Creo que este ha sido uno de los capítulos más largos que he escrito dentro de esta historia en particular, al menos nada comparado a los primeros capítulos que, a mi parecer, eran bastante breves hehe supongo que me dejé llevar con este, sobre todo porque cuando ya lo había terminado, me dio por sumarle algo más que se volvió más extenso de lo que creí haha
Como me gusta decir: La inspiración viene antes de la tragedia (cof cof el 7 de Agosto vuelvo a clases cof cof)
[ Don't dream, it's over ]
Capítulo 20
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No sabría decir cuánto tiempo pasó desde que recuperó la conciencia, no tenía algún reloj al alcance que le permitiese corroborarlo, por lo que solo pudo hacerse una vaga idea de lo avanzada que yacía la tarde a causa del atrayente tono anaranjado que ejercía dominio sobre el cielo.
Desde que abrió los ojos fue aquella puesta de sol su única fuente de entretenimiento y no es que tuviera más opciones más allá de contemplar con fijación lo que ocurría en el exterior a través de la ventana que yacía a su costado, observar las ramas de los árboles mecerse de un lado a otro de forma constante por la aparente corriente de viento que afuera estaba manifestándose, además del inminente anochecer, eran su mejor panorama estando confinado en aquella cama de hospital.
Naruto Uzumaki, si bien se sentía considerablemente mejor en comparación al momento en que despertó, cuando sentía casi como si una torre se hubiese derrumbado por completo sobre su cuerpo, no pudo evitar ignorar aquella sensación de decepción que estaba abordándolo por la mera idea de no haber tenido todavía la oportunidad de ver a Sakura, estaba internado en el hospital que ella tendía a frecuentar después de todo, por lo que era muy probable, por no decir que era seguro, que ella ya debía de estar al tanto sobre su caótico regreso a la aldea. Para ese punto del día, un par de médicos y enfermeras se habían adentrado en la habitación unas cuantas veces con el propósito de corroborar su estado de salud y cada vez que aquella puerta era abierta acababa llevándose una decepción más al no ver a Sakura cruzar el umbral de la puerta.
Con un profundo anhelo estaba aguardando por su inminente aparición, había estado echándole de menos desde el momento en que puso un pie fuera de la aldea y lo único que quería era poder estrecharla entre sus brazos, solo habían sido días, pero sus deseos de verla eran tal que dichos días parecieron convertirse en semanas o incluso tal vez meses.
Tal y como había ocurrido con anterioridad, se presentó ante él para revisar su estado una vez más, esperando identificar una mejoría, o bien, algún deterioro y en todo momento se limitó a obedecer a la serie de peticiones que ella le hacía como si de una marioneta se tratara, los movimientos de su cuerpo eran casi automáticos. Durante el proceso, Naruto permaneció en absoluto silencio absorto por los pensamientos que por su cabeza estaban circulando, esperando al momento en que volviese a quedarse a solas en aquel cuarto de hospital para así poder retomar la única actividad que la ventana era capaz de brindarle.
No obstante, espabiló y volvió a poner los pies de regreso sobre la tierra una vez que un par de dedos fueron chasqueados a tan solo unos centímetros de su rostro a la altura de su frente, haciéndolo sobresaltarse en su sitio.
Se tomó unos momentos para examinar rápidamente el cuarto para acabar percatándose de que la enfermera que había estado haciéndole compañía no yacía por ningún lado y, en cambio, la mujer por la que estuvo aguardando ahora estaba tomando su lugar.
–Sakura-chan... –Alcanzó a decir, por un momento, fue como si la capacidad de hablar lo hubiese abandonado a su suerte, no pudo hacer más que mirarla, atónito.
–Si te encuentras así de destartalado, entonces no debes de estar muy bien que digamos. –Comentó Haruno, sin molestarse en intentar ocultar lo divertida que se le había hecho la situación, la cual la motivó a utilizar aquel tono sarcástico con él.
Luego de que finalmente consiguiese procesar quien yacía frente a él, Naruto recobró la compostura y, soltando una risita nerviosa, dijo. –Hehe, había comenzado a creer que no aparecerías nunca, Sakura-chan. ¿Qué tal has estado?
–Eso es lo que yo debería preguntarte a ti, estuviste inconsciente durante bastante tiempo. –Se explicó la joven kunoichi, sentándose al borde de la cama mientras acunaba con su mano el rostro de Naruto, expresando preocupación. –¿Sientes dolor en alguna parte?
Recibir tales atenciones por parte de Sakura luego de haberla tenido lejos durante un periodo de tiempo relativamente extenso era en serio reconfortante, una simple caricia sobre su mejilla fue más que suficiente para elevarlo hasta las nubes. Sin embargo, algo de gracia acabó causándole el hecho de que ella rompiese aquella barrera entre médico-paciente, o sea, estaban en un hospital después de todo y Sakura era responsable de velar por su salud como la ninja médico que era, pero por la forma en que ahora estaba comportándose lucía simplemente como una joven preocupada por el bienestar de su novio, es decir, él y… eso realmente le hacía sentir bien.
