El pelipurpura miró hacia delante unos segundos, antes de salir de corporación cápsula. Durante un parpadeo, juró que los androides estaban volando hacia él, pero… Eso era una tontería, imposible de qué fuese cierto por un sólo motivo, uno pequeño, pero muy importante. Él los había acabado sin ningún tipo de compasión ni miramientos, tras apenas unos minutos de combate, vueltos a menos que escombros. ¿Tendría que haberse deleitado un momento con ellos? ¿Torturarlos? ¿Hacerles pagar por el infierno que le habían hecho pasar a él? No, no tendría que haber hecho ninguna de esas cosas, Trunks no buscaba venganza, no buscaba revancha, buscaba justicia y paz, y eso era lo que él había traído. Él pudo alargar esa batalla, hacerles vivir un verdadero infierno poco a poco, ir mellando el poder y el espíritu de los androides hasta romperlos por completo, pero eso significaría que él se había reducido a lo mismo que eran ellos, volverse un destructor. Eso, no sólo le destruiría cómo persona, por dentro y por fuera, sino también significaría la destrucción de todos los ideales envueltos alrededor de toda su misión, la misión más importante de todas, hacer el bien.
Una mano sobre su hombro le hizo salir del ensimismamiento, era la de Mai, quién le miró confusa por unos instantes —¿Estás bien? Te ves mareado... deberías quedarte acá en casa, yo iré con tú madre.— Trunks negó con la cabeza repetidas veces, hasta que finalmente las palabras salieron. —No, no, no, estoy bien, tan sólo... Me mareé por tanto sol.— Una pantomima ingeniosa, que él vio cómo Mai se creía al completo. —Te traeré un vaso con agua... ¡Ya vengo!— Una sonrisa se formó en los labios del mitad mono mitad ¿homínido? ¿Los Saiyajin podían considerarse en si mismos un tipo de homínido espacial? nuevamente sus pensamientos y divagaciones fueron expulsadas de su cerebro ante la llegada de Mai, con aquel vaso con agua perfectamente cristalina y helada, la cuál el híbrido agradeció con una sonrisa de oreja a oreja, la cuál provocó en Mai un rostro de complacencia. Se le veía realmente satisfecha con ese resultado. —¿Mejor?— Preguntó con tono socarrón en su voz, con los ojos ligeramente entrecerrados y una maliciosa sonrisa. —Eh… Sí, mucho mejor.— Dijo un desconcertado Trunks, provocando una mini sonrisa de tiburón en ella. —¡Perfecto! Vamos a buscar a tú madre, aunque estoy seguro de que ella no es tan delicada como tú.— Auch, eso le había dolido. Aunque supuso que era mejor eso antes de ser visto cómo un fenómeno y amenaza, cómo si fuese uno de los androides.
Habían cosas que el hijo de Bulma no cuestionaba, talvez por la costumbre de ver cosas raras todo el tiempo, talvez por despistado, o simplemente por no darles importancia, tales como el hecho de que esa mujer parecía poder pasearse por casa de su madre, con una escopeta de energía, una la cuál él vió ser apoyada en la pared del salón de su madre, cómo si nada, cómo si ello fuese lo más normal del universo. ¿Había algo normal en ese universo siquiera? Él dudó sobre la respuesta.
El improvisado duo salió de la casa de la mujer más lista de la historia, y salieron en dirección al centro comercial. En el camino parecieron tener una agradable conversación, o eso parecía, por la escena que vió Bulma al estos llegar con ella. —¿Por que tardaron tanto?— Ella cuestionó, asumiendo que la muchacha de cabello negro se les había unido por ósmosis. —El joven Trunks se mareó por tanto sol, así que no tuve más remedio que auxiliarlo con un vaso de agua.— Burló la chica de cabello azabache, en un tono de arrogancia y orgullo, que provocó que el hijo de Vegeta IV arrugase el rostro. —Eso no fué lo que sucedió…— Trató de defenderse, pero entonces la sonrisa de Mai se ensanchó. —Es cierto, lo que sucedió fue— Entonces Trunks apuntó a una tienda con su dedo, tomó a su madre del brazo, y comenzó a caminar en esa dirección. —¡hAHahA!— Carcajadas, eso fué lo que pudo escucharse en ese centro comercial.
