Hola! Aquí Saori-nee con una nueva historia llena de verano y trajes de baño, esta vez para las dulces parejas de la Nueva Generación.
Espero que les guste y sin más que decir de momento, ¡Comencemos! c:
Casa en la Playa
Casa de Playa – Mañana de Verano
Una hermosa casa de dos pisos compuesta por cuatro habitaciones principales, tres baños completos con bañera, una espaciosa sala principal con vista al océano y aire acondicionado instalado en cada habitación para combatir el calor.
Esta es la casa de verano que nuestros padres tienen junto a la playa, con quienes usualmente solemos venir. Aunque el día de hoy, mi hermana gemela, Ai y yo, decidimos venir nosotras solas para pasar un increíble fin de semana al lado de nuestras amigas de la secundaria Saint Michael's.
Unos minutos después de haber salido de la ciudad, el autobús nos deja a solo unas calles de nuestra casa de playa, por lo que Ai y yo caminamos el resto del camino hacia la casa con nuestras maletas.
Y al entrar a la casa.
– ¡Kyaaa! ¡Estoy tan emocionada por este fin de semana!
Entro corriendo y recorro emocionada la sala, tratando de sacar un poco de la gran emoción que siento por este fin de semana.
– No puedo creer que no hayamos hecho esto antes ¿Cómo es que no habías organizado una fiesta teniendo una casa como esta?
– Simplemente no estaba interesada en ello – responde Ai algo indiferente y sin mucha emoción en el rostro.
– Emociónate, Ai. Estamos por pasar un increíble fin de semana con nuestras amigas ¿No te causa emoción eso? – le pregunto abrazándola por la espalda.
– Me habría gustado más pasarla solo contigo.
Aunque me conmueven un poco sus palabras, también me preocupa un poco el que quiera pasar todo su tiempo conmigo. Ya sea en la casa o en la escuela, ella siempre quería estar pegada a mí y apenas me da un respiro para estar a solas o convivir en privado con mis amigas.
Y es por ello que este fin de semana, tengo como pequeño propósito secreto que Ai se haga más cercana a nuestras amigas para que pase más tiempo a solas con ellas.
"Aunque la amo, no esta bien que quiera pasar todo el día pegada a mí y además, si se consigue sus propias amigas, podré pasar más tiempo a solas con mis propias amigas".
Sonrío emocionada ante el plan que tengo en mente y tomo a Ai de la mano para llevarla a nuestra habitación.
– Ven, vayamos a arreglar todo para cuando nuestras amigas lleguen aquí.
– Esta bien.
Dejamos nuestras maletas y empezamos a arreglar y limpiar la casa.
Este será un fin de semana increíble para las dos.
Unas horas más tarde
Una vez hemos terminado de arreglar, guardamos todo lo que habíamos usado para limpiar y el timbre finalmente suena.
"Ding Dong"
– ¡Ya llegaron!
Ya con un cambio de ropa mucho más cómodo (una simple blusa sin mangas y unos shorts bastante pequeños), corro descalza hacia la puerta principal y ahí recibo a nuestras queridas amigas de la secundaria, Hazuki, Nagisa, Manami y Rina.
– ¡Bienvenidas todas!
– ¡Buen día, Aya-chan!
La primera en saludarme es Hazuki, quien me saluda con la sonrisa bondadosa tan característica de ella y la recibo con un abrazo.
– Me da mucho gusto verlas, que bueno que ya están aquí ¿Tuvieron problemas para encontrar la casa?
– No realmente, tus instrucciones fueron muy claras, así que la chofer de Manami no tuvo problemas en encontrarla.
– Vaya, así que llegaron en auto privado ¿Eh?
– Así es – interrumpe Nagisa algo avergonzada – aunque insistí en que sería mejor que llegáramos en camión como sugeriste, Rina insistió en que de ninguna manera podría ir con sus maletas en un camión.
Dicho esto, me tomo un momento para observar el equipaje que habían traído para este fin de semana.
Para empezar, Hazuki no había traído más que una maleta mediana de viaje, lo ordinario en cualquier caso, Nagisa había viajado con una simple mochila colgada al hombro, Manami, quien estaba llegando al lado de Hazuki, viajaba con un par de maletas de gran elegancia y muy bien organizadas, mientras que Rina, quien apenas estaba llegando, avanzaba a paso muy lento, arrastrando la montaña de maletas rosas que había traído con ella.
– ¡Kyaaa, Nagisa! ¿Te importaría venir a ayudarme?
– Lo haría, pero te advertí que no te ayudaría con nada que no pudieras cargar tu misma, así que a ver cómo te las arreglas para llegar hasta acá.
– ¡Nagisa, eres una traidora! ¡Kyaaaaa! – grita Rina antes de quedar enterrada bajo su montaña de maletas.
– Ay, esta chica – suspira Nagisa antes de dejar su mochila e ir al rescate de su novia.
– Bueno… mientras tanto paseen ustedes dos para que les muestre la casa.
– Seguro, Aya-chan.
Hazuki y Manami entran conmigo, donde observamos a Ai quien esta sentada descalza en uno de los sillones de la sala principal, buscando algo bueno que ver en la televisión.
