Los personajes no me pertenecen son propiedad de la gran Rumiko Takahashi.

Este one shot es de mi total autoría, por lo cual debe de ser una total locura; así que ya saben, es sin fines de lucro, por el puro gusto de traumar gente con mis divagaciones.

Este relato participa en la dinámica de la página Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma

1000 y 1 palabras de amor 1000 y 1 trazos de amor #Rankane_week 2023

Antes de iniciar como siempre advierto de mi pésima ortografía y redacción y aunque mi bella beta Ziari27 me ayuda muchísimo siempre termino poniendo o quitando y deformo todo al final….

Advertencia: contiene escenas sexuales, por lo cual si alguien no gusta de este tipo de contenido, favor de alejarse. No me hago responsable de traumas o nauseas ante mi historia.

Así que bajo aviso no hay engaño... Sin más preámbulo les dejo leer.

Día 6, Sabado 29 de Julio del año 2023 "Noche a solas"

.

.

-0-

.

.

Noche a solas

.

.

-0-

.

.

De solo pensarla me pone mal, pero que se creía ella para llegar a mi vida y ponerlo todo de cabeza, enfurezco de solo pensar lo trastornado que me tiene y lo peor del caso es que ella es consciente de todo lo que su presencia despertaba en mí.

Mi estúpida mente no puede sacarla de mí, noche y día lo único que hago es rememorarla, su persona, sus gestos, su belleza, el sabor de su piel, la suavidad de su anatomía, la bella sonrisa que me brinda cuando el sol ilumina la ciudad, la ternura que emite con sus palabras y su personalidad, el verla tan inocente pasear con su padre y hermanas, cuando la veo salir a tomar algo con sus amigas, podría ser un ángel que camina en las mundanas calles de Nerima iluminando todo con su sencillez y delicadeza, con la ingenua coquetería que la caracteriza, muy a su estilo, enamorando inconscientemente a cuanto imbécil tiene la fortuna de conocerla.

Cuando abro los ojos al amanecer lo primero que mi mente ilustra son sus ojos, esos iris color canela que me dejan embrutecido cada que me ven, mi cabeza traiciona todo lo que trato de proponerme, no es sano necesitarla de esta manera, mi cuerpo duele solo de tenerla lejos.

Me he convertido en un adicto, un desesperado adicto que necesita de su fina piel para poder vivir, donde inhalar su tibio aliento se había convertido en el oxígeno necesario para respirar.

-Y ella lo sabe –

Es conocedora de que es mi debilidad, en todos los sentidos. Desde que la conocí con esa actitud a la defensiva, torpe, agresiva e impulsiva, me cautivó, la pequeña de las Tendo no se doblegaba ante nada ni nadie, tan orgullosa, a tal grado que yo siempre era el que terminaba cediendo o disculpándome cuando en más de una ocasión yo no era culpable de lo que se me imputaba.

Trato de aclarar mi mente, y entender en lo que me he convertido. Desde que nuestra relación empezó a mejorar yo creí que la necesidad de tenerla mermaría, pues conforme avanzábamos yo quería más y más de ella. Como primer punto fue su atención, pero lejos de calmar mis demonios internos con su amabilidad y su interés, los demonios que existían en mi exigían tener un poco más, fui escalando lento en el trato diario hasta que el contacto físico se dio de manera natural, los roces de manos, los abrazos y por supuesto los besos; cada día eran más demandantes, posesivos, mis manos divagaban por su femenino cuerpo, conociendo la tersura de la piel ajena, memorizando el dulce sabor del suave cuello, así fue como yo pensé que mis necesidades se calmarían, teniéndola.

Conforme seguíamos el sentimiento seguía aumentando probablemente si la hago mía, esta necesidad parara y por fin ese día llego, ese día donde nos amamos desenfrenadamente, buscando el placer de nuestros cuerpos, fuimos uno, la bese como un loco, cada porción de piel que ella permitió poseer fue marcada por mis labios, toque todo lo que me fue posible, porque ella era mía, siempre lo fue; pero en ese instante lo fue carnalmente, su cuerpo se retorcía debajo de mí, los delicados gemidos llegaban a mis oídos de manera erótica, enloqueciéndome, requiriendo cada jadeo que salía de sus labios, bebiendo los lascivos quejidos que emanaban de ella.

-Y desde ese momento me perdí –admito pensativo, pronunciando lo suficientemente alto para que mis oídos percibieran las contundentes palabras.