–Relájate, estoy perfectamente. –La calmó, dejando que unas cuantas risitas fuesen escuchadas de su parte. –Estoy como nuevo, ¿ves?
Sakura rechistó frente a las palabras que Naruto le dedicó, mostrándose aparentemente ofendida por el renovado y, a su vez, burlesco estado de ánimo que él estaba manifestando o por lo menos eso es lo que Naruto dedujo luego de que el cálido tacto de los dedos de Sakura llegase a su fin al ella decidir deliberadamente retirar su mano.
–No te rías, y yo que me tomé la molestia de preocuparme por ti... –Comentó, descansando ambas manos sobre su regazo. –A todo esto, podrías haber ideado una mejor manera para anunciar tu regreso como una persona normal, ¿no te parece?
–Puede que sí esté algo molestando después de todo. –Pensó.
Naruto comprendió la naturaleza de aquel momento al instante, ella debió de verlo con sus propios ojos probablemente, el cómo llegó completamente inconsciente para, posteriormente, acabar confinado a una cama de hospital no es algo que él haría a propósito, así que ¿qué razón podría tener él para montar semejante espectáculo?
Sintió ganas de volver a echarse a reír, pero se contuvo, puesto que existía la posibilidad de que Sakura acabase molestándose definitivamente con él si lo hacía. Tenía que ser precavido, pues las preocupaciones de Sakura parecían ser más serias de lo que estaba demostrando, era cosa de ver la expresión en su rostro, algo parecía estar dando vueltas por su cabeza y él lo sabía, pudo darse cuenta de ello, aquella mueca en sus labios, aquel ceño ligeramente fruncido e incluso sus evidentes intentos por no establecer contacto visual con él le permitieron hacerse una idea de la angustia que debió estar experimentando por él mientras estuvo inconsciente.
Tras meditarle unos breves segundos y manteniendo en alto una tenue sonrisa, Naruto posó su mano sobre la mano que anteriormente había estado acariciando su rostro y, tras darle un ligero apretón para reconfortarla, preguntó. –¿Me echaste de menos estos días que no estuve?
–Hmm, la verdad es que ni siquiera he tenido la oportunidad para detenerme a pensar en eso. –Se explicó Haruno, reticente. –He estado muy ocupada yendo de un lado a otro, ¿sabes?
Naruto, luego de que una corta risita se fugase a través de sus labios, dijo. –Yo también te extrañé.
Aun sujetando con dulzura la mano de Sakura, la jaló del brazo ligeramente como si estuviera animándola para que se dejase caer sobre él en lo que su espalda volvía a entrar en contacto con la suave superficie sobre la que yacía. De un momento a otro, su cabeza se encontraba perfectamente acomodada sobre la almohada mientras que, a su vez, la cabeza de Sakura descansaba despreocupadamente sobre su pecho.
Tanto Naruto como Sakura estaban pegados el uno al otro en una posición bastante comprometedora, por lo que, si alguien aparecía de repente por la puerta, sería imposible disimular de algún modo lo que ahora hacían. Claro, la naturaleza de su relación no era ningún secreto para nadie, eso seguro, pero en esos momentos podría decirse que su relación estaba en calidad de médico-paciente, así que ser descubiertos abrazados de ese modo era una falta de profesionalismo por parte de Sakura.
Sin molestarse en alzar la cabeza para ver el rostro del rubio shinobi, preguntó. –Tú… ¿Estás seguro de que estás bien?
–Te lo aseguro, no soy alguien tan fácil de derrotar, ¿sabes? –Contestó. –Además, el chakra de Kurama es de bastante ayuda.
Si bien en su momento ser el jinchuuriki del temido zorro de las nueve colas no fue una idea que le causara mayor fascinación, Naruto ahora tenía la capacidad para verlo como una cualidad más de él a la cual apreciar en lugar de expresar por ella algún de sentimiento al que pudiese considerar despectivo. A decir verdad, tener a Kurama consigo tenía sus respectivas ventajas, pues gracias a él, por ejemplo, las lesiones que su cuerpo experimentó a lo largo de los años conllevaron un impacto significativamente menor, esto debido a la capacidad curativa que su chakra poseía.