– Esta es la sala principal, como verán esta equipada con varios sillones, una mesa principal y una gran pantalla de plasma, todo esto frente a este gran ventanal que da a la terraza con increíbles vistas hacia la playa y el océano.
– ¡Increíble! – exclama Hazuki impresionada.
– Aquí adelante tenemos la cocina, la cual es lo suficientemente grande para que nos podamos mover las seis sin problema, el comedor y una de las habitaciones principales con baño. Y arriba tenemos las otras tres habitaciones completas con baño y dos de ellas con vistas hacia el mar y hacia la playa ¿Qué les parece?
– ¡Esta impresionante, Aya-chan! – exclama Hazuki incrédula hacia lo que ve – ¡¿De verdad esta casa es tuya?! No cabe duda que eres una chica rica –modo burlona.
– No lo soy – modo tsundere.
– Como sea, esta debe ser la casa de verano más impresionada en la que he estado.
– Eso es porque aún no te he llevado a alguna de mis casas de verano, Hazuki.
– ¡¿EH?! Manami, dijiste ¿Casas de verano?
– Así es, mi familia tiene múltiples repartidas a lo largo de todo el país y el extranjero. Luego que haga menos calor, te llevaré a ver una de ellas… a solas.
– Ma-Manami – Hazuki bastante sonrojada.
Finalmente, Nagisa y Rina se nos unen en la sala principal, con toda la montaña de maletas de Rina.
– ¡Wow, esta casa es increíble! – exclama Nagisa al entrar – debe ser al menos el triple de grande que mi propia casa.
– Por favor, no digas eso – le digo avergonzada.
– Pero es que en verdad es impresionante ¿No opinas lo mismo, Rina?
– Mmmhhh – Rina la analiza un momento y opina – Debe ser la mitad de pequeña que mi casa de verano en Okinawa ¿La recuerdas, Nagisa? Pero supongo que esto está bien para un par de plebeyas.
– ¡Que no somos plebeyas! – le reclamo enfadada.
– Pero tampoco eres chica rica ¿verdad? – Hazuki otra vez modo burlona.
Por otra parte, Nagisa regaña a su novia por su comentario tan insensible y las reúno a las seis alrededor de los sillones de la sala.
– Muy bien, ya que estamos todas aquí, repartiré las habitaciones. Hazuki y Manami se quedarán en la habitación de nuestros padres, mientras que Nagisa y Rina se quedarán en la habitación de huéspedes especial. Ambas habitaciones son iguales y están equipadas con cama matrimonial y habitación de baño con bañera incluida.
– Genial, perfecto para más tarde en la noche ¿Verdad, Hazuki?
– Manami…
Hazuki gime un poco mientras Manami se le acerca y le comienza a besar el cuello.
– Sí… sobre eso, procuren no hacer mucho desorden y dejar las sábanas en el cuarto de lavado antes de irse.
Hazuki se avergüenza y Manami deja de besarla con una sonrisa que dice "continuaremos esto más tarde".
– Ai y yo dormiremos en nuestra habitación y nos veremos aquí en la sala principal para jugar y pasar la fiesta. Tenemos muchos juegos de mesa divertidos para esta noche y Ai tiene muchos videojuegos que podemos jugar todas juntas.
– Aunque no he dicho que lo prestaré – menciona Ai algo indiferente.
Decido ignorar su comentario y continuo.
– Y para pasar el día ¿Qué les parece si salimos y pasamos todo el día en la playa? Podemos jugar un rato en la arena, nadar en el mar y además, antes de venir, Ai y yo compramos todo lo necesario para hacer una barbacoa en la terraza junto a la playa esta tarde.
Todas se ven emocionadas con la idea.
– Son las 10 de la mañana, así que ¿Qué les perece si nos tomamos una media hora para descansar e instalarse en sus cuartos? Y nos vemos aquí abajo de vuelta dentro de 1 hora, ya con nuestros trajes de baño puestos y listas para jugar en la playa ¿Les parece un buen plan?
– ¡Suena fabuloso! – exclama Nagisa – Ya quiero empezar, aunque me pregunto si media hora será suficiente para que Rina termine de acomodar todo lo que trajo en sus maletas.
– Eso no será problema, ya que tú me ayudarás ¿Verdad, Nagisa?
– Eso… – avergonzada de no saber cómo decirle no.
– Seguro, eso no debería ser un problema – exclama Manami – Hazuki y yo seguro que terminaremos enseguida y entonces, tendremos que buscar una manera para matar el tiempo. Quizás, pueda ayudarte a ponerte aquel traje de baño que compré para ti, ¿No crees, Hazuki?
– Manami… ya basta.
Con los comentarios tan inapropiados y la manera en que Manami se la ha pasado tocando y besando a Hazuki desde que llegaron, pareciera que no han cogido en toda una semana, por lo que pienso que una hora de descanso será más que suficiente para ellas.
– ¡Muy bien! En ese caso, vayamos a la habitación a estar listas para esta tarde. Y ustedes dos… solamente no hagan mucho desorden, por favor.
– No prometo nada – Manami orgullosa sin dejar de besar a Hazuki.
Las tres parejas subimos y cada una se instala en su propia habitación con sus maletas.
Ai y yo hacemos lo mismo y entramos a nuestro cuarto.
