Ayano se despertó en el hospital. Al principio estuvo un poco confundida, pero pronto recordó cómo había llegado allí. Sin embargo, le dolía la cabeza, por lo que volvió a cerrar los ojos y siguió estirada en la cama. Tras un rato vino una enfermera. Una chica relativamente joven, por lo que debería haber acabado su carrera de medicina hacía poco. Ayano abrió los ojos al oír abrirse la puerta. Viendo que la chica estaba despierta, la enfermera mostró una sonrisa.

–Vaya, veo que te has despertado.

–Sí… – La chica volvió a cerrar los ojos. – Me duele la cabeza…

–Es normal, después de empaparos con la lluvia del otro día y tener que dormir en una cueva sin poder secaros bien casi cogéis una neumonía. Habéis tenido suerte que os trajeran aquí rápido.

Ayano recordó algo.

–Ah, mi tobillo…

–Sí, ya te lo hemos tratado. Por suerte no te lo habías roto, solo fue un esguince. Aun así necesitarás tratamiento fisioterapéutico durante unas 2 semanas. Si todo va bien, poco después podrás volver a la actividad normal.

Ayano asintió.

–M. Gracias. – La enfermera sonrió. – Ah, por cierto, ¿han venido algunas chicas a vernos, a parte de la que vino con nosotras?

La enfermera asintió.

–Sí, llegaron hace unas horas.

–¿Pueden visitarnos?

–Bueno, podrían. Pero no te veo en muy buenas condiciones. Deberías descansar y dormir un buen rato más. Además, si tu amiga está durmiendo no podrá verlas. – Dijo sonriendo.

Ayano abrió de nuevo los ojos y giró su cabeza, viendo a su izquierda otra cama, donde estaba Akari durmiendo, haciendo que Ayano sonriera levemente.

–Akaza-san… De todas formas, ¿podría decirles que ya me he despertado y que estoy bien?

–Sí, se lo diré. Pero también que estabas tan cansada que volviste a dormir de nuevo, así que pórtate bien y duerme, ¿vale?

Ayano aumentó un poco su sonrisa.

–Como diga, doctora.

Ayano cerró los ojos para volver a dormir, y la enfermera salió a avisar a las demás chicas. No pasó mucho tiempo antes de que Ayano se quedara dormida de nuevo.

Cuando Ayano despertó de nuevo, Akari ya estaba despierta, mirando al techo sin muchas ganas, ya que tampoco tenía nada más que hacer.

–Hola, Akaza-san.

–Ah, hola, Sugiura-senpai. – Dijo Akari mirándola y sonriendo al ver que se había despertado

–¿Cómo te encuentras?

–Bueno… Me duele un poco la cabeza y estoy muy cansada. No quiero ni siquiera moverme…

Ayano sonrió un poco.

–Yo igual.

–Ya veo… – Akari mostró una sonrisa algo triste. – Se ve que lo de abrazarnos desnudas no sirvió de mucho, je je.

–No, sí que sirvió. – Dijo Ayano seria, sorprendiendo a Akari. – Si nos hemos puesto así aun habiendo hecho aquello, si no lo hubiéramos hecho habríamos terminado aún peor. Así que sí que sirvió. – Al ver que Akari no decía nada, Ayano siguió. – Y si pudimos hacer eso… Fue porque tú te quedaste conmigo, Akaza-san.

Eso sorprendió a Akari. Ayano empezó a hablar más tiernamente.

–Si no te hubieras quedado conmigo no habría tenido a nadie con quien abrazarme. Y por lo que vimos al día siguiente, no te habrían dejado salir a rescatarme hasta la mañana siguiente, y no sé si yo sola hubiera podido aguantar hasta el día siguiente. Creo que te debo la vida, Akaza-san. – Dijo con una tierna sonrisa.

–Sugiura-senpai…

–Por eso, quiero agradecerte que te quedaras conmigo, aunque al hacerlo te enfermaste tú también.

Akari se puso un poco nerviosa.

–N-No t-tienes por qué hacerlo… Tú habrías hecho lo mismo por mí.

Ayano soltó unas risitas.

–Es verdad, lo habría hecho. Yo molestándome contigo porque no querías dejarme cuando yo habría hecho lo mismo que tú aunque me hubieses pedido que te dejara. Aun así, quiero darte las gracias. Muchas gracias, Akaza-san.