Sakura poseía absoluta conciencia de la serie de cualidades de las que Naruto era dueño gracias al zorro que vivía en su interior, sin embargo, no era importante para ella qué tan rápido sanaran sus heridas, más bien, que Naruto sufriese algún tipo de accidente ya era motivo suficiente para que la preocupación se abriese paso y abordara cada parte de su ser, acelerando de este modo los latidos de su corazón, estrujando su estómago desde adentro a causa del nerviosismo del momento e inclusive sus movimientos se veían entorpecidos. Era Naruto, al fin y al cabo, una de las personas más importantes en su vida, no solo era su amigo y compañero, era su novio, era natural que expresara esa clase de sentimientos por él ante cualquier inconveniente que pudiese sufrir en lo que respecta a temas de salud… por lo que aún era incapaz de quitar de su cabeza la imagen de él reducido sobre una camilla completamente inconsciente, su estómago acababa revolviéndose de tan solo recordarlo.
Debió de lucir evidentemente absorta, puesto que, de repente, los suaves toques de los dedos de Naruto se asentaron en su cabello, yendo de arriba abajo una y otra vez con lentitud y delicadeza. Una electrizante sensación recorrió cada parte de su cuerpo ante aquel cariñoso gesto, era como si todo su cuerpo se hubiese relajado de golpe, provocando que tanto sus brazos como sus piernas acabasen sintiéndose igual de flácidas que una gelatina, sin fuerzas.
–Lo lamento si te hice preocupar más de lo necesario, Sakura-chan.
No quería que Naruto se disculpara, no cuando él no había tenido ningún tipo de control de lo ocurrido en el País del Viento. Sí, puede que, a pesar de que los tres shinobis de Konoha regresasen en condiciones bastante cuestionables, ahora estuvieran a salvo bajo los cuidados del equipo médico, pero aquello que los llevó a los tres a sucumbir a tales condiciones era lo que realmente estaba carcomiéndole la cabeza.
Armándose de fuerza, Sakura se levantó ligeramente de su acomodada posición, posando ambos brazos sobre el pecho de Naruto para tomar algo de estabilidad y, así, poder verle de frente del modo correspondiente.
–¿Qué es lo último que recuerdas? –Preguntó. –Quiero decir, antes de caer desmayado.
–Eh, ¿lo que recuerdo?
Que Sakura le preguntara eso de una manera tan directa hizo que la duda despertara dentro de él, ya que, desde que recuperó la conciencia, no se había detenido a pensar en lo último que hizo o dijo antes de que sus ojos acabaran viendo todo negro a su alrededor, pero ahora que se le estaba pidiendo enfocar sus memorias a algo tan concreto… a decir verdad, estaba siendo más difícil de lo que pensó, ¿qué habrá sido de Lee y Hinata?, pero más importante aún ¿cómo es que fue a parar al hospital de la aldea?, porque difícilmente ha de haber tenido la suerte de desmayarse al completar su trayecto, nadie es así de suertudo, pensó.
Reflexionando en la pregunta que le fue hecha, Naruto desvió sus azules ojos en dirección al techo en lo que intentaba recordar y, mientras tanto, Sakura lo observaba con completa atención, esperando a oír las palabras que próximamente saldrían de su boca.
–Yo… no lo tengo muy claro. Recuerdo que veníamos de camino, pero luego la cabeza me comenzó a doler y a dar vueltas y el cuerpo me empezó a pesar… –Tras tomarse una breve pausa por medio de un agotado suspiro, agregó. –Eso es todo lo que recuerdo.
–¿No recuerdas haber ayudado a Hinata en parte del trayecto? –Frente a la confusión que se instauró en el rostro del joven Uzumaki, Sakura agregó. –Lee me contó con algo más de detalle lo que pasó.
Fue debido a la incertidumbre que en Naruto se asentó que Sakura acabó por relatarse de inicio a fin la serie de acontecimientos a los que los tres shinobis en cuestión tuvieron que hacer frente después de dejar atrás la Aldea de la Arena, yendo desde la manifestación de los primeros síntomas por los que se vieron afectados paulatinamente uno por uno, hasta su caótica llegada al hospital, la cual atrajo la atención de más de uno.
–Vaya, yo… en serio que no recuerdo nada de eso. –Comentó Naruto, pasándose la mano por su rubia cabellera, perplejo. –Entonces fue el cejotas el último de los tres en caer ¿eh?
–Así es. Quienes lo vieron dijeron que iba cargando con Hinata y contigo a muy duras penas y que colapsó estando a tan solo unos pocos metros de la entrada de la aldea.
En consecuencia, de la repentina mención de Lee en la conversación que con Sakura estaba manteniendo, aquella serie de recuerdos asociados a los altercados que tuvo con el susodicho acabaron por regresar a él uno por uno, había estado tan ocupado estando confinado a una cama de hospital que olvidó por completo aquellos choques que tuvieron durante la misión… de repente, fue casi como si la rabia hubiera empezado a crecer en él.
–(Frase de Lee en el capítulo en que están esperando resultados de análisis) –Esa frase que Lee tuvo la audacia de formularse comenzó a resonar en su cabeza sin descanso, estaba atormentándolo y avivando aún más el fuego en su interior.
