Nota de autor: Antes de comenzar a leer recordar que todo lo explicado no es tal como está en el manga, es desde la perspectiva y entendimiento de la protagonista. Por si ven algo que no está siendo bien explicado. Gracias, espero lo disfruten.

Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.

Adverencia: A partir de ahora habrán spoilers. Por ahora solo serán sobre la infancia de Ace, Sabo y Luffy.


El entrenamiento que he tenido estos dos meses se hizo notar al poder seguir el paso a mi gemelo sin titubear por el bosque. Podía trepar saltando los árboles, y mi velocidad había mejorado notablemente, aun el niño tenía ventaja en fuerza sobre mí, pero no era algo que me preocupara, no quería hacerme la más fuerte, ni nada por el estilo, solo tener la fuerza suficiente para defenderme si hacía falta.

En un mundo peligroso como este, era necesario. Aun en una isla en el mar más pacífico.

Ver los límites de la montaña Corvo que daban paso a Gray terminal me hizo sentir algo nostálgica, esto era algo que no había visto antes. Solo puedo recordar lo importante de la infancia de Ace, y Luffy, las partes malas sobre todo, pero necesarias. Sabía que tendría que tener mucha voluntad para no hacer nada, pero también que si lo hacía las cosas podrían ser distintas para mal.

El azabache se detuvo de repente frente a un gran árbol que no tardé en reconocer, para luego mirar hacia la copa aun con dudas.

—¡Sabo! —gritó el nombre del niño de sombrero de copas, el cual apenas unos segundos después se asomó por una de las grandes ramas mirándolo algo extrañado.

—Eres tú —exclamó el rubio saltando y cayendo sobre sus pies sin apartar la mirada de mí—. Creí que llegarías más tarde, ¿Quién es la niña?

—Heis, él es Sabo —me lo presentó ignorando la pregunta del joven noble.

—Lo sé, es tal como lo recordaba —susurré en voz baja sin poder dejar de sonreír y casi llorar al saber lo que pasaría con él en tres años—. Siento los modales de Ace, soy Heis —le ofrecí mi mano sonriéndole con calidez, logrando evocar que se sonrojara, antes de ver a mi gemelo.

—¿Es tu novia? —le preguntó a su mejor amigo haciéndonos reír a ambos y poner cara de asco.

—Iuk no, es mi hermana —respondió borrando logrando que el rubio lo mirara confundido—. Heis es mi hermana gemela, la he estado entrenando por eso tardo en salir a trabajar estas últimas semanas —explicó un poco incomodo mientras el niño nos mirara, imagino que comparándonos un poco.

—¡Tienes una hermana gemela! —cayó en cuenta fuera de sí haciéndome reír —. ¿Por qué no lo mencionaste?, ¿y para que la trajiste?

—Heis es más una molestia —comentó mi gemelo sin inmutarme—. Esperaba dejarla fuera de nuestros planes, pero esta niña está llena de sorpresas —añadió mientras hacia un gesto a la copa del árbol gigante frente a nosotros para que saltáramos a ella.

Durante los siguientes minutos, Ace se encargó de explicarle todo lo que había sucedido estos dos últimos meses, sobre el Haki, o por lo menos lo que si corta mente de siete años entendía de él. Sobre mi don, y como ya sabía sobre él, el tesoro, y muchas otras cosas que no le decía.

Al principio se mostró algo escéptico al respecto, como cualquiera, pero Ace le intentó decir si no fuera cierto, como iba a poder saber sobre él y el tesoro. Aun así no confío del todo en lo que mi don hacía, pero me aceptó como un posible miembro del grupo, una vez que demostrara la lealtad a ellos. Algo estúpido a mi parecer, pero terminé aceptando, era mejor que ser echada a un lado, y perderme la infancia de ambos.

—Imagino que nunca has robado —comentó Sabo una vez terminamos los términos de mi unión a su alianza.

—No, ni siquiera he ido a Gray Terminal o a la ciudad— le di la razón dudando un poco en hacer lo necesario para sobrevivir, nunca en mi vida había robado, ni en esta ni en la anterior. Todo lo había logrado con mucho esfuerzo, incluso en mis peores momento, pero me convencí que este mundo no era igual al mío. Aquí no había un bien o un mal, el área era muy gris con diferentes tonos—. Haré lo que me digan, y no deben preocuparse por mi seguridad, Ace sabe que puedo defenderme.

