Hunter IV:

Lo más rápido que pudo llegó al poblado más cercano, siendo este Latissa, la ciudad con más problemas delincuenciales según estadísticas, donde llegó a un centro de seguridad del Aquelarre del Emperador donde después tuvo una pequeña discusión con los encargados que solo lo veían como un niño con un tatuaje.

Una vez arreglada su situación, tomó un dirigible que pilotó con premura hasta el centro de la isla, tenía que informar que estaba vivo lo más pronto posible para seguir con sus tareas dirigiendo al aquelarre. Si bien también se sentía nervioso, pues es obvio que su misión de llevar los taliamigos al Emperador había fracasado y ya se había informado del hecho, el tener que confrontar las consecuencias de su fracaso siempre significaba que una reprimenda es de esperar.

El volcán activo que se alza en el centro del castillo había estado echando cenizas desde el día que partió y aún ahora seguía estando activo pero no complicó su descenso. Una vez en tierra avanza a paso rápido por los pasillos hasta llegar a la sala del trono, se toma un momento antes de atravesar las puertas solo esperando que su tío no estuviera tan enojado como para que alguna de sus descomposturas le terminara haciendo daño otra vez.

Las enormes puertas hacen ese característico sonido al abrirse y Hunter trata de caminar lo más normal y formal posible mientras mantiene la mirada fija en la figura del Emperador que está parado frente al trono hablando con Kikimora.

— Guardia Dorado —, empieza Kikimora, — Nos alegra saber que te encuentras sano y salvo a pesar del terrible incidente en tu última misión —. Hunter reprime el impulso de fruncir el ceño ante las desdeñosas palabras de la demonio.

— Emperador Belos. Me presento lamentando mi inesperada ausencia estos días y presentando mis sinceras disculpas por haber fracasado en la misión, fui emboscado por brujas salvajes que no solo atentaron contra mi vida sino que conspiran contra el trono —. Informa Hunter.

Belos se mantiene impasible mientras la máscara oculta su expresión.

— Kikimora, dejános —. Ordena el Emperador.

La demonio obedece y sale de la sala dejándolos a solas.

— Así que regresas sin nada. ¿Así me agradeces todo lo que hago por tí? —. Dice con severidad el Emperador.

— ¡Claro que no! —, responde Hunter exaltado, — Quiero ayudar. Si me dices que clase de magia salvaje te hizo esto podría encontrar una... —, Hunter cierra instintivamente los ojos al ver la punta verdosa afilada dirigiéndose a su rostro, sintiendo su fría rigidez como si fuera de acero, — Perdoname, hablé de más. No lo volveré a hacer.

El Emperador retrae su brazo para volverlo a la normalidad mientras escucha su respiración dificultosa.

— Estos exabruptos son tan dolorosos como verte fracasar. Sé que puedes hacerlo mejor, Hunter —, el brillo azul de los ojos del Emperador a través de las cuencas vacías de su máscara muestran reproche y decepción, — Márchate.

Sin poner objeción, Hunter se levanta y se marcha dejando solo al Emperador.

Su tío tenía razón, podía hacerlo mejor y debía hacerlo mejor. Ya lo habían relegado de la misión en La Rodilla y ya había perdido a los palismanes y para peor no había informado sobre su estancia forzosa con esos brujos salvajes, aunque de nada hubiera servido pues al llegar ya se habrían marchado. Sin embargo, su pequeña conversación con los brujos salvajes había despertado una serie de inquietudes en él.

No quería preocupar a su tío con declaraciones por parte de brujos salvajes pero dejarlas pasar en la situación tan tensa en la que se encontraban las islas podría traer más problemas, pero primero debía corroborar tales acusaciones y obtener pruebas.

Una puerta a otro mundo, una guerra, conspiraciones contra del Emperador, ¿los secretos de su tío? Todos tienen secretos, obviamente, y su tío no podría ser la excepción, un claro ejemplo era lo que le había pasado a su familia.

Estoy seguro que es uno de sus tantos oscuros secretos pero el menos peligroso de todos ellos le había dicho Baramos. Hunter desecha esas palabras que solo trataban confundirlo de donde estaba su verdadera lealtad. Pero había algunos que no la tenían tan clara como él.

Si los encontraba y los entregaba reivindicaba su imagen y volvería a ser digno de confianza. Tenía que empezar con la búsqueda y sabía por donde empezar.

Cuando salió del castillo le tomó solo unos quince minutos a vuelo llegar hasta la mansión de los Blight a las afueras de Huesosburgo, ve los vitrales reflejando el sol y la punta del torreón que se eleva al centro de la edificación. Bajando del dirigible se acerca a la entrada principal y llama a la puerta de donde aparece un abominable mayordomo.

