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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno y soez)

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UNEXPECTED LOVE

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CHAPTER 3

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Hobby for two


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Como cada mañana de día de semana, Akane cruzó la puerta de su apartamento a las siete y media de la mañana.

Ranma la siguió de cerca, encargándose en esa ocasión, de cerrar.

El Saotome no solía ser una persona muy puntual, de hecho, usualmente llegaba a los lugares con el tiempo exacto, por lo que continuamente recibía reprimendas, pero gracias a Akane, empezaba a tomar el hábito de siempre estar temprano en cualquier lugar.

¿Quien iba imaginar que terminaría así?

Miró de reojo a la chica que caminaba a su lado y suspiró. Akane se dirigió a las escalras, ignorando olímpicamente el ascensor y él la siguió.

A casi siete meses de vivir juntos, justo en ese momento se le ocurrió que él no sabia la razón por la que ella decidía tomar aquel camino cada día.

—¿Akane? — la llamó, mientras caminaba frente a él.

—¿Si? — ella no detuvo el paso, pero aminoro la marcha.

—¿Eres claustrofóbica o algo así? — indagó curioso.

La morena se detuvo, pareció pensar algo y luego, levantó el rostro y lo miró por sobre el hombro con el ceño ligeramente fruncido.

—¿De que estas hablando?

—¿De que si tienes miedo a los espacios cerrados?

—No, claro que no ¿Por qué lo preguntas?

—Es que como nunca usas el ascensor, creí que te daba miedo.

Ella pareció extrañada y luego sonrió, y negó con la cabeza.

—Ahh, eso… — retomó el paso —. ¿Nunca te he dicho porque uso las escaleras?

—No lo creo — lo pensó un momento y si se dio cuenta que no, no lo había hecho.

—Seguramente creí que no sería importante — encogió un hombro, mientras ambos llegaban a la puerta del piso principal. Salieron y se encaminaron por vestíbulo.

—Solo me surgió la curiosidad.

—Bueno… yo solía entrenar mucho antes. Me gusta hacer ejercicio y mantenerme en forma.

Él lo había notado muy bien.

—Pero desde que estoy aquí, no puedo por el poco tiempo libre que tengo, el cual sinceramente no distribuyo bien — negó con la mano izquierda —. Como sea... decidí que subir y bajar las escaleras podría ser un buen ejercicio.

—Ohh ya — asintió, pensándolo —. En realidad lo es.

—En vista de que no hago mas, tiene que funcionar en algo ¿no?

—Cierto.

Los días se sentían más fríos, ya que se encontraban en lo mejor de otoño y pronto llegaría el invierno.

Cuando salieron del edificio, Ranma le permitió a ella tomar el paso primero.

Akane asintió, le sonrió de soslayo, sin dirigirle realmente una mirada y continuó caminando.

Ranma sintió como algo le apretaba el pecho y se apresuró a seguirla.

—Entonces… ¿Siempre hiciste mucho ejercicio?

—¿Estas insinuando que no se nota? — ella le observó por sobre el hombro.

Ranma ladeó el rostro de un lado a otro, como si estuviera sopesando su respuesta.

—En realidad…

—No contestes, tonto — Akane volteó y le dio un golpe juguetón en el hombro. Ranma se rió.

—¿Entonces…?

—Si, desde pequeña entrene con mi padre en el dojo, así que...

—¿El dojo?

—Si, el dojo — Akane frunció el ceño —. Te lo dije antes… — Ranma negó con la cabeza —. Creí habértelo dicho.

—¿Un dojo de artes marciales?

—Si, un dojo de artes marciales — afirmó —. ¿En serio no te lo había dicho?

—No que yo recuerde — Ranma se sintió francamente sorprendido —. Vaya… ¿Hace cuanto tienen ese dojo?

—Es algo de la familia Tendo. Es de mi padre y antes fue de mi abuelo, y del padre de este… así consecutivamente. De hecho… creo recordar que mi padre dijo que pasó por siete generaciones, no se cuanto tiempo tiene.

—Y sigue vigente?

—No, claro que no… hace tiempo no lo está. Cuando mi padre era joven, si fue un lugar muy activo, pero el interés por las artes marciales disminuyó con el tiempo… ya sabes — encogió un hombro —. No puedo imaginarme a mucha gente queriendo aprender artes marciales en la actualidad.

—Yo lo hice.

—¿Que hiciste? — ella parecía confundida.