Akari se puso un poco roja, pero también sonrió. Ayano también sonrió al verla feliz. Tras unos segundos, Akari habló.

–¿Sabes? Nosotras no hablamos demasiado, pero después de pasar por lo que hemos pasado juntas, tengo ganas de pasar más tiempo contigo. Quiero conocerte más, Sugiura-senpai.

Ayano se sorprendió un poco, pero luego sonrió.

–A mí también me gustaría pasar más tiempo contigo, Akaza-san.

–Cuando nos recuperemos, hagamos más cosas juntas, ¿vale?

Ayano asintió, y las dos chicas sonrieron. Un rato después entraron los padres de Ayano y Akari, así como Akane, para ver a las chicas y asegurarse de cómo se encontraban. Estuvieron con ellas un rato, hasta que se pudieron tranquilizar viendo que lo que tenían no era grave y solo necesitaban descansar. Cuando se fueron, Akari y Ayano pensaban que podrían descansar, pero entonces entraron las demás chicas.

–Ayano, Akari, ¿estáis bien? – Preguntó Kyouko.

Ambas asintieron. Ayano respondió.

–Nos duele la cabeza por la fiebre, pero a parte de eso estamos bien, ¿verdad, Akaza-san?

–Sí, en unos días nos habremos curado.

Chitose habló.

–Ayano-chan, ¿cómo está tu tobillo?

–Bien, ya me lo han tratado, y ahora mismo no me duele, aunque tendré que hacer tratamiento durante 2 semanas.

Las chicas suspiraron algo aliviadas. Chinatsu siguió.

–Menos mal… Nos teníais muy preocupadas, chicas.

–Tranquilas, no hace falta que os preocupéis. – Dijo Ayano. – Ya veréis como pronto nos recuperamos. Me sabe mal que tengáis que haber venido desde la mansión anulando el fin de semana que habíais planeado.

–Ayano, ya te lo dije, no pensábamos quedarnos allí disfrutando mientras vosotras estáis enfermas. No podría pasármelo bien sabiendo que tú estás pasándolo mal. – Dijo Kyouko tiernamente, haciendo que Ayano se sonrojara.

Chitose vio allí una oportunidad de fantasear.

Imaginación de Chitose

–Ayano, no puedo ser feliz sabiendo que tú estás sufriendo. Quiero que seas feliz… A mi lado.

–Toshinou Kyouko… Sabiendo que estarás a mi lado ya nada puede hacerme daño.

Las dos chicas se tomaron de las manos, entrelazando sus dedos.

–Ayano…

–Toshinou Kyouko…

Las dos chicas empezaron a acercarse para besarse.

De vuelta a la realidad

A Chitose empezó a salirle sangre por la nariz, mientras sonreía feliz. De pronto la chica se sobresaltó al recordar que Akari estaba allí, y que la había visto. Chitose se puso completamente roja e incapaz de aguantarle la mirada a Akari salió corriendo, sorprendiendo a todas.

–¡¿Eh?! ¡¿I-Ikeda-senpai?! – Exclamó Sakurako, que salió corriendo detrás de ella.

Chinatsu también.

–¡Ikeda-senpai, ¿qué pasa?!

Las demás chicas se quedaron allí. Tras unos segundos, Ayano mostró una pequeña sonrisa.

–En fin, gracias por venir, chicas. Y gracias por llevarnos, Funami-san.

–No hay de qué. Es lo mínimo que podía hacer.

Ayano sonrió.

–Se os ve algo cansadas. – Observó Himawari. – ¿Queréis que os dejemos descansar?

Ayano asintió.

–Gracias, creo que necesitamos descansar un poco más. Pero estamos bien, no hace falta que os preocupéis por nosotras.

Akari siguió.

–Sí, podéis estar tranquilas. Estamos bien.

–Bueno, entonces os dejamos descansar. – Dijo Yui. – Espero que os recuperéis pronto.

–Gracias. – Agradecieron Akari y Ayano.

–Yo también lo espero. – Dijo Kyouko. – La escuela no será lo mismo sin vosotras.

Ayano se sonrojó un poco.

