Sunset VII:

Cuando la brecha luminosa desapareció y Catra y los demás quedaron fuera de su vista solo quedó la penumbra de lo que parecía ser un callejón iluminado tenuemente por las luces de una ciudad vastamente iluminada salvo por esa zona.

— Hay que movernos —, indica Baruch quien chasquea los dedos, Sunset siente un tirón y nota que ahora estaba vestida con sus botas, su blusa morada y su chaqueta de cuero. Igual Lilith ahora usaba el vestido largo y negro que usaba en las Islas Hirvientes y Amity usaba el uniforme de su escuela, — Tengo que advertirle que deberán mantener el uso de su magia al mínimo, preferiría que no la usaran para nada a no ser que sea realmente necesario.

— ¿Y eso es por...? —. Pregunta Sunset.

— Aquí han tenido algunos "problemas" con los seres mágicos. Todo aquel que manipule la magia y no esté registrado tendrá problemas —. Explica Baruch.

— ¿Y aquí es donde están escondidos estos insurgentes? —. Pregunta Lilith.

— No, nos encontraremos con alguien aquí que nos llevará con ellos —. Dice Baruch.

— ¿Es una broma, no? —, Sunset se pone delante de Baruch, — Vinimos contigo porque confíamos en lo que nos decías y solo nos estás alejando más y más de a donde queremos ir realmente y no quiero empezar a arrepentirme tan pronto.

— Podría habernos llevado directamente con ellos pero implica un viaje largo y los viajes largos llaman la atención de los inquisidores. Por eso tardé tanto en volverme a ver con Vernis, tenía que quitarmelos de encima —. Explica por Baruch.

— ¿Y por qué nos trajiste a un mundo donde nos pueden arrestar por usar magia? —. Pregunta Lilith.

— De donde dispongan mis aliados para vernos no está en mi poder —. Contesta Baruch.

— Pudiste al menos protestar o decirnos antes de venir —, Alega Lilith, — Aunque eso ya no importa ¿o sí?

Baruch niega con la cabeza y empieza a caminar fuera del callejón, Sunset y Lilith la siguen excepto Amity quien se queda parada mirando a un punto en la oscuridad del lugar, Sunset la llama pero ella parece no haberla escuchado.

— Amity —, la vuelve a llamar Sunset, — Vámonos —, la menor parece reaccionar y empieza a caminar también, — ¿Sucede algo?

— Solo creí ver algo pero... —, Amity duda un momento y vuelve su mirada hacia aquel punto en la nada, Sunset hace lo mismo pero no ve nada más que un tragante de alcantarilla, — No debió ser nada.

Sunset mantiene su mirada en lugar pero al no saber a que más ver le sigue el paso a Baruch.

— Bienvenidas a Terminus —. Presenta Baruch.

La ciudad a la que llegaron hace palidecer a la ciudad arbisana haciéndola parecer un simple suburbio cualquiera. Los edificios de roca gris acompañado por ventanas que reflejan las chillantes luces de los vibrantes y llamativos anuncios que hay a lo largo de las amplias calles y avenidas señalando los negocios y locales que muestran sus variopintos artículos para quien le interese mientras que por el pavimento los vehículos van y vienen al igual que por sus cabezas otros vehículos surcan los cielos a velocidades más vertiginosas y más arriba aún, por sobre las puntas de los edificios, dirigibles se ciernen sobre la urbe también fungiendo como medios publicitarios.

Lo más llamativo, sin embargo, era la cantidad tan variada de seres que veía. Tal mezcla de razas y especies solo la había visto cuando estuvo en prisión y aún así esto redoblaba la cantidad de especímenes que había visto nunca. No podía ni siquiera buscar una forma de describirlos; altos y bajos, delgados y fornidos, con pieles tan negras como el carbón hasta contrastes creando colores que no sabía que podían existir, algunos con aletas otros con narices achatadas, unos que caminan a dos o cuatro patas y otros que parecen desplazarse por el aire.

— ¿Y por qué tienen problemas con la magia aquí? —. Pregunta Lilith mientras tiene su mirada hacia arriba contemplando los edificios.

— Cerca del final de la guerra contra la Horda este mundo se volvió un baluarte importante, la Coalición envió sus recursos más valiosos a ayudar aquí —. Empieza Baruch.

— Mágicos —. Dice Sunset, Baruch asiente.

