.

.

Día 3: cita romántica

.

.


—¡Sorpresa! —exclamó, quitando las manos de los ojos de su prometida.

—Ra-Ranma, esto es… precioso —musitó, admirando la belleza del lugar—. Pero debió costarte una for-

—Descuida. El costo es lo de menos. Además, lo único que deseo es contemplar la sonrisa en tu rostro, Akane —espetó, tomándole la mano para guiarla a la mesa que le tenía preparada—. Espero te agrade todo lo que te tengo preparado.

—Ranma…

Akane se puso de puntillas para acercar sus labios a los de su prometido. Él la cogió suavemente por la cintura, mientras sus manos la acercaban a su cuerpo. Logrando sellar el beso que ella quería darle. Beso que lo transportó y lo llevó a un mundo inimaginable. Universo que lo hacía volver realidad sus anhelos. Sueños que se albergaron en su corazón desde que la joven llegó.

—Ven. Siéntate, por favor —le pidió, moviendo la silla para que ella pudiese sentarse—. Qué deseas beber, ¿vino, agua o jugo?

—Vino. Quiero un poco de vino, por favor. —Akane tomó la copa de cristal para acercarla hasta su prometido; quien acababa de abrir una deliciosa botella de vino que compró exclusivamente para ella. Ranma la quería complacer; así que, buscó la mejor botella de vino rosa existente para deleitarla—. Es exquisito.

—Akane, nada es más exquisito que tú —susurró en su oído, mientras se alejaba de ella. Sin quitar de sus profundos ojos la mirada lasciva que le obsequió—. Brindemos por nosotros, y porque el próximo año celebraremos esta fecha estando casados. ¡Salud!

—¡Sa-salud! —Tendō chocó su copa con la de Saotome y luego bebió un poco del licor. Cerrando los ojos para deleitar su paladar con las exquisitas notas dulces que le brindó el vino. La sensación que experimentó fue tan placentera que le hizo vibrar cada rincón de la piel. Así como la hacía vibrar él. Solamente él—. Falta tan poco para ser tu esposa que ya no puede esperar —confesó, sonriendo ampliamente—. Eres lo mejor que me pudo pasar.

—Akane, tú ya eres mi esposa. Desde hace mucho lo eres. Sin embargo, lo único que nos hace falta es firmar el papel, pero en la práctica, ya eres mía. Completamente mía.

Ranma estiró la mano para que su prometida se acercara a él. Ella aceptó la invitación; así que, se levantó de su asiento para ir a sentarse en el regazo de su amado. Él la acarició sutilmente cuando la tuvo en sus piernas, mientras la joven acunaba su rostro en su fornido pecho.

La calidez de sus cuerpos los embriagó, haciendo que el tiempo se detuviera por un momento. Estar así, tan íntimamente, les reconfortó el corazón.

—Me gusta mucho escuchar de tus labios esa autoridad con la que dices que te pertenezco —expuso, pasando su pequeña mano por la mejilla de Saotome—. Yo soy tuya, así como tú eres mío —Aseveró, tomándolo del mentón para acercarse a sus labios—. Siempre será así. Hasta alcanzar la eternidad.

—Akane, tú eres la única mujer a la que he amado. La única mujer que he deseado. Y la única mujer que es capaz de temerse a sus pies. —Saotome besó con pasión los labios de su prometida. Mordiéndole el labio inferior para arrancarle un pequeño gemido que lo enloqueció—. No sabes las ganas que tengo de arrancarte la ropa y hacerte el amor.

—Hazlo, por favor —le pidió, besándole desesperadamente el cuello—. Supongo que reservaste este salón solo para los dos.

—Así es. De hecho, la cena ya está aquí para no tener interrupciones; así que… ¡Ay! —jadeó, al sentir cómo su prometida lo encendió cada vez más—. ¡Ya no puedo esperar más!

—Y yo ya no quiero seguirte haciendo esperar. Ranma, llévame al cielo.

— Adonde tú quieras, Akane. ¡Feliz aniversario! Te amo.

La pareja se fundió en un ardiente y caluroso momento de pasión. En el que la ropa voló y la comida esperó. El vino se esparció y con la lengua se saboreó, pues sus fantasías cada vez estaban más fuera de control.

Pero, ¿quién no perdería la razón al amar sin pudor? Pues sus almas eran las que pedían a gritos salir de sus cuerpos para danzar en el cielo.

En su apasionado y candente cielo.

Fin.


¡Hola!

¿Cómo están?

Llegamos al día tres de la week y debo confesar que mi idea inicial era un lemon para esta cita romántica. No obstante, cuando iba a comenzar a relatar cambié por completo la idea. Obteniendo como resultado este bello y erótico momento.

No sé ustedes, pero a mí me gusta mucho jugar con la imaginación. Así que, espero les haya gustado el resultado.

Los quiero demasiado. Nos leemos mañana con otra nueva historia.

Con amor.

GabyJA