¿Hice una historia en la que Zhou Xing tuviera una prometida y que, a pesar de todo, estuviera profundamente enamorado de Li Hao? Sí. Hice una historia en la que un Zhou Xing, comprometido, estuviera completamente enamorado de Li Hao.

Disclaimer: Inazuma Eleven Orion no Kokuin no me pertenece.


Caen las hojas de los árboles en otoño

Por Blue-Salamon


Enrolla las piernas a la cintura de Zhou Xing sin miedo ni pena.

La posición no le importa ni le hace daño, no al menos a Li Hao. Está segurísimo de que ni en un millón de años Zhou Xing se atreverá a actuar por mero impulso.

Ni siquiera si él le regala la oportunidad y se le ofrece sin oponer resistencia con todo y en bandeja de plata.

Desconoce la razón, y probablemente tratándose de asuntos del corazón no habría nunca una clara, pero Li Hao sabe que Zhou Xing está enamorado de él. Desde hace mucho.

Ha visto sus ojos de borrego a medio morir más de una vez, cuando se regresa tan solo a comprobar lo que para su mejor amigo y mano derecha era la prueba irrefutable de que el capitán de los Gatos Estrella de Shanghai estaba coladito por él (Wan Tanmeo había sido muy terco al enfatizarlo, buscando que Li Hao se alejara de Zhou Xing, y Li Hao no había querido creérselo pero a final de cuentas había terminado pagándole una tonta apuesta luego de que Yuchen le confirmó el mismo punto).

No obstante, Zhou Xing está comprometido. Tiene "novia" (prometida, en realidad, pero para la cuestión viene siendo casi lo mismo —o así lo es para Li Hao—). Y si bien, no es una novia tanto por elección propia (tiene entendido que la princesita es hija de uno de los socios principales del padre de Zhou Xing), su capitán se lleva tan bien con ella que hasta en ocasiones pueden llegar a verla tomando asiento en las gradas (un par de guardaespaldas personales resguardándola cual tesoro nacional) con un almuerzo perfectamente empacado para que, en cuanto se ofrezca el primer descanso, Zhou Xing pueda correr directo hacia ella y sentarse a su lado recibiendo su comida y una adorable escena digna de los dramas más empalagosos del momento pueda ser montada.

Y, será un poco contradictorio, pero no es tan difícil darse cuenta del sincero buen rato que pasan entre ellos y de cómo Zhou Xing suaviza su mirada y sus cejas se arquean y tontea con ella y parece relajarse y estar cómodo a su alrededor. La escena es tierna y a Zhou Xing le surge un adorable sonrojo cuando la chica en cuestión se acerca un poco más de lo que los ojos críticos de la sociedad considerarían apropiado. De cualquier manera: Zhou Xing no la ahuyenta. Y si se aleja, lo hace con la gracia y elegancia de todo un caballero (dulce y considerado…); lo mismo que hace, al quitarse las manos de la chica de encima, tomándolas entre las suyas con suma delicadeza y sosteniéndoselas unos momentos antes de devolvérselas en un acto que hasta parece hecho con mucho mimo.

—« Oh, capitán… si tan solo pudieras alargar este descanso para que estés conmigo otro poco más… »

—« No puedo, querida prometida mía. Tengo que ir a atender a mi preciado as que nos está mirando por allá. »

Tan Tanmin y Wan Tanmeo suelen burlarse imitando voces que doblan lo que sea que se estén diciendo entre ellos como si pudieran llegar a escucharlos. Li Hao sabe que Wan Tanmeo, además, está rascando una costra intentando arrancársela para ver si logra sacarle algo de sangre. Y eso que se supone que Wan Tanmeo es su autoproclamado mejor amigo (pero Tan Tanmin es su amigo más antiguo y con él comparte más historia desde que se conocieron en el orfanato; a Wan Tanmeo lo conocieron en sus días más oscuros tratando de sobrevivir en las calles y fue un poco gracias a él que aprendieron algo sobre las reglas de supervivencia básicas cuando eres un niño sin supervisión ni cuidados adultos y necesitas hacer algo para no morirte de hambre).

