Nota de autor: Aquí les dejo el nuevo capítulo que espero les guste, todo lo sucedido ahora será necesario para capítulos futuros, por lo que espero no les aburra.

Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.

Adverencia: Spoilers sobre algunos datos de One Piece.


Detestaba el frío, era una de las cosas que no lograba soportar en este mundo, ni siquiera con todo el abrigo necesario podía calentarme. Dado que el frío en este mundo no era normal como en el mío, allí habría muerto a estos niveles de temperatura. Pero aun no me detuve, por más que Ace hubiera insistido que no era necesario que lo siguiera. Pero yo también quería verlo.

Nuestro paso por la isla Gyojin fue tan caótico como lo era cada vez que pisábamos una isla, pero sin llegar a mayores. Solo unas cuentas peleas de mi hermano, que terminaron antes de que siguiéramos nuestro camino. Uno que tenía una pequeña parada, la cual estaba planeada por Ace desde que partimos de nuestro hogar, y una de la que apenas me enteraba hace unas semanas.

Sabía que Ace en una parte había hecho las paces con ser hijo de Roger, no del todo, pero si lo suficiente como para aceptar que Shanks fue alguien importante en la infancia tanto de Luffy como en la mía. Por lo que después de saber de que le había salvado la vida, al parecer se sentía en deuda para agradecerle por ello, como su hermano mayor.

En cuanto me enteré de esta parada en el nuevo mundo tuve mis dudas al respecto, podía solo quedarme en el barco a vigilar, o podía seguirlo. A él le daba igual en realidad, como la mayoría de veces, siempre y lo siguiera, no le importaba mucho lo que hacía. Eso terminó con unos cuantos problemas en algunas islas, que terminaban con el idiota rompiéndole la cara algún tipo que intentara o haya intentado algo conmigo.

Reí al recordar la última ocasión, mientras intentaba taparme aun más el rostro con mi abrigo.

—Te dije que podías permanecer en el barco, no voy a quedarme mucho tiempo —me regañó Ace al verme temblar del frío detrás de él.

—No voy a acobardarme por un poco de nieve —le aseguré intentando averiguar si el haki de armadura podía protegerme de la temperatura también, pero apenas logró algo—. Y también quiero saludarlo, tengo años sin verlo —añadí con curiosidad de si se vería igual que lo recordaba como Yonkou, o si aun se acordaría de mí.

—¿Ver a quién? —nos interrumpió Masked Deuce sacándome de mis pensamientos, y recordándome que la tripulación no sabía hacia donde íbamos—. ¿A dónde vamos ahora? ¿A enfrentar un nuevo enemigo?

—Nuestro próximo objetivo es uno de los cuatro Yonkou —comentó mi gemelo alarmando a su tripulación al no decirle la explicación completa—. El hombre de cabello rojo, y triple cicatriz.

—¡¿Vamos a enfrentar a Shanks?! —exclamó con miedo evocándome una sonrisa—. ¿Es por eso que también vienes esta vez?, ¿van a enfrentarlo juntos?, pero ni siquiera juntos podrían contra él, no estamos…

—¿Acaso me veo débil? —lo cortó de golpe con demasiada arrogancia, pero sin yo entrometerme en su conversación, no tenía que ver conmigo.

Me preocupé en que mis pasos continuaran aun cuando se me enterraban las botas, ignorando como Ace regañaba a su mano derecha, y terminaba por explicarle que en realidad solo íbamos a saludarlo no a enfrentarlo. Evocando que Deuce terminara por mirarme a su lado como si esperara que refutara el argumento de mi gemelo.

—Va a agradecerle por salvar a nuestro hermano menor nada más —aseguré temblando de frío—. Yo voy porque es un viejo amigo, y no sé cuando iba a poder a volver a verlo si desaprovechaba esta oportunidad.

