Capítulo II

Un Hombre Pelirrojo caminaba por los pasillos del Ministerio dando grandes zancadas. Su larga capa se levantaba por la velocidad con la que avanzaba. Sin preguntar, abrió de golpe la Oficina del Jefe de Aurores. Una Mujer se encontraba hablando con este mientras tenían muchos documentos y recortes de periódico sobre la mesa. Ambos fijaron su mirada al recién llegado.

-¡Weasley! ¿No ves que estoy ocupado? Espérame afuera. La Mujer regresó la mirada a los papeles sobre la mesa, ignorando su presencia. El apretó la mandíbula y habló fuerte.

-¿Por qué le asignaste la Misión de BiBury a Harry? Me habías dicho que yo me haría cargo. – Kingsley volteó nuevamente hacia él furioso.

-¿Y que querías? ¿Qué te esperara? ¡Hubo otro asesinato! Y tú aún no volvías. Además, esta vez hubo un testigo.-

-¡Podrías haberme llamado! Habría regresado de inmediato. Sabes que le he seguido la pista desde hace meses. Y creo saber el Móvil de los asesinatos.-

-¡La victima fue un Muggle!- le contestó alzando la voz. Ron arrugó el entrecejo y se quedó en silencio. Esa información era nueva. El asesino que había estado persiguiendo, solo había atacado a gente Mágica, pero era la primera vez que asesinaba un Muggle. – Podría no ser el mismo- continuó hablando Kingsley. – Por eso envié a Harry a investigar. Si hay alguna conexión con lo que tienes, entonces los asignaré a ambos en la misma Misión. Por lo pronto, debemos esperar para saber que encontró Harry.-

-Déjame ir con Harry!- le suplicó. El Jefe de Aurores lo miraba en silencio. Apretó los labios y se tocó las sienes. – Se por qué quieres este caso Weasley, pero no es ético mezclar emociones, puede hacerte perder la objetividad-

-¡No será así! ¡Lo Prometo!- le dijo con determinación.

-¿Qué pasará si descubres que este asesino tuvo que ver con la desaparición de tu hermana? ¿Podrás traerlo para ser juzgado siguiendo los protocolos…? ¿Esconderás tus emociones, y no querrás hacer justicia por tu propia mano?- Ron apretó los labios y tomó aire.

-¡Lo haré! Seguiré las reglas.-

-¡Bien! Puedes tomar el caso. – té daré las coordenadas de donde está Harry. –

-¡Gracias, Señor!-


Harry se encontraba de nuevo en el Area del bosque, donde había visto a la figura la noche anterior. Parecía no ser más alto que Él. Al parecer podía hacer magia sin varita y fue muy astuto para que él no pudiera verlo. Lo único que pudo distinguir fue el largo cabello pelirrojo que sobresalía de la capucha. Pero eso no significaba que fuera mujer. Sin embargo, algo le pareció muy familiar. Su perfil era muy fino para ser Hombre, pero no podía asegurar nada. Aunque, la niña Alice aseguraba que quien había asesinado a su Padre, era una Mujer. Empezó por investigar a la familia. Así que se dirigió a la Comisaría del Pueblo.

-¡Buenos días!- saludó

-¡Buenos días!- le contesto el guardia.

-Soy de la USKF, necesito hacer unas preguntas.- le dijo Harry mostrándole una placa de las Fuerzas Especiales, que el departamento de Aurores les tenía dado. El hombre lo miró con fastidio.

-¿Qué quiere saber? – le preguntó. Harry mostró la fotografía del Señor Beaumont.

-Este hombre. ¿Cuál es su historia?-

El Guardia vio la fotografía.

-No hay mucho que contar- dijo el Guardia. – Trabajaba su propia Tierra, como todos en el Pueblo, y salía a la ciudad dos veces por semana a vender verduras. Su Mujer ayudaba como cocinera en el comedor de la escuela, dejo dos hijos. Una familia que no daba problemas. Una lástima que haya muerto, no sabíamos que tenía problemas del corazón. – Harry lo escuchaba con detenimiento.

-No hay nada que se les hiciera extraño o que no era común en la rutina de él o su familia?- El guardia lo pensó un momento.

- Nada extraño… aunque hubo una vez que llegaron unas personas a visitarlos, vestían raro, nunca los habíamos visto por el pueblo. Algunos dijeron que Beaumont les dijo que eran sus parientes. Estuvieron aquí una noche, pero ese día, la noche estuvo muy fría, y hubo aullidos de lobos mucho más fuerte que siempre, era raro, además, todos en el pueblo, platicaron que habían sentido mucha tristeza la noche anterior, y habían recordado cosas del pasado que los hacían sentir infelices, fue una noche muy extraña para todos.- Harry escuchó atentamente y lo anotó en una libreta.

-¡ Muchas Gracias! Fue de gran ayuda- El guardia inclinó la cabeza agradeciendo. Y luego dijo.

- Beaumont no murió de un paro cardiaco, ¿verdad?, si no, ¿Por qué estaría usted aquí? – Harry solo lo miro un momento y salió inclinando también la cabeza. No iba a revelar nada que pudiera alertar a los habitantes. Sin embargo, este nuevo dato le indicó que el Hombre fallecido tenía contacto con Magos. Habría que saber quiénes eran los que lo frecuentaban. Tal vez regresarían por la familia. Regresó al Hostal donde estaba hospedado, casi se muere del susto cuando al entrar a su recámara vio la silueta de alguien en la oscuridad.