— Cuando terminó la guerra, el daño fue enorme y se generó una animadversión contra los mágicos, no pueden negarles la entrada pues este planeta se volvió importante para el tráfico entre planetas así que solo les quedó volverse más estricto con el control y registro de cualquiera que use magia para evitar problemas —. Explica la mujer.

— ¿Por qué me recuerda a algo? —. Comenta Amity tratando de tener un tono anodino.

Tratando de ignorar el comentario de la menor, Lilith se aproxima a Baruch para preguntarle algo.

— Me parece recordar que mencionaste algo sobre el estado actual de las Islas Hirvientes pero no ahondaste mucho en eso. ¿Podrías decirnos algo al respecto? —. Pregunta Lilith.

— Todo está bien, de momento, pero me parece que han descubierto una nueva puerta a las Islas. Y sí, ya están más que enterados de la existencia de Leraos y ya empezaron a tomar acciones —. Lilith parece verse aliviada por la respuesta pero la preocupación no menguó del todo.

— Parece que aún tenemos tiempo. Sea lo que sea que vayamos hacer aquí, hay que hacerlo rápido, vamos, ayudamos a Catra y volvemos a las Islas —. Enumera Lilith, Sunset esboza una pequeña sonrisa al ver que no se olvidó de Catra.

— ¿Y qué sigue ahora? —. Pregunta Sunset.

— Ahora las llevaré al lugar donde se hospedarán y mañana hablaremos con quie debemos —. Baruch empieza a caminar más rápido.

— Oye, Lilith —, llama Sunset, — ¿Y quién está a cargo mientras tú no estás? —. Lilith pone una cara de disgusto.

— Ugh, de seguro debe ser "eL GeNiO AdOlEsCeNtE PrOdIgiO" del Guardia Dorado —, responde con asco en su voz, — Siempre lo trataron de manera especial y si él está cargo... que asco —, toma algo de aire antes de continuar, — Pero el trabajo de ser el Líder del Aquelarre del Emperador no es tarea fácil, está hecho solo para mentes preparadas y fuertes, y ese niño es un malcriado así que cuando regrese será como hacerle un favor.

Hunter III:

Una pequeña presión en su pecho y el dolor de su espalda lo hacen despertar poco a poco mientras el canto de un pájaro se escucha, cuando abre por completo los ojos lo primero que ve es un pequeño petirrojo tuerto que al ver que está despierto del todo se agacha cerca de su cara. Con un movimiento rápido Hunter lo toma en su mano, el ave solo empieza a cantar más fuerte y forcejear para soltarse del agarre.

Ya de pie, da un vistazo a la húmeda cueva con plantas bioluminiscentes en la que se encuentra mientras el canto desesperado de la avecilla en su mano hasta que logra ver la sombra de aquel brujo con la capa gris de un animal salvaje sobre sus hombros.

— ¡Tú! —, señala Hunter, — ¿Dónde estoy? ¿Por qué me trajiste aquí? Atacar a una autoridad mayor del Aquelarre del Emperador es un delito muy grave.

— Lo único que veo es a un niño con un uniforme. El estandarte que defiendes no tiene peso aquí y ninguna importancia para mí —, responde el brujo muy severamente, — Suéltalo ahora y tal vez podamos hablar como seres civilizados. — Hunter mira la expresión de desesperación del ave y lo suelta casi de inmediato sintiéndose mal por lo que estaba haciendo.

— Será mejor que hable yo, no queremos que esto termine de mala manera ¿verdad? —, habla calmadamente un sujeto alto de piel negra y calvo vestido con una larga túnica blanca con detalles dorados, — Saludos, Guardia Dorado, respeto tu rango más no lo que representas pero eso ahora mismo no tiene importancia alguna. Me llamo Baramos, un placer.

— ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Cuánto tiempo me desmayé? —. Pregunta Hunter.

— Lamento la forma de proceder de mi compañero Raistlin, creo que sus emociones nublaron su juicio y olvidó deliberadamente mis indicaciones —. Se disculpa Baramos.

— No te confundas, si mis emociones hubieran intervenido el niño ni siquiera habría despertado —. Hunter notó que no tenía a la mano su bastón entregado por el Emperador y empezó a sentirse ansioso y desprotegido.

— De igual forma, tenía que encontrar el momento y el lugar para hablar contigo —, Baramos ignora a Raistlin, — Aunque desearía que hubiera sido hace tres días.