Habitación de Aya y Ai
Nuestra habitación a pesar de que podría considerarse la más pequeña de todas, no por ello dejaba de ser impresionante.
Con un hermoso balcón que da hacia el mar y hacia la playa, nuestra habitación cuenta con amplio espacio para las dos, cama litera, dos camas gemelas e incluso un baño propio con tina y regadera.
Al tener la habitación cuatro camas, Ai y yo podemos elegir entre dormir en las literas o las camas gemelas (por obvias razones, para este fin de semana a solas habíamos elegido las camas gemelas) y subo mi maleta sobre una de las camas para preparar mi traje de baño.
– Me da mucho gusto que a nuestras amigas les haya gustado tanto la casa ¿No te da gusto a ti también, Ai?
Sin embargo, Ai no se ve muy contenta, así que es mi deber como su novia y gemela averiguar qué pasa.
– ¿Qué sucede, Ai? Has estado muy callada desde hace un rato ¿no te alegra estar con nuestras amigas?
Ni siquiera las había saludado.
– No es eso, solamente… jamás había tenido invitados propios en esta casa.
Es cierto, a la fecha siempre que había invitados en la casa, siempre eran familiares o amigos de nuestros padres. Jamás compañeras de nuestra edad.
– Descuida Ai, lo estás haciendo muy bien. Solo… trata de ser un poco más abierta con las chicas y verás que te llevarás muy bien con ellas.
– Preferiría solamente llevarme bien contigo, Aya.
Otra vez con eso. Si no hago algo por ella este fin de semana, me preocupa el futuro que nos espera.
– Descuida, no te dejaré sola ni un momento, me aseguraré que siempre estés acompañada por alguien, aún si no estoy contigo ¿Vale?
– Mmmhhh…
Ai no se ve muy convencida todavía. Seguro que ella desea más bien estar a solas conmigo, así que le digo.
– Que te parece este trato, haz esto por mí, trata de llevarte bien con las demás, y en la noche, ya que todas pasemos a nuestros cuartos, te dejaré hacer todo lo que quieras conmigo.
– ¿Lo que quiera? ¿Lo prometes?
– Bueno… siempre y cuando no sea algo que vaya en contra de mi dignidad, estaré dispuesta a hacerlo. Quiero ver que tú también disfrutes de este fin de semana, Ai.
– Aya – aún conflictuada – bien, si en verdad lo deseas lo intentaré.
– Esa es mi hermanita.
– Te recuerdo que soy mayor que tú.
– Por unos segundos, pero es igual.
Le doy un beso en la mejilla y procedo a sacar mi traje de baño estilo de bikini de mi mochila.
– Ya esta, entonces iré a cambiarme mi traje de baño para ir a la playa.
– ¿Esta bien si voy contigo?
– ¿A la playa? ¡Por supuesto! Solo ponte tu traje de baño y…
– No, me refiero a… ponerte tu traje de baño.
– ¡¿EH?! Tú… ¿Quieres ponerme mi traje de baño?
– Si me dejas, te dejará hacer lo mismo conmigo.
Dice Ai con una sonrisa y saca su propio bañador estilo bikini de su mochila.
– Mmmhh… bueno… – dudosa – esta bien, de todas maneras todavía tenemos como tres cuartos de horas en lo que las demás chicas están listas. Mejor matar el tiempo muerto con algo de cardio.
– Así se habla, hermana mía.
Sonreímos y entramos juntas al baño con nuestros trajes de baño en mano.
Seguro que nos tomaría unos cuantos minutos hasta que estuviéramos listas.
Una hora después
Ya que las parejas han terminado de arreglar sus maletas, se arreglan y nos reunimos abajo para ir a disfrutar de la playa, ya con nuestros trajes de baño estilo bikini puesto.
Tanto Ai como yo, traemos bikinis a juego color azul oscuro con verde neón aunque con los colores invertidos (el de Ai es verde neón con bordes azul oscuro, mientras que el mío es azul oscuro con bordes verde neón).
El bikini de Nagisa es estilo deportivo color blanco con bordes negros, mientras que el bikini de Rina es uno bastante femenino y glamuroso color rosado.
Estamos las cuatro sentadas en los sillones de la sala, esperando a nuestras compañeras atrasadas, cuando finalmente bajan algo apresuradas.
– Ya estamos aquí, sentimos la demora.
– Y que lo digas ¿No dijeron que ustedes acabarían más rápido con sus maletas? – pregunta quejándose Rina.
– Así fue, pero se podría decir que nos entretuvimos un rato tratando de… descorchar algo.
– Manami…
Hazuki se pone casi tan roja como su bikini color rojo escarlata y Manami la besa riendo en su bikini color morado con bordes rosas.
– ¿Ah, sí? – Nagisa burlona – pues ese "algo"" se está poniendo tan roja como su bikini.
– ¡Na-Nagisa!
Hazuki se cubre el rostro de la vergüenza.
– Muy bien, ahora que ya estamos todas aquí, saquemos todo lo necesario para pasar un gran día en la playa ¡Hagamos que este día sea inolvidable!
– ¡Sí!
Las chicas y yo nos repartimos las cosas y salimos a disfrutar de nuestro día en la playa.
En la playa
Una vez afuera, dejamos las cosas para la comida en la terraza al aire libre y el resto nos las llevamos a los camastros y sombrillas sobre la arena.
