Nota de autor: Antes de comenzar a leer recordar que todo lo explicado no es tal como está en el manga, es desde la perspectiva y entendimiento de la protagonista. Por si ven algo que no está siendo bien explicado. Gracias, espero lo disfruten.

Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.

Adverencia: A partir de ahora habrán spoilers. Por ahora solo serán sobre la infancia de Ace, Sabo y Luffy.


Nunca tuve la intención de quedarme pasar el rato en la villa Foosha. Me había dejado llevar por mis emociones para volver allí solo a ver de nuevo al pelirrojo, pero cada vez que iba se hacía más difícil decir adiós, no solo como una fan empedernida de conocer de cerca a uno de sus personajes favoritos, sino por la curiosidad de saber más sobre él. En pocos días pasé de ser solo una desconocida para Shanks, a ser su aprendiz de manera oficial.

La tripulación del pelirrojo me saludaba como si fuera uno de ellos, incluso llegué a luchar un par de veces con Beckman para medir mi fuerza y asegurarse que su capitán no estaba siendo blando conmigo por la nostalgia de ser hija de Roger. Lo cual a su vez me sirvió mucho para mejorar mi haki de observación. Sabía que en un futuro poder esquivar balas era algo que podría salvarme.

Se suponía que solo pelearía una vez con el pelirrojo de sombrero de paja y no volvería, pero cada madrugada estaba antes de que saliera el sol delante de la puerta de su habitación para sacarlo de su cama y volver a pelear. Nunca estuve cerca de golpearlo en realidad, pero cada vez me decía que me faltaba poco para poder tocarlo, aunque lo ponía mucho en duda.

Aun así era divertido, me enseñaba posiciones de pelea, y sentía como mejoraba cada día. Al terminar de pelear el sol estaba fuera, y ambos tirados en el suelo riendo mientras me contaba alguna de sus aventuras. Me pregunté en varias ocasiones si mi acercamiento a él era por mi falta de una figura paterna, de haber crecido huérfana, pero dejaba de pensar en ello tan pronto como me planteaba la idea.

Me gustaba pasar tiempo con el capitán, no había que complicarlo más de ahí.

Dos semanas después de que llegaron al reino Goa, el pelirrojo me contó que había perdido la fruta del diablo que llegó a robar en su último viaje, por un descuido dado que se Luffy se la había comido, algo que desde que leí sobre ello lo puse en duda.

—Deberías ayudarlo a entrenar —me comentó esa mañana mientras me entrenaba sin yo prestarle mucha atención al haberme cuestionado algo desde hace días atrás.

—¿Por qué no lo haces tú? —le pregunté sin tapujos con una sonrisa burlona dando un salto hacia atrás para esquivar su espada—. No creo ser una buena influencia para él, además cada vez que hablamos me pide que me una a su tripulación.

—Debo hablar con ese niño, eres parte de mi tripulación —bromeó logrando hacerme reír con fuerzas, sin dejar mi miedo a un lado para aceptar su propuesta. Teniendo mucha curiosidad de que cosas haría para convertirse en un emperador del mar en solo siete años y con un solo brazo—. ¿Aun no cambias de opinión? —comentó seguro al verme pensativa por mucho tiempo.

—No pertenezco al mar —le aseguré con confianza que disfrazaba mi miedo, me aterraba ir a la gran ruta marítima, ir a donde se encontraban los grandes piratas, aun teniendo el respaldo del pelirrojo—. Además soy una aprendiz de haki, no de una fruta del diablo, no sabría cómo ayudarlo a controlarla —mentí con rapidez lanzándome contra su pierna con intención de golpearlo pero él lo esquivó con rapidez con la parte no filosa de su espada—. Aunque no puedo evitar preguntarme, como dejaste que un tesoro como estuviera sin supervisión cerca de Luffy, casi pensaría que… —pensé en voz alta lo mismo que me cuestionaba sin haberlo dicho antes en voz alta, su mirada me hizo saber que llegó a escucharme.

