Dulce Bellum Inexpertis
Han pasado ya siete meses desde mi transformación y tres desde que terminé con la vida de Od. Hoy debería ser mi cumpleaños. Hoy debería estar con mi mujer e hija celebrando, pero aquí estoy, en la tundra, contemplando las llamas del tercer vampiro que eliminé. Mi primer encuentro con un vampiro desde mi duelo con Od fue mientras vagaba por unos callejones cerca de Bulgaria. Lo sorprendí mientras se alimentaba de un vagabundo. No fue difícil encontrarlo, el olor de los vampiros es bastante peculiar, a diferencia de los humanos, y es obvio conectar los puntos cuando están cazando.
Lo sorprendí por la espalda usando la daga que hice. Fui directo a por la cabeza y no hubo necesidad de luchar, ya que el tipo estaba demasiado sediento para haberme detectado. No pude hacer mucho por el vagabundo, ya que estaba más que muerto cuando lo encontré. He reflexionado mucho desde que partí de Himmelsburg, en lo que soy ahora, en lo que puedo hacer, en cómo darle sentido a todo lo que cambió durante el fatídico año 2005. Solo hay tres cosas claras para mí ahora. Uno, mi vida ya no volverá a ser como antes. Dos, debo aceptar todo lo que pasó porque ya no hay forma de cambiarlo, y tres, mi nueva existencia me ha traído un gran poder.
Después de mi tercer encuentro con un vampiro aquí en la tundra, me he dado cuenta de que no hay especie conocida que pueda hacerles frente. No existe, que yo sepa, un ser tan peculiar, como si desafiara todas las leyes naturales. Lamentablemente, mi existencia estará ligada a esta especie, ahora que soy uno de ellos, me veo obligado a adaptarme y sobrevivir como sea. La tercera vampiresa que tengo aquí, consumiéndose por las llamas, ofreció mucha más resistencia. Era una mujer muy territorial y me di cuenta de que, si bien mis habilidades físicas son un poco más bajas que las de un vampiro promedio, la daga ha sido clave para salir con vida, por ahora.
Después de estos encuentros, me planteo la idea de comenzar a cazar a los de mi propia especie. ¿Qué más puedo hacer para honrar tu muerte, Marie? ¿Qué más puedo hacer para honrar a nuestra querida Lucero, que no llevaba siquiera un mes de nacida y tuvo un destino tan cruel en las fauces de tal demonio? Tengo miedo de caer, de terminar siendo como Od, como Anastasia, como los otros dos vampiros que maté. Hay cosas peores que la muerte, y esta es una de ellas. Pero vagar por el mundo sin rumbo durante la eternidad es igual de tortuoso, y tú jamás me perdonarías el suicidio. Y como te quiero, honraré tu voluntad a como dé lugar.
Mis habilidades para comunicarme con el mundo digital también me han hecho percatarme de lo horrible y lo podrido que está el mundo. Al final, Od tenía razón, muchos humanos no son mejores que los vampiros, incluso han ido más allá en cuanto a destrucción se trata y en cómo tratan a sus propios semejantes. La corrupción política, la guerra, el narcotráfico, la delincuencia, el abuso hacia todas las personas inocentes y animales, hacia la vida y la naturaleza. ¿Debo ser yo el que salte a hacer algo? ¿Puede una sola persona, perdón, un solo vampiro hacer algo? Quizás sea algo que me dé un propósito, una razón para mi eterna existencia. Si voy a vivir para siempre, que sea con un propósito.
He hackeado cámaras y otros medios de comunicación en Himmelsburg, y parece que desde los últimos acontecimientos no ha habido actividad sospechosa alguna. Destruí el búnker del Sr. Bauer para no dejar evidencia de lo que hice allí, de mis planes, armas, pruebas de la existencia de los vampiros, de Od ni de Anastasia.
Anastasia, cómo me has arruinado la vida. ¿Dónde estarás? Huiste como una cobarde cuando tu protector más te necesitaba y me usaste para tus propios intereses en mi momento más vulnerable. Desde que huiste no he podido rastrear tus patrones de caza ni ubicarte por satélite. ¿Qué estás tramando? Apenas puedo rastrear tu olor en algunos lugares, pero desde que dejaste a Od no has cazado, eso puedo casi asegurarlo. Me repugna e indigna pensar que besé a la mujer responsable de la muerte de mi familia, pero debo concentrarme en encontrarte antes de que hagas más daño o encuentres a un nuevo incauto que caiga en tus encantos y pase por lo mismo que pasé yo. Después de todo, eres la responsable de mi creación, y te lo haré saber sí o sí.
También he percibido señales sospechosas desde mi pueblo, Santa María, donde están Nacho, Sofía y Tomás. Aún pienso en lo que Sofía me contó sobre el comportamiento sospechoso de Tomás y Nacho, y ahora que soy un vampiro, todo tiene mucho sentido. Es muy probable que ellos se hayan convertido, y que la responsable sea una tal Amalia.
Llevo conmigo la daga, unas granadas de gas pimienta y otras de aturdimiento. Me he dado cuenta de que tener sentidos más agudos también tiene sus desventajas, y al usar estas granadas puedo distraer a otros vampiros antes de darles el golpe final, pero debo ser cuidadoso al usarlas, ya que también me afectan a mí. A pesar de todo lo que tengo, necesito más información, necesito averiguar más sobre mi especie, sobre su mundo, sus patrones de caza y sus debilidades, y mejorar las armas que tengo. Debo ser más efectivo.