Sin duda dicha situación consiguió alterarlo a pesar de las condiciones en las que ahora se encontraba y, es más, pensar que fue Lee quien realizó la acción heroica de semana al ser el responsable de mantenerlos a salvo a Hinata y a él, dentro de lo posible, y llevarlos hasta Konoha antes de que su conciencia también lo abandonara acabó fastidiándolo todavía más. Sentía algo de vergüenza por el pensamiento que fugazmente cruzó por su cabeza, pero se suponía que él era el shinobi que tan aclamado estaba siendo por los demás ¿no es así?, por lo que habría sido esperable que fuese él mismo quien velase por la seguridad de sus compañeros a cuestas de su propia salud, no al revés.
–¿Naruto, sigues aquí?
La repentina mano de Sakura agitándose de un lado a otro frente a sus ojos en un intento de atraer su atención lo reconectó con la realidad, dejando en pausa la serie de pensamientos que en su cabeza estuvieron cruzándose hace unos momentos, los cuales desencadenaron un completo desorden que no hizo más que darle dolores de cabeza.
–¿Estás seguro de que no te pasa nada? –Reiteró la joven. –De repente pareció como si tuvieras la cabeza en otro lado.
–Ah, no es nada, solo estaba pensando un poco en todo esto que me contaste, supongo que me ha costado trabajo digerirlo… –Mintió, sonriendo con la esperanza de que Sakura se tragase tal justificación, confiando que no era una excusa demasiado mala teniendo en cuenta las circunstancias en las que se encontraba, es más, si lo pensaba con mayor detención tenía algo de sentido, solo quedaba esperar que Sakura compartiese su forma de pensar.
Esto de mentirle a Sakura en la cara no le hacía demasiada gracia, probablemente tenía más opciones al alcance, pero esta era mucha más viable que contarle sobre la tensión que de algún modo se instaló entre Lee y él, ya que, si lo hacía, eventualmente acabaría viéndose en la obligación de darle mayores detalles referentes a los acontecimientos en que las chispas parecieron saltar entre ambos, ¿qué es lo que pensaría Sakura de él si le decía? La verdad… no se veía muy profesional de su parte contar cómo cuestiones personales obstaculizaron en cierto grado su labor en las afueras de Konoha.
Desde que no su nombre se hizo reconocido entre las cinco grandes naciones, de algún modo acabó aprendiendo a mantener las apariencias ante el público en ciertos aspectos, esto con el propósito de evitar que se desatara algo que luego tendría que resolver para calmar las aguas… y en esta oportunidad, puede que Sakura se viese incluida en dicho grupo de personas. –Tal vez no sea tan necesario que Sakura-chan sepa nada sobre eso… –Pensó.
–Ah, es un buen punto. Tal vez este no fue el mejor momento para hablarte de todo eso. –En consecuencia de creer haber cometido algún tipo de error, Sakura, alejándose del cuerpo de Naruto para sentarse sobre el colchón, involuntariamente sujetó con sus dedos un delgado mechón de su rosado cabello para, posteriormente, comenzar a juguetear con él. –Al fin y al cabo, no ha pasado mucho tiempo desde que despertaste.
Exhalando con pesadez, Sakura agregó. –Bueno, ya va siendo hora de que busque algún otro pendiente que me sirva para mantenerme ocupada, si no lo hago el cansancio se volverá a notar en mi cara…
–¿Lo dices por esa chica bajita de cabello blanco?
Para Sakura, tan solo recordar la deplorable situación a la que estuvo viéndose expuesta aquel día, era más que suficiente para provocar que la pesadez poco a poco volviese a acentuarse sobre su cuerpo, pero la repentina intervención de Naruto logró obstaculizar aquel proceso momentáneamente, ocasionando que quedase extrañada ante tal mención de un tercero.
–Ah sí, te refieres a Rui, ¿qué tiene que ver ella con todo esto?
–Es que ella estuvo aquí antes, vino para hacerme un chequeo. –Explicó, soltando una corta risita en el proceso. –Terminó contándome lo que pasó entre ustedes, creo que un poco antes de que yo llegara aquí.
–¿Eh, l-lo hizo?
Rui había sido la única persona, al menos en mencionárselo de una forma más directa, que se percató de la serie de efectos que aparentemente el clima nuboso estaba teniendo sobre ella. Sakura fue vista sumida en un estado de somnolencia y completamente ida a sus pensamientos, por lo que imaginar a Rui hablándole de tal estado de distracción a Naruto logró descolocarla, avergonzarla, mejor dicho.
–Así es, hehe. –Contestó el joven shinobi, consciente del efecto que sus más recientes palabras habían tenido sobre su acompañante de rosada cabellera. –¿Sabes?, una vez que me den el alta deberíamos tomarnos un día solo para nosotros dos, podríamos acurrucarnos en mi cama todo el día si así quisieras.
