Holaaa a quien este leyendo, espero les este gustando la historia aunque sea un poco lenta...
Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC
La mujer robusta dejó lo que estaba haciendo y corrió hacia mí en cuanto la llamé sorprendida de mi balbuceo, pero dándome una mejor vista de su cara, confirmando mi teoría por completo. Sabía dónde estaba, pero aun habían muchas dudas en mi cabeza, ¿Quién era?, ¿Por qué estaba aquí?, pero sobre todo, ¿todo sucedería como recordaba?
—Anda pequeña Heis, dilo de nuevo —puse atención a la señora de pelo naranja que me miraba con ternura y dedicación, me reí al nunca haberla imaginado de esa manera tan maternal.
—Fue un balbuceo nada más —exclamó Magra desestimando mis primeras palabras, y deteniendo mi risa por ello.
—Dada —le dije con determinación evocando que los demás de la banda de bandidos de la montaña comenzaran a aplaudirme con fervor—. Dada.
—¡Fui su primera palabra! —evocó la señora tomando en brazos y alzándome mientras me hacía girar, lo cual como adulta en un cuerpo de bebé me resultaba irresponsable, pero como bebé era divertido, casi como volar, haciéndome casi imposible no reír mientras lo hacía—. Ves Ace, tu hermana ya dijo su primera palabra, ¿Dónde está ese chiquillo? —cambió su tono de orgullo a miedo al no ver a mi gemelo, y hacerme caer en cuenta de quien era.
Negué internamente, al no creerlo posible, no podía ser, no podía haber renacido en este mundo como hermana de Portgas D Ace. No. Me negué de manera rotunda, mientras me dejaban en el suelo de nuevo y Dadan corría a buscar a mi gemelo que había salido de la casa, de nuevo. Era algo común en él, al escuchar tanto a Dadan como los bandidos quejarse de ello todo el tiempo.
—Maldito mocoso, deberían llevarte y dejarme solo a Heis, ella si es una ternura —se quejaba Dadan mientras traía a un pequeño Ace agarrado del pañal, haciéndome reír y no poder negarlo, era el Ace que conocía. Si mi memoria no me fallaba, sabía por fin que sucedía, donde estaba y lo mejor, quien era.
Estaba en el East Blue, en las montañas, con Dadan cuidándome, y era Gol D Heis, hija legitima del rey de los piratas de One Piece. Descarté que fuera un delirio por el accidente al haber pasado meses en este lugar, y preferí tomarlo como un regalo divino que disfrutaría al máximo. Quizás con suerte evitaría que mi gemelo muriera en esta vida, aunque esa vena suicida ya veo que comenzó desde bebé.
—Ahora yo —soltó Magra poniéndose delante de mí, interrumpiendo mi vista de mi gemelo siendo regañado—. —dijo con lentitud para que lo repitiera, evocándome una sonrisa.
—Maga —intenté decir dándole lo que quería y haciendo que saltara de felicidad como si le hubiera dado un gran tesoro—. Ace —logré decir mi primer nombre perfecto, era corto, lo cual atribuí a eso, evocando que el bebé dejara de gritar y me mirara, poca veces lo hacía, la mayoría del tiempo me ignoraba como si no existiera—. Ace —le grité de nuevo, haciéndolo sonreír, y queriendo decirle: no dejaré que mueras esta vez.
