Aclaraciones: Algunos datos, y hechos cannon del manga/anime, serán cambiados a mi conveniencia para mejor desarrollo de la historia.

Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.

Adverencia: Spoilers sobre algunos datos de One Piece, y totalmente del arco de Dressrosa.


Ninguno de los piratas del capitán que había noqueado logró notar lo que había hecho, tal como esperaba. Apenas el que parecía su segundo al mando lo notó, se lo llevó en los hombros fuera del bar, regañándolo por beber sin control en un lugar como ese. Sin más hombres problemáticos, la noche continúo como era de costumbre, me dejaba llevar por el alcohol, escuchaba algunas historias de Joe, Grace, u otro empleado del bar, que parecían más graciosas de lo que eran gracias al efecto de no estar en mis cincos sentidos.

Nunca me preocupé si eran ciertas o no, ni me animé a contradecirlos cuando algo parecía no tener sentido, solo me limitaba a dejar caer algún comentario gracioso, beber y reír, hasta que sentía que si seguía tomando terminaría en el suelo del bar inconsciente, o en su defecto, algún hombre se aprovecharía de mí por estar en esa situación. Dejé mi última botella vacía encima de la barra, al decidir que era hora de volver a casa.

Necesité palmear mi rostro para poder levantarme de la barra, sin lograr divisar a Grace para despedirme por hoy. La cabeza me giraba, todo se movía, ya me disculparía por irme sin decir adiós, más tarde cuando se me pasara la borrachera.

Tuve que asegurarle a sus empleados que estaba bien cada vez que alguno se ofrecía a ayudarme a caminar, e incluso a dejar que pasara la noche en alguna de las habitaciones, pero no confiaba en ellos para eso. En el estado que estaba, cualquier hombre podría colarse sin yo detectarlo, ni poder oponerme si se llegaba a aprovechar de mí. Sabía que el camino al bosque ebria no sería sencillo, pero lo prefería a despertar lejos de mi cama.

—Ahí está la perra —apenas escuché que alguien decía desde mi espalda, sin entender quien hablaba o si de verdad hablaban conmigo—. Está borracha —observó lo obvio logrando que me girara con cuidado y notara que era el mismo tipo que noquee hace unas horas—. Quizás ahora seas más cooperativa para que nos divirtamos —propuso asqueándome.

—No… quiero, problemas —intenté coordinar mis palabras sin saber si llegaron a mis labios de la misma manera en que se escucharon en mi cabeza.

—Eso debiste pensarlo antes de meterte conmigo —exclamó el capitán, el cual sino supiera pelear, me hubiera intimidado, era por lo menos veinte centímetros más alto que yo, con una compostura robusta, seguro por los músculos que no se veía, gran bello facial en casi todo su rostro, y en la parte descubierta estaba decorada con cicatrices que le daban el aspecto ideal para provocar miedo—. Tráiganla, que sea mi regalo para la tripulación, hoy será nuestra anfitriona para divertirnos —me asqueé ante tales palabras evocando que lo mirara con incredulidad.

—Es solo una chica, no creo que sea necesario que tengamos que llevarla entre todos —exclamó un señor mayor que el capitán, el mismo que asumí que era su segundo al bando, caminando hacia mí—. Tienes mala suerte niña, pero debiste haber sido más cortés con el capitán.

—Mala suerte tienen todos ustedes —les dije aun mareada pero un poco consciente de lo que estaba sucediendo—. Solo dejen pasar esto, y no les haré nada, seguiré mi camino y… —intenté convencerlo pestañando al luchar no solo con los efectos del alcohol, sino con el sueño que este me provocaba.

Ni siquiera me dejaron terminar de hablar, cuando el subcapitan fue en mi dirección desarmado, subestimándome por completo. Ni siquiera esperaban que fuera un reto. En el momento en que el hombre intentó tocarme, me limité a dejar salir mi haki del rey, dejándolo inconsciente al instante. Sabía que llamaba mucho la atención, pero no estaba en condiciones para pelear, mis movimientos serían torpes y descuidados gracias al estado en el que me encontraba. Ni siquiera podía ver bien a los hombres que me retaban.

