Aclaraciones: Algunos datos, y hechos cannon del manga/anime, serán cambiados a mi conveniencia para mejor desarrollo de la historia.

Disclaimer: No soy dueña de One Piece, ni de ninguno de sus personajes a excepción del OC.

Adverencia: Spoilers sobre algunos datos de One Piece, y totalmente del arco de Dressrosa.


Mientras más dejara que me tocara más cedería, más me dejaría llevar, tal como me había dicho. Tardé más de media hora bajo el flujo de agua de mi ducha, intentando limpiar cada parte de mi cuerpo que había tocado, pero era inútil. Sus caricias, el placer que me había proporcionado se había tatuado en mi piel. Aun ahora me encontraba lamentando no haber dejado que siguiera, que me mantuviera despierta toda la noche hasta que cayera inconsciente de placer.

Aquello era lo que más odiaba. Que en el fondo lo deseaba. Pese a mi odio, mi desagrado hacia él, lo deseaba.

Salí del agua con solo una cosa en mente, no dejar que volviera a ir tan lejos. Aún tenía un trato con él, no podía negarme si intentaba besarme, pero no lo dejaría que llegara más lejos que eso. Si lo mantenía a una distancia prudente podría controlar mis impulsos, no dejarme llevar de nuevo por el deseo que le tenía.

Sentada en mi cama maldije por sentirme de esta manera, por tener que luchar contra mis propias emociones para protegerme. Comprendía la raíz de ellas, pero aun así no podía evitarlas o dejar de sentirlas. Llevaba meses en este lugar, alejados de todos, de mi familia, de mis amigos, o personas preciadas para mí, lo único que veía y trataba era la familia Donquixote, su amo más a que nadie. Mi cerebro comenzaba a sentirlo tan natural que incluso cualquier gesto meramente humano era malinterpretado como algo bueno.

Terminé acostándome de vuelta a mi cama, sabiendo que todo iba más allá que solo necesidad de afecto. No tenía sentimientos por el flamenco, aun mi odio seguía latente, con solo recordar la casa de subasta, la trata de personas que aun administraba, la venta de armas, como todo Dressrosa era una prisión completa que se disfrazaba de paraíso. La muerte de Corazón que se repetía una y otra vez en mi recuerdos, la manera en que aquel niño de seis años fue abandonado a la nada por él, y como Sengoku lo adoptó y crio como su propio hijo.

Me obligué a recordar a Law, como fue obligado a huir toda su vida, solo porque Doffy se había encaprichado con que le diera la vida eterna. La manera en que tuvo que vivir toda su vida desde que perdió a Corazón. Las lágrimas llenaron mi rostro mientras me obligaba a tener todo ello en cuenta, que no escapara una sola razón por la que lo odiaba, necesitaba mantenerlas vigente para evitar volver a caer como esta noche.

Donquixote Doflamingo era un monstruo cruel con aires de superioridad, que se creía un Dios, el cual solo quería que fuera su nuevo juguete. Con ello en mente terminé por caerme dormida.

Solía despertarme por mí misma gracias a la presión de mis investigaciones, sin necesidad de una alarma siquiera o que alguien viniera por mí, al tener mis propios horarios. Decidía cuando entregar resultados, cuando investigar, lo único que no estaba bajo mi control eran los domingos de coliseo, en donde terminaba peleando casi todo el día, antes de llevarme la victoria, y recibir los regalos de mis admiradores del país.

Por ello me sorprendió ser despertada por un golpe repetitivo en mi puerta, evocando que hiciera una mueca por ello. Detestaba que me despertaran, era como si robaran parte preciada de mi sueño. Con facilidad pude notar por mis ventanas que ni siquiera estaba amaneciendo, por ende eran menos de las 5am, aunque me quedaba horas de sueño antes de empezar con mi día.

—Pase —respondí soñolienta rogando que no fuera Doffy que viniera a molestar tan temprano—. ¿Violet? —le llamé al verla y pasar mis manos por mis ojos para asegurarme que había visto bien—. ¿No podías esperar a que amaneciera?, es muy temprano.

—Apenas logré venir aquí sin que nadie lo sepa —respondió sorprendiéndome un poco, desde que vio en mi mente no había vuelto a encontrarme con ella, ni siquiera me dirigía la palabra en el castillo—. Tuve que esperar a que el joven amo saliera por negocios.

—¿Sabes si se va a demorar?, preferiría que sí —pregunté bostezando intentando terminar de despertarme.

—No lo sé, solo vi marcharse hace una hora —respondió de manera vaga pero siendo suficiente para mí, con suerte partiría del país y no lo vería por unas horas—. ¿Es cierto que irás a buscar a mi sobrina? —soltó de golpe dándole sentido a su visita, solo estaba preocupada por la niña—. Después que te marchaste de la cena, se conversó sobre ello, que tenías permiso para encargarte de Rebecca por tu propia voluntad.

