que vaya a dormir.
—¿De qué hablas? —preguntó mientras levantó una ceja.
—Ya sabes, paradojas del tiempo que pueden destruir el universo o algo por el estilo. —habló con vacilación.
Uno de los aspectos más discutidos en los viajes en el tiempo, son las paradojas. En las cuales existe la posibilidad de que se produzcan paradojas temporales, como la paradoja del abuelo. Si una persona viajara al pasado y realizara acciones que alteraran eventos clave, podrían surgir situaciones contradictorias. Por ejemplo, si una persona evita que sus padres se conozcan, esto podría llevar a la imposibilidad de su propio nacimiento, lo que genera una paradoja lógica.
Lisa reflexionó sobre las palabras de su hermano, aquel problema no le había pasado en la cabeza. Pues, ella se había entusiasmado en crear el viaje en el tiempo para tener algún que otro premio y no pensó en los problemas que conllevaría hacer tal viaje en el tiempo.
Ella se fue a sentarse a la silla frente su escritorio, apoyó su codo en el mueble, su mentón reposaba en su palma. Cerró los ojos para poder reflexionar sobre aquel problema, no se quedaría dormida, no, ella solo estaba descansando la vista… O es lo que ella creía.
Lincoln miró a su hermana que se había quedado dormida, apoyando sus brazos bajo su cabeza en el escritorio. Suspirando, fue a donde su hermana y la levantó, la llevó a su cama y la arropó.
—Hasta mañana Lisa. —Le dio un beso en la frente.
Él salió de la habitación apagando la luz. Al salir, fue a la cocina por el vaso de agua que estaba buscando, después de tomarlo, fue a dormir. Un gran día le esperaba mañana.
Lincoln habría los ojos, los rayos del sol iluminaban su cara, podía escuchar el escándalo que sus hermanas siempre hacían a la mañana…
«Es temprano y ya están haciendo su escándalo…», pensó Lincoln mientras se levantaba, «Que agradable que son los rayos del sol… ¿Por qué el sol ya está en el horizonte si es temprano?»; miró su despertador que marcaba las 7:15 de la mañana.
—¡Nooo! —gritó alarmado.
La razón por su repentina reacción era que estaba llegando tarde a la escuela, porque él iría caminando ese día y tardaría 30 minutos caminando; y este día era muy importante, no por haber un examen, sino porque irían a una excursión. Y no era una excursión cualquiera, no, era una excursión a otro país, a Óblast de Kaliningrado, en Europa.
Apresurado, Lincoln se cambió y agarró su maleta, bajo las escaleras, y vio a sus hermanas terminando de desayunar.
—¡Chicas! ¿¡Por qué no me despertaron!? —preguntó molesto.
—Intenté despertarte, pero no quisiste, así que te dejé dormir. —dijo su hermana mayor, Lynn jr., con desinterés.
—Sigo diciendo que es injusto que a él le den un viaje a Europa, y a mí no. —expresó molesta su hermana menor, Lola.
Lincoln sabía que discutir con sus hermanas no valdría la pena, lo mejor sería desayunar, pero él no sabía dónde estaba su desayuno o peor, que su hermana Lynn se lo hubiera comido.
Mientras él pensaba que haría, su hermana Luna bajo las escaleras.
—Buenos días, hermano —dijo su hermana mayor, Luna—. Papá te dejo tu desayuno en el microondas.
—Gracias Luna.
Velozmente, empezó a desayunar, mientras él lo hacía, su hermana menor, Lucy, apareció a lado suyo.
—Hola, Lincoln. —le habló a su hermano, pero él se asustó por su aparición sin previo aviso, haciendo que él se caiga.
Lucy es la hermana menor de Lincoln, tiene 8 años. Ella tiene piel muy pálida, casi blanca y su pelo largo negro oculta sus ojos; ella viste un vestido negro.
—Hola, Lucy. —Se levantó del suelo.
—Lincoln, debo darte una advertencia que me ha dicho la abuela Harriet.
La abuela Harriet había muerto hace tiempo, sin embargo, Lucy asegura que puede hablar con ella y también con los fantasmas de los muertos.
