Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.
Adverencia: Spoilers sobre algunos datos de One Piece.
La mirada de desconcertación que me otorgó Thatch por mis palabras, era justo lo que estaba esperando, era una mezcla de incertidumbre, ignorancia, y algo de rabia. Por lo que me mantuve en silencio comiendo de mi desayuno mientras lo observaba intentar entender a que me refería. Él tampoco dijo nada hasta que terminé mi plato, respectando mi espacio por completo.
—No puedo decirte todo, ni porque o cómo lo sé, es un poco difícil de explicar —comencé a decirle, al él escucharme en silencio—. Sé cosas, del futuro, del pasado, todo lo que pasó con Ace y Shirohige sabía que pasaría por eso estaba tan tranquila desde que nos los encontramos —intenté ser un poco objetiva con mi explicación.
—Y porque nos viste a mí y a Marco como si nos conocieras —añadió creyéndome más rápido de lo que había esperado en realidad—. Eres parte de la familia Heis, eres nuestra única hermana, confiaré en lo que me digas —me aseguró con certeza logrando que lo mirara con una expresión triste y conmovida por ello, al no haber tenido mucha confianza en que me creyera tan rápido—. En otra circunstancia te hubiera pedido que no me dijera como voy a morir, pero tus ojos me dicen que es algo que debe impedirse.
—Si mueres, Ace va a morir, y tu padre también —intenté tocar una fibra que sabía que le preocuparía más que su vida.
—Tienes mi atención —me dijo de manera directa con una actitud más seria que antes—. No me preocupaba como moriría, pero no me perdonaría que eso se llevara a nuestro padre y a un hermano a la tumba.
—Pasará en aproximadamente dos años, no sé con exactitud el mes, es difícil contar fechas cuando estás en el mar —comencé a contarle intentando coordinar mis palabras de la forma más sencilla pero creíble posible—. Vas a encontrar una fruta del diablo, y como la regla de esta tripulación es que quien la encuentra se la queda, te la vas a quedar, pero no para comértela sino para venderla, la noche en que la encuentras te van a asesinar de manera brutal, para poder escapar con la fruta.
—Eso significa que mi asesino es uno de mis hermanos —concluyó con rapidez—. No lo creo posible, ninguno de ellos…
—Pasará, puede que no lo creas qué pero pasará, y mi hermano gemelo va a cargar con esa culpa por ser tu capitán, e irá detrás de tu asesino —continúe intentando no llorar al recordar cómo iba a morir Ace—. Shirohige va a intentar que no lo siga, que tiene un mal presentimiento sobre ello, pero Ace es muy cabeza dura para eso —una lágrima cayó por mi mejilla al saber que todo hubiera sido distinto si por lo menos escuchaba a su padre—. Lo va a buscar por meses, y cuando lo encuentre, va a perder. Tu asesino lo va a llevar a Marine Ford en donde será ejecutado, no sin antes toda la familia ir a rescatarlo, ahí morirá también Edward Newgate —resumí lo mejor que pude limpiándome el rostro empapado de lágrimas por recordar aquello, no como un capítulo de algo ficticio, sino como mi posible futuro.
—Todo eso por mi muerte —exclamó aun notándose poco confiado en mis palabras—. ¿Puedo saber quién va a hacerlo?
—No, porque si lo haces tendrás desconfianza, y él sospechará, podría tomar reprimendas, no sé qué pasaría en ese caso —comenté al haber concluido hace años que lo mejor era no alertar a Teach, podría provocar que se marchara antes de la tripulación, y terminar todo de una peor manera—. Te dije solo lo necesario para que no mueras, por favor…
—Lo tendré en cuenta —se limitó a responder de manera pensativa—. Te agradezco la advertencia, deja de preocuparte por ahora, y ve a dormir, debes estar cansada todavía —me aconsejó con una sonrisa madura y de confort, como si también fuera mi hermano mayor—. Abajo hay algunas hamacas, puedes tomar una, los chicos no van a tocarte después de que padre te declarara nuestra hermana de manera extraoficial.
Aun sentía el peso de su muerte en mi espalda, como una sombra que me asechaba de cerca, esperando el momento para atacar, para hacerme sentir culpable por no hacer más que advertirle sobre ella. Una parte de mí quería quedarse, cuidar de ellos por mí misma, ponerle un ojo encima de Teach, evitar que todo sucediera, pero eso tenía un costo más grande del que podía pagar en estos momentos.