—¡Es una bruja! —exclamó uno de sus grumetes sin sorprenderme del todo, el haki no era algo común por ahora, y menos el haki del rey—. Capitán, no creo que…

—El hombre que le huya a la puta, lo mato —les advirtió evocando que volvieran a verme con intenciones de sostenerme—. Y quien me la traiga puede cogérsela de primero —aquello sabía que solo los motivaría aún más.

Ni siquiera me preocupé en decirles algo más, estaban menos ebrios que yo, pero eran idiotas, ignorantes y machistas. Lo único que veían era cogerme como meta, por lo que supe que lo mejor era terminar todo de manera rápida, indolora y sin llamar aún más la atención. Si corría con suerte, no recordarían esto en la mañana, y si lo hacían culparían al alcohol por sus recuerdos.

Antes de siquiera pudieran volver a ir por mí, dejé que mi haki del rey los tumbara a cada uno en el suelo inconsciente, dándome a saber el poco nivel de voluntad que poseían, al no haberme esforzado en absoluto para derribarlos. Ni siquiera entendía como habían llegado hasta aquí, se suponía que solo los mejores piratas llegaban hasta este lado del mundo, pero eso sería dentro de tres años, supongo que ahora no había tanta competencia, ni riesgos para ir al nuevo mundo.

No pude sentir un poco de lástima al verlos en el suelo, lamentando su mala suerte de intentar aprovecharse de mí, cuando era más fuerte que cualquiera contra quien sea hubieran enfrentado en el camino hasta aquí. No obstante dejé de sentir pena por ellos al saber que si no me supiera defender me hubieran violado en turnos hasta matarme, o arrojarme a algún lado cuando ya les aburriera.

—Ne, Ne —escuché una voz nasal que se me hacía familiar de algún lado, evocando que volteara a buscar a quien sea que estuviera molestando después de tan fatal encuentro—. Eso fue haki de rey, sí, sí, eso fue haki del rey —me acusó sin poder responderle de manera inmediata, maldiciéndome por haber bebido tanto que ni siquiera pude notarlo hasta que habló.

Mi cuerpo no logró reaccionar, fue el primero en paralizarse ante aquel fatídico encuentro, ni siquiera estaba segura de que hacer en este instante. Aun no me recuperaba lo suficiente para huir, aunque tampoco era como si estuviera buscándome pelea, y tampoco tenía mucho territorio para correr de todas formas. Lo más prudente que pude hacer fue mantenerme callada mirándolo asqueada.

Las secreciones nasales les escurría como si no le importara, su cuerpo se encontraba tan raquítico como lo recordaba, siendo solo escondido con la habilidad de su fruta paramecia. La cual le daba la sensación que estaba hecho de mocos, y era más asquerosa en persona. La animación le restaba mucho la repulsión, era como si tuviera secreciones en todo el cuerpo, las cuales por un instante me distrajeron del problema en el que me encontraba.

—¿Qué hace una chica con haki del rey en una isla como esta? —preguntó con demasiada confianza caminando hacia mí, haciéndome retroceder a cada instante que se acercaba.

—No sé de qué habla señor, debió haberse equivocado —intenté negar lo evidente con suma cortesía, si corría con suerte, podría escapar de esta situación con solo amabilidad y cortesía.

—Ne, Ne, pude sentir tu haki del conquistador derrotar a esos piratas —resaltó lo obvio haciéndome maldecir por dentro al haber creído por un instante que eso funcionaría—. El haki del rey solo lo poseen candidatos a gobernar, a la familia le encantará conocerte —mi cuerpo se estremeció del miedo al saber a qué familia se refería, no podía haber tenido peor suerte que encontrándome con un oficial de un shichibukai, y no cualquier shichibukai, el más peligroso y psicópata.

—Preferiría rechazar la invitación —decliné intentando no faltarle el respeto o enojarlo—. Admito que manejo el haki del rey, pero no soy una pirata o guerrera, gracias por considerarme para su familia—añadí rogando a los cielos que me dejara ir en paz, sabía que pedía demasiado.