— Deseo hablar con Alador Blight —. Ordena Hunter.

Entrando a la mansión, el abominable lo lleva hasta el salón principal donde hay varias ornamentas y un gran candelabro cuelga del techo, las paredes están decoradas con varios cuadros de diferentes estilos artísticos destacando la pintura de un guantelete de cobre, los muebles están hechos de la baba de abominable destacando la morfología característica de estos seres y resalta una gran foto colocada sobre una ennegrecida chimenea donde aparecen vestidos formalmente los cabezas de familia; Odalia y Alador Blight, los mellizos e hijos mayores cuyos nombres ignoraba y la desaparecida Amity Blight con una expresión distante.

— ¿Quién viene a molestar ahora que estamos tan...? —, venía farfullando Odalia que al ver a Hunter se queda en silencio y su semblante y tono de voz cambia por completo, — Vaya, tú debes ser el Guardia Dorado. Nos honra que hayas venido a nuestra humilde morada, debiste avisar que vendrías para recibirte como es debido.

— No planeo quedarme mucho, ¿dónde está su esposo? —. Hunter no quería perder el tiempo.

— Está en su laboratorio. ¡Oh! ¿Vienes a supervisar el avance del proyecto?

— ¿Proyecto?

— Pasa, por favor. Seguramente estarás complacido —. Insiste Odalia ignorando la pregunta de Hunter.

Atravesando una puerta y bajando unas escaleras llega hasta la parte baja de la mansión que estaba precariamente iluminada y la baba de abominable mancha las paredes y cuelga de los techos.

— Querido, han venido a inspeccionar los progresos —, avisa Odalia, — Seguramente los avances serán del agrado del Emperador, hemos detenido el desarrollo de todos los demás productos para centrarnos en este en particular para garantizar la calidad deseada.

La fortuna de los Blight se había amasado, en buena parte, por el desarrollo de productos multiusos para la defensa del hogar usando como materia prima los abominables. Un negocio que prosperó y les otorgó estatus antes del ascenso de Alador a líder del Aquelarre de Abominables.

¿Pero qué era este proyecto? Y si el Emperador lo había ordenado ¿por qué él no sabía sobre esto?

Alador, que hasta entonces había estado trabajando en una mesa con los restos de un abominable se voltea. Llevaba grandes gafas de cristal morado, su cabello se hallaba despeinado y una pequeña barba y bigote le habían crecido así como se resaltan un par de ojeras. Su bata de laboratorio estaba manchada y sus botas dejaban pisadas moradas sobre el suelo al andar.

— Temo que llegas en un momento poco afortunado. Los toques finales aún no están pulidos a cabalidad —. Dice Alador.

— ¿Toques finales?

— Sí, aunque ahora ya no son tan lentos como antes y hemos mejorado la potencia de fuego, aún hay cosas que necesitan una tercera revisión antes de la primera entrega.

— ¿Potencia de fuego? ¿Están desarrollando cañones?

— Bueno, incluirlos en el diseño final es algo complicado como verás —. Alador se aparta y Hunter ve sobre la mesa que el abominable no solo era grande y robusto, sino que estaba recubierto por un armazón y pesadas doradas con un circulo morado al centro.

— ¿Qué es esto? —. Pregunta Hunter consternado.

— Te presento el Abomaton 2.0 —, presenta Odalia con tono de vendedor, — Ahora más grande y mejorado —, usando un control, los ojos del abominable se encienden y se pone de pie con notoria dificultad, — Estamos mejorando la suspensión pero es un detalle menor. Una vez que esté arreglado y haya superado el período de prueba, estaremos listos para la producción en masa.

— ¡¿Producción en masa?! —. Ahora Hunter sí está alterado.

— Sí, el Emperador no especificó cuantos necesitaba así que hicimos estimaciones en aproximadamente unos dos mil modelos para iniciar. Si el pago es entregado a tiempo, claro —. Explica Odalia.

¡¿Dos mil?! Es una locura, no es bueno que los ciudadanos tengan un ejército privado ¿A esto se referían? La mente de Hunter aún estaba procesando tal información.

— Y hablando del pago, estuvimos hablando con mi esposo y tal vez, debido a los costos de producción y las circunstancias en que esto fue encargado, el Emperador podría considerar elevarlo al menos a un 3% más de lo acordado —, dice Odalia mientras toma a Hunter por los hombros, — Sé que él está financiando todo pero también necesitamos obtener ganancias después de todo todos nuestros esfuerzos están dirigidos a esto ahora y nuestros compradores no están muy felices que sus productos no estén siendo entregados. Además que han destituido a Alador como líder del Aquelarre para que se centre por completo en esto, supongo yo —, Alador se aclara la garganta, — Ah, sí y también por la desaparición de nuestra hija. Que cosa tan terrible.

