Nota de autor: Antes de comenzar a leer recordar que todo lo explicado no es tal como está en el manga, es desde la perspectiva y entendimiento de la protagonista. Por si ven algo que no está siendo bien explicado. Gracias, espero lo disfruten.

Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.

Adverencia: A partir de ahora habrán spoilers. Por ahora solo serán sobre la infancia de Ace, Sabo y Luffy.


Sus miradas me siguieron de una manera un poco aterradora mientras su capitán se limitaba a verme con arrogancia. Estaba casi segura que si tuviera unos años más me habría apuntado con sus armas por tal calumnia a su jefe. Pero en este instante solo sonaba a una replica de una niña indignada por su pequeño amigo.

—¿Quién es tu amiga, Luffy? —preguntó Beckman primero con una mirada que me hacía preguntarme que estaba pensando.

—Es Heis, es nueva por aquí —respondió como si nada antes de mirarme—. ¿Cómo sabes que hace trampa? —me cuestionó con sumo interés, aunque no podía culparlo, el niño quería ganar a toda costa.

—No es una trampa per se, es un truco, algo difícil que puedas ver a simple vista —intenté explicarle de la manera más sutil posible, evocando no desinterés en el niño sino todo lo contrario, sus ojos se pusieron en forma de estrella como si hubiera ganado algún premio.

—¡Puedes ganar! —me acusó haciéndome maldecir por dentro por haber abierto mi bocota. Me dije que debí haberme callado, y dejar que siguieran viéndole la cara de idiota, pero se me hacía casi imposible ver llorar al pequeño que en unos meses sería mi hermanito adoptivo—. Dale una oportunidad a Heis, si gana, nos dejas entrar a tu tripulación.

—No quiero ser pirata, Luffy, ya te lo dije —me quejé como una niña de mi edad, con pucheros incluidos, logrando que el aire se volviera a aligerar con una risa de los presentes.

—Te terminaré convenciendo —me prometió de manera directa antes de ver a Shanks de nuevo—. Deje que juegue, ella puede ver a través de tu truco.

—No es justo que ella gane por ti —declaró Beckman con seriedad sin dejar de darme esa mirada de que algo buscaba en mí.

—Igual no va a ganar —se burló Shanks con confianza—. Ella no quiere unirse a mi tripulación, pero ya que tanta confianza le tienes dejaré que juegue, si gana toda la carne que quieras va por mi cuenta —prometió la cosa que más amaba el niño.

—¡Tienes que ganar! —puso la presión en mí mientras veía como sus ojos ya no me miraban con una estrella en ellos sino con un símbolo de carne.

—Creía que quería ser pirata por encima de la carne… —repliqué sin negarme del todo.

—Veré como lo haces y luego le ganaré —se rió con su habitual risa, haciéndome bajar del banco, e intentar salir de esto de la manera más rápida posible.

Consideré perder adrede mientras caminaba hasta la mesa, y me sentaba poco más de un metro frente al pelirrojo, que lucía aun más imponente de cerca. Nadie podrá decir que me acobardé en acercarme a conocerlo. Pensé en como podría volver a verlo en unos años cuando ya no fuera una niña, pero aparté esos pensamientos de mi cabeza al verlo colocar las tazas en la mesa junto con la moneda, y hacer el mismo movimiento que hizo con Luffy.

—Está en la banda roja de tu sombrero —declaré sin titubear logrando llamar de nuevo la atención no solo del pelirrojo sino de toda su tripulación, sé que me arrepentiré de esto en algún momento.

—Eso fue suerte —exclamó Shanks con arrogancia—. Si tanto puedes ganar, aceptarás una revancha, todo o nada.

—Gané de manera limpia —repuse a mi favor, sin querer meterme en más problemas—. Le debes carne a Luffy.

—Carne —exclamó Luffy con baba en su boca por pensarlo, haciéndome reír con ternura. Haciéndome cuestionarme si sería capaz de dejar mi paz por ser su nakama. El futuro rey de los piratas era alguien que valdría mi vida—. Makino, carga la carne a Shanks —le pidió haciendo reír a la camarera.

—Diez mil berries —apostó el pelirrojo mirándome como si intentara ver mis pensamientos—. La primera vez fue suerte, y sabes que lo es y por eso temes perder —acudió a mi orgullo, una manera baja de provocarme, pero funcionó.

—Una última vez —acepté mientras lo veía recolocar los vasos y poner la moneda en la mesa.

Como temía la velocidad en la que hizo mover la moneda fue más rápida que la primera, a cualquier ojo humano era casi imposible de saber que estaba sucediendo, pero para mi nivel de haki de observación, era muy sencillo. Era un nivel muy por debajo del que podría soportar, lo cual me hacía saber que él estaba al tanto de lo que había hecho.

Negar ahora los hechos sería peor que confirmarlo. Si me hacía la idiota y fallaba, podría hacer que creyera que ocultaba algo malo, y si ganaba podía solo hacerme la arrogante sobre ello. Después de todo, hasta ahora no tenía mucho que perder. Aun si se enteraba que era hija de Roger, no iba a usarlo en mi contra.

—La manga derecha tu camisa, lo remplazaste por tu botón —exclamé con suma arrogancia mientras él tomaba la moneda que estaba en donde había dicho. Pero al hacerlo no me miraba como si fuera una amenaza, su tripulación dejó de prestarme atención como si dejaran todo en sus manos, y en cambio el pelirrojo me observaba como si hubiera encontrado un tesoro—. Me debes diez mil berries —declaré tomando el billete de la mesa, y él detener mi mano antes de que la retirara.

—No recuerdo haber escuchado tu apellido Heis —comentó haciéndome reír al apartar mi mano y guardar el dinero.

—Ni yo el tuyo —repliqué haciendolo reír dándome la razón—. Espero que te haya servido para ganarle, Luffy, debo irme —le dije al niño al pararme de la silla, dando por suficiente el desastre que había provocado por hoy.

—¿Pero porque? —replicó con pucheros—. Debes volver mañana y enseñarme a hacer eso —añadió dándome a saber que no había entendido nada de lo que hice.

—Lo intentaré, nos vemos —le guiñé un ojo al niño antes de salir del bar con el corazón en la mano, declarándome a mí misma que no volvería a bajar a esta villa, ese susto no era algo que quisiera replicar de nuevo.

Logré más de lo que había planeado, vi el Red Force, conocí a Shanks, le gané en su juego, y me metí en probablemente un gran problema. Necesitaba volver a casa, y que mis únicos contrariedades sean Sabo y Ace, junto con su desconfianza. Luego tendría más por lo cual preocuparme y no era necesario apresurarlo.

Como modo de despedida volví a la costa a ver el Red Force por última vez, al saber que no podría volver a verlo quizás de nuevo en esta vida. Las probabilidades eran escasas, incluso en el anime se veían muy pocas veces. Y era un gran navío que admirar, sonreí como si me despidiera de él al llegar a la costa, intentando guardar esa imagen en mi cabeza por los siguientes años.

—Puedes subir si quieres —me dijo una voz que conocía bien a mis espaldas, haciéndome lamentar no haberme ido directo a mi casa.