Entre las cosas que llevamos con nosotras para botanear hay papas fritas, palomitas, bebidas estilo coctel NO alcohólicas y una sandía para el juego de la sandía. Por otra parte en la terraza, dejamos lo que necesitaríamos para comer más tarde (el asador, carbón, verduras picadas para asar, brochetas y una generosa cantidad de carne para las seis).
Al instalarnos, llevamos cada una nuestra respectiva toalla, sandalias, bloqueador solar y lentes oscuros para protegernos del sol. Dejamos nuestras sandalias junto a los camastros y salimos corriendo hacia el mar.
Lo primero que hacemos al llegar es jugar un rato en la arena, nos sentamos, relajamos, armamos un par de castillos de arena, hasta que Nagisa se aburre y ella es la primera en entrar al mar.
Poco después, la seguimos el resto y disfrutamos de la refrescante agua salada que ahora pega contra nuestros cuerpos.
Rina y Ai son las que menos se alejan al no confiar mucho en el mar, mientras que Nagisa por otra parte es la que más se aleja, incluso atreviéndose a hacer algo de snorkel y ver la vida marina pasar debajo de ella.
Manami y Hazuki están todas mimosas y pegadas como con pegamento, aunque a decir verdad, prefiero estarme con ellas con tal de ver que Ai se acerque un poco más con Rina.
Pasado un rato, Manami comenta.
– Esto es tan divertido, pero si me disculpan, debo ir al sanitario ¿Me acompañas, Hazuki? – seductora.
– Geez, dame un respiro, por favor.
– Esta bien, lo que sea para que tengas energía para más tarde.
Manami toma a Hazuki de la mejilla y le da un dulce y profundo beso en los labios.
– Para que no extrañes el sabor de mis labios en lo que vuelvo.
Dicho esto, Manami nada hacia la playa y va hacia la casa para pasar al baño, dándonos un momento a solas a Hazuki y a mí.
– El agua esta deliciosa ¿no lo crees, Aya-chan?
– Mmmhh – me ve concentrada.
– ¿Qué sucede, Aya? ¿Hay algo que te preocupa?
– Bueno, ahora que lo preguntas…
– ¡Buaaaaahhh!
– ¡Kyaaaaa!
Gritamos Hazuki y yo cuando Nagisa emerge de la nada detrás de nosotras bajo el agua.
– ¿Qué tal chicas? ¿Se la están pasando bien?
– Totalmente, aunque antes de que llegaras, Aya me iba a contar algo que la esta preocupando.
– ¿En serio? Cuéntanos ¿Qué es lo que está pasando?
– Bueno, verán…
Les cuento todo lo relacionado a Ai y su dificultad para congeniar con otras personas, a lo que mis amigas me responden.
– Ya veo, te entiendo totalmente, Aya. A pesar del gran número de admiradoras que tiene Rina, también tiene un gran número de personas a las que les desagrada debido a la actitud tan tosca que puede tener, por lo que cuando no estoy con ella, se suele sentir un poco sola.
– Sí, algo parecido también pasa con Manami. No es que ella no tenga amigas, al contrario, tiene a un gran círculo que la admira y sueña con estar con ella, pero… siempre que hace amigas, lo hace bajo su faceta de niña buena y pura que todas conocen y admiran. Creo que a parte de mí, jamás ha hecho una amiga siendo la verdadera Manami.
– Ya veo, así que las tres tenemos un problema parecido ¿Qué podemos hacer para que se lleven mejor entre ellas?
Las volteamos a ver.
A pesar de que las tres están afuera, ninguna convive o platica con la otra.
Rina se encuentra contestando mensajes y tomándose fotos en bikini en su celular, Ai se encuentra leyendo un libro, mientras que Manami se encuentra poniéndose bloqueador solar antes de volver a meterse al mar con nosotras.
– A este paso, esas tres cabezas huecas jamás van a convivir entre ellas.
– ¿Qué podemos hacer?
– Bueno, si algo me ha enseñado la entrenadora, es que la mejor manera de hacer conexión con una persona es a través del deporte – dice Nagisa.
– ¿Deporte?
Preguntamos Hazuki y yo, mientras Nagisa nos explica su plan.
Actividad 1 – Juego de Vóley
Una vez tenemos todo listo, volvemos al lado de nuestras novias, listas para realizar algunas actividades deportivas en la playa.
– ¡Muy bien, chicas! Arriba todas, que vamos a jugar una partida de voleibol.
– ¿Ah? – Rina confundida.
– No, gracias – contesta fría Ai sin siquiera despejar la vista de su libro.
– ¿Por qué no?
– No me interesa jugar voleibol.
– Anda, Ai, será divertido, recuerda lo que me prometiste.
Ai voltea a verme un poco fastidiada cuando se lo digo.
– En lo personal, no tengo ningún problema con jugar una pequeña partida – interviene Manami – Hazuki y yo les demostraremos por qué somos la mejor pareja tanto dentro como fuera de los juegos.
– Manami.
Hazuki se sonroja cuando Manami la abraza del brazo y pega su cuerpo plano con el de ella.
– Adoro tu iniciativa, Manami-san – le dice Nagisa – pero para estos juegos, nos dividiremos en 2 equipos de tres. Competiremos contra nuestra pareja.