A continuación, varias carcajadas salieron por la boca de Naruto frente a la juzgadora mirada que Sakura le lanzó ante aquel comentario que le dedicó, la doble connotación que este llevaba consigo era evidente. –No me mires así, solo creí que re parecería buena idea teniendo en cuenta que con este frío lo que más te gusta hacer es quedarte dentro de la cama todo lo posible.
Fue aquella clase de dinámica de su relación una de las cosas que más llegaron a hacerle en falta durante su estadía en la aldea liderada por su buen amigo de cabellos rojizos cuan carmesí, por más que Sakura demostrase externamente molestia por su actuar, sabía perfectamente que en el fondo la realidad era otra, la expresión corporal de Sakura en tales situaciones llegaba a ser no más que una mera fachada.
–Pero ya hablando en serio, esa chica realmente para preocuparse por ti. –Retomó Naruto tras aguardar a que sus risas cesaran. –Es obvio que te admira demasiado por la forma en que habla de ti.
–Bueno, tú tampoco pareces estar quedándote atrás en ese aspecto, puede que no se comporte de la misma manera que el resto de tus fanáticas obsesionadas, pero a mí me parece que sí tiene algo de fascinación por ti.
Sakura estaba casi segura de sus declaraciones, Rui era una chica lo bastante sencillo y, por ende, bastante fácil de leer. Sin embargo, podía decir que su admiración por las proezas de Naruto se encontraba a un nivel sano en comparación a la mayoría de las demás mujeres de Konoha, Rui no mostraba interés en cosas triviales de la vida de Naruto ni nada que se asemejara, por lo que ni mucho menos demostró algún tipo de actitud cuestionable en lo que respecto al noviazgo que con Sakura mantenía, sino todo lo contrario.
–Estás siendo demasiado modesta, Sakura-chan. –Interrumpió. –Deberías aprovechar de estos placeres de la vida, digo, se trata de alguien que se ha empeñado en elogiar no solo tus capacidades en el campo de batalla, sino también tus habilidades médicas.
–Es más fácil decirlo que hacerlo ¿no te parece?, tú estás más que acostumbrado a recibir esa clase de comentarios.
Siendo honesta consigo misma, la verdad sí se le habían presentado algunas oportunidades en el pasado en que tales cualidades suyas por las que derramó sangre, sudor y lágrimas fueron elogiadas, pero también era cierto que no tenía la costumbre de recibirlos, una vez que tales palabras cargadas de alabanzas se hacían llegar hasta sus oídos su compostura tendía flaquear, manifestándose por medio del rubor en sus mejillas, así como también por el entorpecimiento de los movimientos de su cuerpo. Esa clase de comentarios no formaban parte de su día a día, no como Naruto, quien en definitiva debía de oír alguna que otra palabra de gratitud tan solo saliendo hasta la esquina de su casa.
Inhalando aire por la nariz con el propósito de ordenar un poco sus ideas, y poniéndose de pie en el proceso, Sakura agregó. –Ya hablamos demasiado, como te encuentras bien supongo que puedo dejarte solo por ahora.
–¿Eso significa que vendrás a verme luego?
–Hum... Si llego a tener el tiempo para darme una vuelta, puede que sí.
Naruto rio ante el orgulloso temple que la kunoichi a su lado había adoptado, no sabría decir con certeza el porqué, pero tales comportamientos se le hacían realmente adorables, verla cruzar ambos, intentar no establecer contacto visual con él en lo más mínimo e incluso arrugar ligeramente el entrecejo… todas eran acciones lo suficientemente capaces para hacer que su corazón se removiera sobre su sitio y puede que nadie logre comprenderlo si intentara explicarlo, pero eso no era importante, para él resultaba sumamente encantador y ya, no necesitaba mayor justificación.
Antes de que Sakura se dispusiera en abandonar el cuarto, dejándole completamente a solas como consecuencia directa, Naruto le interrumpió por medio de la formulación de una simple e inocente pregunta. –¿Acaso no vas a despedirte de mí como corresponde, Sakura-chan?
Su pregunta pareció ser bien recibida, ya que, con una suave sonrisa decorando su rostro, Sakura regresó sobre sus pasos hasta llegar nuevamente a su lado, depositando un ligero, pero a su vez, cariñoso beso en su mejilla.
–¿Satisfecho?
En respuesta, Naruto dejó que su mano se deslizara con dulzura sobre la nuca de Sakura, ejerciendo la presión suficiente para atraer su rostro, permitiendo que sus labios entraran en contacto con los suyos a causa de la distancia que se vio reducida hasta el punto de volverse inexistente.
–Sí, lo estoy. –Contestó. –Me quedaré aquí esperando ansioso a que regreses.
–No es como si tuvieras opción.