El sentimiento se instaló con más fuerza en mí y la pasión se volvió el lazo en donde nuestros cuerpos se comunicaban, donde las palabras eran ininteligibles, pues todo eran jadeos obscenos y llenos de lujuria.

Desde ese momento me vi arrastrado por un mar de emociones, donde el amor era el principal motor; y descubrí una nueva faceta, una relación tan pasional como amorosa.

-Akane –su nombre siempre viene a mí, siempre está en mis pensamientos.

Ella se había adueñado de mi corazón, de mi mente y de mi cuerpo, porque era muy cierto que yo era de ella, esa personalidad atrayente de Akane me trastornaba, era tan entregada, tan tierna y delicada cuando lo quería.

Delante de la familia y amigos mantenía la distancia conmigo, por aquel estúpido acuerdo que acepte con ella, donde fingiríamos no ser nada, más que los eternos prometidos impuestos. De día le veía convivir con todos, tan tierna e ingenua, sonreía a cada integrante de la familia y conversaba de lo más natural, aunque con la mirada me seducía, le veía morder su labio inferior haciendo que mi mente estallara en un sinfín de imágenes eróticas donde ella y yo éramos los protagonistas, mi prometida era consciente de lo que ese gesto provocaba en mí, Akane gozaba con verme arder, sonreía ladina ante mi inestabilidad, lamiendo discreta pero sensualmente su labio superior, mostrando un poco de humedad en el camino imaginario que trazaba; yo no podía despegar los ojos de ese movimiento, de sus perfectas facciones, repasaba su perfecta figura una y otra vez, anteriormente podía disimular y fingir que no la veía, que no la deseaba, pero actualmente mis iris parecían estar fijos en ella, no podía disimular como la devoraba con la mirada, reviviendo el calor de su tersa piel, saboreando lo dulce de su esencia y pensar que la tortura era así durante gran parte del día.

Pero cuando la noche caía, Akane venía a mí, buscando la soledad de mi alcoba, explorando el límite de placer que nuestros cuerpos podían experimentar, a hurtadillas de manera silenciosa se escabullía cada noche a mi futon, y yo como buen adicto a ella, le esperaba impaciente, deseando siempre verle entrar con aquella lasciva sonrisa pintada en sus labios, los ojos canela oscurecidos por el exquisito libido que emanaba, buscándome, incitándome a tomarla.

La muy maldita me seducía con su sola presencia, y yo no sabía otra cosa más que caer a sus pies, me entregaba en cuerpo y alma a la ninfa que me hechizaba con su perfecto cuerpo, sus carnosos bordes tenían un poderoso imán, era una atracción inhumana la que experimentaba por Akane.

Yo era totalmente consciente que una vez que ella se descubriera de esa manera no existiría poder sobre esta tierra que la detuviera, cuando la feminidad y el erotismo explotaron en su persona, me vi envuelto en la onda expansiva de su pasión y desenfreno – y me encanta – no podía negar tal cosa, me gustaba perderme en ella, en sus caricias, en su deseo.

Gocé de su pasión en tantas ocasiones, descubriendo actos tan impúdicos, arrastrados por el placer, cuando la razón deja de fusionar y te conviertes en un animal instintivo que solo busca saciar su propio placer y el de tu amante, donde nuestros jadeos inundaban la audición, convirtiéndose en la más erótica melodía.

-Amante –la palabra sale de mi boca en un susurro audible, claro que ella era mi amante, Akane era el objeto de mi amor y de la pasión que existía en mí.

Cuando por alguna razón ella no asistía a nuestras citas nocturnas, ya sea por algún mal entendido o porque se encontraba fuera de casa, yo ardía por la necesidad de tenerla, rememorando nuestros encuentros, sus caricias me vuelven loco, se volvió un vicio tenerla y disfrutar de ella.

Febril espero su presencia cada noche, con su osada actitud delante de mí, fascinado permanezco expectante a ser sometido por su encanto, donde yo solo vivo para complacerla, transformándome en un ser que la hace suya a placer, donde ella me permite ser dominante cuando así lo desea, porque incluso he sido el tirano de su cuerpo jugando el papel de macho alfa que Akane me regala, donde me adueño con ferocidad de su exquisita anatomía, ahogando sus gemidos con mi boca, bebiendo la dulzura de sus labios, arrancando con mis dientes la inocencia de su juego erótico, marcando y mordiendo la perfecta piel.