— ¿Tres días? ¿Llevo tres días aquí? —. La noticia le golpeó inesperadamente fuerte.

— Iba a despertarte pero noté que a lo mejor debías descansar un poco.

— ¡No puedo "descansar un poco"! —, protesta Hunter, — ¡Hay un gran enemigo acechandonos y el Emperador me necesita para que guíe al Aquelarre del Emperador mientras la bruja líder está ausente!

— Sí, el Emperador va a salvarlos a todos de su nuevo enemigo ¿pero quién va a salvarlos a ustedes del enemigo que hay dentro de las Islas?

— ¿De qué hablas? —. Hunter estaba muy confundido.

— Considerando que las cosas no hayan cambiado mucho ya.

— ¡Explícate ahora!

— Hay una guerra, Hunter, una guerra que se librará en tres frentes diferentes y a diferente escala que podemos evitar si el Belos deja de estar en el poder —. Sentencia Baramos.

— ¿De verdad me estás pidiendo que traicione al Emperador así nada más? ¿Qué traicione a lo que queda de mi familia?

— ¿Y qué le pasó a tu familia, Hunter? ¿Estás seguro que sabes la verdad y no lo que te haya dicho Belos? Estoy seguro que ese es uno de sus tantos oscuros secretos pero el menos peligroso de todos ellos, al menos no tanto como aquel que tiene oculto siempre cerca de él.

— No... no lo entiendo —. Hunter se estaba desesperando por todas las cosas sin sentido que decía el desconocido.

Estaba intentando entrar en su cabeza y sembrar la semilla de la duda pero no iba a lograrlo. Su mente era una fortaleza y su lealtad su escudo, no iban a doblegarlo. Son brujos salvajes; mienten, acechan y saquean. Son aquello que su tío ha combatido durante años y la magia salvaje lo que destruyó a su familia.

Él era el Guardia Dorado, no iban a derrotarlo.

— Hunter, por favor necesito tu ayuda, que Belos se empeñe tanto en capturar a la Dama Búho no es tanto porque sea un bruja salvaje, sino más bien por algo que ella posee —, revela Baramos, — Una puerta.

— ¿Una puerta?

— Una puerta a otro mundo, el mismo por el que vino la humana que la acompaña.

— ¿Y-y... para qué la necesita? —. Baramos no respondió al instante.

— Me gustaría poder decírtelo. Lo haría ahora mismo pero no me creerías —, el sujeto se acerca y lo toma del hombro y empiezan a caminar por la cueva, — Temo que lo averiguaras a su tiempo y aunque será necesario, me preocupa lo que pase después, pues el futuro está siempre en movimiento, pero lo que no cambiará es estaré listo para ayudarte —, Baramos invoca su bastón y se lo entrega, — Hay gente trabajando ahora para descubrir los secreto de Belos y fuerzas superiores a todos nosotros planeando y preparándose para lo que vendrá. Espero que hayas tomado la decisión correcta para ese entonces.

Hunter toma su bastón y empieza a alejarse de Baramos hacia la salida de la cueva hasta donde habían caminado.

— Han atacado a una autoridad del Aquelarre del Emperador. Volveré por ustedes —. Amenaza Hunter.

— Te estaré esperando —. Dice con calma Baramos.

Sin saber muy bien qué hacer, se monta en su bastón y desaparece de la vista de Baramos quien se queda viendo a la noche estrellada mientras observa al cráneo del titán y sus cuencas vacías cuando el pequeño canto de un ave que se posa en su hombro llama su atención.

— ¿Estás seguro? —, le pregunta al ave que solo vuelve a cantar, — Muy bien adelante. Cuídalo mientras estás ahí y tú también.

Sin nada más que decir el ave emprende vuelo con un destino que solo Baramos y él sabían.

— Eso no salió como esperabas —. Comenta Raistlin.

— Ya lo he dicho, Raistlin, el futuro siempre está en movimiento. Solo espero que no nos toque ver el más terrible.

— Ya mi presente es bastante aterrador.

— Y es en el presente en donde creamos el camino hacia nuestro futuro, cualquier cambio cuenta, cada decisión que tomemos es de vida o muerte a partir de ahora.

— No sé qué eres pero tus palabras no me inspiran esperanza.

— Deja que sean los actos de quienes nos rodean lo hagan.