—Sí, voy a buscarla en unas horas, compré algunas cosas que podría necesitar, quiero hacerme cargo de ella, terminar de cuidarla —le aclaré evocando que la castaña caminara hasta mi cama para sentarse en ella aun preocupada—. No pienso hacerle nada, Viola, ahora mismo debe tener doce años, ha estado sola todo este tiempo, pero sin adultos que se encarguen de ella —no podía mencionar a Kyros siendo un soldado de juguete, dado que nadie lo recordaba—, quiero evitarle el destino que le espera en par de años…

—¿A qué te refieres? —exclamó notablemente preocupada, y no podía culparla al tener toda la razón de estarlo.

—En dos años los soldados de la familia la encontraran y será obligada a pelear en el coliseo… sabes bien como son esas peleas —le respondí sin miedo quitándome la sábana de encima para buscar la ropa que usaría hoy, sin ver necesario volver a dormir, dentro de poco saldría el sol y tenía que comenzar a aprovechar el día—. Rebecca es una niña fuerte, pero no lo suficiente para ganar en el coliseo, desde que me convirtieron en una prisionera he tenido pensado hacerme cargo de su educación…

—¿Piensas traerla al castillo?, Doffy no lo permitiría, por más que…

—Por supuesto que no —le respondí de manera inmediata encontrando unos shorts jeans negro, y una blusa que me cubría todo el dorso, pero sin mangas—. No la traería a este lugar, no está hecho para que un niño se críe, la dejaré a las afueras, alejada de todos, me encargaría de visitarla la mayor parte del tiempo, educarla, hasta podría trabajar allá para pasar tiempo con ella, sé que no soy tu hermana, Viola, para reemplazar a su madre, pero… no puedes hacerlo tú.

—Tienes razón —aceptó con derrota—. He querido ir por ella desde que era pequeña, pero no podía exponerla a la familia, si algo le pasaba, si la tomaban de rehén…

—No te culpo por ello, deja que me encargue de cuidarla, te prometo que no le pasará nada —le pedí cambiándome sin importarme su presencia—. Le compré comida, algunas cosas, juguetes normales, sé que tengo un largo camino para ganarme su confianza, pero ella merece que alguien cuide de ella —aseguré sonriéndole.

—De acuerdo, la dejaré en tus manos, después de lo que me mostraste sé que eres la única esperanza de este país —exclamó sonriéndome con confianza haciéndome sentir algo culpable por no hacer más, por tener que dejarle todo en las manos de mi hermano menor, pero no tenía muchas opciones, no poseía el poder que él tendría en cuatro años, ni el plan, o tripulación que me respaldaran como él. Sin contar que no quería entrometerme en su camino pirata—. Por cierto, ¿Qué fue lo que acordaste con Doffy para que te permitiera criarla fuera del castillo? —comentó de golpe logrando hacerme reír—. Él está al tanto de su existencia, pero no le ha dado mucha importancia, sin embargo que su mano derecha se haga cargo de la nieta del antiguo rey no es algo que él aceptaría de buena ganas —añadió teniendo toda la razón, supongo que lo conocía lo suficiente para saber que tuve que hacer un gran trato para acceder a ello.

—Tienes razón —acepté su acusación al colocarme mis tenis algo desgastados y recostarme de mi tocador para verla con una sonrisa de culpable—. Se negó a cederme eso, incluso con todos mis sucios aportes a la familia —comenté suspirando—. Accedí a permitir que me tocara cuando quisiera, es un asco, siento que estuviera vendiéndome en cierta manera, pero…

—Lo disfrutas —no me dejó terminar logrando que me hiciera dar cuenta de algo que no había tenido en cuenta hasta ahora, por lo que la miré como si la respuestas a mis plegarías estuviera delante de mí—. Sé lo buen amante que es Doffy, puede ser un ser humano horrible, pero es realmente buen amante, y es difícil negar que disfrutes de sus atenciones…

—Has tenido sexo con él —dije más que acusarla mientras negaba—. Lo había olvidado, no eres parte de su harem, pero has estado con él…

—Por un tiempo sí, sobre todo cuando recién empecé a saber sobre el sexo, me enseñó mucho, pero no duró tanto, no era lo que él necesitaba para mantener una relación sexual duradera —me hizo entender su posición mientras la escuchaba en silencio, podría ser que ella fuera la única que podría darme un buen consejo en estos momentos—. Es bastante exigente en ese aspecto como en el resto de cosas que tiene que ver con él, es difícil seguirle el ritmo o siquiera mantenerlo antes de caer por el cansancio y el desgaste físico —comentó lo mismo que me había dicho el rubio—. Pero tú no estás lejos de su poder, eres más fuerte que sus oficiales superiores, eso debió tentarlo para follarte, ¿no?