—Yo practique artes marciales.

Akane se detuvo, en medio de la calle y volteó hacia él, observándolo con una mueca de incredulidad.

—¿Sabes artes marciales?

—Soy muy bueno en ellas en realidad — se jactó con falsa egolatría propia.

—¿En serio, sabes artes marciales? — ella no lucia para nada impresionada, por lo contrario, parecía escéptica.

—¡Hey, claro que si! Entrene desde muy pequeño con mi padre.

—Yo igual — apoyó una mano en su pecho.

—Vaya — absorbió aquel nuevo dato, mientras retomaban el paso.

Se dijo que no debía extrañarle. Akane había demostrado ser muy ágil. Era rápida y tenía buenos reflejos, además de una fuerza bastante admirable. Se llevó las manos a la frente, donde conservaba una pequeña cicatriz, producto de su encuentro con un vaso de vidrio que la chica le había lanzado.

Había pasado tanto tiempo desde entonces. Akane era la única, además de sus padres y mejor amigo, que conocía la verdad tras su maldición.

—Siempre creí que te entrenabas en algo — musitó la chica pensativamente.

—¿Como dices?

—Tienes muy buenos reflejos y eres muy habilidoso… además de fuerte.

Sus palabras lograron arrancarle una sonrisa, Ranma advirtió como su pecho se inflamaba de satisfacción. Él casi se sintió como un pavo real, pavoneándose, pero se apresuró a mantener la compostura.

—Menos mal esos años de practica valieron la pena — soltó con evidente sarcasmo. La chica rodó los ojos divertida.

—Menos mal… — ella ladeó el rostro y le observó —. ¿Desde que edad entrenas?

—Tendría… como unos cinco años, creo — intentó recordar.

—Yo igual — Akane pareció sorprendida —. Papá siempre quiso un chico, pero solo tuvo mujeres. A mis hermanas no les interesaba nada de eso, pero yo por lo contrario, nunca fui muy femenina y siempre me gustó compartir ese pasatiempo con mi padre.

Ranma miró a la chica, tomando en cuenta cada palabra.

Akane parecía realmente apasionada cuando hablaba de aquello, era evidente que ella había disfrutado enormemente de su tiempo con su padre. Casi se rió, cuando la chica se autodenomino poco femenina y sinceramente, no podía caber en su cabeza, porque Akane pensaría algo así.

Si, no era una chica como esas que vestían colores claros, ropa provocativa y pasaba todo el tiempo acariciándose el cabello, pero eso no impedía que fuera increíblemente fascinante.

Tenia una tez pálida y preciosa, unas cautivadoras pestañas oscuras sobre sus ojos almendrados, igual de encantadores. Las mejillas se le pintaban de color con frecuencia, algunas veces por el bochorno que le provocaba el clima o alguna actividad, otras cuando se enojaba y mayormente por alguna vergüenza que la hiciera pasar. Era una chica fácil de avergonzar y a él le encantaba aprovecharse de eso, solo para deleitarse con la manera tan adorable en la que se sonrojaba. Por otro lado, si bien no parecía estar muy al cuidado de su vestimenta o incluso, sus actitudes no eran excesivamente delicadas, Ranma no podía pensar en ella como una mujer poco femenina, porque era lo contrario, cada vez que veía a Akane, no podía evitar pensar en la manera en que le seducía sin siquiera proponérselo.

—¿Ranma?

—¡¿Que decías?! — él se sobresaltó, cuando Akane sacudió su hombro, sacándole de sus pensamientos.

—Estaba contándote sobre el dojo, pero parecías distraído — ella le miró con curiosidad —. Olvídalo.

No, continúa — se apresuró a decir —. "Quiero saber más sobre ti" — pensó, más no se atrevió a decir.

—Pero…

—Entonces… ¿Siempre entrenaste con tu papá? — indagó. Akane le miró, suspiró y finalmente, asintió con lentitud.

—Él me enseñó todo lo que se. Era muy bueno en las artes marciales. Participó un par de veces en torneos locales y nacionales.

—¿En serio? — eso le sorprendió —. Mi padre igual.

—Ohhh… — Akane lo observó a los ojos y sonrió ligeramente —. Sería curioso que se conocieran ¿no te parece?

—¿Te lo imaginas?

—Seria gracioso — la Tendo soltó una risita baja.

