[One-shot]
Silencio, por favor
—Ranma S. & T. Akane—
Sábado, día de limpieza. Muchísimo "bla, bla, bla", Akane no se callaba y a Ranma le dolía la cabeza.
Advertencias: No se ubica en ninguna parte del anime/manga. / OOC. / WHAT IF.
Disclaimer:
Ranma ½ © Rumiko Takahashi.
Silencio, por favor © Adilay Fanficker
Aclaración: Este fic participa en el #RankaneWeek2023 realizado por el grupo en Facebook "𝐌𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐅𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐬 𝐈𝐧𝐮𝐲𝐚𝐬𝐡𝐚 𝐲 𝐑𝐚𝐧𝐦𝐚".
Día 4: Beso ideal.
Notas:
¡Tarde pero aquí esta!
Lo siento, hubo compromisos que no pude dejar de lado y he ahí el motivo de mi retraso con este escrito, jejeje.
Debo admitir que en un principio quise hacer estos fanfics en un ambiente más romántico y hasta erótico, pero al final soy una comediante y lo relax es realmente lo mío jejeje.
¡Bienvenidos al cuarto fic de esta week! Ojalá lo disfruten.
NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.
•
Con cada ocasión en que la puerta de su alcoba se abría estrepitosamente, Ranma sentía cómo su cabeza estaba a un paso más cerca de quebrarse en dos.
»¡Es increíble que no hayas lavado tus platos ayer!
Hoy era sábado, y como todos los sábados, a Akane se le encendía un foco rojo en su cabeza, lo que la llevaba a intentar levantarlo desde muy temprano, gritando, para hacer los quehaceres del hogar.
Sí, sólo a él.
Kasumi actualmente vivía con su esposo, el doctor Tofu; y Nabiki hace no mucho se había independizado, mudándose a la gran Tokyo, lo que por supuesto le dejaba a él solo con Akane y su afán de tener la casa limpia los sábados.
¿Su padre y el señor Tendō? Ellos siempre eran más listos que Ranma y salían durante la madrugada (con cuidado de no despertar a Akane) para no volver en todo ese día, supuestamente iban a hacer sus ejercicios. Sí, los dos se iban todo el día y esa era su gran excusa.
Lo que dejaba a Ranma solo con la dragona de los detergentes, la dictadora de los pisos limpios, la amante del orden y los espacios oliendo a fragancias… etcétera, etcétera.
Usualmente, como el resto de los sábados, él se quejaba mucho, rodaba sobre su futón y fingía no oírla, para eludir esa pesada y laboriosa tarea, lo que terminaba en él levantándose a regañadientes, accediendo a no holgazanear con el único fin de no seguir oyendo la furia de Akane hecha gritos.
Pero el día de hoy era distinto. Ranma en verdad no se sentía bien; en esta ocasión no era una excusa.
»¡Mira nada más este cuarto! ¡Tienes más de veinte años y sigues teniendo un basurero como espacio! ¡Vergüenza debería de darte!
Y por supuesto, Akane, como todos los sábados, no podía pararse por medio segundo y pedirle a Ranma las cosas con delicadeza. Tenía que despertar también a media calle.
¡Qué todos los vecinos se enterasen de que Ranma Saotome nunca tenía su habitación ordenada y limpia!
»¡Sal de esa cama ya!
La puerta se cerró por… no sé, ¿quinta vez?
Ranma se sujetó la cabeza con fuerza mientras oía demasiado bien el sonido de la aspiradora.
¿Qué hora era?
¡El cielo seguía oscurecido, por todos los…!
—¡Ranma! —gritó ella, ahora desde afuera en el primer piso.
Bastante cansado, adolorido y fastidiado, Ranma apartó las mantas de sí mismo, miró con sus enrojecidos y cansados ojos su puerta, y se levantó con esfuerzos.
No parecía estar resfriado, pero su cabeza estaba matándolo. Quizás eso se debía a lo tarde que llegaba de trabajar todo el resto de la semana.