—¿La abuela Harriet? —preguntó mientras levantaba la ceja.
—Sí, la abuela Harriet. También me dijo que, si no le creías, que te leyera las cartas para comprobar si sus palabras eran correctas.
—¿Qué te advirtió ella?
Lincoln no creía al 100 % lo que decía su hermana, ya que algunas veces no tenía razón, pero escucharía a su hermana para que no se sintiera mal, aunque esperaba que fuera rápido, no tenía mucho tiempo.
—Ella dijo que tu viaje terminaría en un punto sin retorno, en donde te quedarías atrapado en una aventura con un final trágico. Tus manos se teñirán de rojo, tu mirada se tornará perdida y sombría, reflejando el tormento de tu espíritu. Serás testigo de horrores inimaginables y tus ojos se convertirán en espejos de sufrimiento que nunca habrías experimentado. Serás perseguido por las sombras del pasado, condenado a cargar el peso de tus acciones en cada paso que des. —le advirtió con un tono sombrío.
Lincoln se congeló al escuchar esa advertencia de tal magnitud.
—Oh, por la ciencia. ¿En serio creerás en eso? —preguntó Lisa indignada—. Ya pasamos por esto. ¿Te acuerdas la profecía de las cartas cuando fuimos al parque?
Hace tiempo, su hermana Lucy leyó la suerte de los demás en el día en donde irían al parque. Ella acertó en la mayoría, lo que dejo a Lincoln paranoico, ya que su profecía decía que su viaje terminaría en una tragedia. Sin embargo, en el trascurso de viaje y con ayuda de Lisa, Lincoln se dio cuenta de que los eventos solo fueron puras coincidencias. Recordando eso, Lincoln pudo estar más tranquilo sobre las palabras de su hermana.
—Tienes razón, Lisa —Miró a Lucy—. Lucy, yo creo que estaré bien. —le dijo con una sonrisa.
—Hermano, debes escucharme. —suplicó con su tono estoico.
Lincoln vio a su hermana, ella claramente estaba preocupada por él. Suspiró resignado.
—Está bien, Lucy. Escucharé su advertencia. —le habló para calmarla.
—Eso no es suficiente, necesito comprobar algo primero. Suspiro.
Y si, ella dice «Suspiro» en vez de suspirar.
—¿Y qué es?
—Déjame que te lea las cartas, con eso sabré si las palabras de la abuela Harriet estaban en lo cierto.
Lincoln quiso negarse, estaba apresurado, pero sabía que lo mejor era terminar este asunto de una vez.
Se maldeciría internamente más tarde.
—Está bien…—Suspiró—. Pero primero guardo mi burrito.
Lucy sonrió, después saco de su bolsillo un fajo de cartas. Las acomodo y las puso en la mesa. De pronto el ambiente que los rodeaba se volvió tenso. Lincoln tragó saliva al sentir un mal presentimiento.
—Con humildad y respeto, me abro al flujo de sabiduría universal. Pido que las energías del Tarot me guíen con claridad y veracidad en esta lectura. Que la luz ilumine el camino del consultante y que las respuestas revelen la verdad que necesita conocer en este momento. Que así sea. —pronunció ella.
—Esto carece de sentido. —Lisa dijo mientras se retiraba del lugar.
Lincoln miró a su hermana Lucy con curiosidad y temor. De un movimiento veloz, ella sacó la primera carta…
—La Torre… —Aunque su tono no lo muestre con claridad, ella estaba angustiada.
Su hermano lo miró sin saber el significado de la carta, ella decidió sacar otra, tal vez solo era una coincidencia. La segunda fue «La Muerte», tal vez pudiese ser otra coincidencia. La última carta que sacó fue «Los diez de Espadas».
«Esto no puede ser…» pensó ella. Según la interpretación de las cartas del Tarot, la advertencia de su abuela difunta estaría en lo correcto. Las cartas que ella había sacado, eran muy semejantes a la advertencia que su abuela profetizaba. Por lo tanto, Lucy sabía que su hermano estaba en peligro.
—Hermano, estás en un gran peligro. Las cartas aseguran que la advertencia de la abuela Harriet está en lo cierto —le habló preocupada—. No debes ir al viaje. —le advirtió.
