Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic
No sé cómo llegamos aquí; sentados en el suelo, con las piernas cruzadas, uno frente al otro, sin tocarnos, solo... hablando.
―Sentí que siempre te estaba persiguiendo.
Él se ríe, sacudiendo la cabeza.
―¿Estás bromeando? ―Ante mi expresión de incredulidad, continúa―: Después de esa primera vez, en la playa, ¿cuándo te acercaste a mí por primera vez?
Pienso mucho por un segundo. Los recuerdos parpadean: nuestro primer beso, cuando me siguió afuera; bailando seductoramente con Tyler, Edward lo asustó; en el campo, cuando Edward dejó a Heidi y se dirigió hacia mí; en la cocina al azar, cuando se me acercó, para consternación de Jessica y Tyler; el texto que envió; biología cuando me tocaba... siempre era él. Persiguiéndome. Simplemente... aprendí a esperarlo sin darme cuenta. A su jodida manera, estaba dejando claros sus sentimientos; pequeños gestos contra los que luchó y yo ignoré.
―Tus acciones fueron eclipsadas por tu actitud, difícilmente puedes culparme por no darme cuenta.
―Cierto ―asiente, mirándome avergonzado.
Suspiro, pasando mi dedo por la alfombra, dibujando remolinos.
―Hicimos todo tan mal, ¿no? ―Su sonrisa de respuesta es triste, tensa. Mira mi dedo, en trance. Me arriesgo, tomando una respiración profunda―. En un mundo ideal, ¿qué esperabas lograr?
Inflando sus mejillas, exhala un largo suspiro.
―No lo sé ―susurra―, realmente nunca pensé en eso al principio. ―Con los ojos en los míos, se sienta más derecho―. Te deseaba. Pero no quería los... sentimientos que te acompañaban.
―Entonces…
―En cierto modo, tal vez quería que me odiaras, pero no lo suficiente como para rechazarme. No hasta que todo se volvió demasiado.
―¿Cuándo fue eso? ―curioseo, mi dedo se detiene.
Está en silencio, con el ceño fruncido como si no pudiera precisar el momento exacto.
―Esa noche en esa casa... en el dormitorio. ―Suspira―. Dios, Bella, nunca había sentido algo así y no sabía cómo... lidiar con eso. Al final no importó porque eso me llevó a la cafetería, cuando yo…
―Lo recuerdo ―lo interrumpo, no queriendo recordar ese día.
―Me sentí como un absoluto imbécil. Yo... pero no sabía cómo disculparme, así que... tú solo presionaste y presionaste y me puse a la defensiva.
―¿Quién te golpeó? —pregunto, cambiando de tema―. Desapareciste y luego cuando volviste...
La habitación está oscura; si no fuera tan grande, probablemente me sentiría claustrofóbica, pero está bien ventilada, a pesar de la proximidad de Edward y nuestra intensa conversación.
―Jacob y Paul. Laurent también se unió. ―Ante mi expresión de sorpresa, continúa―: Estaba siendo un berrinchudo, te deseaba, quería correr hacia ti y suplicarte que me perdonaras, pero toda mi vida me he condicionado contra todo lo que estaba sintiendo. Luché. Y entonces... Jacob dijo algo sobre ti, sobre invitarte a salir, y, mierda, estallé. Los cabreé a todos y ellos… ―Se encoge de hombros―. Decidieron patearme un poco de sentido común.
Me estremezco, mirando hacia otro lado.
»Lo quería ―me dice. Le devuelvo la mirada, boquiabierta, rogándole en silencio que me diga que está bromeando―. Presioné y presioné, porque merecía cada onza de dolor que pudieran infligir. Lo necesitaba.
Sacudiendo la cabeza, trago saliva.
»Pensé que tal vez, me harían entrar en razón.
―Detente ―suplico, asqueada, avergonzada de que, aunque está lejos de ser inocente, yo he jugado mi papel. Esta agitación. Ha sufrido tanto como yo, si no más. Ambos tenemos la culpa en lo que respecta al otro.
Está todo tan jodido, y quedamos atrapados en un bucle repetitivo. Ambos nos causamos dolor el uno al otro, pero lo manejamos de manera diferente, todavía lo hacemos. Cada pregunta respondida produce una nueva.
»¿Por qué no hablaste conmigo? ―Mi voz se quiebra, dolorida. No entiendo―. Podríamos haber tenido… deberíamos haber tenido esta conversación hace mucho tiempo.
Su rostro se suaviza aún más, se ve aún más derrotado que antes, casi avergonzado.
―No estaba preparado para eso. Estuve luchando contra años y años de muros que construí con esmero, pero mi resolución se seguía rompiendo y no podía soportar enfrentarlo, lidiar con eso. Estaba jodidamente aterrorizado de lo que significaba. También fui egoísta. ―Se recuesta contra la cama y mira hacia el techo, los ojos cerrados con fuerza, los puños apretados―. Seguí tomando pedacitos de ti, porque podía, y luego... me escapé cuando me enfrenté a la realidad. Te manipulé y fui un cobarde y estoy... jodidamente arrepentido por eso. Nada de esto es tu culpa, es todo culpa mía. Yo solo... me pongo tan a la defensiva y atacó. Porque siempre ha funcionado.
La primera luz del amanecer brilla a través de la ventana, arrojando nuestras sombras desaliñadas, bailando a través de las facciones de Edward mientras lo observo, sus ojos verdes se abren, mirando hacia la ventana.
―Yo también lo siento ―susurro eventualmente, demasiado asustada para perturbar el equilibrio que hemos creado dentro de estas paredes de yeso―. Te quería y presioné y presioné, sin preocuparme por tus límites, sin ver más allá de lo que quería ver. Yo también fui egoísta, al principio. Siempre lo he sido. He descubierto eso sobre mí últimamente. ―Cuando sus ojos inquisitivos se encuentran con los míos, trato de dar más detalles―. Cada gramo de atención que he recibido siempre ha sido en mis términos; hombres a mi disposición... tenías razón en eso. Me hiciste ver eso.
―Los dos estamos tan jodidos ―observa, con una sonrisa suave, triste―, pero... me di cuenta de algo ayer.
―¿De qué? ―inquiero, tirando de mis rodillas hacia mi pecho.
―No quiero pelear más contigo, Bella... no quiero alejarte.