–¿Q-Qué cosas dices? No te preocupes por nosotras y preocúpate por tus estudios.

–Sííííí. – Dijo Kyouko sonriendo.

–Akaza-san, Sugiura-senpai. Ánimo.

–Gracias, Himawari-chan. – Respondió Akari.

–Gracias, Furutani-san.

Después de eso, Hima, Yui y Kyouko se fueron de allí.

Al cabo de dos días, Akari y Ayano ya estaban bastante mejor, y al día siguiente ya se habían recuperado del todo, por lo que le dieron el alta a Akari. Ayano pasaría un par de días más en el hospital, antes de poder volver al instituto con muletas.

El día en que dieron de alta a Ayano, Akari fue a verla. Cuando entró en la habitación Ayano ya estaba de pie, probando las muletas.

–Buenas tardes, Sugiura-senpai. ¿Cómo estás?

–Ah, hola Akaza-san. – Dijo con una sonrisa. – Pues aquí, aprendiendo a andar con muletas.

Ayano llevaba una férula en la parte de debajo de su pierna derecha, inmovilizando el tobillo, con su pie al descubierto. La enfermera habló.

–Bien, si quieres puedes intentar apoyarte un poco sobre el pie derecho, para ir acostumbrándote poco a poco de nuevo al peso. Pero para en cuento te duela, ¿de acuerdo?

Ayano asintió y empezó a bajar lentamente su pie derecho. Tras tocar el suelo, lentamente fue repartiendo el peso entre ambas piernas. Antes de poder repartirlo equitativamente la enfermera vio que Ayano empezaba a hacer una pequeña mueca.

–Bien, suficiente. – Dijo la enfermera. – No apoyes más de este peso. Si apoyas demasiado peso de golpe la recuperación se puede alargar.

Ayano asintió.

–Está bien. Gracias, doctora.

–En breve te daremos el alta. Si quieres ir a dar una vuelta por el hospital para acostumbrarte mientras tramito los papeles…

–Está bien. Vuelvo en unos minutos. ¿Me acompañas, Akaza-san?

–Claro. – Asintió alegre la pelirrosa.


En el pasillo, Akari le ofreció ayuda a Ayano.

–¿Quieres que te ayude a andar?

–Te lo agradezco, pero debo hacerlo yo sola, si no me costará más tiempo volver a andar normalmente.

Tras decir eso, Ayano y Akari vieron a Himawari caminando en el pasillo, unos metros delante de ella, pero no en su dirección, sino en la otra. Akari la llamó.

–¡Himawari-chan!

La mencionada se giró.

–Ah, Akaza-san, Sugiura-senpai. – Las dos se acercaron a Himawari, Ayano más lentamente que Akari. – ¿Ya te han dado el alta? – Preguntó refiriéndose a Ayano.

–Me la darán en unos minutos.

–Qué bien. – Respondió feliz Himawari.

Akari preguntó.

–Por cierto, Himawari-chan, ¿dónde ibas?

–Ah, iba a visitar a mi hermana.

Eso sorprendió a las chicas.

–¿Eh? ¿Tu hermana está ingresada?

–Sí. Lleva casi dos semanas ingresada por una enfermedad muy rara, no recuerdo qué nombre me dijeron.

Eso preocupó a las chicas.

–Vaya… Lo siento mucho. – Dijo Akari.

Himawari negó con la cabeza y con una sonrisa.

–No, tranquilas, ya está mucho mejor. No habría venido a la excursión con vosotras si no se encontrara bien. De hecho, ella misma insistió en que fuera porque ya no se encontraba mal y se enfadaría si no iba solo para estar con ella.

Eso alivió a las chicas.

–Ah, qué bien. – Dijo Akari.

–¿Queréis que os la presente? – Preguntó Himawari.

–Ah, claro. Nos encantaría. ¿Verdad, Sugiura-senpai?

Esta sintió.

–Claro.

–Bien. Vamos.


Las tres chicas fueron hacia la habitación donde estaba Kaede. Himawari fue la primera en entrar.

–Hola, Kaede.

–Ah, Onee-chan. – Soltó la pequeña con una sonrisa.

–¿Cómo te encuentras hoy?

–Mejor que ayer.

