Nota de autor: Holaaaa mis lectoras, aquí dejo un capítulo que espero les guste tanto como a mí escribirlo.
Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.
Adverencia: Spoilers sobre algunos datos de One Piece. Escenas subidas de tono, si le incomoda puede saltarselas.
No recordaba en qué momento me había quedado dormida en toda la noche. Solo supe que estaba durmiendo cuando abrí los ojos notando la luz del sol entrar por la entrada de la cueva. Pestañeé par de veces, antes de notar que estaba acostada sobre el cuerpo de Shanks, quien se había quedado en silencio mirándome despertar.
Los recuerdos de lo que hicimos me golpearon como si hubiera sido una película y no algo vivido. Mi entrepierna se sentía pegajosa, no sabía si porque ya estaba húmeda de nuevo o por los restos de la noche anterior. Después de la primera ronda, le siguieron otras cuatro según recuerdo, en cada rincón de la cueva, sentados, conmigo encima, de pie, en un momento dejé de contar o notar en donde me follaba, solo recuerdo el placer que había sentido.
—Espero que hayas descansado bien —me dijo acariciando mi rostro con su mano antes de besarme de manera suave en los labios.
—Mejor que nunca —susurré sobre los suyos—. Aunque tendré que darme un buen baño cuando vuelva a mi barco —añadí con sorna levantándome de su pecho para poder ponerme de pie.
—Podrías darte uno en el mío —comentó observándome mientras buscaba mi ropa por la cueva aun desnuda—. Y de paso quedarte.
—Creí que ya habíamos hablado de eso —caminé hacia él para tomar una de las sábanas y limpiar lo que pude de mi entrepiernas para poder ponerme mis bragas—. No puedo quedarme.
—Eso fue antes de haberte probado —comentó mirándome boca arriba de manera intensa, y una notable erección, que amenazaba con volver a follarme en cualquier momento.
—La respuesta sigue siendo la misma —le repetí tomando mis pantalones para empezar a colocármelos, pero antes de que pudiera hacerlo, en cuestión de minutos me encontraba contra el suelo acorralada por él, y su mano en mi cintura. Había usado una gran velocidad en mi guardia baja para tomarme de esta manera—. No tengo fuerzas para levantarme si vuelves a… —intenté quejarme de mi falta de alimento, después de la noche que tuvimos, pero no pude terminar la frase al sentirlo besarme de manera brusca.
El placer llenó mi boca al sentir su lengua batallar con la mía, y su mano bajar hasta mi entrepierna adentrándose en mi ropa interior para volver a estimularme.
Volví a quedarme dormida en algún momento, sin estar vez poder moverme bien. No había comido nada, y la poca energía que me quedaba se fue después de que follaramos unas tres veces más. Ni siquiera podía levantarme en este momento, incluso sentía como mi entrepierna ardía y gritaba por un respiro. Parecía que él no se cansaba.
Mantuve mis ojos cerrados, sin querer pensar en nada más que descansar, hasta que olí algo delicioso siendo preparado. No sé si era la falta de alimento o el tiempo que llevaba sin comer, pero el sueño fue reemplazado con hambre con rapidez. Podía oler pescado a la perfección, recordándome las tantas veces que pesqué con mis hermanos en nuestra isla natal.
—Creo que me excedí un poco —se quejó más con sorna que con culpa sin yo aun siquiera sentarme—. No te muevas, te llevaré de comer —me advirtió, aunque no tenía intenciones de hacerlo de todas formas.
Como si no hubiera hecho nada malo, se acercó a mí y se sentó a mi lado con un gran pescado en un pedazo de madera, que se miraba más como una declaración de paz. Ayudándome de mis brazos, logré sentarme aun adolorida para aceptar la comida, y devorarla con rapidez. Sabía que tenía hambre, pero no supe cuanta hasta que la masa blanca del pez tocó mis labios.
