Capítulo 15:
Takuya no podía apartar la vista de Tommy con Izumi, no podía creerlo. ¿Desde cuándo ellos dos hablaban? fue lo que pensó. En su interior, se mezclaban una multitud de sentimientos; una amarga mezcla de sorpresa, traición y una pizca de melancolía por tiempos pasados. Observó cómo Tommy y Izumi conversaban animadamente, riendo como si el tiempo no hubiera pasado desde la última vez que se vieron.
Consideró la idea de acercarse y enfrentarlos, pero decidió que no era lo mejor, porque no quería verle la cara a Izumi. La cercanía de esos dos le recordaba a los momentos compartidos, cuando él también formaba parte de ese círculo de amistad inseparable.
"Rina, vámonos a casa", dijo Takuya con un tono de voz serio, tratando de disimular la tormenta emocional que se agitaba en su interior.
Rina lo miró confundida y preguntó, "¿Qué pasa, Takuya?"
"Nada, pero olvidé que tengo algo importante que hacer en casa", respondió él, forzando una sonrisa que apenas alcanzaba a ocultar su incomodidad. Luego, se dio media vuelta para marcharse, tratando de alejarse de la situación que le causaba tanto dolor.
Rina lo observó perpleja, sin entender completamente el cambio de humor de su amigo. Sus ojos curiosos y preocupados rastrearon la mirada de Takuya, siguiendo la dirección en la que él había estado observando. Volteó su mirada y se quedó sorprendida. Ahora todo tenía sentido. Frente a ella, a poca distancia, estaba Izumi, quien en el pasado fue su mejor amiga, junto con Tommy. ¿Ella de nuevo?" fue su pensamiento al ver a la rubia desde lejos.
La miro por unos segundos más, luego se dio media vuelta para alcanzar a Takuya.
Akemi se encontraba sentada en su cama, sumida en pensamientos agitados sobre cómo debía lidiar con la presencia avasalladora de Izumi en su vida. Una parte de ella se sentía mal por siquiera considerar esos pensamientos, después de todo, en algún momento, consideró a Izumi como una amiga cercana. Sin embargo, ahora todo había cambiado drásticamente. Izumi le había arrebatado al hombre que amaba, y ese doloroso hecho había dejado una huella imborrable en su corazón.
Además, Akemi notaba con tristeza que, con la llegada de Izumi, la dinámica entre ella y sus amigas de toda la vida, Naomi y Ayemi, también se había desequilibrado. Antes, su amistad era sólida y llena de afecto, pero desde que la rubia apareció en sus vidas, todo parecía haber dado un giro inesperado. Akemi se sentía excluida y aislada, como si Ayemi y Naomi la hubieran reemplazado con Izumi.
"Algo debo hacer", pensó Akemi con determinación. "Lo primero que necesito es lograr que Naomi y Ayemi se alejen de Izumi, que ambas vuelvan a estar de mi lado. Solo así podré, poco a poco, sacarla de mi vida".
La sonrisa que se plasmó en el rostro de Akemi reflejaba la chispa de determinación que se había encendido en su interior. Había recordado una conversación matutina con Naomi que ahora le brindaba una idea clara para llevar a cabo su plan.
Akemi se levantó de su cama con determinación, una sonrisa dibujada en su rostro. Sabía que para llevar a cabo su plan, necesitaba acceso a la computadora de Izumi. Con paso decidido, salió de su habitación y se dirigió hacia la habitación de su antigua amiga.
Respiró profundamente y tocó suavemente la puerta. No había respuesta, lo que le dio la oportunidad de abrir la puerta cuidadosamente. Entró con cautela y cerró la puerta tras de sí, procurando ser discreta.
La habitación de Izumi reflejaba su personalidad extrovertida y alegre. Akemi notó los detalles que la hacían única, desde las fotos de viajes hasta los objetos decorativos que adornaban el lugar.
Finalmente, encontró la computadora de Izumi, y con cuidado, se acercó a ella. Se sentía un poco nerviosa, pero recordó el propósito de su visita y se centró en ello. Encendió la computadora y esperó pacientemente a que se iniciara.