—¿Qué lo hice apropósito? —exclamó sin rodeos, sin esquivarme la acusación, aunque algo me decía que él era quien intentaba sacarme información y no al revés—. ¿Conoces la gomu gomu no mi?

—Por supuesto que no, no sé sobre las frutas del diablo —mentí lo mejor que pude y por su reacción supe que no me creía—. No se ha visto en este lado del mar, como podría saber de ellas… —intenté justificarme reuniendo todo el miedo que tenía para usar algo que quería probar desde hace días, si tenía el haki del rey, debería ser capaz de hacerlo.

Tenía la teoría gracias a tantos años viendo el anime más de una vez, pero la práctica era más difícil de lo que era lo básico sobre el haki. Aun intentaba pensar sobre ello, tanto que dejé de lado la conversación sobre la fruta de "goma" de mi foco de interés. Ignorando por completo la expresión el pelirrojo que hizo ante mi mentira. Antes de que pudiera decir algo, intenté arremeter en su contra con solo mi puño, evocando que esta vez no solo me esquivara, sino que redireccionara mi golpe al suelo.

Logré detener el impacto para no tocar la tierra mano mi puño sin perder la concentración, logrando justo lo que quería, un impacto sin tocarlo. Lo cual me pareció curioso, y lógico, después de todo, Luffy logró dominar esto en apenas una semana sin haber escuchado antes al respecto. Aunque no volví a verlo usarlo después de su pelea con Kaidou, por lo que aparte de ello, no tenía información al respecto para mejorar.

—¿Dónde aprendiste a hacer eso? —me volvió a la realidad el pelirrojo, del cual me había olvidado por instante al estar tan concentrada en dominar esta técnica—. Sabias lo que hacías —exclamó antes de que pudiera darle una excusa válida mientras intentaba soltarme de su agarre sin éxito. La fuerza que estaba usando en mi muñeca estaba lleno de haki, lo cual me obligaba a usar haki de armadura para no sufrir alguna magulladura por ello.

—Solo la teoría —respondí intentando no decir demasiado al respecto, pero sin poder tampoco fingir ignorancia sobre lo que había hecho—. Es la primera vez que lo pongo en práctica.

—¿Cómo sabías de eso? —me cuestionó sin aun soltarme, notando por primera vez un tono amenazante hacia mí—. Desde que apareciste en el bar me has dado la impresión de que sabes más de lo que parece.

—Supongo que tenemos eso en común —arremetí con valentía, intentando soltarme sin éxito, me faltaban años de entrenamiento para poder ser rival de un pirata con una recompensa sobre el billón de berries—. Sin embargo, no me ves intentando husmear en tus asuntos —agregué logrando que me soltara con algo de desdén, lo cual podía sospechar que era por no saber algo que ansiaba, notaba cuanta curiosidad tenía sobre mí, aunque no podía culparlo, si supiera la mitad de la información que poseía lograría aun más de lo que tenía planeado—. Hay cosas que sé solo en teoría, por eso sabía sobre el haki, y sobre…

—El haki del rey avanzado —terminó por mí notándose poco satisfecho con mi respuesta, pero negando con rapidez, no sé si por falta de interés o porque decidió que una niña de diez años no podía tener mucha información importante oculta—. Te falta mucha práctica.

—¿Dejaste de estar enojado? —le pregunté poniéndome de pie y limpiándome el polvo de mis pantalones—. Necesito un maestro, Shanks, las cosas que sé solo es teórica, la base como mucho.

—Sabes más que muchos piratas del mar del este —comentó teniendo razón pero sin yo dársela del todo—. Aunque sigo intrigado sobre tu fuente de información, me parece aun más curioso de porque una niña quiere entrenarse sino pretender salir al mar.

—Porque este mundo es muy cruel, sobre todo para las niñas y mujeres, quiero saber defenderme —respondí con rapidez y sinceridad logrando hacerlo reír—. ¿Aun te tengo como maestro?