Sin nada más que agregar a la conversación, Haruno dio media vuelta para retomar su anterior intento de abandonar el cuarto, pero a diferencia de la vez pasada, en esta oportunidad no tuvo nada que la detuviese de concretar su cometido, logrando de este modo cruzar el umbral de la puerta para reincorporarse en su labor como ninja médico. Naruto, en cambio, no hizo nada mejor que dejarse caer sobre la suave superficie sobre la que su cuerpo yacía, Sakura tenía razón al decir que no tenía otras opciones más que quedarse ahí encerrado en completa soledad a la espera de que sus más recientes heridas sanaran, lo cual se le hacía sumamente aburrido, pero no quedaba de otra.
Sin nada que pudiera hacer al respecto, cerró ambos ojos y casi en un susurro, dijo. –Supongo que echarme una siesta no me vendría nada mal...
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Poco a poco, con el transcurso del día, la calma que en un inicio estuvo de su lado pareció tener intenciones de abandonar su cuerpo y dejarlo a la deriva. Al parecer, tener que verse reducido a una cama de hospital estaba resultando ser más sofocante de lo que imaginó, estaba ansioso ¿y cómo no estarlo?, estaba incapacitado de realizar cualquier actividad a la cual se le pudiera considerar como exigente hasta que fuera dado de alta.
Esto en absoluto era lo suyo, pensó Lee, no cuando llevaba varios años sometiéndose a los extenuantes entrenamientos del maestro Gai, por lo que en su interior ansiaba poder levantarse con el propósito de emplear sus energías en alguna cosa que le diera algo más de vitalidad a su cuerpo, quizás unos abdominales o unas cuantas sentadillas… lo que sea, cualquier cosa estaba bien para él llegados a ese punto. Lee se rehusaba en demostrar la más mínima pisca de vulnerabilidad de su parte, no quería ni tampoco iba a hacerlo ahora, así como tampoco lo hizo años atrás durante la segunda etapa de los exámenes chunin, instancia en que se enfrentó cara a cara a Gaara, quien solía ser sumamente despiadado en ese entonces.
No obstante, aun con la presencia de tales poderosos pensamientos, era solo uno de ellos el que conseguía de detenerlo de cometer alguna imprudencia y ese era Sakura Haruno. Verla de pie frente a él apenas al despertar fue casi como ser iluminado por un rayo de luz que le atribuía claridad con su pera presencia, después de todo, había despertado postrado sobre una cama completamente desorientado, por lo que ver una cara conocida, sobretodo la de Sakura, logró darle algo paz frente al revoltijo que en su cabeza estaba armándose y pudo entender, en esos momentos, que sin importar lo que le hubiese ocurrido… ahora todo estaba bien, cualquier cosa que pudiese resultar amenazante estaba incapacitada de llegar a él.
Sin embargo, no podía permitirse estar plenamente contento, no después de ver tal expresión de angustia en el rostro de Sakura y su comprensión por su sentir aumentó una vez le fue explicada la realidad de los acontecimientos detrás de su más reciente accidente.
–¿Veneno dices? –Preguntó Lee, estupefacto. –Pero ¿cómo puede ser? No recuerdo haber ingerido nada ni mucho menos sufrir alguna lesión por la cual pudiera absorberlo.
–No estuve ahí para corroborarlo, pero si es como dices, entonces debe de haber sido por otro medio, como el tacto o por inhalación.
De repente, luego de que tales opciones le fuesen presentadas, las memorias de Lee se remontaron de forma inmediata al enfrentamiento en el que se vieron envueltos en contra de los culpables de la serie de desapariciones que estuvieron dándose en la Aldea de la Arena.
–Ahora que lo mencionas... –Comenzó.
No podía dejarlo pasar, si bien existía la posibilidad de que estuviese equivocado al suponer una conexión de dicha pelea con lo que Sakura relataba no podía no decírselo, no cuando él también estaba empezando a sentir intriga por la causa que los llevó a tal desafortunado desenlace. Siendo consciente de lo que hacía, Lee le habló a Sakura intentando ser lo más claro y conciso posible sobre la proclamada última fase de la misión que lo mantuvo fuera de Konoha los últimos días, especificando el momento en que sus oponentes recurrieron al uso de bombas de humo de forma continua.
–Con que bombas de humo... –Comentó Sakura, reflexionando con respecto a la información que acababa de recibir, era como si estuviera barajando un sin número de posibilidades a partir del limitado conocimiento que poseía de los acontecimientos.
Mientras Sakura permanecía absorta en sus ideas, Lee aprovechó aquella falta momentánea de diálogo para dar cuenta de un detalle que estaba quedándose fuera de la conversación actual.
–A todo esto, Sakura. –Comenzó, determinado. –No éramos los únicos en el lugar, también estaba cerca un grupo de civiles de la aldea, todos habían sido declarados como desaparecidos.