—Entonces, tu y yo nos conoceríamos de igual manera incluso si no hubiera sido porque somos tomates – soltó casualmente.

Observó como Akane enrojecida y volteaba el rostro con rapidez. Era tan adorable.

—Dijiste que entrenabas desde pequeño — ella carraspeó.

—Así es…

—¿Hasta que edad lo hiciste?

—Pues siempre entrene… creo que hasta antes de venirme a Tokio, aun lo hacia ¿Tu no? — ella asintió —. ¿Por qué la pregunta?

—Tu técnica…

—Es muy buena ¿no? — él sonrió con prepotencia —. Varias personas me han dicho que si participará en...

—No lo es.

—¿Disculpa? — él se detuvo a media calle, incrédulo — ¿De qué estas hablando? ¡Claro que si! ¡Entrene desde muy pequeño! ¡Y ni siquiera me has visto pelear en serio!

—Yo igual, por eso lo dijo… además, ya vi lo suficiente — Akane siguió caminando sin siquiera dirigirle una mirada, como si lo que había soltado no hubiera lastimado su orgullo de hombre.

Ranma jadeó incrédulo y la alcanzó en un santiamén, posicionándose frente a ella y caminando de espaldas a la acera.

—Soy muy bueno en ello… tan bueno, que si hubiera nacido en los noventas, seguramente sería una estrella.

—Claro, sigue creyendo eso.

—¡Es así! — jadeó indignado.

—Por supuesto — soltó como si no fuera la gran cosa.

La indignación de Ranma escalaba mas alto a cada segundo. Sentía el cuello caliente y un nudo en el estómago. No podía creer que Akane pensara eso. Evidentemente ella estaba equivocada, pero aún así, no esperaba que tuviera ese concepto sobre él, acerca de algo que le apasionaba tanto.

—Consigamos un dojo y te lo voy a mostrar.

—¿De qué hablas? — Akane finalmente levantó el rostro y le miró sorprendida.

—Eso, consigamos un dojo. Tokio debe tener dogos abiertos al público ¿cierto?

—Estaba bromeando, Ranma.

—¿Qué? — él parpadeó incrédulo y se detuvo, Akane también lo hizo frente a él.

—Solo te estaba tomando el pelo, porque se que eres muy orgulloso. Claro que considero que eres bueno en artes marciales.

—Eso lo dices ahora porque no quieres ir — él se negó a ceder.

—Claro que no, si pensara que no eres bueno, te lo diría a la cara — afirmó.

Ranma supo que era cierto, porque Akane era la persona más honesta que había conocido.

—No me importa… ¡Vamos a ir!

—Ranma — Akane rodó los ojos.

—Te demostrare que soy muy bueno.

—Ya te dije que creo que eres bueno — soltó quedadamente, retomando el paso.

—Eso no basta — porque no lo hacía, no cuando la chica que le gustaba, dudaba aunque fuera un poco de sus habilidades —. Voy a buscar un lugar y vas a ir conmigo a entrenar.

—¿De que estas hablando? — ella negó con la cabeza.

—¡Tu y yo haremos eso, oíste!

Akane lo miró mientras caminaba a su lado y deseó echarse a reír, al notar que Ranma sacaba su teléfono y empezaba a buscar dojos cercanos.

—Hombres — pensó, negando con la cabeza ¿Cómo una broma había terminado así? Solo había querido alejar la conversación de un punto vergonzoso.

Ranma continuó buscando en Facebook, pasando de página en página. Estaba decidido a conseguir un lugar. Investigaría todo lo pertinente, tomaría a Akane y luego, la llevaría ahí y le mostraría que era el mejor en las artes marciales.

Que él siempre sería el mejor.


—Es más grande de lo que espere.

—Si… y enseñan de todo. Por lo que investigue, es un lugar muy completo — Ranma sonrió, emocionado.

—Ay Ranma, solo a ti se te ocurre hacer algo así.

—Te dije que te haría arrepentirte de lo que dijiste.

—Y yo te dije que era una broma — le recordó ella.

—Como sea, ya estamos aquí ¿no?... — la miró por sobre el hombro, Akane levantó el rostro para encontrarse con su mirada —. ¿O no quieres entrenar? Talvez eres tu la que no es tan buena como dice, después de todo.

—Ya veras… te voy a enseñar lo buena que soy.

—Eso quiero verlo — susurró él con una sonrisa.

—Vamos a cambiarnos — le indicó ella.