—Podría ser una buena carnada —le comentó el rubio a Ace—. Es bonita, podría hacerse pasar por una niña noble perdida, y en el momento en que intenten ayudarla, le robamos, sería el robo más fácil que hemos tenido —propuso sin agradarme mucho la idea, pero aun así me encogí de hombros, sonrojándome un poco por ser llamada bonita por Sabo. Pero enfocándome en que era un niño de siete años, podría tener cerca de su edad, sin embargo mi mente no lo era. Ni siquiera estaba segura que eso podría ser correcto o no. Preferí no indagar en mis pensamientos sobre ello.

— Deberás tener cuidado sigues siendo una niña, podría…

—Dudo que alguien en esta isla sea peor que los animales del bosque —comenté con desinterés, aceptando su plan, el cual no era una mala idea del todo—. Además esa es mejor idea que robarle a los piratas —dije más para mí misma, al ponerme de pie y lanzarme al suelo.

—¿Piratas? —preguntó Sabo en cuanto me alcanzó.

—Sí, ese idiota va a robarle en unos años a unos piratas y eso va a envolverlos en una difícil situación —respondí sin darle importancia, pensando en que si continuaba entrenando, los piratas de Blue Jam no serían rivales para mí, eran de poca monta. Si un pirata del mar del este podía darme pelea no estaba lista para sobrevivir en este mundo—. Necesitaremos pasar desapercibidos para entrar a la ciudad, puedo decirle a los guardias que me perdí, y ustedes entrar mientras los distraigo.

—No es mala idea —aceptó Ace, al terminar de bajar del árbol, y dirigirnos los tres a Gray Terminal.

Quizás la falta de un espejo, me hizo subestimar el plan de mi hermano, creí que me echarían en el primer intento de hacerme pasar por una niña noble de la ciudad perdida. Pero los guardias cayeron de inmediato ante mi actuación de niña pequeña perdida fuera de la ciudad y quería encontrar a mis padres dentro. Una artimaña que como habíamos precipitado, fue perfecta para que Sabo y Ace entraran con cuidado, mientras los guardias decidían quien me llevaría dentro para ayudarme a buscar mi casa.

Sabía que esto solo nos ayudaría una vez, por lo que terminé fingiendo haber encontrado mi casa y correr lejos de la protección del guardia. Necesitaría robar algo de ropa la próxima vez, así podría entrar con mi falso papel de niña noble que escapa de vez en cuando a Gray Terminal.

La ciudad era aun más sorprendente en persona, la diferencia de estatus era notable, y aunque mi ropa estuviera algo sucia, y mi pelo enredado, nadie me prestó suficiente atención como para cuestionar que hacía en la ciudad. Me pregunté de manera fugaz si podría tener una vida pacifica en una ciudad como esta, encontrar en unos años algún noble que se interesara en mí lo suficiente para no importarle mi linaje.

Descarté la idea con rapidez, no estaba hecha para ser una esposa, madre que solo se dedicara a un hombre como si fuera su dios. Podía ser una vida tranquila, lejos de peligros, pero demasiada aburrida y monótona, sin contar que no iba a servir a ningún hombre.

Dejé de pensar tanto en el futuro en el momento en que personas comenzaron a acercarse a mí a preguntarme si estaba perdida, dando comienzo a los engaños que necesitábamos. Era sencillo, solo los guiaba por los callejones donde estaban mi hermano y su amigo esperando, les robaba bajo amenazas, mientras yo desaparecía de su vida.

Sabía que tarde o temprano el rumor se esparciría y sería más difícil robar a los nobles, pero era un buen plan mientras tanto. Terminamos saliendo de la ciudad a hurtadillas, todos con un par de bolsas llenas, de berris, joyas y otras cosas que parecían de valor. Era la primera vez que tomaba algo que no era mío, y se sentía mejor de lo que esperaba.

Terminamos regresando al árbol sin que nadie nos siguiera para guardar el botín entre risas, haciéndome sentir como una de ellos. No quería encariñarme con nadie en este mundo, pero cada día me daba cuenta que eso era imposible.