Pero, es verdad que Li Hao los está viendo y los está viendo tan fijo que no es de sorprenderse que cuando intenta darle la siguiente mordida a su sandwich termine dándosela al aire en vez de acertar al pan; Wan Tanmeo será todo lo resentido que quisiera acorde a las advertencias que le había dado a Li Hao, pero los mismos ojos observadores que notaban a Zhou Xing creando charcos de saliva a su paso mientras miraba a Li Hao, eran los mismos que seguían el movimiento de los dedos deshaciendo orillas de emparedados, a nada de partir por la mitad utensilios de comida con los que Li Hao se llevaba alimentos a la boca.

Los mismos dedos que en circunstancias presentes; encontrándose debajo de Zhou Xing en tal posición comprometedora, con las piernas abiertas y entrecruzadas por detrás de la cintura de Zhou Xing; se entretienen jugueteando con el par de mechones de las patillas de ese peinado tan particular y característico de Zhou Xing, en lo que Li Hao se permite divagar, e índices, medios y pulgares deciden casi que por voluntad propia tontear. Con el peinado de Zhou Xing.

Y Zhou Xing lo mira y. Lo está mirando.

Zhou Xing respira, entonces, como si de no hacerlo en ese momento no pudiera llegar a hacerlo más tarde. Como si, no tuviera permitido respirar el mismo aire que Li Hao respira ya que sus rostros se encuentran a tan poca distancia y es imposible que el aliento de Li Hao no le entre directo por la boca en tales circunstancias... Como si, de todas maneras, Zhou Xing se tomara el deliberado atrevimiento de hacerlo, de respirar el aliento de Li Hao casi que bebiéndoselo. Pero, se supone que no debería. Y es por eso, tal vez, que lo hace con tanta cautela, esperando que no se note (que Li Hao no lo note...).

—Oye...

Pero, claro que lo nota.

Li Hao se ha vuelto un experto en notar todas las acciones y reacciones de Zhou Xing entorno a su persona.

Sabe que Zhou Xing está enamorado de él y además, sabe que Zhou Xing sospecha que (a pesar de que también parece firme a nunca dejar escapar ese 'secreto' de su pecho) Li Hao ya está enterado de 'algo'. Ese algo todavía permaneciendo en la sospecha. Una incertidumbre que sin duda hace a Zhou Xing actuar de esa manera, cediéndose pequeños momentos de debilidad y dejándose llevar por las provocaciones de Li Hao; porque, Li Hao lo está provocando al volcarlos en una posición como en la que habían terminado. Por supuesto que lo está provocando… al dejar de tontear con sus patillas y pasar, las yemas de sus dedos creando roces por demás innecesarios, sus manos hacia atrás, deslizándose hasta la parte posterior del cuello, acunándole la nuca, con sus dedos yendo a entrelazársele justo en el lugar donde termina de haber cabello...

El cosquilleo que le provocan los dedos de Li Hao al rozarse por un rincón escondido detrás de sus orejas, se traslada por su columna y, de alguna manera, parece encontrar su lugar propio en la parte baja de su vientre al notar el lugar donde deciden descansar las manos de Li Hao, como cubriéndole la nuca. No es de extrañarse, entonces, que cuando Li Hao lo empuja con sus piernas más cerca todavía, él responda, tambaleándose, por poco cayéndose sobre él. El movimiento consigue que su pelvis choque con el interior de los muslos de Li Hao, y Zhou Xing consigue devolverse hacia arriba y poner distancia prudente entre sus cuerpos pero. El daño ya estaba hecho. Zhou Xing siente que se pone rojo en lo que Li Hao, suavecito, comienza a formar una sonrisa traviesa a la que se le escapan una cuantas risitas del mismo modo (traviesas).