Para Lincoln, la advertencia no generaba confianza para ir aquel viaje, sin embargo, pensó que tal vez era un truco de su hermana para que él no vaya, pues él fue el único de la familia que tendría ese viaje a Europa. Tal vez sus hermanas estaban celosas, o es lo que él creía. Y estaba en lo cierto.
—Agradezco tu advertencia Lucy, pero iré al viaje. ¿Qué es lo peor que podría pasarme? —Se levantó de la silla y fue a por su maleta—. Ya me voy chicas. Las veo en una semana. —Se despidió.
—¡Escucha la advertencia de la abuela!
—¡Lo haré! —gritó mientras se alejaba de la casa a paso veloz.
Unas cuadras después, Lincoln empezó a hablar.
—Hola, chicos. —le habló al espectador, rompiendo la cuarta pared—. De seguro se preguntarán «¿Qué está pasando, Lincoln?». Lo que pasa es que mi clase con otras dos más irán a una excursión a Óblast de Kaliningrado, en Europa. ¿Pueden creerlo?
Mientras caminaba, se encontró en su camino a una señora mayor, tal vez tendría unos 80 años. Su cabello era blanco debido a su vejez, estaba vestida por un pantalón marrón, un suéter morado y usaba unos zapatos. Aquella mujer se le quedó mirando fijamente a Lincoln, él se incomodó por su mirada, pero deicidio saludarla al pasar.
—Hola… —saludó a la anciana.
—¿Lincoln eres tú? —preguntó con un tono de esperanza.
Lincoln volteó a verla, se sorprendió al escuchar su nombre, eso no se lo esperaba, pero tal vez ella lo conocía.
—Sí, ese soy yo. —Le sonrió.
—Eres tú… —habló emocionada y abrazó al niño.
Por el lado del chico albino. No sabía cómo responder aquel gesto, no conocía aquella anciana, pero para su fortuna ella deshizo el abrazo.
—No puedo creerlo, han pasado años desde la última vez que te he visto. —Sus ojos formaban unas pequeñas lágrimas.
—Disculpe señora, pero ¿la conozco?
—Más de lo que crees… —Ella abrió la boca, pero pronto la cerró, como si estuviera recordando algo importante—. Lincoln, ¿Por casualidad estás yendo a un viaje?
—Si… Estoy yendo a una excursión a otro país. Siento ser descortés, pero ¿Quién eres?
—¿Aquella excursión es en Europa? —Ignoró la pregunta.
—¿Cómo sabe eso? —preguntó confundido, él no había visto nunca a esta señora.
—Es ist also noch nicht passiert. —dijo ella confundiendo a Lincoln.
—¿Qué? —hizo una mueca de confunción.
—Escucha atentamente esto Lincoln. Debes ser fuerte, no importa lo cruel que sea el mundo, debes ser fuerte. No importa si caes, debes levantarte, aunque parezca el fin de todo y creas que no hay esperanza… Debes levantarte y seguir luchando. —le habló con un tono maternal—. Prométeme que serás fuerte Lincoln.
Lincoln: Lo-lo prometo.
—Soy Müller. Recuerda eso Lincoln, me recordarás cuando sea el momento.
Aquella mujer se despidió con un abrazo a Lincoln, después se marchó. Lincoln estaba muy confundido por lo que acababa de vivir, para él eso fue… Raro. Después de sacudir su cabeza para olvidar lo que acababa de suceder, siguió caminando a su escuela.
Un gran día esperaba por recorrer para Lincoln
Habían pasado varias horas desde que habíamos visto por última vez al albino. Él actualmente se encontraba perdido en algún lugar del bosque cerca de Kaliningrado, capital de Óblast de Kaliningrado. De seguro se estarán preguntando «¿¡Pero qué ha pasado!?», y lo que sucedió fue que…
—¡Alguien me escucha! —gritó a todo pulmón esperando que alguien lo escuchara—. ¿¡Por qué esto me tuvo que pasar a mí!?
