Después de dejar a sus compañeros, Naruto se dirigió a donde estaban sus senseis. Al llegar, se encontró con una escena que poco a poco se estaba normalizando cada vez más. Hashirama perseguido por Madara cabreado y lanzándole bolas de fuego.
El rubio sudó por eso. Se suponía que eran dos de los shinobis más fuertes de la historia y, sin embargo, se comportaban como niños pequeños. Lo único que le alegraba era que el peliblanco no era como esos dos.
-¿No se cansan de hacer siempre lo mismo? - preguntó al aire.
-Desgraciadamente, no - respondió una voz detrás de él.
-Tobirama sensei, ¿no crees que deberíamos hacer algo para pararlos? - cuestionó curioso.
-Déjalos, ya pararán en algún momento - el ojiazul asintió, aceptando la respuesta - ¿Qué tal la formación de equipos?, ¿no deberías estar con ellos ahora?
-Mis compañeros de equipo son Sakura y Sasuke. En cuanto a mi jonin sensei, es un hombre llamado Kakashi Hatake. Dado que ya llevábamos esperando por él media hora, creí prudente no malgastar más el tiempo. Dejé un clon de sombra por si acaso - explicó.
El Senju menor asintió. Su lógica era buena, aunque no le gustaba para nada su equipo. Una fangirl, un vengador Uchiha y un sensei que llegaba tarde. Sí, definitivamente tendría unas palabras con su alumno si no fuera porque quería seguir siendo un secreto.
-Bien, no perdamos más tiempo. Empieza a correr - instruyó a su alumno más reciente.
Este asintió y empezó a dar vueltas por el campo de entrenamiento. De vez en cuando esquivando algunos ataques perdidos de fuego de Madara.
Dos horas y media más tarde, el jinchuriki recibió los recuerdos del clon que había dejado en clase, por lo que se disculpó con el nidaime y usó shunshin para aparecer en el tejado de la academia, donde el peliplateado estaba leyendo un libro naranja.
Si el jonin se sorprendió de ver a su estudiante usando shunshin, no lo dejó ver. Un par de minutos después, los otros dos integrantes del equipo 7 llegaron a la azotea, donde se sorprendieron de ver que su compañero ya estaba allí esperándolos.
-Muy bien, empecemos con las presentaciones - habló felizmente el adulto.
-Uh, sensei, ¿qué se supone que tenemos que decir? - preguntó la pelirrosa.
-Ya sabes, gustos, disgustos, pasatiempos y sueños para el futuro - respondió perezosamente.
-¿Por qué no empieza? - volvió a cuestionar, ganándose una mirada exasperada del hombre.
-Bien, mi nombre es Kakashi Hatake; mis gustos, los tengo; mis disgustos, también los tengo; pasatiempos, son muy joven para saberlos; sueños para el futuro, nunca he pensado en eso. Tu turno.
Los tres pensaron lo mismo: solo nos ha dicho su nombre.
-Mi nombre es Naruto Uzumaki; mis gustos, los aprenderás con el tiempo; mis disgustos, son varios, y tu tardanza es uno de ellos; mis pasatiempos, los normales en un shinobi; y mis sueños para el futuro, puedes preguntar a cualquiera, es de conocimiento general.
Los tres se le quedaron mirando atontados. Kakashi porque su actitud no cuadraba con su expediente, y Sakura y Sasuke porque ese no era el Naruto al que estaban acostumbrados.
-Tu turno, meñique - le dijo el peliplateado a la pelirrosa.
-Mi nombre es Sakura Haruno, no meñique; mis gustos - miró al pelinegro - mis pasatiempos - lo volvió a mirar y soltó una risita - mis sueños para el futuro - lo volvió a mirar y soltó un chillido.
-¿Y tus disgustos? - preguntó sin mucho interés.
-Ino cerda y Naruto baka - respondió con desagrado.
El rubio ni se inmutó por eso. Hacía una semana se hubiera sentido mal, pero gracias a Tobirama sensei, su obsesión por la chica se había ido.
El jonin miró a su último estudiante.
-Mi nombre es Sasuke Uchiha; me gustan pocas cosas y me disgustan muchas cosas, no tengo pasatiempos y mi sueño, no, mi objetivo, es matar a cierta persona - se presentó, ganándose un chillido fanático de la ojiverde.
-Genial, una fangirl y un emo vengador, aunque el rubio no está tan mal. Me pregunto qué habrá pasado para cambiar tanto en tan poco tiempo - pensó el enmascarado.
Después de informarles de la prueba del día siguiente y recomendarles no desayunar, se fue en un shunshin. El jinchuriki hizo lo mismo cinco segundos después, dejando a sus compañeros confundidos y con varias preguntas.
Al volver al campo de entrenamiento donde estaban sus clones y senseis, se encontró con Tobirama escribiendo en un pergamino. Tuvo curiosidad al respecto, pero sabía que si era importante o le concernía, él se lo contaría.
-¿Qué tal la reunión? - preguntó sin dejar lo que estaba haciendo.
-Una pérdida de tiempo. Nuestro supuesto sensei solo nos ha dicho su nombre, que no somos genins oficiales y que tenemos la prueba para serlo mañana. Además de intentar engañarnos para que no desayunemos - respondió algo molesto.
Si no hubiera conocido al peliblanco, podría haber caído con su pequeño truco. Reconocía que había sido muy inocente, ingenuo e idiota en el pasado. Todo como resultado de su educación atrofiada. Agradecía que el nidaime fuera un instructor tan intenso y exigente, aunque a veces podía ser un conductor de esclavos.
-¿Qué piensas hacer? - cuestionó con la más mínima noción de curiosidad en su tono.
