Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Cuando me despierto, Edward se ha ido, su lado de la cama está frío, abandonado hace mucho tiempo.

Estoy corriendo escaleras abajo rápidamente, con la esperanza de que esté aquí, en alguna parte.

No está.

No lo entiendo.

La casa está inquietantemente silenciosa.

No me gusta.

Sé lo que esto significa. Pero el silencio es ensordecedor, resonando en mis oídos como un fuerte coro de "te lo dije".

Trato de luchar contra la agonía paralizante que recorre mi cuerpo al darme cuenta de lo que esto significa. No sé cuándo empecé a tener esperanza. No puedo precisar nada cuando se trata de Edward; la confusión, el torbellino emocional, la euforia… todo se desdibuja, sangrantes líneas que no puedo encontrar en la oscuridad que consume.

Estúpida.

Lucho contra el dolor como un soldado, como siempre lo hago.

Me está haciendo sentir, otra vez. Incluso en su ausencia, siento... dolor.

No derramo lágrimas porque... así ha sido siempre. Ya estoy acostumbrada, o debería estarlo.

Siempre se van. Siempre me olvidan, me descartan, siguen adelante sin mí. Es lo que hace todo el mundo. Justo como Edward dijo que le hacen a él. No me dio suficiente tiempo para demostrarle que… somos iguales. No me dio esa oportunidad.

Protegiéndose a toda costa.

―Misma mierda, diferente día. ―Me siento en la mesa de la cocina, mirando una grieta en la pared del fondo, papel tapiz descolorido; solía ser blanco nítido y brillante. Ahora es opaco, casi amarillo.

Sé cómo se siente.

Gimo, agarrando la parte delantera de mi cabello con mis manos, frustrada conmigo misma por dejar que llegue tan lejos. Por permitirle huir, por no sentirme lo suficientemente fuerte para luchar.

Cuando pienso en cómo me trata en público, quiero arrancarle los ojos. Las amenazas, la posesividad, las palabras mordaces, la arrogancia... el hecho de que claramente no soy la única persona con la que está follando. Hay una larga lista de razones por las que yo debería ser la que huya.

Y luego pienso en las pocas veces —esos raros momentos— en los que baja la guardia. La primera vez que estuvimos juntos en un dormitorio, su rostro magullado y su disculpa en biología, cuando nos sentamos casi en silencio junto al río, anoche, después de que él le dio una paliza a Tyler, esta mañana en mi cama... esos pequeños momentos, esos atisbos burlones de quién creo que es en realidad.

¿Cómo me enredé tan profundamente en su red? ¿Por qué no puedo luchar para salir?

Se suponía que esto iba a ser divertido. Un juego.