Dado que no poseían trajes de entrenamiento ahí en Tokio, tuvieron que alquilar algunos. No habían trajes de entrenamiento de artes marciales para mujeres, por lo que Akane tuvo que conformarse con un kimono de karate, en tallas exactas, ya que tampoco habían dos tallas mas grandes, como ella solía usarlo para tener más movilidad.

En cuanto tuvieron las prendas, ambos se dirigieron hacia los vestidores.

Ranma no tardó en cambiarse. Dejó sus pertenencias en un casillero vacío y luego salió. El lugar no estaba tan lleno como habría esperado, un sábado en la mañana, pero tampoco tan vacío. Habían al menos quince personas ahí. Sin embargo, el salón de entrenamiento era tan grande, que cada quien estaba en su propio espacio. También tenían divididos pequeñas secciones para peleas y al menos dos parejas se encontraban en ello. Había un grupo de tres niños con un instructor, quien les daba ciertas instrucciones de lo que parecía karate. En general, pudo sentir la actividad del lugar, pese a las pocas personas y eso logro encender esa vena competitiva en él, que no sentía hacia mucho tiempo.

—Ya estoy aquí — escuchó la inconfundible voz de Akane a su espalda.

Cuando volteó, Ranma la recorrió con la mirada, notando lo bien que le sentaba el traje. Demasiado bien.

Al ser un par de tallas mas pequeño, se moldeaba a su figura, no tanto como para definirla en exceso, pero si lo suficiente. Al menos, la tela era flexible, por lo que chica tendría movilidad suficiente. El albornoz superior por otro lado, si bien le quedaba exacto, Ranma no pudo evitar fijar la mirada en su escote, donde podía vislumbrar el inicio de sus pechos. La chica llevaba un tipo de top interior, por lo que no revelaba mucho, pero Ranma se sintió tenso por lo que observaba.

Esta un poco apretado — le indicó ella, arreglándose la cinturilla del pantalón, sin percatarse de su inspección.

—¿Puedes moverte? — indagó él con la garganta seca. Se apresuró a tragar saliva.

—Creo que si… — miró su alrededor —. Hay mas personas de las que espere.

—Yo pensé lo contrario en realidad.

—Me imagino que se llena aún más, a mitad del día. Mi padre decía que su padre tenía más actividad las tardes del fin de semana, talvez porque en las mañanas, las personas suelen ocuparse de sus asuntos.

—No lo había pensado de esa manera, pero tu eres la del dojo, eres la que la que sabe como se maneja uno.

—Ya te dije que nunca lo vi vigente — le recordó.

—Pero tu padre si.

—Bueno, me contó algunas cosas — negó con la cabeza —. Como sea, empecemos a calentar.

—Vamos ahí — le señaló una esquina, al fondo del salón. Akane le siguió —. ¿Qué te parece una carrera?

—¿Alrededor del salón? — indagó ella.

—No, de una esquina a otra.

En cuanto se posicionaron, Ranma tomó la iniciativa de acomodarse, mientras observaba como Akane se amarraba el cabello. Ella hizo algunos movimientos de brazos, también de cuello e incluso unas pocas flexiones de rodillas, antes de posicionarse también.

Y él la miró, porque no podía dejar de hacerlo. Ahora la observaba bajo otra nueva luz, una que la hacía mucho más atractiva ante sus ojos ¿Cómo iba a pensar él que encontraría una chica que también compartiera su pasión por su deporte favorito?

—¿Lista?

—Cuando quieras — le gustaba ver aquella sonrisa competitiva en su rostro.

Ranma no había sentido así en mucho tiempo, esa sensación burbujeante en el pecho. Aquel fuego que le quemaba por dentro. Esa adrenalina tan bien conocida. Se estaba emocionando en serio.

—No voy a ser clemente contigo — le advirtió a Akane rápidamente.

La chica, que había se encontraba inclinada en una posición de corrida, le dirigió una mirada por sobre el hombro y sonrió. Ranma no pudo evitar pensar en lo bonita que lucía cuando sus ojos brillaban de diversión.

—Eso lo veremos.

—A la cuenta de tres... ¡Uno… dos… y…!

—Tres! — fue Akane quien soltó aquella exclamación, justo antes de echarse a correr.

Ranma la miró sorprendido, luego divertido, y la siguió rápidamente.

