Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Cuando me enteré que la fiesta de este fin de semana se llevaría a cabo en casa de Connor, gemí.

Jodidamente típico.

Pero una breve charla de ánimo de Rose, y decidí dejar que sea lo que tenga que ser.

Edward y yo nunca hemos sido de los que se comunican abiertamente, así que no le envié mensajes de texto ni lo llamé, tampoco me molestó su silencio.

Amigos, ¿verdad? No amantes... todavía no. Quizás nunca.

Pequeños pasos.

La casa está llena y caótica cuando llegamos, música a todo volumen y abucheos, restregándose y Dios sabe qué más en pleno efecto. Siempre llegamos tarde y esta noche no es la excepción.

Tyler sonríe ampliamente, levanta una mano por encima de la multitud y me hace señas para que me acerque. Mierda. Me olvidé.

La próxima persona que veo es Jessica; todo el cabello oscuro que fluye, lápiz labial brillante, vaqueros ajustados y sonrisas.

Esto es demasiado.

Nunca he estado en esta situación antes.

―Toma. ―Angela empuja una cerveza en mi mano―. Vas a necesitar esto. ―No discuto, porque sin duda lo necesitaré.

La gente va y viene, me habla, me coquetea. Me río, les sigo la corriente, hago lo que suelo hacer, pero evito las caricias injustificadas.

Tyler se acerca, con una amplia sonrisa, tan despreocupado en su comportamiento que estoy celosa.

―¿No vas a bailar esta noche? ―pregunta, saltando para sentarse en el mostrador detrás de mí.

―No. ―Sonrío, siguiéndole el juego―. No estoy lo suficientemente borracha para eso.

―¿Nadie a quien impresionar?

Mirándolo por encima de mi hombro, no puedo evitar poner los ojos en blanco.

―No todas las chicas bailan para impresionar a alguien, Tyler. A veces simplemente nos gusta la libertad.

―Pretencioso. ―Él asiente―. Me encanta.

No puedo evitar resoplar, tomando un trago de mi cerveza para distraerme. Hasta que siento una ráfaga de aire caliente contra mi oreja, aire caliente que sé que no ha salido de la boca de Tyler.

―Por favor, déjame noquearlo de nuevo.

Todo mi cuerpo zumba en su presencia. Sonrío, mordiéndome el labio, incapaz de mirarlo. No hay forma de que Tyler no haya oído.

―Pórtate bien ―le advierto, sin perderme la forma en que el cuerpo de Tyler se pone rígido a mi lado.

Edward tararea, su boca todavía cerca de mi oreja, cálido aliento a menta, un toque de cigarrillos.

Se ve mejor esta noche. Miro hacia arriba, mi sonrisa se ensancha. Recién afeitado, ojos claros y verdes, cabello salvaje y tentador. Hermoso.

Es difícil mantener mis manos para mí. Es aún más difícil no ceder y apoyarme en él. Está tan cerca.

―Te ves mejor ―le digo.

―Me siento mejor. ―La implicación de sus palabras no se nos escapa a ninguno de los dos. O a Tyler.

―¿Qué diablos es esto? ―pregunta Tyler, sorprendido, confundido. Me siento mal. Todo el cuerpo de Edward se pone rígido, el aire se tensa, el equilibrio es precario.

―Nosotros... eh… ―Miro a Tyler, suplicando mientras me explico―. ¿Llegamos a un acuerdo?

Se burla, Edward gruñe.

―¿Ustedes dos? ―Sus manos se mueven entre Edward y yo―. ¿Un acuerdo? ―Cuando se ríe, está lleno de desprecio―. Claro. Lo creeré cuando lo vea.

―Tyler ―le advierto suavemente.

―¿Eres tonta, Bella?

Ahora Edward está de pie en toda su altura, casi vibrando de rabia.

―Di eso de nuevo, te reto ―amenaza a Tyler con los dientes apretados. No sé a dónde mirar, en quién concentrarme, mientras mi mirada se mueve entre ambos.

―¿Qué tal si ustedes dos solo... paran? ―He tenido suficiente, esperando que el volumen de mi voz desvíe su atención del otro. Lo hace. Ni siquiera puedo ocultar mi sorpresa, sin saber qué decir ahora que tengo toda su atención.

Ambos me miran, esperando.

―Mira. ―Suspiro, pasándome una mano por el pelo―. Tyler, entiendo por qué estás molesto, lo entiendo. ―Su mirada incrédula se suaviza un poco―. Pero… la gente merece segundas oportunidades…

―O nueve ―se burla, sacudiendo la cabeza. Edward se para aún más alto, preparándose―. Esto es una jodida broma, ¿verdad?

No hemos llamado mucho la atención sobre nosotros... todavía. Pero es solo cuestión de tiempo si esto continúa, aunque estoy decidida a mantener esta situación lo más tranquila posible.

―¿Por favor? ―le suplico a Tyler una vez más.

―¿Estás olvidando que este es el tipo que me rompió la cara contra una puta pared?

―No deberías haber tratado de besarla ―gruñe Edward.

Tyler se gira bruscamente, salta del mostrador y da un paso amenazador hacia Edward. Instantáneamente, estoy parada entre ambos, reteniéndolos.

―No tenías ningún derecho sobre ella ―escupe Tyler.

―¡Esto tiene que parar! Ahora mismo. ―Trato de mantener mi voz baja, lo que solo resulta en un gruñido. No menos agresivo que el enfrentamiento que sucede a mi alrededor. Mi cabeza se mueve de un lado a otro entre ambos.

―¿Entonces qué? ―cuestiona Tyler, con los hombros caídos―. ¿Él tiene derecho sobre ti ahora?

Niego con la cabeza.

―No. Somos... amigos.

Tyler se ríe amargamente. Edward le sonríe. Enviando una mirada de advertencia en dirección a Edward, levanta las manos en señal de rendición, pero su sonrisa no disminuye.

Es Jessica quien decide, sin querer, ayudar a la situación.

Paseando, engreída, se acerca sigilosamente a Edward, acariciando su brazo mientras se inclina. Está tan borracha y... patética.

Él la ve, con la cabeza echada hacia atrás, interrogante. No se mueve.

Tyler me mira, levanta una ceja y asiente con la cabeza en dirección a Edward, como si estuviera tratando de probar algo. Como si no lo estuviera viendo. No estoy jodidamente ciega.

Los celos recorren mi cuerpo, calientes y pesados, la bilis en mi garganta. Edward es el posesivo y enojado, pero por dentro, estoy igual.

Amigos.

En primer lugar, somos amigos, ¿verdad? No puedo arrancarle los ojos a Jessica. No puedo.

―Necesito orinar ―le digo a Tyler, y me voy antes de atacar a alguien. Ese no es mi estilo, es el suyo, hipócrita.