La situación de Lincoln era complicada, él estaba asustado por haberse perdido y su paranoia le estaba haciendo pasar un mal rato. Múltiples escenarios habían creado su mente, en donde no había un final favorable para él, solo su muerte. Él debía calmarse. Lincoln se dio una cachetada para conservar la cordura, inhaló y exhaló a un ritmo lento. Poco a poco, él se fue calmando.
Analizó su situación, él estaba perdido en mitad del bosque por su descuido y su curiosidad… Ah, y sin olvidar de su acto completamente estúpido, lo que lo llevo a estar en esta situación.
—Bien, Lincoln. Recuerda todas las lecciones de supervivencia que has aprendido —se dijo a sí mismo.
Ya algo calmado, Lincoln deicidio que lo mejor era seguir caminando, tarde o temprano debería llegar a alguna carretera, y si tenía suerte, a la ciudad. Su caminata era tranquila, los sonidos de la naturaleza y el hermoso paisaje que estaba en su alrededor, eran tan pacífico que Lincoln olvido por unos momentos que se había perdido, y simplemente estaba en un viaje de tranquilidad.
El otoño era agradable.
Mientras seguía caminando, un mal presentimiento se hizo presente, él reconoció esa sensación, fue la misma que sintió al llegar aquí. Saliendo de unos arbustos, Lincoln sintió que un balde de agua fría le cayó encima de él, cuando su vista se encontró a una persona desangrándose en el suelo.
Lincoln se congeló, no sabía qué hacer, simplemente se quedó mirando. A unos metros suyos, pudo ver a un hombre de traje verde oliva, tirado en el suelo, desangrándose. El joven Loud recobro la conciencia y miro asustado la situación, estaba viendo un cadáver. Sin embargo, el hombre daba pequeños espasmos, él todavía seguía con vida.
El chico corrió hasta el hombre para ayudarlo, o por lo menos intentarlo. Se arrodilló ante él haciéndole señales para que reaccionara, ambos se miraron fijamente. Sin previo aviso, el hombre le sujeto el brazo a Lincoln.
—Lincoln… —dijo el hombre moribundo.
Lincoln no sabía cómo aquel hombre sabía su nombre, todo estaba pasando muy rápido para él. El hombre sacó de su bolsillo un pequeño reloj, era un reloj de bolsillo de color dorado. Él intentó levantarse, pero no pudo, puso el reloj en las manos de Lincoln, y lo apretó.
—Lincoln, debes completar la misión. Debes hacerlo…
De pronto, unos sonidos de disparos sonaron cerca de donde estaban ellos. Lincoln, naturalmente, se asustó, miró desesperado al hombre, él lo miró aceptando su destino.
—Vete… Debes huir Lincoln. Corre hacía a lo profundo del bosque y aprieta el botón del reloj, pero que nadie te vea al hacerlo. —Su voz le imploraba que le hiciera caso.
—Pero… pero. —Intentó refutar, pero no podía.
Él tenía miedo.
—¡Vete ahora! Ellos ya están aquí. ¡Vete antes que te maten!
Aunque Lincoln no quisiera dejar al hombre a su suerte, no tuvo otra elección que hacer caso al hombre. Se levantó y huyo a lo profundo del bosque, mientras en su mano derecha mantenía fuertemente el reloj. Se detuvo cuando sus piernas no pudieron correr más, cayó al suelo mientras respiraba hondo.
Miró el reloj que le había dado el hombre, aquel reloj parecía uno normal, pero en la parte superior del medio, estaba escrito «23/1/1943».
«¿Por qué esto debe pasarme a mí?», pensó él; estaba cansado, miró el reloj, el botón para ser más exactos.
No supo por qué lo hizo, tal vez fue su impulso de tocar botones, tal vez la curiosidad, o tal vez algo más, pero lo hecho ya estaba hecho. Lincoln, sin saberlo porque, apretó el botón que le había indicado el hombre. Al hacerlo, un fuerte destello blanco iluminó el lugar. Lincoln Loud había desaparecido del lugar.
Lincoln Loud había dado paso a un punto sin retorno, en donde lo desconocido lo esperaba. Las palabras que se le habían advertido se volvían realidad, pero él aún no lo sabía.