Akane era competitiva. Algo que había vislumbrado antes en pequeñas porciones, pero recién en ese momento, podía notar bajo otra luz.

Era una cualidad que admiraba bastante, considerando que él también lo era y mucho.

La chica no corría como si no hubiera mañana, pero Ranma entendía porque, ya que, aquella no era una competencia de quien llegaba más rápido, sino de resistencia. Se colocó a su lado y ella le dirigió una mirada, con el inicio de una película de sudor en la frente y la tez ligeramente enrojecida.

Ranma sonrió, solo por el placer de molestarla e incluso se tomó la molestia de correr de espaldas, solo para lucirse ¿Y por qué no? Mirarla un poco mas.

—¿Cuantas vueltas quieres dar? — le preguntó sin ningún agite —. ¿Unas diez?

—¿Tan poco? — Akane sonrió con una ceja alzada —. Creí que tenias mas resistencia.

Ella no sabia cuanta resistente podía ser un hombre decidido.

—Ya veras.

Dieron casi veinte vueltas de ida y vuelta antes de detenerse.

Ranma apoyó las manos en su cintura e intentó acompasar su respiración lentamente.

Miró como Akane se alejaba con dirección hacia su mochila, la cual había dejado en una esquina del dojo, la observó inclinarse y fijó la mirada inevitablemente en su generoso trasero, hasta que ella se irguió y él fingió ver el techo.

—Ten — el sonido de la voz femenina llamó su atención, cuando volteó, Akane le tiró un bote con agua pequeño. Él lo atrapó en el aire sin problemas y con una sola mano.

La observó beber, mientras también tomaba de la botella. En cuanto terminó, se acercó al lugar donde ella tenia la mochila y colocó el agua a un lado, en el piso. Akane también lo hizo y volteó hacia él, mientras se secaba el sudor del rostro con una toalla pequeña.

—Ahora…

—Algunas flexiones o abdominales nos vendría bien — le dijo Ranma rápidamente.

—Me quitaste las palabras de la boca — soltó Akane con una sonrisa.

Pronto ambos estuvieron en el piso, listos para hacer algunas flexiones. Akane se colocó a su lado y realizó la primera sin apoyarse más que en sus manos y la punta de los dedos de los pies.

—Creí que lo harías de la otra forma — le comentó él, mirando fijamente.

—No conozco otra manera — Akane no se detuvo.

Él sonrió. Conocía a chicas que jamás habían hecho una flexión como hombre. Sus compañeras de colegio no lo habían hecho al menos. Era algo que le gustaba de Akane, que no se limitaba de ninguna forma.

—Ranma… ven, ayúdame a hacer algunos abdominales — le pidió ella rato después.

Él la observó, desde arriba, mientras ella lo hizo desde el suelo donde estaba acostada.

—Solo tómame los tobillos — le pidió.

Ranma asintió y se colocó de rodillas frente a ella. Akane levantó el trasero y se acomodó frente a él.

Por alguna razón, la mente de Ranma voló por un momento. Él intentó no pensar mucho en ello, pero no pudo evitar que el rostro se le enrojeciera y que sus ojos se desviaron por todos los lugares interesantes.

—Sostenme bien, Ranma — le indicó ella.

—Si — susurró.

Akane apoyó la punta de sus dedos sobre sus propios hombros, flexionando los brazos y empezó a elevarse.

—Uno — contó pasiva.

—Dos — siguió él.

—Veinte — susurró, rato después. Akane se dejó caer de espaldas nuevamente y empezó a tomar respiraciones largas y pesadas. Era evidente que se había agitado un poco.

—Es mi turno — Ranma se acostó a su lado.

—Dame un momento — pidió ella.

Él ladeo el rostro y la observó, mientras ella tenía el rostro vuelto hacia el techo y los ojos cerrados.

Acarició con la mirada, el atractivo perfil de la chica.

—¿Estas listo? — él se sobresaltó y volteó con rapidez.

—Claro ¿Ya estas bien o necesitas tomar más aliento?

—¿Me estas subestimando de nuevo? — indagó colocándose a gatas. Ranma la miró fijamente, procurando centrarse únicamente en sus ojos.

No me atrevería — sonrió con diversión.

—Vamos, apúrate — Akane se dirigió a sus pies. Ranma sintió como sus manos le rodeaban las rodillas y ella se acomodaba aún más cerca.

El corazón se le agitó y su pulso empezó a acelerarse. Miró a Akane, quien casi se inclinó sobre su cuerpo, de rodillas.

