Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic
Pasé la mayor parte de la noche al teléfono con Rose, conspirando. Ella siempre ha sido la maestra del juego, con una lengua tan afilada que hace llorar a los hombres adultos.
Decidí que necesitaba algo de eso.
Poco a poco, Edward ha socavado mi resolución. Estoy resbalando y... no puedo permitírmelo.
Mantuve las cortinas cerradas y mi luz principal apagada, eligiendo en su lugar sentarme bajo el tenue resplandor de la lámpara de mi escritorio. Apartándolo.
Sorprendentemente, dormí como un bebé, sintiéndome mejor con toda esta situación, gracias a Rose. Y desperté con Alice en mi puerta, lista para mi transformación.
Se fue la dulce y preppy Bella, que esconde su promiscuidad detrás de una inclinación angelical; y en su lugar está la sensual Bella, la chica que realmente soy. Todas las apuestas son nulas, mi inocente piel falsa ha sido mudada.
Edward rompió a esa niña.
―Sabes cómo va a ir esto, ¿verdad? ―pregunta Rose tan pronto como llega a Alice y a mí.
Tomo una respiración profunda por la nariz, mirando hacia la escuela y los estudiantes que se arremolinan alrededor. El cielo está gris, opaco; el aire frío, crujiente.
―Sí.
Rose apoya su cadera contra el auto de Alice, cruzando sus brazos sobre su pecho.
―Bien. Entonces... el plan del juego.
―Seguirle el juego a los chicos que ahora piensan que soy fácil, solo verbalmente ―respondo. Rose asiente y me hace señas con la mano para que continúe―. Sonreír y guiñar el ojo a las zorras que piensan que soy una puta, alzarme por encima de ellas. ―Nuevamente con el asentimiento, Alice está saltando sobre las puntas de sus pies, emocionada―. Ignorar a Cullen. Hacer alarde de mí misma. Volverlo loco.
―Perfecto. ―La sonrisa de Rose es poco menos que siniestra. Ella vive para esta mierda.
―Bien. Hagamos esto. ―Me muevo primero, las chicas rápidamente se ponen a caminar a mi lado, Rose se ve tan gloriosa e inaccesible como siempre, Alice es una bola de energía emocionada.
Angela se une a nosotras, cayendo sin decir palabra a mi izquierda. Ella conoce el plan, nos enviamos mensajes de texto durante horas anoche.
La gente susurra mientras caminamos, riéndose, cotilleando. Está claro que nadie ha olvidado el espectáculo de mierda que se desplegó ayer a mis pies.
La escuela secundaria es una dinámica extraña. Que te llamen sexo fácil delante de todo el mundo no es gran cosa, sobre el papel. Pero la verdad es que me he escondido bien, construí muros tan altos, manteniéndolos por tanto tiempo, que el drama de ayer es un shock para mucha gente.
Soy coqueta, soy simpática, soy divertida... No soy algo seguro. Soy inalcanzable para las masas. O lo era, hasta que Edward Cullen se levantó y destrozó esa ilusión en pedazos. Así que esto es un gran problema.
Solo los más cercanos a mí —aquellos a los que considero amigos— saben lo perra y brutal que puedo ser. Solo ellos saben que me encanta el sexo. Aquellos a los que odio, saben que no soy una marginada, pero también saben que soy perfecta a los ojos de los demás. Aquellos que no me conocen, esas personas que actualmente están viendo este ataque, están sorprendidos —conmocionados— por lo que anunció Edward Cullen. Ha abierto una lata de gusanos y se están derramando por todos lados.
Para los muchachos, ahora creen que tienen una oportunidad y mejorarán su juego, avanzarán más en sus intenciones, porque soy fácil de follar, ¿verdad? O, como Edward les hizo creer, ahora lo soy. Para la mayoría de las chicas, soy la puta que acusé a la mayoría de ellas de ser. Soy una maldita hipócrita y no pueden esperar para presenciar mi caída en desgracia.
Caminamos, sin decir una palabra, absorbiendo las miradas y los susurros, manteniendo la frente en alto. Las chicas me respaldan, ni una sola vez consideraron dejarme enfrentar esto sola.
Es hora de dejar de esconderse. Esa niña insegura, abandonada por su madre e ignorada por su padre, está muerta. Esa máscara ya no me funciona.