Y después de aquella descomunal entrega donde nos fundíamos en instinto y concupiscencia, ella se iba así como llegaba, dejándome una vez más en la soledad de mi habitación, añorando la calidez de su cuerpo, odiaba ese momento del día, donde un frio vacío se instalaba en mí.

-Que ironía –

Veo el reloj que cuelga en la pared de mi habitación, pasa de media noche y la abstinencia de Akane empieza hacer estragos en mí, revuelvo impaciente el flequillo que cae sobre mi frente –necesito tranquilizarme – suspiro audible ante mis propias palabras, desinflando el pecho, encogiendo los hombros y volviendo de manera rápida a tomar mi anterior postura, trato de distraerme pero la oscuridad del cuarto no me da mucha opción.

Decido calmarme observando la tenue luz platinada que entra por la ventana, la luna resplandecía armoniosa iluminando la negrura del cielo, dejo caer el cuerpo sobre el ya revuelto futon, recuesto en su totalidad mi anatomía tomando una cómoda posición, sintiendo la suavidad de la acolchada superficie bajo de mí, coloco el antebrazo sobre mis propios ojos intentando relajarme, en un vano intento de ignorar el imaginario dolor que mis manos experimentan al no tocar la piel de mi prometida, comienzo a ser consciente de los bombeos del corazón apaciguándose, por inercia llevo la mano libre hacia mi intimidad, rozo discreto la tela del bóxer, tenso la quijada y aventuro mis dedos a escabullirse debajo de la única prenda que llevo puesta, mi mente imagina que es ella la que me toca y de inmediato mi intimidad se irgue, me maldigo internamente por aquella instintiva acción, mi cuerpo reacciona con solo pensar en ella, el calzoncillo estorba por lo cual lo bajo lo suficiente para poder auto satisfacerme.

-Vaya iniciaste sin mí –me sorprende su voz, pero no se lo doy a conocer, sin moverme de lugar y sin dejar de acariciarme sonrió totalmente pillado en mi travesura.

-Llegas tarde –musito ronco en una especie de reclamo, escucho los pies descalzos de Akane deslizarse de manera delicada sobre la madera, hasta colocarse a mi costado, la siento muy cerca así que decido quitar el brazo que cubre mis ojos, enfocando la vista en su pequeña anatomía; delineo la ropa de dormir que lleva, sencilla e infantil, una gran camiseta que cubre un poco más abajo que el inicio de sus muslos, pero podría dar mi vida entera que no lleva nada bajo esta.

-Que impaciente, recuerda que esperar tiene su recompensa –reprocha sonriente fijando sus ojos en mi erección – yo también quiero disfrutar –susurra acomodando su cuerpo a mi lado, recostándose, distingo como Akane dobla las rodillas y abre las piernas haciendo que la tela de la pijama caiga hasta su pelvis, dirijo mis ojos a los acanelados de ella, puedo captar toda la lujuria acumulada en ellos.

La pequeña mano dominante de Akane acaricia su abdomen por sobre la tela, surcando un peligroso camino hacia su entrepierna, yo no pierdo de vista sus facciones, rápidamente mi respiración de agita al distinguir como su boca se entre abre para dejar escapar un casi inaudible quejido.

Regreso la vista a su cuerpo y como lo imagine, Akane acariciaba el sur de su anatomía, solo distinguía como su mano se perdía entre los torneados muslos, totalmente poseído elevo mi cuerpo con la intención de verificar sus acciones, moviéndome casi por instinto poseído por la curiosidad.

Tomo posición delante de sus piernas y lo que veo me deja idiotizado, el panorama me deja encantado.

Los delgados dedos de Akane acarician con suavidad el punto de placer que tantas veces he mimado con mis manos y lengua, al ver aquello experimento un agudo tirón en la entrepierna, una agradable sensación nace en mi interior expandiéndose hasta mi intimidad.

-Aah –el delicado jadeo que sale de los labios de Akane es como una sinfonía erótica que me llama, le veo echar la cabeza hacia atrás, la boca entreabierta, las mejillas sonrojadas y la espalda brevemente arqueada – ah –de nuevo aquel tenue jadeo capta mi total atención.

Toda la escena era digna de admirar, sus dígitos recorren la longitud de los íntimos bordes, dibujando los carnosos contornos, sube de arriba abajo explorando la rosada piel, mimándose, e instalándose una vez en el pequeño abultamiento rosado entre sus pliegues, iniciando así con movimientos un poco más rápidos, contorneando a conciencia el sensible órgano, entre más lo estimula los jadeos se hacen más sonoros, son la más sensual melodía para mis instintos.