Ahora tenía la urgencia de salir de ahí lo más rápido posible.

— Sí, por supuesto, eh... debo consultarlo con el Emperador y... hablar de los fondos disponibles, hmmm... E-excelente trabajo, Alador, digo, Señor Blight, informaré al Emperador de este descubrimiento, digo, avances de inmediato —. Hunter empieza a caminar hacia la salida hasta que escucha la voz airada de Odalia.

— ¡¿Por qué no me recordaste que ya era hora?! —. Encendiendo una bola de cristal y sintonizando el canal de noticias ve el palco del castillo y a todos los líderes de los aquelarres.

Estamos de regreso en el castillo del Emperador. Tras el retiro la líder Scooter Crane, la ceremonia de hoy anunciará a Raine Whispers como líder del Aquelarre de Bardos —. Darius y Eberwolf, líder del Aquelarre de Bestias se acercan a una figura con una capa y capucha blanca.

Darius le entrega el emblema del Aquelarre haciendo oficial el nombramiento.

¿Tengo que salir en cámara? —. Pregunta.

Por el bien del Titán. Di algo —. Si pretendían que fuera discreta su conversación, no lo fue.

Es un placer trabajar con el Emperador Belos en los preparativos del Día de la Unipan... ¡digo Unidad! Oh, no. No puedo hacerlo ¡Saquenme de aquí! —. Le recién nombrade líder sale corriendo a toda velocidad con un sonrojo de vergüenza en su rostro.

Detén la transmisión —. Dice Darius mientras la imagen se queda estática.

— Uno pensaría que elegirían a alguien que pudiera presentarse al público sin problema pero no me concierne cuestionar las decisiones del Emperador —. Comenta Odalia a lo que Alador solo responde con un cansado bostezo.

Hunter se queda mirando pasmado a la pantalla mientras mil cosas se arremolinan en su mente y se pregunta qué más había pasado en esos tres días que no estuvo y todo lo demás que no le había dicho su tío.

Catra VIII:

— La zona industrial está al suroeste pero el distrito comercial está al este y lleva directo al distrito central, luego al puente y a la otra parte de la ciudad, ¿qué harías? —. Vernis decidió que sí querían retener a los learosis tenían que pensar como ellos.

Pero esto ya no era una línea de trincheras a lo largo de varios kilómetros que podía romperse con una estrategia bien planeada. Esto es más complicado.

— Entrar en línea recta sería una tontería. Todo el distrito comercial está lleno de edificios grandes lo que haría que la maniobrabilidad de los tanques sea limitada y dándole poco terreno para desplegar bien a las tropas sin que les hagan un movimiento de pinza. De hacerlo, sería un despliegue por aire —. Argumenta Catra.

— ¿Y si esos edificios desaparecen? La artillería sigue siendo útil —. Agrega Vernis.

— No, los escombros les bloquerían el camino y dañarían nuestro terreno pero también nos daría las condiciones para ataques fugaces desde puntos que no pueden ver —, dice Catra, — Si usan artillería la usarían sobre la zona industrial para barrer a cualquier resistencia localizada ahí.

— De todos modos complicarían la entrada de vehículos blindados y pesados —. Replica Vernis.

— Sí, pero a comparación del distrito comercial, sería un obstáculo menor —, Catra observa el mapa de la ciudad, — ¿Zonas donde vivan personas?

— Las zonas residenciales se encuentran mayormente al otro lado del puente —, Responde Aul que solo observaba en silencio, — Pero hay complejos residenciales dispersos de este lado.

Y la gente afuera vive en cabañas de barro piensa Catra.

— Hay algo que no estamos tomando en cuenta. Esa nave con artillería pesada, se contuvieron en la sitche pero no lo harán aquí —. Dice Catra recordando lo que había pasado esa noche.

— Considerando que solo tengan una de ellas —. Responde Vernis.

— Algo me dice que no es así —, Catra se rasca la cabeza por la idea de tener que lidiar con más de esas cosas, — Aún así tendremos que esperar un bombardeo a gran escala pero con esas cosas en el cielo podrían desplegar tropas desde el aire en cualquier parte.

— Los Maestros del Krapka podrían encargarse de esos vehículos ¿lo hicieron antes, verdad? —. Pregunta Aul.

— Depende ¿son suficientes? —. Cuestiona Catra.

— Serían más si tuviéramos respuesta de las sitches cercanas, no sería un problema.

