En hueco mundo, un perpetuo silencio se extendía por las arenas, acompañado por los jadeos intensos de un joven Shinigami.
—A-aizen...
—Urahara Kisuke. Tan poderoso y débil a la vez.
Sosuke Aizen estaba de pie a unos metros de un arrodillado y debilitado Urahara, rodeados de grandes escombros pertenecientes a una gran estructura ya caída.
—Yoruichi-san nos está esperando, ¿No quieres volver a la Sociedad de Almas?
—Tú, no v-volverás, n-no mereces-
—Bankai, Kokoro no Ky[@...
La visión de Urahara se volvía borrosa, no escuchaba nada más que su propio pulso, no sentía nada más que su propia sangre navegando su piel.
—(¿¡Que debo hacer ahora?!)
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Nos ubicamos en una de las aulas de la Academia Shinigami, en la poderosa y firmé Sociedad de Almas 1900 años después de su creación/200 años atrás del canon actual aproximadamente.
La puerta del salón se abre meticulosamente, evitando que un balde de agua se caiga de la puerta.
Al salón entra un chico con un uniforme similar al de sus otros dos compañeros. Su cabello es de color beige y sus ojos son grises.
Una chica está sentada en uno de los pupitres del salón, con su cabello moreno corto y su mirada dorada penetrante.
—No me esperaba que fueras capaz de hacer esas tonterías, Kisuke. —dice Yoruichi con un irónico tono de voz.
—Gracias por el halago, Yoruichi-san, mire los pasillos, no hay rastro de Unohana-sama.
—Te van a dar una paliza. Kisuke. En serio, no lo hagas. Si alguien pasa por esa puerta y le cae ese balde de agua encima, olvídate de ser capitán- (es interrumpida por kisuke).
—Yoruichi-san, a mí me parece una oportunidad para darles una lección a cuando llegan tarde a darnos clases. Necesitamos volvernos fuertes, despertar nuestro bankai y defender a la Sociedad de Almas como es nuestro propósito. —afirmaba con gran orgullo sobre el poder de su raza.
Yoruichi aparentemente detecta algo, pero aparta la mirada, mirando únicamente a la ventana que se ubica en el lado izquierdo del salón.
—Ura...(no, no es tan idiota, ya se dará cuenta) —pensó Yoruichi desinteresadamente.
—Tu sí me apoyas, ¿verdad Aizen? —preguntó Kisuke
Al fondo del salón, se encuentra Sosuke Aizen, un chico de cabello castaño que llevaba puesto unos lentes. El Shinigami estaba escribiendo en un cuaderno mientras, aparentemente, escuchaba la conversación.
—Por supuesto, Kisuke. Solo por ser los tres prodigios del año no significa que sea de baja prioridad el entrenamiento para nosotros. —respondió Aizen con una sonrisa amistosa.
Yoruichi sigue mirando por la ventana, pero finalmente decide unirse a la conversación. —¿Qué pasa, Yoruichi-san? —pregunta Urahara ya extrañado por el comportamiento de su amiga.
—Kisuke, no te metas en problemas.
Kisuke le responde con una sonrisa: —No te preocupes, Yoruichi-san. ¡Yo siempre estoy un paso adelante de mis rivales!
—¿Quieres decir que tienes un plan para todo? —Aizen se integró a la conversación con genuina curiosidad
—¿Tu no?
Aizen se reacomodo los lentes, respondiendo: —A veces das miedo.
—Como sea, Yoruichi-san, ¿escuchaste sobre el nuevo Kenpachi?
—¿Nuevo Kenpachi? —pregunto Yoruichi volteando sus ojos dónde Kisuke
—Si, ocurrió hace unos días, como sabrás, el anterior Kenpachi era, emm, un poco tranquilo para ser un Kenpachi, y no dió mucho apoyo en el sacrificio de los Quincys, el onceavo escuadrón estaba desesperado por sangre, así que buscaron por mucho tiempo en toda la sociedad de almas a alguien digno de enfrentar, y lo lograron. Kenpachi Kiganjō, ese es su nombre.
—Eso paso hace unos días...el ascenso del décimo Kenpachi, —Yoruichi soltó un gran suspiro— tal vez no me lo hubiera perdido si no fuera por los viejos de mi clan.
—Eso fue lo más interesante que ocurrió este mes, que aburrido.
—Kisuke se sentó frente a la puerta
—Escuche que unos seis Shinigamis se habían perdido, se dice que fueron secuestrados y llevados a el mundo de los hollows, ¿eso no entra en tu lista del mes? —preguntó Aizen
—No es tan raro que desaparezcan Shinigamis, especialmente si son de bajo rango. Hace unos años también desaparecieron Shinigamis, más de una docena, esos tontos persiguieron a un grupo de hollows a su mundo.
—El incidente que mencionas paso hace siglos. Es preocupante, no solo los Shinigamis han llegado a desaparecer, si no también almas del Rukongai. —respondió Aizen.
—¿Que no otro grupo de Shinigamis también había desaparecido el mes pasado? —preguntó Yoruichi.
—No lo se, pero las desapariciones de Shinigamis han ocurrido desde siempre, hay tantos casos que ya da igual. —respondió Kisuke
Antes de que la conversación continuase, la puerta del salón se abrió de golpe, dándole de paso un fuerte golpe a Kisuke que lo mandó a rodar.
El balde de agua que Kisuke había colocado encima de la puerta cayó y mojó por completo a la recién llegada Shinigami.
Kisuke tartamudeó mientras trataba de mantener la compostura: —U-U-Unohana-s-s-sama...¿Por qué demoro ta-tanto?
Yoruichi suspiró mientras miraba a Kisuke, sabiendo que había metido por completo la pata. —No tienes remedio, Kisuke, idiota, ¿Cómo no detectaste que Unohana-sama ya estaba por el pasillo?
Yoruichi miro de reojo a Aizen, quien retornó su escritura.
—(Si fue obra suya, le sacaré los dientes)