Marco y mis nuevos hermanos no serían como la tripulación de Ace, no me dejaría solo quedarme al margen de todo. Comenzarían a empujar mis límites, a entrenarme, a volverme más fuerte, incluirme en sus peleas, sus batallas, sus problemas. Sabía que no pasaría más que unos meses antes de que me pusieran una recompensa por mi cabeza, y eso solo sería el principio del caos.
Terminé por llegar a un camarote con varias hamacas colgadas, algunas vacías, y solo un par con piratas durmiendo dentro. No estaba acostumbrada a dormir en algo por el estilo, pero pasarme la infancia durmiendo en tierra me hicieron adaptable para cualquier circunstancia. Terminé por cerrar los ojos intentando conciliar el sueño, sin dejar de pensar en si estaba siendo demasiada egoísta por querer quedar fuera de todos los problemas.
Me preguntaba cuanto tiempo pasaría después de mi primera recompensa para que comenzara a ser una verdadera amenaza. Sabía cosas que nunca le comenté a nadie, cosas que podían hacer que el gobierno mundial viniera a asesinarme. Negué con rapidez, quedarme no era una opción.
Solo me quedaba hacer caer en razón a mi gemelo, y buscarlo en dos años para comprobar que si me hizo caso, no podía siquiera pensar en hacer más que eso. Intenté convencerme que irme no era egoísta, sino que era una forma de proteger aún más a todos los que me acogieron. Esta no era mi historia, no era una heroína como mi hermano menor aunque lo negara, solo había llegado en el lugar indicado sin haberlo pedido nada más.
Quizás por sentir tanta culpa y tristeza soñé con la muerte de Ace. Pero de una manera distinta a la que recordaba. Él seguía ahí custodiado, listo para su ejecución, antes de que llegara la tripulación de Barba blanca a rescatarlo, justo como recordaba. Lo único que cambiaba era que no veía todo como espectadora a través de una pantalla, sino que estaba allí en medio del caos gritándole, peleando con desesperación, mientras el abuelo me miraba con miedo.
Desperté de golpe ante aquella mirada, asustada, sudando, intentando decirme que solo era un sueño, que faltaban tres años para la guerra en Marine Ford, y la cual aún estaba sujeta a cambios. Intenté controlar mi respiración con dificultad, sin aun abrir los ojos, repitiéndome que era un sueño, que todo estaría bien. En poco tiempo estaría en medio de una isla tropical, tranquila, solo preocupándome por tomar el sol, y no morir de aburrimiento.
—¿Pesadillas? —me preguntó una voz que conocía bien y que justo quería escuchar, por lo que no pude evitar levantarme de golpe, notando también que ya no estaba en la hamaca sino en la cama de Marco.
—¡Ace! —le grité sentándome de golpe antes de sonreírle con lágrimas en mis ojos que amenazaban volver a derramarse en mis mejillas.
—¿Tenías un mal sueño?, estabas gritando mi nombre con desesperación —me preguntó con preocupación, rara vez lo veía así, casi siempre me miraba con la mejor actitud sin importar la circunstancia.
—Sí, tuve una pesadilla —respondí su primera pregunta secándome los ojos con una sonrisa triste—. Ibas a morir delante de mis ojos, y yo…
—No voy a morir Heis, se lo prometí a ti y a Luffy —me recordó el día que murió Sabo, evocando que me fuera en lágrimas de nuevo, recordando la manera en que se disculparía con Luffy por morir en sus brazos—. Hey, ¿Qué te sucede?
—No quiero que mueras —le pedí sin dejar de llorar—. No quiero perderte, Ace, yo no… —respiré profundo sin siquiera poder hablar—. No quiero vivir en un mundo donde no estás tú, eres mi otra mitad, yo…
—Necesitas calmarte, porque no entiendo porque esa preocupación repentina por mi muerte —intentó calmarme teniendo razón, pero estaba cerca de dejarlo atrás por mucho tiempo—. Estabas radiante anoche celebrando mi integración a la tripulación, incluso logramos que bebieras con nosotros, y ahora…
—Voy a irme —intenté comenzar a explicar lo que sucedía mientras usaba la sábana para secar mis secreciones del rostro—. Le pedí a Shirohige que me llevara a una isla donde quedarme a vivir, algo tranquilo alejado de cualquier problema…
—Pero… —intentó oponerse, sabía que iba a decir por eso no podía que siguiera lo que iba después de esa palabra.