—Creo que entendiste mal, no es una invitación —su voz pasó de relajada a una autoritaria que no recordaba haberle escuchado antes—. Lo mejor sería que vinieras sin oponerte, si lo haces encontrarás en mí un guía para convertirte en parte de la familia, sino, es mejor que no lo averigües —me amenazó evocando que fuera dejando mi ebriedad un poco. Aun me sentía algo mareada, pero podía luchar.

—No iré a ninguna parte —estiré mi cuello para flexionarlo como calentamiento con intenciones de poner resistencia.

Me encontraba con gran ventaja si peleaba con él, conocía los poderes de su fruta, su debilidad, sus movimientos, y si los cálculos no me fallaban, mi poder y dominio del haki eran superiores por un poco. Como había esperado su primer ataque fue lanzarme su mucosa para atraparme, la cual pude evitar gracias a mi haki de observación, esquivándolo un poco más lento de toda mi capacidad.

En vez de molestarse, el pirata parecía fascinado por como lo enfrentaba, evocando que me lanzara más mucosidad con una sonrisa en su rostro de satisfacción. Las cuales en su mayoría pude esquivar, y el resto evité caer en ellas al usar haki de armadura. Sabiendo que si seguía de esa manera solo lograría cansarme y perder, cambié la táctica de defensiva a ofensiva.

Con la mana engullida en haki de armadura, lo golpeé de manera directa en su cuerpo, previniendo sus movimientos para evitar que le diera. Dejándolo fuera de sí no por el golpe, al no haberlo visto quejando, sino que viera por encima de su truco. Su punto débil era que ocultaba su cuerpo y se movía a través de las mucosas, con solo detectar el movimiento, era más fácil golpear en su cuerpo original.

A cada segundo que pasaba, mi ebriedad se quedaba a un lado, haciéndome temer con cada golpe que llegaba a darle. Si lograba ganarle, tendría que ir directo a mi casa a buscar mis cosas e irme en el primer barco que encontrara. Si corría con suerte podría dejar la isla antes de que su familia viniera a cobrar venganza por lo que le hice a uno de sus miembros.

—¿Cómo sabes mi secreto? —exclamó con rabia usando esta vez también su cetro para golpearme sin lograrlo, dándome a saber que mi nivel de poder actual apenas estaba un poco por debajo del de Luffy que los enfrentó—. Logras golpear mi cuerpo con facilidad, hace años que no me esforzaba tanto —se quejó lanzando sus mucosas en mi dirección, y yo evitar que se peguen a mi cuerpo—. ¿Quién eres? —me cuestionó antes de lograr darle de lleno en el pecho con un puño engullido en haki de armadura, que evocó que saliera volando a varios metros de mí.

—Te dije que no quería problemas —le recordé encogiendo de hombros al correr hacia donde cayó y esta vez golpearlo de manera directa en su asqueroso rostro para lograr noquearlo, al usar todo mi haki de armadura y haki del rey avanzado en ese puño.

Ni siquiera me preocupé en que estuviera noqueado cuando vi su cuerpo inerte y corrí en dirección al bosque. Cada segundo que pasaba era un segundo más cerca de la muerte. Podría haber lidiado con Trébol por mí misma sin problemas, pero su jefe estaba muy por encima de mi poder actual. Sin contar que si me enfrentaba la familia completa no podría luchar en igualdad de condiciones ni siquiera por más de un minuto. Lo más seguro era irme lo antes posible.

La puerta de la entrada de mi cabaña salió volando en cuanto la arranqué de las bisagras, sin preocuparme por equiparar mi fuerza en estos momentos. Cada segundo que pasaba contaba, por más que quisiera solo ir al muelle e irme, tenía demasiadas cosas en este lugar que gritaban mi identidad. Sabía que estaba pidiendo demasiado por querer vivir de manera tranquila, alejada de los problemas.