– ¡¿EH?!
Aunque al principio, ninguna de las tres esta de acuerdo (Manami, Ai, Rina), finalmente logramos convencerlas y así, nos preparamos para dar inicio a nuestra competencia de voleibol contra nuestras novias.
Somos el equipo de Hazuki, Nagisa y yo, contra Manami, Rina y Ai.
– ¡Ahí va!
Nagisa es la primera en sacar y comenzamos nuestro partido amistoso de voleibol de playa.
Las seis saltamos descalzas sobre la arena con nuestros bikinis puestos y pasando la pelota de un lado a otro.
Sería un juego bastante divertido y alegre, de no ser porque…
– ¡Kyaaaa! Quítate de mi camino.
– Tú quítate que me estorbas.
Manami y Rina se ponen a discutir, por lo que les es imposible devolver la pelota. Ai por otra parte, se mantiene indiferente y apenas hace un esfuerzo por participar.
– Vamos ustedes dos, dejen de discutir y pongan atención a lo que pasa – las regaña Nagisa – de esta forma, jamás van a conseguir devolver la pelota.
– Pues dile a ella que siempre se interpone en mi camino.
– Quizás llevaríamos algún punto si por un segundo te callaras y escucharas lo que te digo.
– ¡¿Te atreves a hablarme así?!
Manami y Rina continúan discutiendo a viva voz, por lo que Nagisa se harta y decide lanzar la bola.
– ¡Pongan atención que allá va!
– ¿Uh? ¡Kyaaaaaa!
Nagisa salta y le pega a la bola con tanta fuerza, que finalmente consigue llamar la atención de las otras dos, aunque demasiado tarde, ya que esta termina impactando en la cara de ambas, dejándolas tiradas sobre la arena.
– Cielos, creo que otra vez me excedí con mi fuerza – dice Nagisa algo avergonzada – pero bueno, que se le va a hacer. Levántense ustedes dos para que sigamos jugando.
Nagisa esta a punto de ir por ellas, cuando nota las miradas sonrojadas de Hazuki y yo.
– ¿Qué sucede?
– Uh… Nagisa-chan… tú…
– ¿Uh?
Hazuki y yo la miramos para abajo, hacia su pecho para que se de cuenta de lo que ha pasado, y cuando se da cuenta…
– ¡Kyaaaa! ¡Mi bikini!
Nagisa se cubre las tetas desnudas con sus brazos y se va corriendo hacia el mar para que no la veamos.
Al no estar acostumbrada a usar bikini cuando juega (normalmente para jugar vóley de playa utiliza el sostén deportivo de la escuela) al dar ese salto con tanta fuerza, el bikini se le terminó desatando por la espalda y se fue a algún lado con el viento.
– ¡Rápido! No se queden ahí paradas y vayan a buscar mi bikini ¡Por favor!
– Aunque no hay nadie más que nosotras que la vea – decimos Hazuki y yo antes de ponernos a buscar su bikini.
Actividad 2 – Competencia de cuerda
Cuando hemos recuperado el bikini de Nagisa, y Rina y Manami han recuperado la conciencia, las seis nos reunimos nuevamente en la playa para la siguiente actividad.
– Muy bien chicas – declara Nagisa ya con su bikini de vuelta – ya que la actividad pasada no tuvo los resultados que esperábamos, para la siguiente actividad jugaremos una clásica competencia de cuerda.
Nagisa toma una gran cuerda y la pone sobre la arena, en el punto donde apenas pega el mar.
– Para esta competencia, nos volveremos a dividir en los mismos equipos y competiremos para ver, quien puede tirar de la cuerda con más fuerza.
– Suena sencillo.
– Sí ¿Qué tan difícil puede ser?
Nos metemos al mar a una altura en la que el agua apenas cubre nuestros tobillos, y ya con nuestros equipos, tomamos la cuerda desde lados opuestos para empezar a jalar.
– ¡Muy bien! Entonces a la cuenta de tres. ¡1, 2…!
– Espera ¿Te refieres a que tiramos cuando digas '3'? O ¿Dirás '3' y luego dirás ahora?
– ¡3!
– ¡Kyaaaaaaa!
Nuevamente, Nagisa, Hazuki y yo tiramos con tanta fuerza, que tomamos desprevenidas a nuestras novias, quienes se van de boca directo contra el agua, tomándose una buena cantidad de agua salada.
Al salir y escupir el agua de ellas, lógicamente las dos vuelven a discutir, mientras Ai se ve claramente incómoda con todo esto y con deseos de volver a casa.
– Esto va muy mal. A este paso, jamás aprenderán a llevarse bien – les digo algo decepcionada a mis amigas y preocupada por Ai.
– ¿Tienes alguna otra idea?
– Lamentablemente solo me queda una.
Actividad 3 – Juego de la Sandía
Finalmente, como última actividad del día antes de la comida, decidimos jugar el clásico juego de la sandía, aprovechando que estamos en la playa.
– Muy bien, ya conocen las reglas, por turnos, cada una se vendará los ojos y se le otorgará un palo con el cual, deberá buscar la sandia que esta en el suelo y partirla de ser posible.