-Ranma, amor –menciona, tan ardiente, tan sensual –ah, si –su boca es una combinación entre erotismo y obscenidad, la tenue voz parecía ser profanada por el pecado de aquel acto, el ser estimulado auditivamente en conjunto con la imagen me deja hipnotizado.

Estoy tan duro que llega a ser doloroso, pero no quiero interrumpir este momento, me encantaba verla tomar su propio placer y manejarlo a su antojo, las caricias la estaban llevando hacia los más eróticos caminos, donde ella dirigía su propio orgasmo.

Me relamo los labios alternando mis ojos entre su cuerpo jadeante y su húmeda intimidad, entre mas fricción existía podía distinguir como los fluidos emanaban de su centro, los cortos falanges se desvían hacia su entrada y sin previo aviso introduce dos de ellos.

-Mmmm –suspira audible en tanto los dedos rozan una y otra vez su interior, invadiendo lento produciendo ráfagas de placer que se instalaban de manera deliciosa en su rostro – si, Ranma, mas – clama ante las oleadas de satisfacción.

"Divina" es lo único que puedo pensar, donde mi pequeño ángel se había convertido en un demonio lleno de lujuria que me arrastraba hasta lo más oscuro y pecaminoso del nirvana.

Retira los dedos de su interior solo para humectar los bordes externos, la humedad es esparcida con delicadeza en la sensible piel, solo para volver a estimular la hinchada protuberancia, lubrica la zona, frotando las yemas de los dedos sobre la resbalosa intimidad, entre más fricciona su botón de placer los jadeos de Akane aumentan, la mano libre se filtra debajo de la camiseta, aprisionando uno de sus pechos, provocando un gemido de satisfacción al instante –amor, me gusta –su voz me hace reaccionar, dirigiendo la vista al excitado rostro.

Tomo mi palpitante erección con la mano, quiero verla y no perder detalle de la pasional osadía, sin quitar mis ojos de la lasciva escena, estimulo mi duro miembro, mis manos por impulso acarician de arriba abajo mi hombría, presionando levemente el contorno de este, externando quejidos obscenos ante mi propio toque, enloqueciendo de deseo ante la acústica del acto que Akane desempeñaba.

-Aah Ranma, sigue –otro audible sollozo lleno de lujuria de parte de ella me hace acercarme más, mi vista se deleita con la frágil y excitada figura, no sé en qué momento paso pero sus pechos están al aire, la camiseta esta alzada a la altura de la clavícula, pellizca los erguidos pezones sin dejar de masajear su intimidad, los movimientos se vuelven erráticos, fricciona con fuerza casi convulsionando de placer, yo simplemente estoy tan febril ante la imagen, me siento sofocado, muevo mi mano lenta mimando la longitud de mi entrepierna, trato de no perder el control, necesito disfrutarla, necesito verla retorcerse de satisfacción –me encanta, Ranma – los susurros cargados de lascivia me tienen atontado –Oh Kami, si –

Su voz parece ahogarse en las sensaciones que la abruman, la pequeña espalda se arquea ante el placer que recorre su cuerpo.

El aroma a sexo invade mis fosas nasales, me embriaga, aspiro profundo llenándome del olor a su desenfrenado libido, mis sentidos están a flor de piel, totalmente estimulados. La culminación está cerca, distingo los delgados dedos ingresar a su húmeda cavidad, saciando brevemente la primitiva necesidad carnal, bombea los dígitos en un ritmo constante.

-Me encanta –balbuceo con voz gutural poseído por el momento.

Aquello era tan pecaminoso, tan inmoral para nuestra cultura y tan agradable para mis fantasías. Los fruidos salen discretos de su interior, los cuales son una invitación a degustar de ellos.

Dejo de lado el autosatisfacerme para inclinarme y lamer como un animal en celo la humedad que emana de ella, su sabor es tan agradable para mi paladar, el hambre de ella me posee, el explorarla y darle placer es mi único objetivo, retiro los pequeños dedos de su interior solo para sustituirlos por mi boca, bebo su placer, succionando cada gota; al sentir la suavidad de mi lengua sobre su palpitante intimidad, Akane exclama un sonoro jadeo, toma con fuerza las sabanas revueltas del futon, apretándolas entre sus dedos.

