Poco sabía él qué así las cosas sucederían en su vida. Lo qué recordaba es qué había destruido a los androides, a Cell, y luego… Ella apareció, una sonrisa, un regaño. Había sido un criminal por viajar en el tiempo. Eso era lo que más recordaba de su primer encuentro, y ahora…
Trunks se miró al espejo, una visión divertida, espeluznante, tenebrosa y simplemente anómala. Su cabello largo, pasado de morado a dorado, y de dorado a un rojizo que seguía maravillandole ¿Qué era exactamente? Lo habían llamado Dios super Saiyajin. ¿Realmente podía llamarsele dios o era una exageración? Había ascendido al nível de los dioses, claro, pero no era uno de nacimiento. Su ascensión también era apenas en poder, no en mucho más… Bueno, ahora sentía el Ki de los dioses. Eso era algo, supuso él.
Trunks dejó de pensar en eso y comenzó a caminar hacia dónde se supone qué él se reuniría con Chronoa, pero… Algo sucedió. Cuándo él bajó a ciudad Conton y se dirigió al nido del tiempo, vio a la Kaioshin rosada mirándole con algo de enojo. —¿¡Cuándo pensabas llegar!?— Ella hizo un mohín de pequeña frustración, negando con la cabeza y suspirando. —Alguien debería enseñarte qué es la responsabilidad.— Se quejó la mujer, ante la silenciosa mirada del patrullero. —¿Perdón…?— Dijo algo desconcertado el híbrido Saiyajin, mientras alzaba la ceja. —¡Oh sí! ¡Deberías disculparte conmigo todos los días! Pero… Oh, ese no es el punto.— Ella tomó a Trunks de la manga del brazo izquierdo y lo arrastró hasta la bóveda del tiempo. El híbrido observó cómo ella sacaba el pergamino correspondiente a su linea temporal, lo qué provocó qué él se pusiera nervioso. —¿Qué sucede?— Preguntó el pelimorado, era fácil de sentir el peso en la voz de Trunks, lo qué provocó la risa de ella. —¡hAhaHa! Nada, nada. Solamente deberías empezar a hacerte cargo de lo tuyo, Trunks…— Con eso, ella abrió el pergamino, mostrando algunas imágenes del mundo de Trunks.
El tiempo, para él, había empezado a pasar de otra forma… Tantos viajes en el tiempo había hecho qué su reloj interno fuese de forma… diferente. Estaba claro que se había desconectado de su propio tiempo. Cuándo terminaron las imágenes, él sintió una necesidad extraña, sintió una nostalgia, pero también un sentimiento de urgencia. —¿Qué es lo qué no me estás contando?— Preguntó a Chronoa. —¡HAhaHa! Vas a tener qué descubrirlo tú mismo.— Con eso, salieron de la bóveda del tiempo.
Un par de horas habían pasado, el hijo de Bulma había terminado de entrenar en solitario, incapaz de pensar en algo más qué fuesen las palabras "hacerte cargo de lo tuyo", palabras qué no hicieron más qué ir metiéndose cada vez más y más en su cerebro. Trunks, fue por Chronoa. Cuándo llegó, él se mostró ante ella, con una demanda. —Debo ir a mí hogar.— La mujer de piel rosada rodó los ojos, y miró a Trunks. —Pensé qué te habías ido ya. ¡Vete! Tómalo cómo… ¿Vacaciones? Cualquier cosa que suceda te avisaremos…— fueron las palabras de la diosa del tiempo. Él salió, tomó sus cosas principales, su vehículo temporal, y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció.