Las lágrimas de frustración pasaron por mis mejillas mientras encendía la chimenea y comenzaba a lanzar mis libros. Los cuales eran peligrosos si los encontraban, no por su contenido, sino por mis anotaciones, que solía hacer dejando un poco de mí en cada una. No me importó que si seguía quemando cosas solo provocaría una gran señal de humo, las probabilidades de escapar, eran muy escazas. Pero las de que descubrieran quien era sino me deshacía de todo, eran absolutas.

Aun con dolor, quemé los mapas que había logrado encontrar en todo mi viaje, incluso los improvisados por mí, y los que me dio Shirohige por si alguna vez quería ir a alguno de sus territorios buscándolo o a mi hermano. La hoja de la vida de Shanks, fue otra pertenencia de la que me desprendí sin dudar, era demasiado peligroso de mantener. Una vez comencé a notar que quedaba poco para que todo lo que lancé al fuego se volviera cenizas, tomé algo de ropa, lo primero que pude agarrar, los berries que me quedaban, y algunas latas de comida.

Necesitaba ir al mar, lejos de cualquier isla por el tiempo que fuera necesario. La tierra no era un lugar seguro, hasta que me alejara de este lado del nuevo mundo. Una vez estuve lista, comencé a correr por el bosque, intentando pensar cómo salir de aquí. La única salida era el puerto, pero era el primer lugar inseguro, sería la vía por la que la familia Donquixote llegaría, no iba a ir de manera directa a la boca del lobo.

Sin querer correr el riesgo, terminé por ir del otro lado del bosque, en medio de la nada, en silencio. Tendría que pasar la noche a la intemperie, y comenzar a hacer algún tipo de balsa en silencio en la mañana. Para salir por donde había llegado, la playa lejos del pueblo. A la cual nadie iba porque había que atravesar kilómetros de árboles para llegar a él.

Maldije para mis adentros al sentarme en la tierra en medio de la nada, abrazando mi mochila sin poder creer la situación en la que me encontraba, e intentando convencerme que no había manera de haberme librado de la situación con Trébol. Desde el momento en que me atacó, se volvió una carrera contra el tiempo, no aceptaría un no por respuesta, y no iba a dejar que me llevara.

No pude evitar culparme por haber usado haki del rey con esos piratas de manera tan descuidada. Ahora que me encontraba más sobria, notaba lo tonta que había sido. Habría sido más fácil darles una paliza, pero también intentaba consolarme, al no haber sucedido nada antes por usar el haki del rey en esta isla.

¿Cómo demonios iba a pensar que aquí podría haber estado un pirata de Doflamingo?

Cerré los ojos sin acostarme, recordando lo que sabía sobre él. Lo cual era casi todo. Las informaciones de los piratas más infames que llegué a conocer, se mantuvieron en mis recuerdos, en un rincón sin tocar, tanto por miedo, como porque era imposible olvidar las atrocidades que llegué a ver.

Tenía demasiada información sobre él. Cosas que prefería no haber sabido. Intenté respirar para no tener un ataque de pánico ante la posibilidad de caer en sus manos, que supiera sobre mi poder, que…

Mi haki de observación me advirtió antes de que pudiera seguir pensando, que mi peor pesadilla estaba cerca. Ni siquiera pensé en que no tenía sentido huir, mis piernas se movieron por inercia, con mi mochila a cuestas, para comenzar a correr en silencio, alejándome cada vez que podía. No podía correr a la playa, o al pueblo, u a otra isla, pero podría alejarme lo mejor que pudiera.

Me sentí idiota por haber creído que podía huir.

Mi cuerpo fue quien me dijo que el juego había terminado, al dejar de responderme por completo.


Holaaa a quienes esten leyendo, espero que les esté gustando la historia hasta ahora, a partir de este capítulo llega quien han estado esperando .

En respuesta a Ferya: Me encanta te esté gustando la historia. Siii, en verdad la pareja que hace con Shanks fue inesperada para mí cuando estaba escribiendo, hay cosas que no tenía pensadas pero quedaron tan bien, pero en fin, la pareja en esta fic no son ellos XD.