Ahora que lo decía en voz alta, Lee incluso fue capaz de recordar que los tres sujetos a los que tuvieron que hacer frente mantuvieron la mayor parte de sus rostros ocultos bajo unas negras mascarillas, dejando únicamente a la vista sus ojos, lo cual no era suficiente para identificarlos, pero recordarlo sí le ayudó a entender que el motivo de su uso seguramente consistía en evitar la inhalación del veneno que traían consigo… Pensándolo bien, tenía bastante sentido.
El entrecejo de Sakura se arrugó aún más ante la recepción de dicha información, Lee no sabría decir porqué, pero la expresión en su rostro lucía como si acabase de oír aquella pieza faltante que le permitiría dar un paso más en el asunto que actualmente estaba abrumándola.
–Pues entonces será ese grupo de civiles el que determine todo. –Anunció. –Si contactamos con la Aldea de la Arena y descubrimos que al menos uno de los presentes manifestó la misma clase de síntomas que ustedes tres, podríamos dar por hecho que la inhalación fue la vía de administración del veneno.
Un par de horas habían pasado desde que la conversación con Sakura tuvo lugar y había resultado ser bastante esclarecedora al menos hasta cierto punto, puesto que, a pesar del intercambio de ideas que se llevó a cabo, ella se negó en compartirle más información por más insistente que se mostró al respecto.
–De momento solo son suposiciones mías, necesito aclarar mis dudas antes de ir por ahí contándolo.
Esas habían sido sus palabras y, según pudo notar por la expresión en su rostro, no parecía que fuese a dar su brazo a torcer, lucía tajante a pesar de la evidente incertidumbre que él mismo debía estar experimentando. Sin embargo, la última frase que Sakura le dedicó antes de dejar el cuarto fue lo que más extrañeza le causó. –Por favor, no vayas a decirle nada de esto a nadie, sobretodo a Naruto.
¿Tan serio era el asunto que ni Naruto Uzumaki podía estar al tanto de ello? ¿Sakura planeaba mantener oculto todo eso de él a pesar de ser compañeros del mismo equipo? ¿A pesar de que era su novio?
–Tiene que ser algo realmente serio como para que esté actuando así… –Comentó Lee en voz alta, mirando hacia el techo en lo que yacía recostado sobre el colchón. –Ojalá hubiera algo que pudiera hacer para ayudarla.
En eso, el cuerpo de Lee dio un ligero respingo ante el repentino sonido de la puerta siendo abierta, lo cual lo hizo girar su cuello en dicha dirección instintivamente para divisar a quien sea que había entrado.
De pie a unos cuantos pasos de él yacía una joven a la cual nunca había visto antes, lo primero en lo que sus ojos se fijaron fue en su largo y blanco cabello, así como también en el fuerte color rojo que sus ojos poseían. No había que ser genio para llegar a esta conclusión, pero a juzgar por la bata blanca que traía puesta, dedujo que se trataba de una doctora, así como Sakura.
No sabría decir por cuánto tiempo exactamente permanecieron en silencio desde que ella se adentró en el cuarto, pero el que estuviese mirándola tan directamente pareció intimidarla un poco, pues de pronto demostró cierto nerviosismo que la hizo perder ligeramente la compostura, provocando que desviara su mirada de la suya.
–Ah, lo lamento, no he tocado la puerta para entrar. –Comunicó, intentando sostener la mirada que Lee estaba dándole, fallando en el intento. –Vengo para asegurarme de que no esté experimentando alguna dolencia o algo semejante.
–No te preocupes, me encuentro perfectamente. –Contestó, denotando una amabilidad que, aparentemente, acabó por surtir una especie de efecto en la muchacha que yacía junto a él, fue como si su rostro se iluminara, dejando en el pasado todo ese titubeo que anteriormente había manifestado.
–Me alegra. Luego de todo lo que ha ocurrido, es aliviador oír que las cosas estén empezando a ir por buen camino.
Lee dedujo que la susodicha debía de estar refiriéndose al momento en que él, en compañía de Naruto y Hinata, fueron trasladados al hospital sumidos en un estado de completa inconsciencia.
–Ah, sí. –Lee no le preguntó a Sakura por los detalles, pero se atrevía a suponer que la llegada de los tres en tales condiciones debió de ser bastante caótica, creía poder asegurarlo… pensar en ese escenario solo le hacía sentir vergüenza de sí mismo, frustración incluso. –Imagino que tiene que haber sido todo un espectáculo.
–Y que lo diga, seguramente más de uno tiene que haber quedado con la boca abierta, además, las noticias vuelan por aquí, así que no me sorprendería que afuera esté igual, hehe…
De repente, aquella risita divertida de la muchacha fue en descenso hasta desvanecerse por completo al divisar la expresión que se había instaurado en el rostro del shinobi ahí presente, lucía afligido, como si algo estuviese carcomiéndole la conciencia según pudo descifrar a partir de aquella mueca formada por la comisura de su labio y aquel ceño ligeramente fruncido, cabizbajo.