Hay mucho por hacer y no sé por dónde empezar. Rastrear a Anastasia me ha sido difícil hasta ahora, así que sigo vagando sin rumbo. Me detengo, escucho la calma de la naturaleza y medito. Quizás mi don me ayude a detectar alguna señal importante.
Mientras medito, escucho una tenue señal de un satélite, ese zumbido que recorre todo mi cuerpo. Ahora me concentro y establezco una conexión. El satélite se convierte en mis ojos y mis oídos, y comienzo a ver y escuchar.
La primera señal interesante proviene de Armenia, detecto movimientos de camiones y armas. Veo a gente transitando entre edificios sospechosos y me preparo para correr. Desde la tundra me muevo rápidamente, guardo mi daga y salto montañas y bosques, acercándome cada vez más.
Me adentro en un pueblo pequeño, deambulo por los lugares sin ser visto y detecto varios edificios con señales de wifi, computadoras bien equipadas, armas y muchos camiones. Paso un par de noches descifrando las señales y escaneando sus servidores. "Hmm, los camiones llevan gente..."
Después de un par de horas, logro iniciar sesión remota en varios servidores que utilizan Tor. Es una mala señal, deben estar escondiendo algo como páginas de la red profunda. Las cámaras indican que hay tráfico de personas. "Estos tipos trafican personas". Ahora que sé lo que hacen, debo descubrir quiénes son sus clientes, pero primero debo adentrarme en los algoritmos de la red Tor para encontrar el primer y último nodo de cada ruta del tráfico en línea. Analizo cada entrada en su red junto con su encriptación. Me duele la cabeza al descifrar, pero debo hacerlo. Para descifrar los nodos, he secuestrado sus propias máquinas y otras a través de internet, en las cuales he implantado malware que me ayuda a decodificar la información. Así, junto con todas esas computadoras, podemos trabajar en equipo y rastrear la información. Bingo... Tengo la lista de clientes.
Ahora tengo las direcciones IP de cada individuo y con eso puedo rastrear sus ubicaciones geográficas, ver qué tienen en sus máquinas e ir a visitarlos. "¡Dios mío! ¡Los videos, las fotos! Hacen contenido prohibido y lo distribuyen". Y no discriminan a nadie... No, no puedo tolerar esto, es demasiado. He visto demasiado, esto debe detenerse.
Mi corazón se hunde. Antes, cuando era solo un informático forense, cada vez que descubría estas cosas, se las entregaba al jefe y ellos arrestaban a los responsables. Pero las páginas no caían, las volvían a subir a lugares remotos donde las leyes no llegaban, donde había corrupción, y eso me llenaba de impotencia. Ahora las cosas son diferentes, ahora... está aquí mismo, a unos metros de mí.
Me levanto y me acerco al lugar. Tienen guardias armados en todas las entradas, pero estoy cansado de que en el pasado no se haya hecho nada. Esta vez no dejaré que mueran. Los susurros ya han trazado un plan, tengo todo calculado, cómo y por dónde. Salto al medio...
Al terminar rompo la puerta, vienen varios y siguen los disparos…
"ahhg…"
"Uhggg.."
Escucho gritos y quejidos, pero solo me preocupa una cosa, terminar con esto rápido. Golpeo la puerta siguiente y aparecen un par más, esta vez solo con pistolas.
"*snap.." Al hombre de la pistola.
El siguiente intenta llamar a un teléfono…Me muevo rápidamente hacia el.. "*snap.."
Entro en la última habitación donde percibo la dulce fragancia humana y me encuentro con un grotesco espectáculo. Un hombre tiene a una pobre chica maniatada, mientras una videocámara graba en vivo. Me conecto rápidamente a la red y cierro la sesión, obteniendo acceso a sus cuentas bancarias para obtener información adicional. El individuo enmascarado intenta atacarme con un machete, pero rápidamente le rompo el pie y luego el cuello, como hice con los demás.
Finalizo la sesión antes de que puedan grabarme y examino todo lo que encuentro. Libero a la chica...
"Por favor, no me mates, te lo suplico", me ruega. "Espera, espera..." le digo tranquilamente, "Vengo a ayudar... ¿dónde están los demás? Cálmate, cálmate..."
"¡Solo déjame! No quiero morir... quiero volver a casa..."
Intento calmarla, pero ella termina huyendo. Observo que hay suficiente evidencia para incriminar a la policía, pero... ¿para qué? ¿Para que sean liberados? ¿Para que toda esta podredumbre simplemente se traslade a otro país?
Desde la ventana veo a mucha gente corriendo. Probablemente, la mujer liberó a las demás personas que estaban atrapadas, pero su mirada hacia mí no es la misma que la del vagabundo drogadicto que rescaté aquella noche de sus traficantes. No, esta vez, soy uno más, como aquellos hombres que la tenían cautiva.
Entendí todo cuando me di cuenta de lo que dejé atrás. Un montón de cuerpos esparcidos por los pasillos y por fuera del lugar. Fue un estallido de ira, un momento de frustración en el que me dejé llevar. Eso para un vampiro es una tormenta, pero para los humanos es una masacre. ¿Qué he hecho? No recuerdo haberme sentido así cuando destruí la base en Kazajstán. Parecía una zona de guerra, una carnicería. Hace apenas un año, ni siquiera sabía cómo disparar un arma de fuego, y ahora debo haber matado a unas veinte personas.
Me arrodillo y reflexiono sobre la situación, sobre lo que soy y lo peligroso que puede ser si no me controlo. No puedo permitirme dejarme llevar, no debo hacerlo.