— ¿No iban a enseñarle como usar las técnicas del Krapka a los ciudadanos? —. Pregunta Vernis a Aul.

— Sigo sin entender qué es eso —, dice Catra, — ¿Podría alguien explicarme? Porque si es la mejor arma que tenemos, debo saber como funciona.

— Es simple. Es la manipulación de la magia a través del dominio del cuerpo en balance con la mente —, explica Aul, — El elemento vital es el fuego pero este no sale de la nada, es la energía interior que se manifiesta al exterior de esa forma y para manifestarla, la mente y el cuerpo deben estar en equilibrio para conectar con esa "chispa", por llamarlo de algún modo.

— ¿Y cómo lo manifiestan?

— A base de artes marciales —. Añade Vernis.

— ¿Qué?

— Cuando peleas usas tu cuerpo para ejercer el daño que tu mente considera adecuado. Es casi lo mismo solo que en vez de ser combate cercano es a distancia. Requiere técnica y paciencia —. La explicación de Vernis lo hacía sonar simple pero en su experiencia no debía serlo.

— Aunque claro depende. Puedes hacerlo de la manera marcial o ser más sútil —. Dice Aul quien procede a chasquear los dedos y crear una pequeña llamarada que asusta a Catra.

— No hagas eso mientras estoy cerca —, dice Catra, — Bien, necesito ver la zona industrial y Vernis te necesitaré para que me ayudes a trazar posibles rutas de entrada.

Cuando salieron del palacio y montaron en un vehículo ancho y alto pero a diferencia del anterior que usaron para ir a aquella reunión que resultó ser una trampa, este tenía ventanas. Dos guardias acompañaban al trío mientras avanzaban por las calles de la ciudad en las que las labores de evacuación ya habían empezado el mismo día que Sunset y las demás se habían marchado.

Se preguntaba qué estarían haciendo y sí su situación sería mejor que la que ella estaba atravesando en ese momento, probablemente así era, pero a donde sea que hayan ido sería peligroso y cientos de inconvenientes podrían pasar, ella mejor que nadie sabía que las cosas se podían echar a perder de un momento a otro. Sunset le prometió que volvería con ayuda pero cada minuto que pasaba su desesperación crecía cada vez más.

Porque sí, estaba desesperada, ansiosa y aterrada. Aterrada de tener que enfrentar a todo lo que Leraos les arrojara y Trost no iba a tener consideraciones, no tomaba prisioneros ni miraba por sus propios soldados. Ansiosa de tener que cargar con una responsabilidad que no quería, de ser vista de una forma que nunca creyó, la de una figura a la que seguir sin razones aparentes según ella y desesperada de las consecuencias que acarrea dicha responsabilidad en esa situación. Todo lo que saliera mal sería su culpa o en el mejor de los casos sería una culpa compartida.

¿Así te sentías, Adora? se carcome Catra por dentro.

Un frenazo la saca de sus pensamientos y ve como rápidamente el vehículo se rodeado por varios de arbisanos gritando y demandando cosas, el traductor pareció sobresaturase de frecuencias y tuvo que quitárselo por el pitido que dio la lastimaba. Los dos guardias se bajaron para evitar que quienes los rodeaban se echaran encima del vehículo o lo volcaran aunque no parecía su intención.

Aul sale del vehículo y uno de los guardias intenta hacer que vuelva dentro Aul lo aparta y empieza a hablar con la muchedumbre en su idioma.

— ¿Qué pasa? —, pregunta Catra ansiosa, — ¿Qué están diciendo?

— No lo sé. Están pidiendo algo pero estoy confundido —, responde Vernis, Catra se vuelve a poner el traductor ahora que los humos se habían calmado, — Es sobre el Krapka.

— ¡Entiendo sus inquietudes pero ahora mismo es lo mejor que podemos hacer! —. Clama Aul.

— ¡Están condenando a nuestra gente a morir de una forma horrible! —. Exclama uno.

— ¡Las balas son una caricia en comparación de lo que el Krapka les hará! —. Dice otro por allá.

— ¡De todas formas moriremos! —. Sentencia uno entre la multitud.

— ¡Ellos nos quieren someter! ¡Que ardan intentándolo!

— ¡Que ardan! ¡Que ardan! ¡Que ardan! —. Clamaban muchos entre la multitud.

— ¡Eso mismo estarán clamando ellos allá afuera! —, interviene Aul, — Tenemos que ser mejores que ellos.

— Si queremos ser mejores no debemos usar esas artes destructivas —. Suplica una mujer.

— Es nuestro regalo desde que salimos del desierto, ¿por qué no usarlo? —. Replica un joven.