–Vaya, eso está muy bien. – Kaede sonrió, y Akari y Ayano se acercaron. – Kaede, quiero presentarte a unas amigas mías. Estas son Akaza Akari y Sugiura Ayano. Ella es mi hermana.

–Es un placer conoceros.

–Igualmente. – Dijeron Ayano y Akari.

–Onee-chan me ha hablado mucho de vosotras.

–Espero que sean cosas buenas. – Dijo Ayano con una sonrisa.

Kaede asintió.

–Muy buenas.

Las dos chicas sonrieron.

–Tienes una hermana muy adorable, Himawari-chan. – Dijo Akari.

–Ejejé. – Soltó la pequeña.

–Ánimo, Kaede-chan, seguro que te recuperas pronto. – Dijo la pelirrosa.

–Sí, demuéstrale a esa enfermedad quién manda. – Siguió Ayano.

–Gracias, chicas. Ánimo para ti también, Ayano-onee-chan.

–Gracias. – Respondió Ayano con una sonrisa.


Después de eso, mientras le daban el alta a Ayano, Akari habló con Himawari al darse cuenta de algo.

–Himawari-chan, ¿has dicho que tu hermana lleva ingresada casi dos semanas?

–Así es. – Asintió esta.

Las fechas coincidían.

–Fue por eso… ¿Que hace unos días estabas de ese humor?

Himawari se entristeció un poco.

–Sí… Ahora está bien, pero cuando la ingresamos estaba muy mal. Le dolía mucho y estaba todo el día triste. Me dolía muchísimo verla así, y eso me afectó. Siento si fui borde contigo, Akaza-san…

–Ah, tranquila, no te preocupes. – Dijo Akari moviendo las manos para quitarle importancia. – Entiendo cómo te debiste sentir, así que no hace falta que te disculpes.

Himawari sonrió.

–Eres muy amable, Akaza-san.

–Ejejé. – Soltó Akari sonrojándose un poco, aunque feliz.


Después de eso, le dieron el alta a Ayano, y tras un par de semanas pudo volver a caminar sin muletas. Una vez volvió a andar normalmente, Ayano y Akari empezaron a salir juntas (como amigas). Ese incidente había hecho que las dos quisieran hacerse más cercanas, y qué mejor manera de hacerlo que ir a comprar o a merendar juntas.

Por su parte, ese incidente también había hecho reaccionar a Chitose, Yui, Chinatsu y Sakurako. El hecho de que temieran por la vida de Akari hizo que sus sentimientos por ella aumentaran. Chinatsu pudo confirmar que se había enamorado de Akari. Chitose se dio cuenta de ello, y Yui empezó a dudar sobre eso. Sabía que quería a Akari más que como una simple amiga, pero aún no sabía que le gustaba. Por su parte, Sakurako aún no había llegado al nivel de Yui, pero poco a poco también estaba empezando a desarrollar sentimientos por ella. Todas ellas querían pasar más tiempo con Akari, aunque Chitose no sabía cómo hacerlo, además de que se ponía algo nerviosa cuando la tenía cerca. Y Chinatsu pensaba que Akari no le correspondía, así que, aunque le gustaba estar con ella, también le dolía, porque pensaba que Akari no sentía nada por ella.

Unos días más tarde

Akari y Ayano estaban saliendo juntas, como de costumbre. En el parque, en un puesto para helados, compraron helados de tipo cucurucho, y después se sentaron en un banco cerca de allí a comerlos.

–¡Mmm! ¡Qué bueno está! – Dijo Akari feliz.

Verla así hizo sonreír también a Ayano.

–Me alegro de que te guste.

–¿Cómo está el tuyo, Sugiura-senpai?

–También está bueno.

–¿Me dejas probarlo?

Ayano se extrañó, preguntándose cómo Akari iba a coger un poco de su helado, pero asintió.

–Claro.

Akari se acercó al cucurucho de Ayano y le dio una lamida a la bola de helado, sorprendiendo a Ayano.

–¡Mmm! ¡Sí que está bueno!

Ayano, por su parte, seguía algo descolocada.

¿A… ¡¿Acaba de…

–Sugiura-senpai, ¿quieres probar el mío también? – Preguntó Akari acercándole su cucurucho a Ayano.

–¡¿Eeeh?!

