Incapaz de poder quedarse quieto, el hijo de Vegeta IV salió de casa, vestido con su ropa qué ahora se había vuelto cómo su autuendo principal. Un abrigo bastante grande, de color ceniza, unos pantalones de color verde opaco, y sus botas. Claramente tuvo que dejar su espada en casa, espada qué solía servirle para combatir de forma cómoda para él, costumbre y gusto, pero genuinamente no la necesitaba, sus manos eran suficientes para hacerse cargo de cualquier cosa, o bueno, casi cualquier cosa.

Cuándo él salió de casa, encontró una ciudad en proceso de reconstrucción, las grúas se movían de un lado a otro, las retroexcavadoras, camiones, obreros, todos estaban trabajando mancomunadamente lo para seguir la reconstrucción de la ciudad. Eso formó una sonrisa en los labios de Trunks, pero también un sentimiento sobrecogedor, sintiéndose enano, pequeño, apenas una mota de polvo en un traje. Se quedó absorto mientras caminaba, pasando a tropezar con un hombre, casi cayendo los dos. —¡Hey! ¡ten cuidado! ¡mira por dónde— El hombre se quedó en silencio, mirando los ojos del chico qué... de algún modo, le traía recuerdos.

El hombre viajó por su mente, llegando al momento en dónde observó cómo los androides eran destruidos, asesinados, aniquilados, hasta no quedar nada de ellos. Ambos parpadearon, Trunks también lo había reconocido. Ambos se separaron, y siguieron sus caminos, cada uno por su cuenta.

El híbrido se metió dentro de un callejón, y aprovechando qué la calle se había vaciado, salió volando hacía los cielos, apreciando la ciudad desde arriba, una ciudad en renacimiento, en bella comunión. Cientos de engranes moviéndose uno con otro de manera perfecta, todos moviéndose cómo una flecha en una sola dirección, el progreso y la regeneración.

Su felicidad era inconmensurable, claro, aún veía los edificios destruidos entre los edificios reconstruidos, veía la muerte y los juguetes en los parques llenos de vida, con los juguetes nuevos. Pero ese sentimiento sabía qué iba a desaparecer, porqué él estaba allí.

En ese momento, Trunks sintió algo. Sus sentidos se agudizaron, y miró la fecha.

Las cosas iban a ponerse interesantes...