Sabiendo que era la forma en que funcionaba este mundo, en cuanto terminé de devorarlo, la energía volvió a mí. Sin sentirme débil, cansada, aunque si un poco de ardor, al no estar acostumbrada ni a su tamaño, ni a tanto sexo seguido. Lo vi alejarse una vez terminé de comer, para colocar otro pescado en la hoguera, lo cual esperaba que fuera mi segunda comida, al aun tener hambre.
—Tenía mucho sin tener sexo, siento haberme desahogado sin darte un respiro —se disculpó desde la hoguera resultándome casi tierno—. ¿Quieres otro pescado?, quedan varios congelados.
—Sí, por favor —acepté tomando una de las sábanas para cubrirme no por vergüenza sino por el frío que hacía y caminar hacia él—. No estoy acostumbrada a tanta actividad sexual —le confesé llegando a pararme delante de él—. Pero si te excediste un poco, por lo menos hubiéramos comido antes de repetir otra vez —lo regañé sentándome en sus piernas y recostar mi cabeza en su pecho.
—Eso es difícil cuando te veo —se defendió sonriéndome y sentir como se ponía duro debajo de mí por tan simple roce—. Esta vez tú lo provocaste.
—Nunca te cansas —me burlé sin espantarme, esperando volver a comer antes de que me tomara de nuevo.
—No podría —tomó mi barbilla para besarme de manera suave en los labios, haciéndome sentir que era algo que habíamos hecho miles de veces y no me cansaba—. Quiero que te quedes conmigo —me propuso sobre mis labios—. Mis hombres no van a oponerse, estarías a salvo…
—Shanks… —gemí sobre sus labios tentada a aceptar pero mi buen juicio no me lo permitía—. Te dije que tengo cosas pendientes por hacer, debo llevar Ace con barba blanca.
—¿Ese es su objetivo? —preguntó con curiosidad cesando sus caricias.
—Sí, va a enfrentarlo, quiere probarse a sí mismo, pero al final se quedará como uno de sus hijos, esa es mi meta con él, donde termina mi viaje con mi gemelo —le aclaré con confianza observándolo sacar al pescado del fuego aun conmigo en sus piernas, y llevarlo hacia donde mí para ofrecérmelo.
—Bien, ve con el viejo, y quedemos en alguna isla para poder recogerte —propuso con demasiada seriedad para mi gusto, intentando concentrarme en comer mi segundo pescado—. ¿O tienes otro objetivo por cumplir?
—No ser blanco de nadie sería uno muy importante —respondí entre bocados, terminando por devorarme el pez con rapidez, sintiendo por fin como recobraba mis fuerzas casi por completo—. Quedarme contigo significa que la noticia de una amante de un Yonkou se esparza en algún momento, me volvería un blanco andante para llegar a ti, ya sea por otros piratas o incluso los mismos Goroseis.
—Nadie te haría nada —me aseguró llevando su mano a mi barbilla para que lo mirara a los ojos—. Serías intocable, nadie sería capaz de ponerte un solo dedo encima, Heis, solo necesito que me digas que sí.
—No —volví a repetir sabiendo que lo estaba haciendo enojar—. No, no voy a quedarme contigo, si en el mejor de los casos no te aburres de mí, no soy una mujer que se queda establecida con alguien, no voy a atarme a ti —me quejé parándome de sus piernas aun envuelta en sábanas para alejarme de él—. El sexo fue increíble cariño, de verdad lo aprecio, pero que eso se convierta en algún recurrente, no va a pasar.
—No puedes culparme por intentarlo —se quejó negando y levantándose para tomar otro pescado y echarlo a la hoguera para cocinarlo—. Por lo menos sigue con mi papel de vida, si alguna vez necesitas algo, puedes buscarme —se resignó finalmente, por lo que no pude evitar asentirle.
—Quizás en algún momento volvamos a vernos y repetir esto —prometí de manera vaga volviendo a él, para sentarme en mi lugar de nuevo—. En serio me encantó, y voy a extrañarte.