Una vez que la pantalla mostró el escritorio, Akemi frunció el ceño al darse cuenta de que la computadora de Izumi estaba protegida por una clave. La frustración la invadió, pero se negó a rendirse. Con determinación, recordó que debía estar relacionado con Kazzy. Se tomó unos minutos para reflexionar y buscar en su memoria cualquier pista que pudiera revelar la clave. Recordó cómo Izumi solía contar anécdotas divertidas sobre el nacimiento de Kazzy, especialmente la hora en que llegó al mundo: "23:59", había dicho con una sonrisa en el rostro.
Convencida de que había dado en el clavo, Akemi no pudo evitar sonreír también. Esta información era el boleto para acceder a la computadora y continuar con su plan. Con cuidado, ingresó "2359" como contraseña y, para su alivio, la pantalla se desbloqueó, permitiéndole el acceso.
Con el corazón latiendo acelerado por la emoción, Akemi se sintió decidida a poner en marcha su plan. Sabía que debía actuar con cautela y compasión, manteniendo en mente el bienestar de todos los involucrados. Con una sonrisa determinada en el rostro, ingresó al correo electrónico de Izumi.
El cielo se tiñó de oscuridad a medida que la noche caía sobre la ciudad. En el comedor, la tensión era palpable. Takuya estaba sentado impaciente en el sofá, esperando ansiosamente ver a Tommy. Sentimientos de furia, dolor y traición se entrelazan en su interior, formando un nudo en su estómago.
Tommy sabía perfectamente cuánto había sufrido Takuya desde que Izumi lo abandonó, y aún así, decidió encontrarse con ella en secreto. Esta revelación había golpeado a Takuya con fuerza, haciéndole sentir traicionado por su amigo más cercano.
Con los brazos cruzados y la mirada clavada en el reloj en la pared, Takuya no podía dejar de repasar los pensamientos que lo atormentaban. Recordaba los días en que él y Tommy compartían risas y secretos, y cómo solían apoyarse mutuamente en los momentos más difíciles. Ahora, esa confianza parecía haber sido quebrantada.
La espera se hizo más larga a medida que el tiempo pasaba. La ansiedad y la frustración crecían dentro de Takuya, quien se preparaba para enfrentar a su amigo y aclarar todas sus inquietudes.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, se escucharon unos ruidos de llaves. Takuya se puso de pie rápidamente y, con el corazón acelerado, abrió la puerta para encontrarse cara a cara con Tommy.
La tensión en el aire era palpable mientras se miraban en silencio. Takuya tomó una profunda bocanada de aire, intentando controlar las emociones que lo embargaban.
"Tommy, te estaba esperando", dijo Takuya en tono serio mientras se cruzaban en el camino del parque. "Hoy te vi con Izumi."
Tommy se sintió paralizado, sin saber cómo reaccionar o qué decir. Al encontrarse con la mirada del castaño, percibió la tristeza reflejada en sus ojos, lo que hizo que se sintiera culpable y angustiado. Permanecieron en silencio, sus miradas fijas, mientras la tensión en el aire se volvía cada vez más palpable.
Finalmente, Tommy rompió el silencio, su voz suave pero cargada de pesar. "Takuya, déjame explicarte", dijo, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que había sucedido.
Takuya mantuvo su mirada en su amigo, anhelante por entender lo que estaba pasando. Quería escuchar sus palabras y comprender por qué Tommy estaba con Izumi y desde cuando estaban en contacto.
Takuya sintió que su mundo se tambaleaba ante esa confesión. "Todo este tiempo, él sabía dónde y cómo estaba ella", fue su doloroso pensamiento. Se sentía herido, como si la confianza que había depositado en su amigo se hubiera quebrantado.
"No te dije nada porque ella me lo pidió. Takuya, tú eres mi amigo, pero ella también lo es, y realmente me sentía mal por ocultarte esa verdad", trató de explicar Tommy, con el corazón en la mano.