Como ha sido él el que se ha alejado, Li Hao se ve obligado a estirar la cabeza para volver a dejar sus bocas cerca; peligrosamente, cerca, casi rozándose. Y la expresión de Li Hao de pronto cambia por una seria y determinada que, a Zhou Xing se le acelera el pulso en cuanto lo ve pestañear, lento, un par de veces y dejar sus ojos entornados con el objeto de su atención reflejado en estos siendo sus labios. Zhou Xing contiene la respiración y el aliento de Li Hao le humedece un poco la boca. Li Hao le devuelve la mirada y Zhou Xing cierra los ojos de improviso, justo cuando Li Hao parece que va a ir a alzar todavía más su cara. Entonces.

—Tienes que dejar de mirarme así, o al paso al que vamos acabaré por besarte, Zhou Xing...

Las palabras de Li Hao se vierten, como en el secreto que representan, directo en su oído. Zhou Xing las siente tan cálidas, envueltas en su tibio aliento, que le ponen la piel de gallina. Su corazón tarda un poco más y se salta un latido al resoplo de risa que siente en su oreja, la temperatura de su rostro aumenta en lo que termina de procesar el significado de aquellas palabras y se queda, ahí, tieso, como un pasmarote. Li Hao, entonces, es que decide bajar y echar su cabeza hacia atrás dejándola descansar en el suelo. Se mantiene en posición por poco tiempo, por que, después de ver la expresión de Zhou Xing, es que él entiende lo que acaba de decir (lo que acaba de admitir) y.

Li Hao aparta la mirada y suelta sus piernas para dejarlas caer y plantar los pies en el suelo (incluso si aún tiene que mantenerlas separadas, siendo que Zhou Xing se encuentra entre ellas). Sus manos no tardan en ir haciendo lo mismo y, mordiéndose apenas el labio, estas caen a cada lado de su cabeza y se quedan ahí, dejándolo con una expresión incómoda de impotencia. Comienza a removerse y en el proceso golpea y empuja, con la rodilla y sus manos que se apoyan en el pecho de Zhou Xing. Es un empujón ligero y un golpe accidentado, y antes de darse cuenta ya ha conseguido escabullirse de debajo de Zhou Xing. —Perdón, no quería-

Li Hao siente su voz tan temblorosa que acaba decidiéndose por no terminar la frase (cual quiera que hubiera sido; Li Hao no está seguro de exactamente lo que hubiera ido a decir en realidad…) y mejor se levanta y mirando alrededor, en los vestuarios vacíos, encuentra la salida despejada y se dirige sin dudar ahí. No obstante-

—Li- ¡Li Hao!

Una mano lo detiene en el acto de colgársele del hombro y el corazón de Li Hao se vuelca y se acelera y la adrenalina fluye entera por su cuerpo provocándole una sensación de ardor hasta la raíz del cabello. Está por sacudirse y huir en ese mismo instante cuando Zhou Xing coge su otro brazo al aire y lo siguiente que sabe es que Zhou Xing ha conseguido darle la vuelta y arrinconarlo contra una pared, al lado de la salida de los cambiadores, dos manos firmes, una en cada uno de sus hombros. Y el pecho de Zhou Xing… se agita con su respiración acelerada ante los ojos de Li Hao. A Li Hao se le llena la boca de saliva que forzadamente traga. Y se obliga a arrastrar su mirada (pasando por el pecho de Zhou Xing, elevándose a los hombros y observando, en el cuello, a la nuez de Adán tambaleándose, en lo que Zhou Xing traga pesado, también) a los ojos de Zhou Xing, que, lo mira, más que nunca, con una expresión anhelante peor que la acostumbrada. Y Li Hao se siente más pequeño que nunca. Demasiado pequeño y, también, demasiado niño (se supone que tienen la misma edad, porqué Zhou Xing tenía que verse tan… masculino ya…).

—Co- cómo... ¿cómo te... veo…?

Li Hao se reiría de la pregunta de no ser porque está demasiado abrumado por la confusión y la tensión en el ambiente lo hace sentir como si estuviera en una cuerda floja. Traga saliva de nueva cuenta y reúne el coraje para responder.

—Me ves... como a alguien a quien te gustaría besar —dice, su voz apenas un susurro.