Él tomó una inhalación y colocó las manos tras su nuca antes de iniciar.

Solía hacer ejercicio en las mañanas cuando se levantaba temprano o en las noches si no lo lograba. Habían sido muy pocos días en los que dejaba su rutina de lado, ya que siempre procuraba mantenerse en forma.

Hacer abdominales nunca había supuesto un problema para él, pero en esa ocasión, no pudo poner la mente en ello. Sentía la garganta seca y su mirada no paraba de fijarse en aquel detalle.

—¿Que te sucede? — le preguntó Akane en cuanto se detuvo, apenas luego de hacer ocho flexiones.

—Tu escote — él intentó ignorarlo, pero no podía quitarle la mirada de encima.

La chaqueta del kimono deportivo quedaba exactamente a la medida del cuerpo de Akane, pero la postura y el peso de sus abundantes —atractivos— senos, hacia que estos parecieran batallar por liberarse de su confinamiento.

¡Mierda! Él no debería de aprovecharse de ello, pero no podía quitarle la mirada de encima.

Era tan adorable y sensual.

—¿Qué sucede con mi escote? — la chica pareció no inmutarse y simplemente bajó la mirada a sus pechos, sin percatarse a simple vista de ningún problema —. Traigo un sostén deportivo.

—Es muy revelador — susurro él entre dientes. Volteó el rostro y se percató que al menos, un par se habían fijado en aquel detalle también.

Cayó en la cuenta de que Akane era la única mujer del lugar y le puso de muy mal humor que otros hombres pudieran apreciar sus encantos.

—Esto no es nada — ella intentó subirse el sostén, pero no hizo ningún efecto según su opinión.

—Ya termine — susurró entre dientes.

—¿Cómo? — Akane parpadeó, extrañada —. Pero ni siquiera llegaste a hacer diez abdominales. No creo que hayas llegado siquiera a la mitad de tu limite.

—Da lo mismo, no necesito tanto calentamiento. Ya estoy listo.

La chica pareció dudar, pero lo soltó. Ranma se puso de pie rápidamente y le extendió una mano para ayudarla a pararse.

—Bien, vamos a entrenar entonces — Akane no pareció percatarse de su dilema.

—Bien — musitó distraído.

—¿Quieres que sea una pelea legal? — continuó ella

—¿Como dices? — parpadeó.

—Nuestra pelea ¿Cómo quieres que sea?

—¿Nuestra pelea? — él tomó muy en cuenta sus palabras.

Akane asumía que la había llevado hasta ahí para pelear con ella. No era que no lo hubiera pensado, pero justo en ese momento, no podía considerarlo siquiera. Él no podía pelear con ella, ni mucho menos lastimarla. No concebía ponerle un dedo encima de esa manera.

—Akane… creo que…

—No te estarás acobardando ¿cierto? — ella frunció el ceño.

—No es así, solo que… nunca considere realmente que tu y yo peleáramos.

—Por qué no? — ella apoyó las manos en su cadera.

—Porque no quiero pelear contigo.

—¿Es porque soy mujer?

—¡No! — exclamó con rapidez, sabiendo que ella se ofendería. Claro que no estaba equivocada, pero no era la única razón.

—Dijiste que entrenaríamos juntos — Akane parecía enervarse cada vez más.

—Pero…

—Si me haces esto, no te voy a hablar por una semana.

—Pero Akane… — jadeó.

—Vine aquí a entrenar contigo – insistió ella con rapidez.

Ranma suspiró y finalmente asintió, resignado.

—Esta bien, pero no será una pelea convencional. Habrán algunas reglas.

—Estoy de acuerdo — asintió.

Ranma estaba inseguro. No le gustaba todo aquello, pero sabía que Akane no cedería. Le gustaba compartir ese momento y su pasatiempo favorito con ella, pero no pensó que llegaría hasta ese punto.

Luego de finalmente conseguir que Akane cediera en cuanto a las técnicas por usar y reglas básicas, Ranma miró como la chica se posicionaba.

—¿Lista?

—Cuando quieras — musitó ella.

—Bien, vamos… ven a mi — la llamó con una mano. Akane frunció el ceño y se inclinó, antes de echarse a correr en su dirección.

Era temeraria, algo que no le extraño y en su defecto, le pareció aún mas atractivo.