–Vamos, estoy segura de que también te gustará.

Eso… Sería como un beso indirecto. – Pensó la tsundere.

–¿Sugiura-senpai?

Ayano entonces vio que Akari no entendía para nada eso. Para la pelirrosa aquello era algo de lo más normal. No había ninguna intención romántica ni sexual por en medio. Ver que Akari actuaba de forma tan inocente la calmó un poco y asintió.

–Está bien. – Ayano le dio una lamida a la bola de Akari. – ¡Sí que es bueno, sí!

–¿Verdad? – Respondió Akari con una gran sonrisa. – ¿Puedo probar un poco más del tuyo?

–Solo si tú me dejas probar un poco más del tuyo. – Dijo Ayano sonriendo.

–Claro. – Asintió Akari.

Ayano volvió a lamer la bola de Akari y después Akari volvió a lamer la de Ayano. Después las dos chicas siguieron comiendo sus respectivos helados con una sonrisa hasta que terminaron. Después fueron a varias tiendas a comprar ropa. Ambas chicas se probaron varios vestidos y complementos. Si esto fuera un anime se varían imágenes de las chicas yendo por las tiendas y probándose la ropa con música de fondo, de forma similar a la escena con Akari y Chinatsu en el capítulo 7 de la tercera temporada, solo que con Ayano en vez de Chinatsu. La cuestión es que ambas chicas se lo pasaron muy bien.

–Me lo he pasado muy bien contigo, Sugiura-senpai. – Dijo Akari sonriendo.

–Yo también contigo.

–No sé por qué no habíamos hecho antes.

–Bueno, supongo que no hablábamos mucho antes de lo que pasó en la excursión.

–Sí, tienes razón… – Akari sonrió. – El lado bueno es que eso nos hizo más cercanas.

Ayano también sonrió.

–Tienes razón. De todo lo malo se puede sacar algo bueno. Ya sabes lo que dicen, no hay mal que por bien no venga.

Ambas chicas sonrieron ante aquello. Ciertamente lo pasaron muy mal cuando se quedaron atrapadas bajo la lluvia y tuvieron que pasar toda la noche en una cueva y cuando Ayano se rompió el tobillo, pero aquella experiencia las había unido.

–En fin, nos vemos mañana en la escuela, Sugiura-senpai.

–Sí, hasta mañana, Akaza-san.

Las dos chicas fueron cada una a su casa. Ya en la cama y con su pijama puesto, Akari abrazó feliz su almohada, pensando en todo lo bien que se lo pasaba con Ayano. Y quería hacer más y más cosas con ella.

Ayano también estaba feliz en su cama.

Akaza-san es tan agradable… Es amable, linda, simpática, buena persona… ¿Por qué Toshinou Kyouko no puede ser como ella?

Ayano entonces se imaginó a Kyouko haciendo y diciendo algunas de sus estupideces habituales. La chica suspiró.

Dios, ¿por qué tengo que estar enamorada de ella? ¿Por qué no puedo estar enamorada de alguien como Akaza-san? No me importaría estar enamorada de ella. – Ayano se dio cuenta entonces de lo que estaba pensando, sonrojándose y poniéndose un poco nerviosa. – U-Un momento… ¡¿Pero qué estoy pensando?! ¿Enamorarme de Akaza-san?

Ayano empezó a pensar en todo lo bien que se lo pasaba con Akari, lo amable y linda que era, su sonrisa… Cuando estaba con ella se lo pasaba muy bien. Ayano, más calmada, empezó a pensar sobre aquello.

La verdad… Es que si tuviera que elegir, creo que preferiría que mi pareja fuera Akaza-san. – Ayano entonces cayó en algo. – Un momento, claro que puedo elegir. Soy yo quien elige quién quiero que sea mi pareja.

Ayano entrecerró un poco los ojos, avergonzada al pensar que justo antes de pensar en eso se había dado la respuesta a sí misma.

"–Si tuviera que elegir, creo que preferiría que mi pareja fuera Akaza-san."

Había pensado que si tuviera que elegir preferiría a Akari, y justo después pensó que sí que puede elegir. Aquello daba como resultado una única opción. Algo avergonzada, Ayano tomó una decisión.

Elijo… A Akaza-san.