Sin embargo, la frustración y la ira estaban presentes en Takuya. Se sentía abandonado nuevamente, esta vez por su amigo más cercano. "No creo que te hayas sentido tan mal, porque nunca dijiste una sola palabra", expresó molesto. "Tommy, sabes perfectamente lo que sufrí por su abandono, pero eso no te importó, porque guardaste silencio todos estos años."
Tommy bajó la mirada, consciente de que había herido profundamente a Takuya con su silencio. "Lo siento mucho, Takuya. No quería lastimarte."
La tensión entre Tommy y Takuya era insoportable mientras sus emociones se enfrentaban en un torbellino de dolor y traición.
"No lo puedo creer todavía, cómo me traicionaste", expresó Takuya, su voz temblorosa por la rabia.
"No te traicioné...", intentó defenderse Tommy, pero fue interrumpido por un grito furioso de Takuya.
"¡Claro que sí!", gritó con furia. "Te callaste durante todos estos años, me viste llorar por ella y no te importó una mierda. Fuiste cómplice de su engaño. Seguramente tú sabías que ella se iba a ir con otro."
Tommy negó con la cabeza, desesperado por explicarse. "Takuya, te juro que no sabía que Izumi se iba a ir. De hecho, le insistí muchas veces que regresara para hablar contigo", imploró sinceramente.
El castaño soltó una risa irónica. "No puedo creerte, no confío en tus palabras", respondió con amargura y desconfianza.
"Takuya, te estoy diciendo la verdad. Unos meses después de que se fue, recibí un mensaje en mi celular de un número desconocido. Era Izumi, me habló angustiada porque se había enterado de que estaba embar…" Tommy se callo al segundo al darse cuenta de lo que estaba diciendo.
Takuya lo miró sorprendido, ansiando escuchar la continuación de esa revelación. "¿Qué?", instó a Tommy. "Continúa con lo que estás diciendo".
Tommy vaciló por un momento, sus emociones luchando entre contar todo o guardar silencio. Pero finalmente, rendido ante la sinceridad, continuó: "Olvidalo, Takuya".
"¡Dime de una vez, Tommy, porque no voy a poder seguir manteniéndome! Desde que te vi con ella, tengo ganas de golpearte", expresó Takuya con voz tensa y temblorosa por la rabia y la tristeza.
Tommy sintió un nudo en el estómago, sabía que lo que diría podría desencadenar aún más conflicto, pero también entendía que la verdad era la única opción. "Izumi me dijo que estaba embarazada", finalmente confesó, sintiéndose vulnerable y expuesto.
Takuya miró a Tommy con incredulidad, tratando de asimilar la impactante revelación. "Así que... ¿Izumi tiene una hija?", preguntó con voz entrecortada.
Tommy asintió con tristeza. "Sí, Takuya. Cuando me contactó después de irse, me confesó que estaba embarazada. Al parecer, tuvo una hija unos meses después de su partida."
El corazón de Takuya latía con fuerza mientras su mente intentaba procesar la noticia. La idea de que Izumi pudiera tener una hija con el hombre con el que lo engañó durante tanto tiempo era desgarradora. " Ahora entiendo. Se fue porque se quedó embarazada de su amante", dijo con una mezcla de dolor y enojo.
El rostro de Takuya se transformó en una mezcla de sorpresa y confusión. Las palabras de Tommy resonaron en su mente, y poco a poco la ira empezó a mezclarse con la comprensión. La situación era más complicada de lo que había imaginado.
El ambiente en el comedor se volvió aún más tenso con la entrada de Kouji, quien se sorprendió al escuchar la conversación y la confesión de Tommy.
"¿Izumi tiene un hijo?", preguntó sorprendido Kouji, buscando confirmación de lo que acababa de escuchar.
"Es una niña", confesó Tommy con la mirada baja, sintiéndose abrumado por la situación.
Takuya, aún lleno de rabia y dolor, negó con la cabeza. "Todo este tiempo, Tommy sabía dónde estaba ella y que tuvo una hija con su amante", acusó con voz cargada de frustración. "Tommy nos traicionó."