Con el cuerpo tenso, Ranma visualizo cada detalle. Akane era rápida y sabia por experiencia propia, que también era fuerte. Ella se inclinó sobre su cuerpo, frente a él y Ranma apena logró un paso atrás antes de que la chica lanzara una patada al aire justo donde antes estaba su rostro.

No había esperado esa acción ciertamente. Ranma trasbilló dos pasos exactos y se puso automáticamente a la defensiva, pero Akane no fue clemente y se le tiró una vez más, antes de comenzar a atacar.

Era mucho más rápida de lo que había esperado y también más decidida. Ranma se limitó a esquivarla, pero no pudo negar que en más de un segundo se vio en aprietos. Su técnica era muy buena y agresiva. Ella no dejaba de lanzar puñetazos y patadas, virando sobre su cuerpo, tirándose sin problemas hacia él, con una flexibilidad y seguridad sin igual.

—¡Lucha en serio! — gimió ella poco después, sin aliento.

Ranma se limitó a recuperar el aliento que había perdido también, sin mencionar una palabra. Sabia que Akane se estaba molestando por su falta de respuesta, pero simplemente no podía lastimarla.

—¿No vas a decir nada? – él siguió sin hacerlo —. ¡Ahh, eres tan frustrante!

Ella lanzó un grito de guerra y sin mas aviso, volvió a la carga. Parecía mucho mas molesta y Ranma supo que si uno de sus golpes lograba darle, iba a dolerle como el carajo.

—¡Eres detestable! — gimió ella —. ¡Creí que me veías como tu igual!

—Lo hago — aseguró.

—¡Entonces, pégame!

—Akane…

—¡Pégame! — ella se le lanzó encima y logró alcanzarle el rostro.

Su bofetada fue tan fuerte que Ranma ladeó la cabeza por la pura fuerza del golpe. Su reacción fue instantánea después, cuando en unos pocos movimientos de manos, redujo las extremidades de Akane y le dio la vuelta, pegándole una empujón exactamente en el centro de la espalda.

La chica soltó un gemido y trasbilló hacia enfrente, aturdida.

—¡Ranma!... ¡No me subestimes! – volvió a tirarse sobre él.

—No lo hago — afirmó.

Akane gimió frustrada y siguió tirando golpes al azar, pero ninguno dio en su blanco.

Ranma admiró su tez enrojecida, la manera en la que le observaba tan furiosa, que sus ojos parecieran del color de la miel, como su cabello danzaba a su alrededor, la sincronía y elegancia de sus movimientos.

Se sintió cada vez mas cautivado. No había otra manera de expresar sus sentimientos que por medio de sus pensamientos y estos estaban plagados de la chica frente a él.

Nunca ninguna mujer le había parecido tan atractiva, adorable, encantadora e interesante como Akane.

Mientras la observaba con el pecho agitado, las mejillas abarrotadas de rubor, el cabello despeinado y la mirada intensa sobre su persona, Ranma perdió la noción de todo lo que le rodeaba.

Apenas fue un segundo de distracción, pero cuando volvió, sólo pudo ser consciente del abrumador dolor justo en el centro de su vientre. El golpe de Akane logró hacerlo retroceder casi metro y medio.

—¡Siii! ¡Te di, idiota! — la chica saltó de felicidad.

¡Mierda! ¡Dolía como el carajo!

Jadeando, Ranma se apoyó sobre una rodilla e intentó recuperar el aliento que el golpe le había quitado.

—Eso es por subestimarme — le aclaró Akane con decisión.

—¡Eso fue trampa! — gruñó él entre los dientes apretados.

—No te di en ningún lugar prohibido — le advirtió ella —. Y si así hubiera sido, te lo habrías merecido, pero no soy tan cruel.

—¡Joder!

—¡Y con eso, sabemos quien es la ganadora! — con un tinte de prepotencia, Akane empezó a pavonearse de un lado a otro.

—¡No ganaste! — chilló Ranma rápidamente.

—No seas mal perdedor — se burló la Tendo divertida.

—No lo soy, porque no me ganaste — masculló incorporándose. Se llevó una mano a su vientre, justo donde había recibido el golpe.

Akane se limitó a ignorarlo, mientras sonreía al techo. Ranma, cuyo orgullo estaba herido, se negó a ceder.

—¡Ni siquiera estaba peleando en serio! — exclamó cada vez más agitado.

—Te gane Ranma, supéralo — le cortó dando media vuelta y alejándose.