-Según él, la prueba es a las ocho. Dada su tardanza, me inclino a que llegará más tarde, así que mandaré un clon al campo de entrenamiento 7 mientras tengo un entrenamiento ligero contigo. Por supuesto, antes de eso tendré un desayuno completo.
El Senju no había tenido reparos en confiscar todo su ramen y obligarlo a comprar otros alimentos. Ahora tenía una dieta perfectamente equilibrada escrita por el hombre, y dado que siempre estaba cerca, sabía si la seguía o no.
-Eso está bastante bien - comentó el resucitado, a lo cual el chico se hinchó un poco - pero creo que te enseñé mejor eso - terminó, ganándose un ceño fruncido del más joven.
-¿Qué quieres decir? - preguntó confundido y molesto. Su plan era sólido.
-Puede que no sepas cuál será la prueba del hombre, pero sí sabes quién es, por lo que puedes mandar algunos de tus clones bajo henge para que obtengan información del jonin - le explicó a su estudiante, el cual quería darse de cabezazos por no pensar en ello.
Haciendo el sello de la cruz, convocó a 5 kage bunshin y los mandó al pueblo a investigar. A pesar de haber recorrido un largo camino desde que recibió su banda ninja, aún le quedaba mucho por aprender, y agradecía seriamente tener al usuario de suiton guiándolo.
El segundo hokage, por otro lado, solo estaba medio concentrado en la conversación. Eso no quitó que estuviera perfectamente centrado y se enterara de todo lo que se decía; simplemente no era su prioridad y su mente estaba en otra cosa.
Había notado varias diferencias significativas en el Edo Tensei de Naruto con respecto al suyo. No solo los resucitados no tenían las marcas más características del jutsu, sino que tampoco tenían chacra ilimitado.
Después de observar a Madara perseguir a Hashirama lanzando técnicas de fuego todo el rato, pudo notar que se quedaba algo sin aliento, no demasiado, pero sí algo. En su jutsu original no pasaba, su chacra ilimitado y su regeneración fueron las causas principales por las cuales el Edo Tensei era tan temido.
Su regeneración parecía igual, y conservaba todos sus conocimientos y habilidades, al menos hasta donde él sabía. También intentó romper el control del lanzador, ya que al ser el creador sabía que eso era posible. En lugar de sentir que se liberaba de su control, sentía que abandonaba el cuerpo que habitaba, de ahí que se detuviera. Tenía que reconocer que esa diferencia era muy práctica, evitaba la posibilidad de que la persona invocada pudiera volverse contra su invocador.
Una de las incógnitas que tenía era cuánto conocimiento necesitaba el lanzador sobre la persona que quería traer de la muerte. El niño había dicho que pensó en nombres de la clase de historia, por lo que podría tener conocimientos de hechos de su vida y técnicas, pero nada personal.
Se cuestionó a sí mismo si preguntarle sus dudas. Rápidamente lo descartó. Había ayudado al rubio a volverse más inteligente y perspicaz, pero su nivel seguía siendo promedio en el mejor de los casos. Tal vez más adelante en el futuro pudiera ayudarlo a descubrir todas las capacidades de esta nueva variante de Edo Tensei, pero no en ese momento. Le faltaba mucho por aprender.
Ociosamente se preguntó si podría convertir al chico en una réplica de sí mismo. La imagen de su hermano mayor apareció en su cabeza, lo cual hizo que su ceja izquierda temblara un poco. Esos dos eran demasiado parecidos. Lo bueno era que el Uchiha lo mantenía ocupado y lejos de su aprendiz, por lo que tal vez tuviera una oportunidad.
Había tenido un equipo genin cuando estuvo vivo y ayudó en el entrenamiento de otros tres.
Homura Mitokado y Koharu Utatane, dos de los miembros de su equipo, nunca mostraron ser excelentes shinobis, eran buenos, pero no excelentes. Torifu Akimichi era similar.
Kagami Uchiha había resultado ser un joven excepcional y pudo soportarlo mejor que la mayoría de su clan. El problema con él era lo mismo que ocurría con todos los de su clan, o se dejan consumir por el odio o tienden a auto sacrificarse sin mirar bien el panorama general. Kagami mostraba signos de seguir ese segundo camino.
Danzo Shimura había salido demasiado militar y sus ideas preconcebidas de lo que debía ser un shinobi no eran las mejores. Por lo poco que había podido reunir desde su invocación, sus pensamientos e ideales se han radicalizado más.
Hiruzen Sarutobi, el otro miembro de su equipo, tenía muchas aptitudes para ser un gran líder, por eso lo nombró su sucesor, pero la edad le había pasado factura y había hecho muchas cosas que no le parecían en absoluto.
Ahora tenía a Naruto. El rubio tenía una voluntad de fuego igual a la de su hermano, un carisma que irradiaba de forma natural, la fuerza de voluntad para no rendirse nunca, la empatía para comprender a los demás y el talento para ser un gran shinobi.
No dudaba de que haría grandes cosas. Ser hokage solo sería una de ellas. Pero para ello necesitaba la educación y el entrenamiento adecuado. Él se lo daría. Incluso si no lo convertía en su mini yo, lo convertiría en un shinobi excepcional.
Hashirama pasó corriendo muy cerca de él y una bola de fuego casi lo alcanza. Madara iba detrás de él mientras le lanzaba un dragón de fuego y le gritaba unas cuantas cosas que ningún menor debería oír.
-Al menos, evitaré que esos dos idiotas lo corrompan con sus estupideces y ansias destructivas - pensó el pequeño de los Senju.
Sin darles más importancia, siguió escribiendo en el pergamino que tenía en la mano.