—Sigo sin creer que eso sea una buena idea —exclamó Ace esta vez con una mueca—. ¿Vamos por el camino correcto? —me cuestionó al solo ver el manto blanco de la nieve delante de nosotros, y yo sacar la hoja de vida de Shanks de mi bolsillo, la cual no solía dejar en ningún lado. Esta desde que la saqué comenzó a señalar hacia adelante—. Bien espero que no falte mucho, vas a terminar congelada.

Mi haki de observación no era tan bueno como para detectar personas a grandes distancias, no obstante, supe que la hoja de la vida no iba a ser necesaria, cuando el haki del rey de Shanks y de algunos de sus tripulantes me advirtieron de su presencia. No estaba segura de que rayos hacia el pelirrojo en medio de una montaña de nieve, pero no podía negar que era un buen escondite, sino fuera por su regalo, habría sido muy difícil de llegar hasta donde él.

Una cueva apenas visible nos indicó el camino un par de horas después, siendo Ace el primero en entrar para saludar. Siendo seguido de Deuce como su segundo al mando, y su tripulación seguirlo para darle apoyo en caso de un mal entendido.

—Shanks el pelirrojo, al fin te encuentro —exclamó Ace, sin yo aun poder verlo gracias a los piratas que aparaban la vista—. Vine a saludar.

—Así que el súper novato viene a saludarme —escuché a Shanks hablar con una voz más gruesa de la que recordaba, evocando que me hiciera lugar entre los hombres de mi hermano para poder verlo. Allí estaba sentado, imponente con su espada en su mano derecha, preparado para cualquier batalla.

—No, no es lo que piensas —se apresuró a corregirle mi hermano—. Mi hermano menor siempre habla de como le salvaste la vida así que quería darte las gracias —añadió evocando que el pelirrojo ablandara su rostro, dejando ver al hombre que recordaba de mi infancia.

—¿Eres hermano de Luffy? —comentó con un tono amistoso, logrando hacerme reír, sin importar que fuera ahora uno de los hombres más poderosos del mundo, dejaba de ser él—. No sabía que Luffy tuviera un hermano, cuéntame más —añadió evocándome otra risa mientras negaba, sin aun tener el valor de saludar—. Vamos tengamos una fiesta para que me cuentes todo.

—¿Heis no vas a saludar? —me llamó mi gemelo sin dejar que tomara el valor suficiente aun para hacerlo, pero al ver la mirada del pelirrojo buscarme, supe que el tiempo se me había acabado.

—¿Heis? —preguntó Shanks poniéndose de pie y mirando hacia atrás, mientras me acercaba a la fogata del interior, para que la luz me diera y pudiera verme.

—Hola pelirrojo, me dijiste que podía venir a saludarte —le saludé de lado mientras observaba como su rostro cambiaba al entender quien era, como si pudiera captar cada detalle de mi persona al mirarme de arriba abajo—. Espero que la propuesta aun estuviera en pie.

—¡Heis! —gritó con una calidez que evocó que le sonriera sin importarme que no estuviéramos solos—. ¡Chicos, es Heis! —le gritó a su tripulación ganándome varias sonrisas de algunos de ellos—. Dijiste que no ibas a salir al mar, no puedo creer que te unieras a una tripulación pirata después de rechazarme.

—¡¿Shanks te pidió que fueras parte de su tripulación?! —me preguntó mi gemelo mirándome de manera incrédula mientras me encogía de hombros riendo, y su tripulación hablaba en susurros entre ellos. Por eso no hablaba de más.

—No soy parte de su tripulación, mi hermano prácticamente me sacó de la isla a rastras —me defendí caminando hacia el pelirrojo y quedarme de pie frente a él—. Sigues siendo mucho más alto que yo —me quejé antes de sentir como me atraía a su pecho con su única mano para abrazarme.

—Me debes una explicación de porque no me contaste que tenías un gemelo —me regañó en voz baja para que nadie pudiera escucharlo, logrando hacerme reír—. Hey, muchacho —llamó a mi hermano sin yo aun salir de su agarre—, ¿podrías dejármela?, te prometo que la cuidaremos bien —añadió logrando que me soltara de su abrazo para regañarlo.