— Tienen que entender que en otro momento no haríamos esto —, aclara Aul ganándose resoplidos de molestia, — Todo lo que hacemos lo hacemos por ustedes: el pueblo.

— Si es por nosotros ¿por qué no nos han tomado en cuenta a la hora de elegir?

— ¡Yo sabía que la Casta Heire nos destruiría!

— ¡La Casta Ibreine nunca hizo nada!

— ¡La Línea Escarlata los mantuvo a raya!

— Los hijos de nuestros hijos hubieran muerto allá.

— Y ahora el enemigo está a nuestras puertas.

Catra no entendía a cabalidad a qué venía tanto revuelo

— No entiendo ¿enseñar magia está restringido solo para los privilegiados o algo así, verdad? —. Le pregunta Catra a Vernis.

— No necesariamente. Cada región decide como proceder con el tema, aquí es un estudio abierto para quienes quieran aprender, pero ahora mismo se instauró que se aprenda para defender la ciudad —. Dice Vernis.

— Pero la razón por la que Leraos está aquí es porque solo la aprendían los ricos, ¿o no? —. Catra estaba confundida.

— En la zona donde entraron los learosis, sí, por eso consiguieron aliados tan rápidamente. El descontento social lleva a... A esto —. Señala Vernis.

— ¿Tempest inició la invasión basada en la información que tenía de una sola región? —. Pregunta Catra anonadada.

— Que objetiva que es la comandante, ¿eh? —. La ironía era devastadora en ese momento.

— ¡Pongámoslo a votación! —. Se escuchó de repente afuera. Eso último inició una discusión masiva haciendo que la frecuencia del traductor se volviera a saturar.

Aul intentaba inútilmente calmar los ánimos mientras la arbisanos siguen discutiendo y por alguna razón que Catra no entiende, siente la necesidad de salir, al asomarse se gana la mirada de algunos mientras el resto seguían discutiendo fervientemente. Debía hacer algo antes de que escalara a algo más.

Catra le pide a Aul que llamara la atención de algún modo, a lo que él chasquea los dedos creando una llamarada mayor a la que hizo en el palacio. Ahora tenía la atención de todos y no sabía qué decir.

— Vas a tener que ayudarme a traducir esto —. Le susurra Catra a Aul.

Él solo asiente.

— E-escuchen, yo —, esto va a terminar mal Aul empieza a hablar en su idioma, — Yo entiendo como se sienten ahora porque es exactamente lo mismo que yo siento... La misma que he sentido antes y la misma que he hecho sentir a otros. Y basada en mi experiencia puedo decirles que esto —, los señala a todos, — Solo les facilitará el trabajo a ellos. No soy nadie para decirles quien está en lo correcto y quien no, soy una extraña aquí a pesar de todo lo que se ha dicho de mí porque lo sé pero eso no importa. Pero solo quiero decir que... su magia puede no ser su mejor arma, sino su escudo, algo con lo que defenderse. Su verdadera arma es la confianza entre ustedes y... la esperanza que pueden ganar —, siente como las palabras se le atragantan, — Pero si eso no existe no podrán ganar porque, querámoslo o no, toda guerra se gana con armas. Y si su mejor arma está rota, estamos perdidos.

No hubo respuesta, Aul pasa su mirada de Catra a la multitud y de la multitud a Vernis. Catra se sentía avergonzada por alguna razón y cuando terminó de hablar solo bajó la mirada, no quería encarar a nadie. Los arbisanos que se habían arrejuntado unos con otros, como si estuvieran dispuestos a escalarlo hasta los golpes se separan y entre ellos intercambian miradas y algunos se retiran.

A Catra le hubiera gustado saber que pensaban todos aquellos los que estaban ahí reunidos, sus pensamientos, sus emociones, que se sentiría que una extranjera viniera y les dijera semejante cosa tratando de inspirarlos a luchar. Se sentía estúpida por soltar tal maraña de cosas empalagosas que tanto aborrecía al ver a She-Ra hacer sus cosas de heroína y sin embargo ahí estaba.

Aul la toma del hombro y por primera vez en un rato que sintió tan largo como si hubieran sido horas ve de frente a Aul.

— Gracias —. Es lo único que le dice, ella solo baja la mirada.

Sunset Shimmer, por lo que más quieras, regresa pronto.

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Ni me había dado cuenta que esta segunda parte ya cumplió un año de su publicación original. Gracias a los pocos que se toman el tiempo de leer y ahora siento que llevo una buena racha de publicación, más que nada porque me preocupaba estancarme y que no avance porque de verdad quiero terminar esta historia.

Sin nada más que decir aparte de gracias e instarlos a dejar sus reviews, les mando un saludo