—Ace, no puedo ser una pirata —le dije de la manera más seria que se lo había dicho en nuestra vida—. Por eso es que no importa quién me lo pida, tú, Luffy, Shanks, o al parecer nuestro nuevo padre, no puedo aceptar ser pirata —sonreí un poco más calmada—. Sé cosas Ace, y lo sabes, siempre fui sincera contigo sobre eso, pero nunca te dije que tanto sabía —se mantuvo en silencio mirándome preocupado—. No solo de piratas, o emperadores, sé cosas que el gobierno mundial escondió, muchas cosas, que podrían hacer que me maten si saben que lo sé.
—Por eso nunca quisiste ser buscada por la marina —comprendió con mucha facilidad, era una de las cosas que más me gustaban de él, que no necesitaba que le explicara las cosas para entenderlas—. No quiero corras peligro, y si eso implica que nos separemos, lo acepto.
—Vale mucho para mí —le aseguré tomando su mano encima de la cama—. Lo sabes, y es por eso que antes de irme quiero que me escuches, hablo en serio, no quiero bromas al respecto, ni que dudes de lo que te diré —le advertí ganándome su sonrisa de burla porque sabía a qué me refería—. Vas a morir en aproximadamente tres años, y quiero evitarlo —le solté de golpe esperando su respuesta.
Me miró borrando su sonrisa de burla por completo, pero sin soltar mis manos, apretándolas en su lugar, supuse que estaba en un dilema en ese momento por mis palabras por lo que me limité a esperar en silencio su respuesta. Necesitaba que me creyera y escuchara antes de empezar a advertirle.
—Te escucho —se limitó a decir de manera neutral—. Todo lo que me has dicho que pasaría, termina ocurriendo, no tengo razones para no creerte, así que adelante, tienes mi atención —me aseguró con el mismo temple—. Te prometí que no moriría, quiero cumplir mi promesa.
—Todo va a comenzar en dos años, no sé la fecha exacta, es difícil…
—Ver los días cuando estás en el mar —terminó por decirme lo mismo que le dije a Thatch—. Thatch habló conmigo esta mañana, estaba preocupado por lo que le dijiste, y como me ibas a decir…
—Te ahorró que te contara todo a ti —agradecí al cocinero por ello, me ahorraba mucho tiempo—. Todo es cierto, la muerte de Thatch, la guerra en Marine Ford para rescatarte, la muerte de padre.
—Todo lo que debo hacer es evitar que Thatch muera, ¿no? —concluyó con rapidez encogiéndose de hombros—. Tendré cuidado Heis, no quiero que te sigas preocupando por mí, lo que viste en el futuro, no dejaré que pase.
—Eres un poco cabeza dura, y si…
—Nadie va a morir, ¿correcto?, vas a vivir tranquila como siempre quisiste, alejada de problemas y sin preocuparte por mi vida, ¿deacuerdo? —me preguntó con una media sonrisa.
—Quiero creerte —le respondí aun con dudas—. Teach —le dije de golpe sin importarme las consecuencias de ello—. El hombre que va a matar a Thatch es Teach, y es quien va a provocar tu muerte.
—Lo mantendré vigilado —me aseguró sin decir mucho al respecto—. No le diré a nadie más, y no dejaré que sospeche tampoco de mí si es lo que te preocupa, tendré todo bajo control.
—Eso espero —dije sonriéndole de lado antes de negar—. Sé dónde estarás en casi tres años si fallas a tu palabra, si te encuentro ahí, tendremos una larga charla al respecto.
—Falta mucho para eso, mejor explícame porque has estado durmiendo en la misma cama que mi hermano Marco —comentó cambiando el tema a uno muy distinto que hizo que me llenara la cara de un tono sonrojado, al haber notado desde el principio en donde estábamos, y que en algún momento el tonto pájaro me trajo a su cama a descansar.