El silencio reinó en el comedor mientras las palabras de Takuya resonaban en el aire. Tommy sabía que no podía negar la verdad, y se sintió culpable por haber guardado silencio durante tanto tiempo.
Kouji, confundido por la revelación, no pudo contener sus emociones. "Ella no me dijo que tenía un hijo", dijo sin pensar, compartiendo su propia sorpresa y decepción.
La mirada de Takuya se volvió hacia Kouji, y en ese momento, explotó de furia. "¿Tú también hablaste con ella? ¡Maldita sea!", gritó con una mezcla de enojo y desesperación.
Kouji miró a Takuya, su mirada reflejaba una mezcla de nerviosismo y culpa mientras confesaba: "Sí, justo ayer la vi y hablé con ella".
Takuya, incrédulo y con el corazón encogido, pasó su mano por su rostro intentando procesar la noticia. Sus mejores amigos lo habían traicionado, y la sensación de desilusión era abrumadora. "Ahora falta que Kouichi y Jp también confiesen que estuvieron con ella. Todavía no puedo creer cómo me ocultaron eso. ¿Qué clase de amigos son?"
"Takuya, al contrario de Tommy, yo tampoco sabía nada de ella hasta que la vi ayer. Apenas conversamos un poco", explicó Kouji, con la mirada gacha, sintiéndose arrepentido por no haber sido honesto antes.
"¿Y por qué no me dijiste eso?" preguntó Takuya, su voz mezclada con dolor y enojo.
"Porque no sabía cómo ibas a reaccionar. Takuya, eres muy terco, pero te digo la verdad. Planeaba decirte que me había reencontrado con ella, pero esperaba el momento indicado", respondió Kouji sinceramente, buscando alguna forma de remediar la situación.
Los tres amigos permanecieron en un tenso silencio. Tommy, preocupado y sintiéndose atrapado en medio de la disputa, quería explicar más pero sabía que ya había compartido demasiado. Además, sentía que no era su lugar revelar más detalles sobre Izumi y su situación.
"Takuya, lo siento mucho", dijo Tommy con sinceridad, deseando encontrar una forma de sanar la amistad dañada. "Sé que cometí un error al guardar silencio, pero no puedo decir más. Es importante que hables con Izumi para aclarar todo esto".
" No quiero saber nada de Izumi. Y no sé si puedo perdonarlos, especialmente a ti, Tommy. Los creí mis amigos y me han terminado desilusionando", expresó Takuya con un nudo en la garganta, antes de alejarse rápidamente, sin darle oportunidad a sus amigos de responder.
Tommy y Kouji sólo pudieron mirar impotentes mientras veían cómo Takuya se iba, la tensión en el aire era palpable. El sentimiento de culpa los invadía, y ambos deseaban poder encontrar una manera de arreglar las cosas.
Izumi y la pequeña Kazzy ingresaron a su habitación después de haber pasado un día cálido junto a Tommy. La niña corrió alegre hacia su cama y se acostó sobre ella, sintiendo aún la emoción de las aventuras compartidas.
"¿Te gustó conocer a tu tío Tommy?" preguntó Izumi con una cálida sonrisa, mientras se recostaba en la cama junto a Kazzy. La luz del atardecer se filtraba suavemente a través de las cortinas, tiñendo la habitación de tonos dorados y cálidos.
Kazzy asintió enérgicamente, sus ojos brillando con entusiasmo. "¡Sí, mami! Tommy es increíble, me contó historias emocionantes, y mira lo que me regaló, este lindo peluche", respondió Kazzy emocionada, mostrando el tierno regalo.
"Me alegro mucho, hija. Luego hablaré con él para volver a vernos y repetir este día, ¡seguro será genial!" dijo la rubia, contagiada por la felicidad de su hija.
Antes de que Kazzy pudiera responder, Ayemi entró corriendo a la habitación, con sus brazos abiertos tomó a la niña y la hizo girar con entusiasmo.
"Tía Ayemi, ¡me mareo!" exclamó Kazzy entre risas, disfrutando de la espontaneidad de su tía.
"Ay, mi pequeña traviesa, ¡te extrañé tanto!" expresó Ayemi, con los ojos brillando de alegría por reunirse con su sobrina.