Al ser este un juego que no requería trabajar en equipo, pero sí escuchar a tu compañero, tenemos confianza en que quizás esto pueda funcionar.
– La que logre partir la sandia, gana ¿Están listas?
– Seguro.
– Será pan comido.
– Perfecto ¿Alguien gusta empezar?
– Ai se ofrece como voluntaria, Nagisa.
– ¿Uh? – Ai confundida.
– ¡Excelente! Pasa por favor para que te vendemos los ojos, Ai.
– Esta bien.
Aún sin ninguna emoción aparente, Ai hace lo que le dicen y se deja vendar los ojos por Nagisa antes de darle unas vueltas y entregarle el palo.
– ¡Y comienza!
Al momento, Ai empieza a recibir instrucciones diversas de las demás chicas, quienes le gritan instrucciones diferentes, aunque todas correctas sobre donde esta la sandía.
Confundida, Ai no esta segura de que hacer o a donde ir, por lo que levanta el palo en el aire y empieza a golpear en el suelo, buscándola.
Sin embargo.
– ¡Con cuidado, Ai! ¡Vas a golpear a alguien! ¡Kyaaaaaa!
Por poco, esquivo un golpe que iba a ir directo sobre mi cabeza, ocasionando que caiga en la arena.
Finalmente, antes de que se le acabe el tiempo, Ai vuelve a levantar el palo y este se le sale de las manos.
Sale volando por lo aires y justo cuando esta por golpear a Rina y Manami.
– ¡Kyaaaaaa!
Estas se agachan a tiempo, chocando sus propias cabezas, pero evitando una catástrofe aún mayor.
– ¡Auch! Mi cabeza – se queja Rina – Tarada ¿Por qué no te fijas cuando te agachas?
– ¿Me dices eso a mí? Tú eres la que se debió de haber fijado.
– ¿Por qué siempre me andas criticando?
– ¿Por qué tu siempre tienes que andar buscando un problema conmigo?
Las dos chicas se ponen a discutir, mientras Ai ve avergonzada lo que ocasiono y se deja caer la venda y el palo sobre la arena.
– Ay, Ai.
Suspiro decepcionada de que ninguno de mis planes haya funcionado y decido dejar de lado toda mi idea de que Ai haga amigas, y en su lugar ir con ella para consolarla y no se sienta mal.
– Descuida, Ai, no pasó nada. Ven, vamos a sentarnos por acá.
Parece que por más que lo intente, jamás conseguiré que Ai haga amigas.
Al anochecer
Después del incidente de la sandía, continuamos jugando por un rato hasta que Nagisa consiguió partirla, y volvimos todas a la terraza para dejar los juegos de lado y empezar a preparar la comida, ya de vuelta cada una con su respectiva pareja, lo cual tampoco estuvo nada mal, ya que después de todo, todas también disfrutábamos estar con nuestra novia.
Después de asar la carne y terminar de comer en la terraza de la casa, recogemos todo y nos preparamos para armar una fogata en la arena para ver el atardecer todas juntas.
El atardecer no tarda en llegar y lo vemos a gusto en compañía de nuestras novias.
Cuando el sol se ha ocultado, nos quedamos un rato más platicando alrededor de la fogata asando algunos malvaviscos y pasado un rato me levanto para ir al sanitario.
– Enseguida regreso, Ai. Espérame aquí.
– Está bien.
Regreso a la casa y al salir del sanitario, me encuentro con Nagisa en la cocina.
– ¿Qué haces, Nagisa?
– Oh, hola, Aya. Espero no te importe, pero se nos acabaron los malvaviscos y las chicas me pidieron que viniera por más. Espero que no te importe.
– Para nada, pueden tomar los que quieran.
Nagisa me sonríe alegre, aunque al ver mi rostro, se da cuenta que me encuentro algo desconectada.
– ¿Qué sucede, Aya? ¿Aún sigues decepcionada por lo de la tarde?
– Sí, sólo un poco.
Dicho eso, nos sentamos un momento en la barra de la cocina y le empiezo a platicar.
– He estado esperando este día durante semanas. Me la he pasado muy divertida y alegre con todas ustedes. Es solo que… no lo sé. En verdad esperaba que Ai se la pasara tan bien como nosotras y de paso pudiera hacer más amigas.
– Y ¿Tú crees que Ai no se la ha pasado bien?
– Bueno… la verdad es que no lo sé. Desde antes de que ustedes llegaran, me dejó en claro que hubiera preferido pasar todo el fin de semana a solas conmigo, y aunque la amo y también me habría encantado pasar un fin de semana a solas con ella, en verdad quería pasarla más con ustedes y que Ai también tuviera su propio tiempo a solas, lejos de mí. Se que quizás, como su hermana gemela y su novia, este mal que lo diga, pero…
Ya no estoy segura de que decir, así que le pregunto.
– ¿No sientes a veces que desearías tener más tiempo para ti sola en lugar de compartirlo todo el tiempo con Rina?
– Bueno, esa es una pregunta complicada. Para empezar, ustedes dos viven juntas, significa que deben pasar las 24 horas juntas ¿No?
– ¡Exacto! Es demasiado frustrante vivir así. Quiero decir, amo a Ai, pero eso no quiere decir que deba pasar todo mi tiempo con ella o que ella deba depender tanto de mí ¿O sí?
