Fantasy Fictions Estudio presenta:

.

Una historia participante en la dinámica: Rankane Week 2023

.

«1000 y 1 palabras de amor. 1000 y un trazos de amor»

.

.

Con los personajes creados por Rumiko Takahashi

.

Por: Aoi Fhrey

.

Emociones y sentimientos… a la luz de un aparador

.

La rutina no era un asunto desconocido para Ranma Saotome, después de todo, fue la repetición constante y metódica de movimientos lo que permitía grabarlos como memoria muscular en el cuerpo. Repetición hasta el punto de ya no pensar en las acciones, simplemente saber que la reacción esperada llegaría.

Pero claro, memorizar la ruta para recoger a su esposa no debería considerarse entrenamiento y, sin embargo, había llegado el punto en el cual conocía tan bien todas las variantes para arribar a la estación del metro, que ya no necesitaba razonar en el camino. Simplemente, suspendía sus clases en el dojo con 30 minutos de anticipación, una ligera carrera y… ¡Zaz! Estaba junto al mismo pilar de siempre para esperar la llegada del tren y a Akane.

Y con la misma regularidad aparecía Akane con esa pequeña y linda sonrisa que disipaba cualquier cansancio o mal rato que él tuviera durante el día. «Magia de esposa» lo llamó ella cuando se lo preguntó cierto día.

Sin embargo, un nuevo ingrediente apareció al momento de llegar a la estación de tren y encontrar una brillante nota amarilla con la letra de Akane pegada justo en el pilar de siempre. Ranma miró de un lado a otro creyendo, que su esposa realmente había ganado algún tipo de don sobrenatural para saber el futuro.

Escuchó algunas risitas femeninas cuando se sonrojó al despegar el mensaje, pero al leer el texto recordó el cambio de horario que su esposa tuvo en sus clases vespertinas de la universidad.

Otro ajuste inesperado llegó cuando el joven de la trenza tuvo que subir al tren para que lo acercase a su nuevo destino.

Al salir de la estación, estaba ligeramente confundido por el sitio extraño… y por los treinta minutos que debería esperar para la llegada de su esposa.

Sin ningún tipo de plan para usar el tiempo extra, el joven peleador caminó a paso lento por la avenida principal. Los edificios llenos de luces y anuncios eran tan aburridos como en su época de viajes por todo el país. Ir hacia las calles secundarias no era una opción para Ranma. Con la suerte, Saotome todavía activa, terminaría encontrando a un loco artista marcial o peor, una mujer que consideraba su anillo matrimonial como un reto para superar.

El aroma dulce de un pequeño local que vendía crepas llamó su atención. Estaba justo enfrente, el bocadillo era fácil de comer y lo mejor, podía llevarle una sorpresa a su esposa.

Ranma cruzó la calle con el futuro antojo en la mente, cuando uno de los amplios ventanales de una tienda cercana atrapó su atención.

Si fue por las pequeñas luces que lo hacían más llamativo, los pilares falsos de estilo griego que lo enmarcaban o los pequeños destellos que se reflejaban en el aparador, el efecto fue inmediato.

Ranma Saotome se olvidó por completo de la comida y centró toda su atención en la prenda de vestir frente a él.

Miró de abajo hacia arriba, admirando cada detalle en la tela y grabando en su memoria cada pliegue y forma, hasta llegar a la cabeza del maniquí, donde la figura genérica de un rostro humano le permitió apartar la mirada.

Un sentimiento extraño oprimió su pecho. Al mirar los otros muñecos exhibiendo ropa, no comprendió su… insistente interés en la pieza central de aquella vitrina. Las prendas laterales a aquella pieza de ropa eran tan ordinarias y aburridas que le parecieron feas y mal elaboradas. Se regañó mentalmente por distraerse con semejante tontería. ¡Ropa en una vitrina!

Sí, eso, solamente fue una distracción con luces bonitas.

Al darse cuenta de la hora en un reloj cercano, Ranma corrió para volver a la estación del tren, pensando en la llegada de Akane y su pronto regreso a casa.

Un pensamiento intruso llegó a la mente de Ranma cuando se imaginó a Akane usando aquel conjunto de ropa que lo atontara antes, pero lo descartó de inmediato. El color de cabello en Akane y su tono de piel la harían ver mucho más pálida de lo que era con aquella prenda. No, esa ropa no era del estilo de su esposa.

Aunque sin duda era una bonita prenda, no era adecuada para Akane.

Ranma se tropezó ligeramente en su carrera al repetir la última parte de aquel extraño pensamiento.

«¿Bonita prenda?»

El joven peleador sacudió la cabeza para apartar cualquier distracción y encontró un nuevo lugar para la llegada de su esposa.

Poco tiempo después, las puertas automáticas del tren se abrieron revelando a una Akane que sonrió al reconocerlo entre la multitud. Ranma siempre disfrutó ese gesto de amor, esa tierna sonrisa era solo para él.

Sin embargo, la dicha de Akane se volvió pícara de inmediato y le preguntó sin rodeos:

—¿Encontraste mi nota?

Al verse sorprendido, el maestro del estilo Saotome usó todos sus talentos para ocultar la realidad.

—¿Cu-cuál nota?— preguntó el joven de cabello negro, mirando directamente el reloj cerca de su esposa.

El sonido de una risa le confirmó de nuevo el hecho de que Akane había ganado algún tipo de ventaja sobrenatural cuando el sacerdote los declaró casados. Su esposa podía leer sus pensamientos.

Eso o seguía siendo un pésimo mentiroso.

—Déjalo—replicó Akane con buen humor y añadió:—solo fue por hoy.

Cuando notó que el gesto de Ranma se relajaba, suspiró satisfecha. Su dulce baka necesitaría media docena de notas como esa hasta que reajustase su rutina. Ella pegaría las necesarias para que él pudiese llegar a tiempo.

Le encantaba contemplar su expresión satisfecha cuando se abrían las puertas del tren.

Cada vez, su esposo la miraba como un niño pequeño al recibir un regalo de cumpleaños.

Y ese gesto feliz era solo para ella.

Continuará…