"De verdad, Ayemi, no exageres. Kazzy solo estuvo unas horas afuera", comentó Naomi, acercándose a sus amigas.
"Para mí, ¡fueron las horas más largas de mi vida! ¡Sabes que mi sobrina es única y especial!", afirmó Ayemi, besando la mejilla de Kazzy con cariño.
Naomi, deseosa de conocer más detalles sobre la salida nocturna de Ayemi, comentó con una sonrisa juguetona: "La verdad es que no sufriste mucho porque prácticamente dormiste todo el día. Creo que te oí llegar al amanecer".
Izumi observaba a sus amigas mientras intentaba disimular la preocupación que había estado rondando su mente desde la conversación previa con Naomi. La inquietud sobre una posible infidelidad de Ayemi se había instalado en sus pensamientos, y necesitaba aclarar la situación para tranquilizarse.
"¿En serio, Ayemi? Me imagino que no estabas sola durante la madrugada", dijo Izumi, buscando saber más sobre la misteriosa salida nocturna de su amiga.
"Y no es solo esa salida. También se pasa largas horas hablando por telefono escondida." añadió Naomi
Ayemi se mostró seria al responder: "Sí, estuve acompañada, pero no es nada de lo que están insinuando". Dejó suavemente a Kazzy de nuevo en la cama, consciente de la tensión en el ambiente.
Izumi suspiró, sintiendo cierto alivio al escuchar la negativa de Ayemi, pero aún con dudas en su mente. Miró a su hija y le dijo con ternura: "Cariño, ve a la habitación de tu papá para que lo saludes. Dile que dentro de unos minutos iremos con ustedes".
Kazzy asintió obediente y salió corriendo de su habitación hacia la de su padre. La niña siempre había sido su mayor prioridad, y quería asegurarse de que estuviera bien atendida mientras conversaba con Ayemi.
Una vez que Kazzy se marchó, el silencio llenó la habitación, creando una atmósfera tensa entre Izumi y Ayemi. Izumi sabía que necesitaba abordar sus preocupaciones para aclarar cualquier malentendido.
"Ayemi, no estoy insinuando nada, quiero intentar evitar que te equivoques y que salgas lastimada. Quiero cuidarte porque eres mi amiga", dijo Izumi con tono preocupado, mirando directamente a los ojos de Ayemi.
Ayemi, sintiéndose molesta, soltó una risa irónica y cruzó los brazos. "¿Cuidarme? Ya sé que fuiste tú, Naomi, con el chisme a Izumi. Lo único que quieres es saber si estoy engañando a Francisco."
Naomi bajó la mirada por un momento, sintiendo una mezcla de culpa y frustración. No esperaba que Ayemi descubriera su intento de protegerla. "Lo siento, Ayemi, nunca quise que lo supieras de esa manera. Es solo que... Francisco es mi amigo también, y no quiero que ninguno de ustedes salga lastimado."
"No me hagas reir Naomi. Tu solamente quieres cuidar a Francisco y no entiendo porque, en realidad si se porque, porque aun no superas que él me haya elegido a mi. Aun sigues dolida" Ayemi soltó las palabras con un tono mezcla de sarcasmo
Naomi clavó su mirada en Ayemi con ojos enrojecidos por la ira. "No soy ninguna dolida. Si en su momento me dolió, pero ya lo superé. Le conté esto a Izumi porque no me parece justo que engañes a Francisco. Él es un buen hombre, y no merece ser lastimado así."
Ayemi dejó escapar una risa sarcástica y, con voz desafiante, respondió: "¡Tenía razón! Sigues enamorada de él."
"Chicas, vamos a calmarnos. Podemos hablar de esto con calma", intervino Izumi, tratando de calmar la situación. "Ayemi, Naomi tiene razón en preocuparse. Si algo está pasando entre tú y Kouichi, es importante que seas sincera contigo misma y luego con Francisco."