El elixir divino de su sexo deleita mi boca, subo ligeramente mis caricias hacia el hinchado abultamiento que produce placer en ella, lo lamo lento pero firme, aplicando la fuerza necesaria que sé, la enloquece, rozo cada centímetro de la íntima parte de Akane, sacando al instante suspiros saturados de placer.

-Si amor, así –pronuncia excitada –mas, Ranma, mas –el volumen de su exigencia es notablemente alto, no le importa ser escuchada, totalmente abandonada al placer de su cuerpo.

Estoy concentrado en mis movimientos, pero me es imposible ignorar las palpitaciones de mi virilidad, la dureza al sur de mi cuerpo necesita ser atendida, percibo el leve goteo de mi excitación.

"Ya no aguanto más" me digo internamente, al mismo tiempo que dejo la estimulación oral de lado, para posicionarme sobre su agitado cuerpo.

Ella no opone resistencia, con rapidez me despojo del bóxer, al igual que de la maltrecha camiseta que ella aun portaba, Akane se deja hacer sin emitir queja, más bien se ve ansiosa de iniciar con el acto.

Tomo posición entre sus piernas, fijando mis ojos en sus facciones, me deleito con la erótica imagen que su rostro me regala, a pesar de mi desesperación por poseerla, me tomo un instante para memorizar ese momento, con una de mis manos sostengo mi rígido miembro para pasearlo entre los resbalosos pliegues, es una caricia que me hace estremecer, guio la punta de mi hombría hacia todo lo largo de la femenina intimidad, aletargando la fricción en su punto de placer, paseo suave, tortuoso para ambos, cuando sacio esa necesidad de tocarla, de enloquecerla ante al acto.

-Akane –le llamo para verla directa a los ojos –te amo –afirmo con amor, ella me sonríe.

-Y yo te amo más –contesta feliz.

Ante aquello me hundo en su interior, ambos jadeamos ante el contacto de nuestros sexos al máximo, las sensaciones son tan agradables esa corriente que se abre paso por todo mi cuerpo al sentir como su interior me recibe, es tan estimulante, cierro los ojos percibiendo cada roce, el calor de su intimidad es abrazador, respiro ahogado, con dificultad, dejando salir el voraz aliento entre mis labios.

Cuando abro los ojos lo primero que busco es su rostro, ella no está mejor que yo, jadea, tiene las mejillas rojas, la bonita piel esta perlada por una sutil capa de sudor, los carnosos bordes están entreabiertos jalando con dificultad el aire que sus pulmones requieren.

Disminuyo la distancia que existe entre nuestros rostros y la beso, devoro sus labios, y con satisfacción soy correspondido de la misma manera, Akane sigue cada movimiento, es una lucha una competencia entre nuestras habilidades.

Empiezo a realizar movimientos intensos con mi pelvis, embistiéndola con ferocidad, fue demasiado el preámbulo para mí, nuestras intimidades chocando despidiendo descargas de erótico placer, el sonido acuoso del acto llega a nuestros oídos, es simplemente magnífico.

Muerdo sus bordes sin piedad y ella jadea; una mezcla de dolor y satisfacción la inunda, los erguidos pezones se frotan en mi pectoral al mismo tiempo que Akane engancha sus piernas a mi cintura, haciendo más profunda la unión de nuestros cuerpos.

-Estas tan mojada –musito sobre su boca poseído por las sensaciones.

Ella sonríe y aprieta su labio inferior con los dientes, bajo la vista a sus pechos y el bamboleo de estos por el movimiento me hipnotiza, con demandante ardor capturo uno de ellos con mi boca.

–Aah, Ranma – El gemido de mi amante es tan alentador que provoca en mí un constante cosquilleo en mi bajo vientre.

Bajo en nivel de las embestidas para poder disfrutar de los redondos senos, intercalo los mimos entre ellos, succionando, mordiendo y lamiendo, se lo que ella disfruta esa atención, trato de estimularla lo más que puedo, quiero hacerla llegar al clímax, los fluidos aumentan y sé que es hora de continuar.

Apoyo los antebrazos a los costados de su cuerpo y los embistes se dan por instinto, me muevo errático, loco de pasión y de su piel, entre jadeos, suspiros y fluidos experimento como su intimidad inicia las contracciones de un inminente orgasmo, la fricción de las intimidades es abrumadora, jadeo ronco con las palpitaciones de placer que rodean mi miembro.