Necesitaba que Akane dejase de hacer ruido por un rato… cuando se mejorase haría algo. Pero por ahora necesitaba con urgencia un poco de silencio.
Pasó al baño primero; luego de cubrir la primitiva necesidad mañanera, lavó sus manos; luego sus dientes. Salió del cuarto masajeando su sien derecha con dos dedos.
Bajó las escaleras arrastrando los pies.
La miró aspirando el suelo.
Con ese pañuelo sobre la cabeza, el delantal y ese vestido, Akane parecía toda una ama de casa.
Casi… casi… él podría sentir ternura. ¡Casi!
—Akane —musitó Ranma, respirando entrecortadamente. No por sentirse mal, sino por el enfado que lo rodeaba—. ¡Akane! —espetó más fuerte, llamando por fin su atención.
—¡Al fin te dignas a bajar! Ven, necesito que saques la basu…
Podría sentirse mal, pero Ranma no estaba tan mal como para perder su inhumana velocidad. Se acercó a ella en un segundo, sujetándola de las mejillas.
—¿Ran… ma? —musitó Akane antes de que él la besara.
Toda esa ira contenida, Ranma la desencadenó sobre ella de ese modo. Atacó sus labios sin darle ninguna tregua. Sujetó su nuca con la fuerza necesaria para no hacerle daño, impidiéndole alejarse.
En medio del acto, Akane trató de separarlo de ella poniendo sus manos sobre su pecho apenas cubierto por una camiseta blanca; pero pronto se rindió. Lo abrazó el torso, delineando su espalda con sus uñas.
La aspiradora siguió sonando mientras su dueña se dejaba llevar por el pasional beso de su, ahora, prometido.
Ranma no tuvo piedad de ella, se apoderó de su voluntad sin mucho esfuerzo, la tuvo a su merced.
Al separarse por fin, Akane lo miró sorprendida y sonrojada.
—¿Qu-é? ¿Qué fue eso? —susurró agitada.
—Akane, cariño, me duele la cabeza —dijo mirándola a los ojos, acariciando sus suaves mejillas con sus pulgares—. ¿Crees que puedas dejarme algunas cosas que hacer para más tarde? Necesito dormir, en serio.
Ella tragó saliva, sin dejarlo de abrazar.
—¿Por qué no me dijiste eso antes? —reprendió, bajando mucho su tono de voz, algo que Ranma agradeció—. Te hubiese llevado un té. ¿Necesitas ir con el doctor Tofu?
Él negó con la cabeza, sin dejar sus caricias.
—No creo que sea necesario, sólo debo descansar un poco. ¿Crees que pueda hacerlo?
—¿Por qué preguntas eso? Anda, sube; te llevaré un té y una pastilla.
—Gracias —susurró, dándole un beso más corto y fugaz.
Ella apagó la aspiradora y le ayudó a volver a su alcoba. Los padres de ambos habían decretado que ellos no dormirían juntos hasta que se casasen.
Antes de ir por el té y el medicamento, Akane le dijo a Ranma que a él le tocaría lavar la ropa la siguiente semana, cosa que él aceptó hacer como compensación por prácticamente dejarla sola con todo lo demás.
—Anda, descansa; ya subo.
Aún adolorido, pero ya más tranquilo, Ranma asintió con la cabeza, cerrando sus ojos, encontrando el silencio algo confortable.
Hace tiempo había aprendido que había mejores formas de lidiar con la histeria de Akane sin necesidad de dejarse llevar por esta, gritando también. Y la verdad, Ranma disfrutaba mucho aplicándolas, incluso cuando no se sentía del todo bien como hoy.
—FIN—
Saludos y espero que les haya gustado.
Gracias por leer.
Reviews?
Si quieres saber más de este y/u otros fics, eres cordialmente invitado(a) a seguirme en mi página oficial de Facebook: "Reine Vaniteux" (link en mi perfil). Información sobre las próximas actualizaciones, memes, vídeos usando mi voz y mi poca carisma y muchas otras cosas más.