—Deberás usar ropa nueva mañana, eso despistará a algunos —comentó Sabo sacándome de mis pensamientos—. También necesitas perfume, o un jabón para oler mejor, con solo lavar tu cabello puedes mezclarte bien en la ciudad —añadió en cuanto terminó de guardar el dinero.

—¿Vas a seguir siendo nuestra cómplice? —preguntó Ace al ver que no decía nada—. Si esto es mucho para ti…

—Nos criaron unos bandidos de montaña, puedo con esto —le aseguró con mi labio inferior temblando un poco, al aun sentirme mal respecto a robar. Pero dejaba de hacerlo al saber como los nobles trataban a los pobres, y como conseguían su dinero—. Necesitarán buscar la ropa esta noche antes de marcharnos con Dadan, así me dan tiempo a arreglarme y seguir con la estafa —comenté recostada del tronco del árbol gigante.

—Búscale un par de vestidos, zapatos, y usaremos joyas sencillas del botín —comentó Sabo pensándolo, mientras yo sabía porque lo hacía, él mejor que nadie tenía conocimiento de que ropa usaban los nobles en esa ciudad.

—¿Por qué no vas tú? —preguntó Ace a la defensiva, pero con un punto, no confiaba mucho en mi gemelo para seleccionar piezas de roba.

—Conoces la talla de Heis —respondió Sabo un poco sonrojado, resultándome tierno.

—No te vayas a quejar de mi elección —se quejó el azabache saltando del árbol con su tubo en mano, logrando que Sabo y yo nos riéramos mientras lo veíamos alejarse.

—Gracias por… —le dije en cuanto mi gemelo nos dejó solos.

—Aun no termino de confiar en ti aunque seas la gemela de mi mejor amigo —comentó el rubio con notable desconfianza en su voz—. Pero noto que él si confía en ti, por eso no dije nada.

—Confía más en ti y tú le guardas más secretos que yo —arremetí evocando que el niño me mirara fuera de sí—. Sé que no le creíste a Ace cuando te dijo de mi don, pero sé todo sobre ti, cosas que él no.

—No sé de que hablas, seguro solo son… —intentó defenderse haciéndome reír.

—Eres un noble del reino Goa —le acusé cruzándome de brazos—. Escapaste de casa hace dos años, cuando viste el tipo de personas que eran tus padres, y lo que te esperaba si seguías ahí —le informé que sabía sobre su pasado—. Los habitantes de Gray Terminal te aceptaron como uno de los suyos sin hacer preguntas, y ahí conociste a Ace, aunque nunca le has dicho algo de esto a él.

—No es posible —exclamó fuera de sí, dado que nadie sabía eso sobre él.

—Tus padres te dijeron que tenías que estudiar mucho y conseguir casarte con una mujer de dinero para ser feliz, claro tenías 5 años, y era lógico que ibas a creerles… —comencé a narrar para hacerle saber que no mentía.

—Suficiente —me hizo callar de golpe mirándome con algo de terror y miedo—. ¿Ace no sabe de esto? —negué con indiferencia—. Entonces lo que dijo, que podías ver el pasado de las personas, y posibles futuro.

—Es cierto, aunque apreciaría que guardaras el secreto —le sonreí de lado sin él bajar la guardia—. Sabo, no soy tu enemiga, si hubiera querido le hubiera dicho a Ace todo, pero no lo hice, quiero que me aceptes como lo aceptaste a él.

—¿Qué ganas tú? —preguntó con desconfianza y algo de temor.

—Ace no me aceptaba tampoco, pero es mi única familia, lo único que tengo, y quiero ser parte de su vida, tú eres su mejor amigo, así que eres parte del trato —respondí con verdades a media—. Eres un buen chico Sabo, siempre me agradaste por eso, no eres como los demás nobles.

—Apenas nos conocemos —quiso replicar pero negó como si pensara en algo—. Tengo una pregunta, sobre el futuro, si…

—Si preguntas y sabes no se cumplirá —le respondí riendo mientras negaba—. Pero no te preocupes, tendrás un gran futuro, te lo juro.