—¿Tan malo es? —pregunté con algo de curiosidad al respecto, no era ciega para saber que su gran tamaño podría causarle problemas para disfrutar del sexo tanto como quisiera, pero no había pensado en cómo podría afectarlo no solo a él, sino a cualquiera que metiera a la cama.

—Es increíble en realidad, pero no es fácil seguirle el ritmo o no quedar agotada después de solo estar con él la primera vez —respondió con cierta picardía, sin tener que dar más detalles para entender a que se refería—. Por eso suele tener tantas mujeres alrededor, cuando una se cansa va con la otra, pero ni siquiera así puede follar hasta cansarse.

—Y lo por tanto tiene tanta fijación en ese sentido en mí, cree que yo si podría aguantarlo —solté negando aun sin hacerme la idea de tener que ceder en ese sentido—. ¿Cómo pudiste hacerlo? —dejé caer la pregunta cuya respuesta anhelaba—. Él es responsable de la muerte de tu hermana, de que tu padre perdiera el reino, debes odiarlo aún más que yo… —sabía que sonaba a reclamo, pero tan pronto las palabras comenzaron a salir no pude detenerme—. Nadie mejor que yo sabe el daño que te hizo de manera directa, tuviste que ofrecerte como miembro de la familia para que no asesinaran a tu padre.

—Puede que sea difícil, pero a veces es necesario separar lo carnal de los sentimientos —me respondió de golpe lo mismo que me habían dicho Baby 5 y hasta Doffy—. No he dejado de odiarlo, aun después de todas las cosas que me he obligado hacer para la familia, no he dejado de odiarlo, detesto a ese hombre con todo mi ser, pero era solo sexo, no tenía que ver con como que sentía —continúo sin aun convencerme de ello—. Estuve un tiempo con él, y eso no hizo que mis sentimientos cambiaran, nunca desarrollé siquiera cariño, era solo sexo, al terminar cada uno seguía su camino.

—No puede ser tan sencillo —suspiré negando aun sin entender como lo hacía parecer tan fácil—. He sido prisionera en este país sin opciones, y aun así no ha sido tan malo, pero las cosas que Doffy ha hecho son impensables, es lo que más odio en un ser humano —exclamé hastiada y algo cansada de no poder tomar una decisión, o solo hacer lo que tanto me decían, dejarme llevar separando el deseo de mis emociones—. Las cosas que hace… como…

—Si no separas tu odio del placer que te está dando terminarás solo sintiéndote culpable y odiándote a ti misma —me aseguró Viola levantándose de mi cama—. Permítete disfrutarlo, Doffy es un ser humano horrible, pero no ha sido tan malo contigo, incluso la familia ha comenzado hasta considerar que termines convirtiéndote en un miembro permanente —comentó llamando mi atención, dado que Baby 5 no lo había mencionado antes, y ella era la única que me informaba de lo que la familia hablaba de mí.

—¿A qué te refieres? —pregunté bajando de mi tocador notando con el sol había comenzado a salir.

—Desde que llegaste, se ha discutido entre los miembros de la familia si solo te quedarías hasta que lograran sacarte todo el provecho posible —respondió sin causarme molestias, al saber que solo estaba en Dressrosa por mis destrezas no por amor al arte. Las cosas que había logrado, el puesto al que escalé en pocos meses solo era debido a mi utilidad para Doflamingo, nada más—. Luego de lo que hiciste en Punk Hazard, y continuas haciendo, aceptaron que tus aportes no eran limitados o con fecha de expiración, pero las conversaciones han evolucionado estos últimos días…

—Ve al punto por favor Viola —le pedí de manera directa al verla pensativa sobre cómo proceder. Casi parecía que intentaba adornar las palabras que seguían.

—Saben de la fijación de Doffy por ti, de manera física, y se ha debatido si podrían aceptarte como su pareja —le miré de manera incrédula esperando que soltaran algún chiste al respeto, una burla al final de la oración—. Él no siente nada por ti más que curiosidad, así que no debes preocuparte por eso —sentí que media alma regresaba a mí de nuevo, lo último que quería era gustarle al psicópata en el ámbito sentimental, eso sería cavar mi propia tumba—. Pero la familia lo ha estado considerando si llegan a progresar en lo que tienen…

—Me están analizando como su ama, su reina —entendí a la perfección antes de negar como si fuera un mal chiste—. No deben preocuparse por eso, porque yo no siento nada más que desprecio por ese idiota, y él no es capaz de sentir nada por nadie.