Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic


No estamos desnudos, no todavía. Nuestras extremidades enredadas, nuestras caras juntas, nuestras amplias sonrisas.

Llevamos mucho tiempo así.

―¿Esto te convierte en mi... novia? ―pregunta, con los ojos muy abiertos llenos de alegría.

No puedo evitar reírme.

―¿Has tenido novia antes?

Él asiente.

―En segundo grado. Su nombre era Claire. Fue caliente. Incluso nos tomamos de la mano. ―Se ve triste por un segundo, haciendo un puchero―. Pero luego compartió sus Pringles con Kevin en el almuerzo y eso fue todo. Fue demasiado para mí.

Me río, empujando su hombro ligeramente.

―Compartiría mis Pringles contigo.

Su risa de respuesta ensancha mi propia sonrisa.

―Por favor, dime que eso fue un eufemismo.

―¿Por qué? ―pregunto, levantando una ceja, sonriendo―. ¿Porque cuando empiezas ya no puedes parar?

Él gime por la vergüenza ajena y rueda para quedar de cara al techo, con el hombro temblando.

―¡Esa es la mierda más cursi que he escuchado!

Un ruido sordo en el exterior llama nuestra atención, una gran pila de nieve se desliza desde el techo y se deposita fuera de su ventana.

―Mierda, esa nieve está fuerte. ―Sentándome, miro hacia la ventana a la caída constante de grandes y esponjosos copos de nieve―. Me encanta la nieve ―susurro con nostalgia.

―A mí también. ―Moviéndose para sentarse detrás de mí en la cama, me jala hacia atrás, contra su pecho. Me acomodo cómodamente, los dos mirando hacia la ventana―. Emma y yo solíamos acostarnos en la cama y hacer apuestas sobre quién sería capaz de hacer el muñeco de nieve más grande en la mañana...

Me muevo para mirarlo por encima del hombro, sonriendo suavemente, instándolo a seguir hablando de su hermana, a contarme más.

Traga saliva, sin mirarme a los ojos y se ríe suavemente, perdido en sus recuerdos.

―Solía hacer tanto frío en nuestra casa. Nos escabullíamos de nuestra habitación y robábamos los abrigos de nuestros padres del pasillo. Metíamos las piernas en las mangas, luchando por mantener el calor, pero… ―carraspea, su expresión oscila entre suave y dolorida―. Realmente no nos importaba que la casa estuviera helada, distraíamos nuestra mente hablando de la diversión que tendríamos en la mañana, cuándo podríamos jugar en ella, si se nos permitiera. Estábamos soñando, supongo. Escapar de la realidad por un momento... Emma siempre fue tan optimista. Creo que yo también... en ese entonces.

No puedo quitarle los ojos de encima. Momentos como este, cuando es tan abierto, dándome destellos de quién es realmente; son tan pocos y distantes entre sí que, aunque sus recuerdos son dolorosos, también son hermosos.

Levantando la mano, tomo su rostro suavemente, atrayéndolo hacia mí. Nuestro beso es tierno, suave.

―Definitivamente deberíamos construir muñecos de nieve mañana ―le digo, alejándome un poco, apenas.

Él sonríe suavemente en respuesta.

―Todavía no me has contado mucho sobre el baile ―desvía. Decido no presionarlo, agradecida por el momento que acaba de compartir conmigo; tomando lo que da, ya no presionando por más.

Me encojo de hombros.

―Un poco aburrido. No podía pensar en nada más que en ti.

Sus brazos se aprietan alrededor de mi torso, su cabeza baja para besar mi hombro.

―Ojalá pudiera sentirme mal por eso.

―No, no lo quieres ―me río entre dientes.

―No… tienes razón. No quiero.