—Ya te dije que no — Ranma la siguió de cerca —. ¡Quiero la revancha!

—Estoy muy cansada en este momento — musito la chica con un encogimiento de hombros, se inclinó para tomar la botella con mano en cuanto la tuvo a su alcance.

—Akane…

Con una sonrisa, la morena siguió ignorándolo y Ranma siguió insistiendo, incluso cuando salieron del establecimiento.

—Me niego a aceptarlo. Tenemos que pelear de nuevo.

—No se si no te has fijado Ranma, pero ya nos venimos.

—Pues vamos a volver — sentenció él.

Y lo hicieron, cada vez que podían y siempre juntos.

Sin saberlo, aquella actividad se volvió parte de su rutina. Un pasatiempo que podían compartir juntos.

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FIN DEL CAPITULO


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NOTAS DEL CAPITULO:

Buenas noches bellas.

Lamento no haber subido el capitulo ayer, fue el cumpleaños de mi hermano menor y casi no tuve tiempo libre. Creí que hoy podría hacer la doble actualización, pero nuevamente, apenas me dio tiempo de editar este capítulo. Si hay algún horror ortográfico —los hay, estoy segura— me van a disculpar, en cuanto pueda, les doy una mirada.

¿Qué les pareció el capítulo? Me imagino que no se esperaban que fuera "Pasatiempo para dos" el nuevo. Tuve que hacer unos ajustes por la historia, pero planeo completarla según lo requerido para la #Rankaneweek.

Este Ranma es un loquillo, habría querido profundizar aún más en sus sentimientos, pero ponerlos de golpe no habría hecho clic como tal con la personalidad de nuestro trenzudo, sin embargo, no es la única vez que vamos a poder leer más de sus pensamientos. Por el momento, como leyeron, este chico ya esta tomado, solo falta que lo note.

A mis personas favoritas:

Hadasa Morales: Muchas gracias por tu comentario bella y por tomarte el tiempo de leer esta historia. También gracias por tu compresión, pretendo terminar en el tiempo establecido, ósea la semana, aunque si hay algún retraso, no debería de ser mas que de un día, estoy esperando que no. Soy la de las historias inconclusas jajaja, pero es un mal hábito que espero remediar pronto, de cualquier manera, ojala que el capítulo te guste y nos leemos luego. Besos.

AnyaShezar: Hola mi bella, gracias por tan bello comentario. Me alegra que te guste como va quedando la historia. Tu si sabes jaja, con un compañero como Ranma yo haría las de Akari, pensar en las posibilidades. Que bueno que te gustara la carrera de Ranma. Mi elección usual es la de licenciatura en deportes o alguna maestría, incluso tengo un fic en el que es abogado, por lo que es mi primera vez con esta carrera, aunque admito que lo he disfrutado. Espero que el nuevo capitulo sea de tu agrado y te mando un caluroso abrazo.

Roxbonita: Siempre es un placer verte por acá. Me encanta que te gustará el rumbo de la historia. En lo personal, siento que meterme en la mente de un hombre es difícil, porque como lo dices, ponernos en los zapatos de una mujer es más sencillo para nosotras, ya que somos mujeres, pero no puedo dejar ir la oportunidad. Espero haberlo manejado a la altura, sin embargo, no quise indagar demasiado, porque no considero que el mismo Ranma lo haría, así que vamos ir lentamente, mientras avanzamos en los capítulos. Por el momento, lo que si quiero resaltar es que ambos se gustan, pero esconden tan bien sus sentimientos que no parece así, más aún de parte de Akane, ya que apenas se vislumbra algún interés. Sin embargo, estamos más cerca de que ellos caigan. Te mando un enorme abrazo. Ojala te guste el nuevo capitulo. Nos leemos.

Guest1: Que bello, gracias por tus lindas palabras. Me alegra que te guste como avanza todo. El siguiente, es el capitulo definitivo para encaminarnos por fin, a la parte romántica de esta historia. Te agradezco por leerme y comentar. Te mando un gran abrazo. Besos.

Ben: Gracias a ti por tomarte el tiempo de leer y gracias por tus palabras, me alegra que disfrutes mis historias. Besos.

A las demás personas, muchas gracias por estar pendientes de la historia, espero que se animen a escribir algún comentario.

El siguiente capitulo es: Beso ideal.

Nos leemos luego, besos.

27/06/2023

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