—Sería mejor maestro si vinieras conmigo cuando me vaya —respondió volviendo a su actitud jocosa de nuevo, aunque sabía que en el fondo no terminaba de confiar en mí, sabía de su naturaleza precavida, pero algo lo hacía no alejarme por completo, quizás por ser hija de Roger, o solo lástima—. No pretendo quedarme mucho tiempo más en esta isla, y esta vez…

—No vas a volver —previne lo que iba a decir haciéndome asentir—. Solo necesito algunas lecciones sobre el haki del rey avanzado, algo con lo que pueda trabajar cuando no te tenga para enseñarme —comenté algo pensativa rechazando su invitación de nuevo, había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho ya.

—Por lo menos prométeme que me visitarás en el nuevo mundo cuando salgas al mar —exclamó el pelirrojo con una sonrisa cálida en su rostro, como si no notara su juego de palabras antes de yo negar con la cabeza riendo.

—Para eso tendría que salir al mar pelirrojo, y eso no va a pasar —le prometí antes de volver a atacarlo para continuar con mi entrenamiento.

Me despedí del capitán aun antes de él partir de la villa Foosha, encontrándome incapaz de verlo perder el brazo, o tener que decirle adiós de manera directa. Me encontré a mí misma más encariñada de él de lo que esperaba, apenas había pasado semanas a su lado, y se sentía como años. Supongo que ahora no podía negar que entendía el apego de Luffy hacia él, al encontrarme en la misma situación.

Aun así, intenté no llorar cuando al subir al árbol cercano a mi casa no ver su barco en la costa, pero fue imposible. Las lágrimas salieron antes de que pudiera prevenirlo, al saber que esa si era una despedida, no volvería a verlo, la única forma sería si me hiciera al mar, y eso no estaba en mis planes de vivir una vida pacifica en este mundo.

Como si mi relación con mi gemelo no hubiera estado lo suficientemente distante, mis escapadas a la villa, lograron que volviéramos a estar tan cercanos como antes. Apenas me hablaba cuando armábamos algún plan, solo Sabo me incluía en sus conversaciones, aunque tampoco podía culparlo de ello, tenía sus razones.

Aunque tampoco intenté que mejorara nuestra relación. Al saber lo terco que podía ser al respecto. Ace era un niño difícil de tratar, muy desconfiado, y yo con una niña con muchos secretos.

—Solo está celoso —me había dicho el rubio con confianza mientras Ace se encargaba de terminar uno de los trabajos—. habíamos sido un equipo por años y…

—Y yo vuelvo a guardarle secretos —comenté dándole la razón en cuanto cerramos la puerta del tesoro en el árbol—. Fui a buscar un maestro en la villa, alguien que me enseñara sobre el haki, y eso no iba a lograrlo en esta colina.

—¿Aprendiste más sobre el haki? —preguntó el chiquillo sacando una libreta de su pantalón y un lápiz de carbon, lográndome hacerme reír—. Desde que comenzaste a irte no hemos entrenado, pero lo poco que sabemos es lo que ha hecho sea posible enfrentarnos con personas más fuertes.

—Sí, encontré un maestro en la villa —le aseguré emocionándolo aun más—. No les dije nada porque sabía que Ace se iba a molestar.

—¿Molestar porque?, podríamos haber ido contigo y entrenar, como es que…

—Mi maestro era parte de la tripulación de mi padre —le confesé de golpe borrando su sonrisa, imaginé que entendió por guardé todo como un secreto hasta ahora.

—Estabas con uno de los miembros de la tripulación de ese hombre —escuché a mi hermano en la base de la copa del árbol sin haberlo percibido antes, mi haki de observación era el que menos desarrollado tenía, y no lograba hacerme escuchar a esa distancia. Lo contrario de mi gemelo—. Tuviste razón al no invitarme a ir, no quiero nada que tenga que ver con él.

—Lo sé, tu orgullo es más grande que tu cabezota —lo insulté rodando los ojos al lanzarme de pie al suelo, y caer con fuerza sin hacerme daño—. Es una persona de confianza, y si aun quieres hacerte más fuerte puedo enseñarte, sino puedes seguir siendo más débil que yo —lo reté evocando que me atacara con su tubo reparado, dándome a saber que estaba listo para continuar con nuestras peleas/entrenamiento.