La escucho gemir, mencionar mi nombre y lo mucho que me ama mientras beso su cuello, elevo el rostro observando como su rostro refleja placer, está satisfecha, sus ojos están idos disfrutando de las descargas satisfactorias que emite su intimidad, las deliciosas convulsiones de su interior son la gloria para mí.

Embisto con fuerza en su interior, haciendo chocar nuestros cuerpos, mi hombría percibe cada roce, cada fricción de nuestros húmedos sexos, me embrutece el verla entregada al acto, el instinto toma por completo la razón y mis movimientos se vuelven erráticos, mi cerebro parece desconectarse, me vuelvo loco embistiéndola, y la abrumadora sensación del orgasmo por fin llega para culminar nuestro acto de amor, me derramo en su interior, las fuerzas me abandonan totalmente, un involuntario temblor se apodera de mis extremidades, la vista se nubla y lo único que hago es dejarme caer sobre ella, agitado, satisfecho por hacer el amor una vez más con Akane.

Siento la respiración de ella tratar de apaciguarse, en tanto acaricia mi cabello.

-Delicioso, siempre haces que sea único –dice entre risitas.

-Me encanto verte tocarte –comento ante sus palabras –te amo tanto –menciono dando tenues besos en su cuello y clavícula, acomodando mejor mi cuerpo para no aplastarla.

-Me toco más seguido de lo que me gusta admitir –habla sin dejar de tocar mi cuero cabelludo, haciendo un suave masaje, que provoca instintivamente que cierre los ojos, pero al escuchar aquella confesión de súbito fijo los ojos en ella.

-¡¿Te tocas seguido?! –

-Tu eres el culpable –arqueo una ceja ante su cómico reproche –sabes… cuando te veo entrenando, caminando por los pasillos, haciendo tareas simples yo… -hace una tortuosa pausa desviando la mirada –no puedo evitar pensar en nuestras noches a solas, tus besos, tus manos acariciándome, en ocasiones huelo mi piel y percibo tu olor y mi mente vuela –puedo ver un tenue sonrojo gracias a la luz de la luna que entra por la ventana.

-Akane –musito llenándola de besos en el rostro –creí que me estaba volviendo loco –menciono sin dejar de besar las mejillas rosadas de mi querida marimacho –me pasa lo mismo –

-De verdad –

-Sí, lo único que pienso es en ti y nuestros encuentros, te deseo conmigo –beso sus labios de manera tierna, cerrando los ojos acomodándola, de manera que ella sea la que reposa en mi pecho –Akane ¿te quedaras esta noche a dormir conmigo? –pregunto casi en una súplica.

-Quieres dormir conmigo –

-No necesariamente dormir, pero si pasar toda la noche juntos, disfrutemos esta noche a solas, solos tu y yo –

Eran pocas las noches que estábamos a solas, desde que ella estaba en la universidad nos veíamos poco, nuestros horarios no coincidían, pero cada noche nuestros cuerpos se llamaban, se deseaban anhelando los apasionados encuentros, donde las palabras no existían pues los gemidos se volvían nuestra forma de comunicación.

Las noches a solas se volvieron necesarias en mi vida, tan vitales como el oxígeno para ambos, pues yo era conocedor de que el estrés de la universidad era apaciguado con las apasionadas noches que vivíamos, yo era su escapatoria, su lugar seguro.

Un lugar que sería eterno, pues en cuanto ella terminara sus estudios la propuesta de matrimonio estaría lista, ese detalle lo habíamos platicado tantas veces, yo esperaría y ella me daría el sí.

Esa y tantas platicas más fueron selladas en nuestras noches a solas.

.

.

fin

.

.

Notas:

Bueno me salte un día, espero poder ponerme al corriente más adelante.

Espero este oneshot haya sido de su agrado, quería escribir sobre una Akane tocándose, creo que nunca lo había hecho antes y por eso tenía ganas de publicar algo así, espero no haber ofendido o traumado a alguien.

Es oficial dia 6 terminado.

Gracias a mi bella Beta Ziari27 por siempre tener tiempo para mí y mis locuras, sin ella esto no sería posible.

Gracias a todos los que me dejan un bonito review, gracias a los que me colocan en favoritos y a los que le dan seguir a mis historias.

Gracias a quienes me envían bonitos mensajes incitándome a seguir escribiendo.

Gracias infinitas a la página Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma que muy gentilmente apoya mis historias, posteándolas en su página.

Y como siempre me despido como los grandes

¡GRACIAS TOTALES!