– Por supuesto que no, es natural que una persona deseé tener algo de tiempo a solas. No tienes por qué sentirte mal por ello – me dice Nagisa amablemente.
– Gracias.
– Sin embargo, tampoco creo que este del todo mal que Ai quiera estar todo el tiempo contigo, significa que te estima mucho ¿no te parece? ¿Por qué crees que quiera estar todo el tiempo contigo?
– ¿Porque es muy dependiente, quizás?
Nagisa sonríe y me dice.
– Quizás al pasar todo el tiempo con ella y querer alejarte, ni tu misma te das cuenta, pero Ai también la puede pasar muy bien por si sola.
– ¿Uh?
– Solo piénsalo, cuando llegamos, aunque no nos saludo, estaba muy entretenida mirando televisión. Más tarde cuando salimos del mar, ella estaba muy bien leyendo su libro y también, tiene su consola de videojuegos para entretenerse.
– Sí bueno, no digo que no pueda hacer nada por si sola, pero aún así ¿No sería mejor que pasara su tiempo libre con más personas?
– Descuida Aya, te preocupas mucho por ella. Se que la amas, tanto como se que ella te ama a ti.
– Nagisa
– Aya estará bien, no tienes que preocuparte por ella, solo intenta no alejarla tanto de ti y ve un poco más las cosas desde su perspectiva y todo lo que ella hace por ti. Te lo dice alguien que ha tratado de alejar a las personas lo más que ha podido por varios años. De no haber sido por Rina quien se mantuvo pegada a mí por tantos años, no se que habría sido de mí. Así que de cierta manera extraña, me siento agradecida con ella.
– Muchas gracias por tu consejo, Nagisa, lo tomaré en cuenta.
– Gracias a ti por tener la confianza de contarme, aunque no lo parezca, muchas veces yo también carezco de confianza y me es muy difícil hacer amigas, por lo que me siento muy alegre de que me hayas invitado este fin de semana, amiga.
– Nagisa.
Le sonrío y al ver que ya llevábamos mucho tiempo aquí, le digo.
– Será mejor que volvamos, seguro que Ai se pondrá ansiosa y deprimida si tardo mucho en llegar.
– Sí, también Rina se suele molestar un poco cuando me tardó mucho en otras cosas.
Estamos a punto de salir de vuelta a la playa, cuando Hazuki se nos adelanta y abre la puerta.
– Oh, hola, Hazuki.
– No hagan mucho ruido, vengan a ver esto.
Nos dice Hazuki con cautela, aunque con una gran sonrisa en su rostro.
Playa de Noche
Sigilosas, salimos de la casa y nos ocultamos a unos pasos de la fogata donde se encuentran nuestras novias.
– ¿Qué pasa, Hazuki? ¿Por qué tenemos que andar tan sigilosas?
– Silencio, vean – nos susurra aún emocionada.
Hacemos lo que nos dice y al voltear a ver a nuestras novias, vemos que… se la están pasando muy bien.
Manami y Rina platicando y riendo a gusto e incluso meten a Ai en su conversación, quien les contesta a lo que le preguntan, incluso algo alegre.
– Esto… es imposible – digo sin poder créelo – ¿Cómo sucedió esto?
– No lo sé, solo estábamos platicando sobre todo lo que hicimos en el día y la conversación… se dio natural.
Escuchamos un poco más su conversación privada y Hazuki nos dice.
– Parece que las tres están de acuerdo en que solemos preocuparnos demasiado por ellas.
– Bueno, no puedo decir que no es así – algo sonrojada.
– Sin embargo, a pesar de que eso puede llegar a molestarlas, nos aprecian y agradecen mucho lo que hacemos por ellas.
– Así es.
Después de todo, nosotras también las amamos con todo nuestro corazón.
Me siento muy alegre al escuchar esas palabras de nuestras novias, y aún más cuando veo a Ai platicar con Manami y Rina, e incluso verla sonreír.
En una de esas, vemos cómo se le cae algo de malvavisco quemado a Rina sobre su muslo, ocasionando se levante de inmediato y Manami y Ai se suelten a las risas al ver esto.
Y al ver la risa de Ai con alguien más que no soy yo…
– Ai…
Algo despierta en mí que hace que me levante y vaya con ellas.
– Hola, chicas, ya volvimos.
– Ya era hora, se tardaron una eternidad – dice Manami alegre – se perdieron de la manera en que Rina se prendió el muslo.
– ¡No es gracioso! – reclama – Nagisa – llama a su novia, haciendo un puchero.
– Ya, ya, descuida, Rina. Todo esta bien.
– Me quemé mi muslito ¿Me lo besas?
– Ri-Rina.
Nagisa se sonroja demasiado pero finalmente accede a lo que le pide, ocasionando que todas la echemos burla ante esa escena tan erótica.
Nos sentamos cada una junto a nuestra novia, pegaditas y juntas alrededor de la fogata y con una cobija para cubrirnos.
Nagisa abraza a Rina quien se recarga en ella, Manami besa en la mejilla a Hazuki y la cubre más con su cobija, y finalmente, mientras Aya y yo estamos bajo la cobija, Ai se recarga sobre mi hombro y yo la acepto, abrazándola más contra mí.
De donde lo vieras, había resultado el cierre perfecto para este día.