Zhou Xing siente cómo se le va el aliento en un suspiro entrecortado, y sus ojos se dilatan al escuchar las palabras de Li Hao. El corazón le late tan fuerte que piensa que el mundo entero debe escucharlo. Es cierto: siempre ha querido besar a Li Hao. La revelación lo toma por sorpresa, pero no quiere dejar pasar esta oportunidad.

Así que, en lugar de alejarse o negar sus sentimientos, Zhou Xing se inclina más hacia él, acercando sus labios peligrosamente a los de Li Hao con una mezcla de nerviosismo y determinación. Puede sentir el aliento cálido de su amigo en tanto la distancia entre ellos va disminuyendo pero, cuando al fin, sus labios entran en contacto, todo parece detenerse.

Li Hao puede sentir el deseo y la lucha interna en Zhou Xing, y también puede percibir su propio corazón latiendo desbocado en su pecho. Ninguno de los dos se mueve, como si estuvieran atrapados en una especie de limbo emocional. Por lo que eso, en primera instancia, ni siquiera llega a sentirse como un beso. Sus bocas están juntas, pero sin atreverse a mover nada. Las emociones juegan en los ojos de ambos, que ni siquiera se atreven a cerrarlos en el primer roce, hasta que Li Hao rompe el impasse y, pestañeando, va dejando caer sus párpados y... sus labios se relajan y se mueven contra los de Zhou Xing en una tierna caricia que, aunque no ha hecho más que comenzar, se siente como si contuviera la promesa de todo un universo de emociones.

Y entonces sí, es un beso.

Zhou Xing se sorprende ante la delicada ternura del beso de Li Hao, y sus brazos se envuelven, como por instinto, alrededor de él, acercándolo aún más, respondiendo con suavidad, dejándose llevar por la dulzura del momento. Aquel primer encuentro entre sus bocas se trata de un beso tentativo, tímido, en el que, como si ambos se estuvieran explorando, descubrieran la sensación y el sabor de estar juntos de una manera completamente nueva. Zhou Xing suspira y Li Hao se alza en las puntas de los pies, pasa por detrás del cuello de Zhou Xing sus brazos y ladea un poco la cabeza en lo que separa apenas los labios para acomodar mejor la boca de Zhou Xing contra la suya. Los labios de Zhou Xing responden tal cual Li Hao espera y, como recompensa, los dedos de Li Hao rascan un poco la parte posterior de la cabeza de Zhou Xing, masajeando su cuero cabelludo y enviando sensaciones fascinantes por todo el cuerpo de Zhou Xing, que hasta emite un gruñido bajo de aprobación que anima a Li Hao a continuar y en lo que se separa, rompiendo el contacto para tomar un poco de aire, no se demora en volver a juntar sus labios, ladeando la cabeza en dirección opuesta y, esta vez, el ruido satisfecho sale de su garganta en cuanto los labios de Zhou Xing se mueven justo como espera que hagan, correspondiéndole, el beso haciéndolo sentir como si los dos estuvieran tan bien sintonizados que es hasta mágico.

Tras esa breve interrupción y continuación, Zhou Xing imita el jugueteo separándose y volviendo a juntar sus bocas, en un ángulo diferente. Tanto Zhou Xing como Li Hao tienen que mantener sus ojos entreabiertos en lo que ocurre la separación, pero una vez sus bocas se juntan han de cerrar los ojos de nueva cuenta y... se dejan llevar.

El intercambio de besos ocurre y ninguno de los dos desea parar. Las caricias se suceden, una detrás de la otra e incluso hay momentos en los que sus lenguas llegan a rozarse en medio de la prontitud de la situación. El tiempo se detiene mientras ambos se sumergen en dicho intercambio, dejando a un lado las dudas y las responsabilidades. Se dejan llevar, pues, por la conexión emocional que han estado negando, ambos, queriendo sentirlo más cerca, más real. En ese instante, solo existen ellos dos y la conexión que han descubierto. No importando que Li Hao hubiera estado tanto tiempo manteniendo una fachada en la que no sabía lo que iba ocurriendo entre ellos con las miradas cómplices y el intercambio de sonrisas dejadas, ni que Zhou Xing tuviera una prometida...