—No voy a quedarme contigo, no quiero ser una pirata —me quejé sacándole la lengua y evocando que su tripulación se riera seguro al recordarles como le decía lo mismo de niña.

—Tráiganle comida y alcohol a los chicos, deben estar exhaustos, y quiero conocer la historia de como lograste sacar a Heis de esa isla —comentó para dar inicio a la fiesta y a varias conversaciones incomodas.

En un principio mi gemelo evitó las preguntas referentes a mí, contándoles en cambio a todos como nos criamos junto con Luffy, casi la misma historia que le dijo a Rayleigh. Sin embargo, después de varias botellas de alcohol, y con la tripulación Spade casi inconsciente borrachos, al igual que su capitán, terminó contándole mi problema en la isla, como tuvo que casi obligarme a salir de allí para evitar que se tornara peor.

Mientras yo me quedaba atrás sin decir nada, sentada a pocos metros de Benn Beckman, el cual hacía menos preguntas que su capitán, y por ende era menos entrometido.

—Hiciste bien en salir de ese lugar —me aseguró Benn como si intentara consolarme en vez de regañarme por mis decisiones—. Ese tipo de hombres solo se obsesiona, hubiera sido peor que te quedaras.

—Lo sé, pero no hace que el mar fuera una mejor opción —me quejé en medio de un suspiro—. Es bueno ver que todos están bien, ahora son parte de la tripulación de un Yonkou —comenté halagándolo sin él inmutarse—. Eso solo confirma que no era buena idea que me uniera a su tripulación.

—El capitán no hubiera dejado que nada te pasara y lo sabes —me aseguró evocando un leve sonrojo en mis mejillas—. Pero aunque él no lo admita, en parte es bueno que no lo hicieras, tienes razón, el mar es peligroso —añadió algo pensativo sin entender a que de todo se refería para luego suspirar y negar—. Deberías ir con él, seguro tienen mucho de que hablar —comentó aumentando mi sonrojo, que intentaba ocultar tras la excusa del frío.

—Está entretenido hablando con mi hermano, solo vine a decir hola nada más —me negué a moverme mientras tomaba lo poco que quedaba en el único vaso del alcohol que dejé que me sirvieran, para luego levantar la mirada hacia donde estaban los susodichos, encontrándome a mi gemelo durmiendo sentado, y a Shanks mirándome de manera inusual.

—Tu hermano debe estar ebrio al igual que los demás, ve —me alentó Benn levantándose de su asiento en lugar de esperar que yo lo hiciera para caminar hacia Lucky Roux y Yasopp, que estaban casi igual que Ace de borrachos.

Respiré profundo al observar como Shanks vio aquello como una invitación, al dirigirse a mi dirección y sentarse en donde había estado su primer oficial. Ninguno de los dos dijo nada, como si no encontráramos las palabras necesarias. No sé que le ocurría, pero yo solo quería saltar a sus brazos, de niña no pude por obvias razones, pero verlo más imponente que antes, y a mí edad, era casi imposible no pensar en otra cosa que en lo bien que se había sentido estar en su pecho.

—¿Estás evitándome por alguna razón? —preguntó de una manera muy directa después de un largo silencio haciéndome alzar la mirada para verlo.

—Imaginé que querías ponerte al día con mi hermano, no hay mucho que contar que él ya no te haya dicho —respondí encogiéndome de hombros como si no tuviera importancia—. ¿Te molesta que no te preste atención? —pregunté de vuelta conectando mi mirada con la suya.

—Creciste —comentó como si no fuera obvio haciéndome reír.

—Pasaron siete años, obvio que iba a crecer —me quejé con burla—. Aunque no he mejorado tanto en mi nivel de poder, no tenía quien entrenara conmigo para explotarlo —añadí logrando hacerlo reír para luego ponerse de pie.

—¿Una pelea por los viejos tiempos? —me propuso ofreciéndome su mano y yo no poder evitar tomarla.