- ¡Tardaste mucho! ¡No tienes nada de comer aquí! ¡Muero de hambre! ¿De que te has estado alimentando?- le decía Ron con tranquilidad. Harry respiro hondo.

- Pudiste avisar que venías. Casi muero del susto. ¿Qué haces aquí?-

- ¡No es obvio! Vine a ayudarte con el

Caso. Y por lo visto, también a ayudarte a que te alimentes. – le dijo poniéndose de pie y saliendo de la habitación.

-Voy por comida, ¿Vienes?-

-Me quedare un rato. Debo revisar algo-

-¡Como quieras!-

Ron salió de la habitación que daba a la calle del Pueblo. Miraba a todos lados buscando alguna fonda donde vendieran comida. ¿por qué no aprendió el encantamiento para hacer comida? A Hermione le salía muy bien. Se puso serio al recordarla. Se habían distanciado después de que El se obsesionara con la búsqueda de su hermana, su relación terminó cuando ella le dijo que había encontrado a alguien. Se culpaba por ello, porque abandonó completamente su noviazgo. No la había vuelto a ver, desde ese día. Seguramente tenía la vida que merecía, una vida que él no podía darle. Resopló. –¿ Es que en este pueblo no hay restaurante?- dijo en voz alta. De pronto el cielo se nubló y la luz del día fue reemplazada por una oscuridad haciendo que pareciera que la noche había llegado. Ron sacó su varita. Pensó qué tal vez eran dementores, solo que no se sentía la ausencia de felicidad. Varias figuras encapuchadas aparecieron surcando el cielo. No podía verles el rostro, pero se veían como Jóvenes y adultos. Ron se ocultó detrás de una pared, quería esperar a ver que hacían. El grupo de encapuchados empezaron a dirigirse hacia una casa. De pronto, en medio de su camino apareció una enorme cortina de humo, lo que detuvo el paso del grupo de Magos. Cuando este se disipo, Pudo ver otro grupo de encapuchados, solo que este era comandado por una persona menuda y bajita que parecía ser el líder. Ambos grupos se pusieron en posición de lucha. La figura menuda del segundo grupo comenzó a mover las manos y enseguida, los del otro grupo salieron disparados a cierta distancia. Lo que dio oportunidad para que avanzaran, al parecer a la misma casa. Ron salió de su escondite y comenzó a seguirlos. Los gritos de una mujer lo alertaron. Entro de golpe a la vivienda y solo pudo ver como en medio de unas llamas negras desaparecía el líder con una niña. Los demás encapuchados se dieron cuenta de su presencia.

-¿Quiénes son ustedes?- dijo en voz alta y con la varita en alto. Una de las figuras se acercó a él.

- Dile a Harry que se aleje. ¡No es su lucha!, es nuestra. No se interpongan.- De pronto escuchó- ¡Desmaius!- cayó al suelo y vio cómo salían luces de las varitas de todos ellos, pensó que era para él pero se dio cuenta que el otro grupo de encapuchados habían llegado a ellos y empezaron una lucha. Ron se arrastró en medio del cruce de maldiciones hacia un área alejada de la batalla que se estaba dando. Una mano lo jalo por el brazo. Ron se volteó asustado.

-Pero, ¿Qué?-

Harry había llegado hasta él. – Se llevó a Alice- dijo Harry

-¿Cómo?- preguntó Ron desconcertado

- La hija del Muggle, se la llevó la líder. La de la Llama Negra. – Ron entendió enseguida. La líder había desaparecido en una llama Negra con una niña abrazada.

-Tenemos que ir con ellos y atrapar a uno. Debemos saber, a dónde se la llevo y para qué –

- De acuerdo!, a la cuenta de tres. Uno, dos…- y salieron ambos hacia el campo de batalla.

-Desmaius!-

-Expelliarmus-

Ambos se unieron y pronto fueron desapareciendo uno a uno los encapuchados de cada bando. Harry apuntó su varita a uno que intentaba huir. -¡Impedimenta!- Harry y Ron corrieron hacia el. – Incarcerous- pronuncio Ron y unas cuerdas ataron de pies y manos al individuo. Cuando le quitaron la capucha ambos abrieron los ojos incrédulos. Un figura bien conocida por ambos, su rostro redondo y dientes saltones. Los miraba de una forma extraña.

-No tenían que atraparme. No es su lucha. –

-¿Y entonces de quién es? – preguntó Harry

-¡No querrás saberlo! Ninguno de ustedes necesita saberlo-

-¿En qué andas metido?- le preguntó Ron. – Tenías que seguir con tus plantas, ¿Por qué atacan Muggles?-

-¡No puedo responder a eso!, ella se enterará que hablé y ustedes estarán en problemas-

-¿Ella?, ¿Quién ella?. ¿Hablas de la líder? ¿La que se llevó a la niña en medio de llamas negras?- El Hombre no respondió y solo lo miraba fijamente.

-¡Habla Neville!-

-¡No puedo, Harry! ¡Lo siento! Ella no quiere que te involucres. Aún eres importante. ¡Relashio! – dijo, y a Continuación las cuerdas se aflojaron . Momentos después la figura de Neville desapareció. Dejándolos a ambos en medio de la oscuridad.