"¡Qué parte no entienden! ¡No lo estoy engañando! Kouichi es solamente un amigo", gritó Ayemi, con frustración claramente reflejada en su rostro. "Además, ustedes no deberían meterse en mi vida. Izumi, en vez de estar cuidándome a mí, deberías seguir tu propio ejemplo, ¿no? Y Naomi, creo que es momento de que superes tu obsesión con Francisco."
Izumi mantuvo la mirada fija en Ayemi, sin desviar la atención ni un instante. Su expresión se tornó seria, mostrando una determinación palpable. "¿Qué quieres decir con seguir mi ejemplo?", preguntó con voz firme.
Ayemi se sintió acorralada por la respuesta de Izumi, pero no retrocedió. Mantuvo su mirada desafiante y respondió con vehemencia: "Tú lo sabes muy bien, "Aida" No te hagas la desentendida. Es hora de que enfrentes tus propios sentimientos y decisiones."
Naomi, por su parte, luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. "No es una obsesión, Ayemi, te lo juro. Solo quiero verte bien y protegerte de cualquier dolor."
Ayemi resopló con incredulidad, sintiendo que su frustración alcanzaba un punto de quiebre. "Tu protección me está sofocando, Naomi. No necesito que decidas por mí o que te preocupes tanto. ¡Soy capaz de cuidar de mí misma!"
Las palabras de Ayemi resonaron en el aire, creando un incómodo silencio entre las tres amigas. El peso de la tensión se hizo presente en el ambiente, y ninguna de ellas sabía cómo romper el hielo.
El sonido del teléfono de Ayemi cortó bruscamente el tenso silencio en la habitación, provocando un ligero sobresalto en las tres amigas. Ayemi se mordió el labio mientras metía la mano en su abrigo para sacar el teléfono, una sensación de aprensión se apoderó de ella al ver el nombre registrado en la pantalla.
"Lo que faltaba", pensó Ayemi con cierta resignación mientras aceptaba la llamada y llevaba el teléfono a su oído. Trató de ocultar cualquier indicio de incomodidad en su voz mientras respondía: "Hola, Francisco".
Naomi y Izumi intercambiaron miradas discretas, conscientes de la complicada situación en la que se encontraba su amiga. Se mantuvieron en silencio, respetando su privacidad mientras Ayemi sostenía la conversación.
"¿Por qué ya no me contestas mis llamadas y tampoco, respondes a mis mensajes, Ayemi?" La voz de Francisco sonaba cargada de dolor y frustración. "Sé lo que estás haciendo, sé que me estás engañando."
El corazón de Ayemi dio un vuelco. No sabía cómo reaccionar ante esas acusaciones. "¿De qué estás hablando, Francisco? No te estoy engañando", replicó, intentando mantener la calma.
"¡No me mientas! ¡Izumi me envió un correo diciéndome que abriera los ojos y que estabas con otro! ¿Cómo pudiste hacerme esto?" El tono de Francisco denotaba una mezcla de tristeza y enojo.
Ayemi quedó atónita, sintiendo cómo la opresión en su pecho se intensificaba con cada palabra de Francisco. Miró a Izumi, encontrando en su rostro confusión y sorpresa, lo que solo añadió más turbación a la situación. Su mejor amiga la había traicionado al revelarle a Francisco sus sospechas. No podía creerlo.
"Francisco, no es cierto", respondió Ayemi, tratando de mantener la calma mientras su voz temblaba ligeramente. "Te juro que no te estoy engañando. Ese correo debe ser un malentendido, una confusión."
Francisco se mostró dubitativo al otro lado de la línea. "Ayemi, es difícil creerlo después de lo que me contó Izumi. No quiero pensar que estás jugando conmigo."
Las lágrimas amenazaban con asomar en los ojos de Ayemi. Se sentía traicionada y herida, pero también comprendía el dolor de Francisco al escuchar esas acusaciones. "Francisco, te prometo que no te estoy engañando"
"Pues no puedo soportar más mentiras", dijo Francisco con voz quebrada. "Esto se ha acabado."
El sonido del teléfono cortándose resonó en el aire. Ayemi quedó con la mirada perdida, sintiendo cómo su mundo se derrumbaba. Pero la furia empezó a brotar dentro de ella.