–Eh, ¿le pasa algo? ¿acaso he dicho algo fuera de lugar? –Preguntó, temiendo por la posibilidad de que sus más recientes palabras hubiesen ofendido de algún modo al hombre que ahora yacía sentado sobre la cama.
–No, no es eso, solo… solo pienso en el alboroto que esto pudo haber causado. –Comenzó, tomando una ligera pausa para hallar las palabras correctas antes de continuar con su explicación. –Que apareciéramos en un estado tan cuestionable tiene haber dejado una mala impresión a la gente, quiero decir, no creo que sea muy esperable ni tranquilizante viniendo de todo un grupo de shinobis…
Fue difícil para Lee, por no decir imposible, no dejarse engullir por la serie de pensamientos pesimistas que salieron a flote a causa del incidente en que inesperadamente acabó viéndose envuelto. Se sentía frustrado, decepcionado consigo mismo por no prever la situación como un ninja de rango jonin lo haría, se supone que debería de estar capacitado para enfrentar cosas como esta, por lo que tenía la sensación de haber fallado completamente a pesar de la resolución a la que había llegado la misión. Asimismo, que Naruto estuviera involucrado junto a ellos hacía las cosas aún más complicadas o al menos así lo percibía debido a la popularidad en la que el susodicho se regocijaba, en otras palabras, era probable que lo ocurrido ya debía de estar yendo de boca en boca por la aldea tal y como su actual acompañante había declarado y eso solo lo hacía sentir peor, deseaba ser la clase de shinobi con el que los demás pueden contar cuando las circunstancias así lo ameriten, no todo lo contrario, no, eso no era lo que quería transmitir en absoluto.
–¡Eso no es cierto! –Exclamó la muchacha, ocasionando que Lee alzara la vista hacia ella casi por reflejo ante la sorpresa que se llevó por aquel repentino aumento en el tono de su voz. –Te equivocas, todo lo que hiciste para poder llegar hasta aquí ha sido algo realmente admirable.
–¿Ah, admirable? –Preguntó, perplejo, recibiendo como respuesta un frenético movimiento de cabeza de arriba hacia abajo.
–Cargaste con el peso de tus compañeros tu solo aun cuando apenas debías de poder con el tuyo por el veneno, no creo que cualquiera pueda ser capaz hacer eso. –Explicó. –Así que no tienes porqué sentirte mal por esto, si es que te llevaste algo de atención de la gente por lo sucedido, te aseguro que no tiene haber sido del modo en que estás pensando.
Por un segundo, Lee se sorprendió de que la joven que yacía a tan solo unos pasos de él estuviese tan al corriente sobre cómo se dieron los hechos, al parecer no estaba equivocada cuando dijo que las noticias volaban en Konoha. Eso por un lado, pero por el otro, no pudo evitar notar que ella no le quitó los ojos de encima bajo ninguna circunstancia en lo que le dio aquel tipo de discurso motivacional, en sus ojos pudo vislumbrar la determinación que la abordó al verlo en tal deplorable estado, anímicamente hablando, dándole a sus un brillo indescriptible, hasta le hizo gracia que le costase creer que ella era la misma persona que minutos atrás se mostró dubitativa con respecto a sus propias acciones, incapaz de realizar un contacto visual que se sostuviera en el tiempo, lucía como una persona completamente distinta.
–Por la forma en que lo dices, supongo que no pierdo nada con tomarte la palabra. –Frente a las palabras de apoyo que abruptamente recibió, Lee no hizo más que sonreír con sinceridad y comunicó. –Espero que la realidad allá afuera sea como la has expresado.
La joven doctora correspondió a la gentil mueca que fue curvada por los labios de Lee, devolviéndole la sonrisa. Sin embargo, fue como si, de repente, una corriente eléctrica recorriera todo su cuerpo, pues, de un momento a otro, la expresión de su rostro cambió drásticamente.
–Lo lamento, me precipité demasiado y terminé hablando hasta por los codos. –Comentó, soltando una risita nerviosa en el proceso, toda la energía que había tomado el control de su cuerpo aparentemente fue en descenso al percatarse de todo lo que había dicho, regresándola a su estado inicial. –Si no necesita nada, entonces volveré a mis labores. Con permiso.
–Un momento. –Exclamó Lee, provocando que la joven médica frenase en seco para voltear a mirarlo. Durante unos breves instantes, meditó sobre las palabras que a continuación saldrían por su boca. –Si no es mucho pedir, ¿puedes decirme cuál es tu nombre?
La joven, antes de desaparecer por el umbral de la puerta y con una resplandeciente, pero a su vez, suave sonrisa adornando su rostro, contestó. –Soy Rui, Rui Nishimura.