Bonus Short Story – Al terminar la fogata
Al finalizar la fogata, las chicas y yo regresamos a la casa donde se supone pasaríamos jugando toda la noche con los videojuegos y juegos de mesa.
Sin embargo, las seis estamos tan cansadas que decidimos mejor irnos a dormir temprano esta noche y ya mañana reservarlo para desvelarnos y jugar todo lo que queramos.
Con esta decisión, subimos las tres parejas hacia nuestro respectivo cuarto con la intención de quitarnos nuestros trajes de baño llenos de arena, y bañarnos antes de ponernos la pijama y pasar a dormir.
Aunque claro que al estar a solas en una casa privada y sin la supervisión de nuestros padres, es lógico que aún aprovecharíamos nuestra bañera privada y la cama matrimonial para terminar de sacar la poca energía extra que nos queda. No podemos esperar más para estar a solas, así que nos deseamos las buenas noches.
– Buenas noches, Hazuki y Manami.
– Buenas noches, Aya y Ai. Hasta mañana, Nagisa y Rina.
– Hasta mañana a todas.
Las tres parejas nos despedimos a la entrada de nuestro respectivo cuarto antes de pasar e iniciar la fase privada de nuestra noche.
Habitación de Aya y Ai
Al entrar a nuestra habitación, lo primero que hago es dejar mi toalla de lado y le pregunto a Ai.
– Ah, este en verdad fue un día muy divertido, aunque ahora necesito un baño. ¿Quieres que nos metamos a bañar juntas, Ai?
Pero al voltear a verla, la encuentro mirando hacia la ventana bastante pensativa, mientras observa las olas del mar estrellarse contra la playa bajo aquel hermoso cielo nocturno.
Sonriente, voy con ella y la abrazo por la espalda para preguntarle.
– ¿En qué estás pensando?
– Nada realmente. Solo pensaba que… estoy muy contenta de que hayas organizado este viaje.
– ¿En serio?
– Sí, pero sobre todo, ahora me siento muy contenta estar a solas contigo.
– Ai.
Se voltea conmigo mientras la sigo abrazando de la cintura y compartimos un pequeño, pero muy dulce beso en los labios.
Después del beso nos abrazamos, y mientras siento la mejilla de Ai recargada contra la mía, me susurra al oído.
– Por favor, nunca vayas a dejarme sola ¿Sí?
– Por supuesto, Ai. Yo jamás pensaré en dejarte.
La separo de mí para tomarla con mi mano de la mejilla y decirle mirándola a los ojos.
– Llegamos juntas a esta vida y nunca nadie podrá separarnos, te lo prometo.
Ai me dedica una sincera sonrisa y responde.
– Muchas gracias, hermana. Te amo.
– También te amo, hermana.
Nos volvemos a besar, aún tomándonos de la cintura en nuestros bikinis y entonces, Ai levanta su mano derecha y comienza a hacer círculos sobre mi pecho.
Por la sonrojes en su rostro, noto que lo esta deseando, seguro que ya se encuentra excitada y con ganas de hacerlo, así que le digo.
– Aún es algo temprano ¿Quieres que entremos juntas a la bañera para "jugar" un rato?
– Estaría encantada. Aunque terminando ¿Crees que podríamos ponernos a hacerlo intensamente en la cama?
– ¡¿Eh?! Ai.
– ¿Qué pasa? ¿No quieres volverte loca conmigo?
– Claro que sí, es solo que… invitarte a bañar conmigo es claramente una invitación discreta para que comencemos a hacerlo – le contesto bastante sonrojada.
– Oh, ya veo. Eso explica por qué las demás chicas estaban tan ansiosas por comenzar a bañarse, pensé que les incomodaba la arena en los bikinis.
– Ay, Ai.
Río un poco cuando me dice eso. Era lógico que nuestras amigas quisieran ponerse a hacerlo cuanto antes, después de todo un día de no hacerlo con su pareja (después de todo, incluso yo ya tenía bastante ganas de ponerme loca con Ai), pero el que Ai no lo haya captado, se me hace muy tierno y propio de ella.
– Entonces, Aya – toma mi mano de manera bastante seductora y me pregunta – ¿Podemos comenzar a hacerlo?
– Seguro, Ai.
Nos abrazamos por la cintura y excitadas, desabrochamos nuestros bikinis primero por la parte de abajo y después por la parte de arriba, dejándolos caer al suelo, sintiendo nuestras tetas desnudas y rozando nuestros pezones con los de la otra.
Disfrutamos un poco de la sensación de nuestros cuerpos desnudos, abrazadas y pegadas, sonriendo y mirando a la otra como si fuera la única chica que nos importara en todo el mundo.
Y una vez sentimos que nuestros pezones ya se han puesto erectos y nuestra vagina algo mojada, le digo.
– Vayamos a bañarnos, Ai, quiero que me laves allá abajo mucho esta noche.
– Con mucho gusto, Aya.
Nos tomamos de las manos y corremos alegres y desnudas a un lado de la otra hacia la habitación de baño, donde nos encerramos y comenzamos a besar, dejando atrás en el suelo de la habitación nuestros bikinis todos mojados y llenos de arena.
No los volveríamos a necesitar hasta mañana.
FIN