Miró con a Izumi con furia " Todo es tu culpa! ¡Tu y ese maldito correo exclamó enojada mientras lloraba
La rubia la miró con ojos entristecidos, y sin poder entender lo que estaba sucediendo "Ayemi, no sé de qué estás hablando. No he enviado ningún correo a Francisco", se defendió.
"No te hagas la inocente. ¿Acaso no has mentido antes? Eres la menos indicada para reclamar cosas, Izumi, porque tú misma eres la más mentirosa", replicó Ayemi, sintiendo una mezcla de dolor y enojo.
Las palabras impactaron a Zoe, y su rostro reflejó la tristeza y el remordimiento. "Lo sé, Ayemi, he cometido errores en el pasado, pero esta vez no miento. No entiendo de lo que me estas acusando" dijo con sinceridad.
"Ayemi, por favor, cálmate", imploró Naomi con voz temblorosa. "Hablemos de esto con calma."
Izumi se sentía devastada por las acusaciones de Ayemi y por la situación tensa en la que se encontraba. "Ayemi, te juro que no envié ningún correo. No tengo idea de qué estás hablando", dijo con lágrimas en los ojos. "Además, nunca podría traicionarte así."
Ayemi resopló, aún enfurecida, sin querer escuchar las explicaciones de Izumi. "Eres una maldita perra mentirosa. Te quieres hacer la santa, pero aquí tú eres la más pecadora de todas", espetó con desprecio. "Pero esto no va a quedar así, Izumi, ya lo verás."
Con esas palabras, Ayemi salió de la habitación, golpeando la puerta con todas sus fuerzas en su camino. Naomi, confundida por lo que había sucedido, se volvió para ver a Izumi. El rostro de la rubia reflejaba una mezcla de confusión y tristeza por las acusaciones de su amiga. Ambas se miraron en silencio, hasta que la tensión se desbordó y Izumi rompió en llanto. Naomi, conmovida por la angustia de su amiga, la abrazó en un intento por consolarla.
La madrugada había llegado, y el calor de la noche envolvía el jardín de la casa de Takuya. Él y Rina estaban sentados allí, compartiendo cervezas mientras intentaban calmar el enojo que Takuya sentía por la traición de sus amigos. Rina escuchaba en silencio, sintiendo que no era necesario intervenir en ese momento, simplemente quería estar allí para apoyarlo.
Sin embargo, pronto la conversación dio un giro inesperado. Takuya cambió de tema y comenzó a contarle a Rina sobre una chica que había conocido en un bar y de la cual había quedado encantado. Rina se sintió incómoda al escuchar eso, y los celos comenzaron a brotar en su interior.
Intentando mantener la calma, Rina se movió ligeramente en su lugar, desviando la mirada por un momento antes de responder. "Oh, ya veo", dijo en tono neutro, aunque por dentro sentía una mezcla de incomodidad y celos.
Takuya suspiró mientras miraba a lo lejos, perdido en sus pensamientos. "Realmente Aida es bellísima," murmuró para sí mismo, con una chispa de anhelo en sus ojos. "Deseo volver a encontrarla, pero hasta ahora no he tenido éxito."
Rina guardó silencio por unos segundos, reuniendo coraje. Finalmente, sus ojos se encontraron con los de Takuya, y habló con determinación, "Deja de buscar a esa chica del bar, Takuya. Tienes que abrir los ojos y ver lo que está justo frente a ti."
Takuya frunció el ceño, confundido por las palabras de Rina. "¿A qué te refieres? ¿Quién es esa chica de la que hablas?"
Rina tomó una profunda inspiración y reunió el coraje para enfrentar lo que venía. "La chica de la que hablo... soy yo, Takuya. Siempre he estado enamorada de ti, y daría todo por estar juntos."
El silencio reinó en el aire después de las palabras de Rina. Takuya la miró con sorpresa y desconcierto, tratando de asimilar lo que acababa de decirle. La confesión de Rina lo tomó completamente desprevenido, y su mente luchaba por procesar la nueva información.
