Disclaimer

Ranma y ninguno de los personajes de Ranma 1/2 me pertenecen, todos son propiedad y autoría de Rumiko Tahakashi. Este fanfic es realizado sin fines de lucro


Pasatiempo para dos

El día era caluroso y bochornoso, las cicadas se escuchaban a lo lejos provocando un sonido casi ensordecedor, el sol comenzaba a ponerse otorgando unos colores en el cielo casi mágicos y las sombras de los objetos se mostraban completamente alargadas. En el dojo de los Tendo se podía escuchar tenuemente cómo unos golpes rompían la tensión del aire y unos suaves bufidos al realizar un esfuerzo, dentro del lugar, se encontraba el azabache practicando algunos golpes mientras gruesas gotas de sudor perlaban su frente y otras cuantas caían al piso y se perdían.

Su rostro mostraba la concentración con la que hacía cada movimiento, y tan enfrascado estaba en esa actividad, que no sintió la presencia de alguien que le veía fijamente desde la puerta, unos grandes y destellantes ojos color avellana no perdían de vista los movimientos del chico, como si quisiera grabar en su mente cada uno de los golpes y las patadas. Cuando se sintió completamente lista, ingresó al dojo y se plantó frente al ojiazul mostrando su característica pose de pelea.

Ranma mostró una clara cara llena de asombro, no se había dado cuenta cuando la chica había llegado, no era que le molestara, pero si se regañó mentalmente ante el descuido. Al verla ahí, diminuta y con claras intenciones de enfrentarlo, sonrió, no importaba lo que él pensara, sabía de sobra que, una vez que la chica había tomado una decisión era imposible hacerle cambiar de opinión, y en esos momentos, quería combatir contra él, así que, sin querer hacerla esperar más, adoptó también su pose de guardia.

Akane respiró tranquilamente, intentando concentrarse lo más que podía, conocía de sobra la fuerza del chico, y sabía que no era fácil de vencer, sin embargo, eso no la detendría de intentarlo, ella era también una artista marcial y daría todo de sí en ese combate. Entusiasmada, se lanzó contra el ojiazul con todas sus fuerzas.

El azabache vio cómo la chica se acercaba a toda velocidad con una expresión de determinación y sonrió, cuando tiró ella la primera patada, pudo esquivarla con bastante facilidad, lo mismo sucedió con los golpes, ningún ataque conseguía siquiera acercársele, y la peliazul comenzaba a sudar y respirar rápidamente, eso quería decir que estaba haciendo un gran esfuerzo en intentar dar en el blanco. Sonrió de tal forma que parecía que se burlaba.

Ese gesto hizo enardecer a la ojicastaña, siempre era lo mismo con su prometido, nunca podía asestarle un golpe, aunado a eso, estaba el hecho de que no le respondía ningún ataque, chasqueó la lengua en señal de frustración, si quisiera practicar con algo que no le atacara habría recurrido a un dummy, ella quería un verdadero desafío, necesitaba mejorar en sus habilidades, y el pelinegro no le estaba ayudando. Enojada, comenzó a atacar con más fiereza, pero menos efectividad, sus golpes eran más erráticos y requerían aún más esfuerzo y estaba obteniendo el mismo resultado, después de que uno de sus puños terminó en la pared, ella se dio media vuelta para encarar a su contrincante.

- ¡Pelea! - Espetó - ¡Defiéndete! – Notó como el chico movió negativamente la cabeza - ¡No seas cobarde! – Retó

Ella comenzó a atacar nuevamente, pero el ojiazul seguía sin responder a ninguno de sus golpes

- ¿Por qué no contra atacas? – preguntó en medio de las patadas y golpes que intentaba propinarle

El azabache saltó grácilmente y terminó a espaldas de su prometida, la ojicastaña, al perder de pronto de vista a su prometido, perdió el equilibrio y casi cae de frente contra el piso, sin embargo, el ojiazul la sujetó suavemente de la cintura para evitar tal desgracia. Akane bufó por lo bajo ante la frustración de tener que ser rescatada por él.

- No es justo – dijo de pronto – Si no me atacas ¿Cómo podré mejorar? – Reclamó

- Te recuerdo que, la última vez que peleamos tu y yo, cierta personita se molestó bastante al enterarse de que había perdido contra un chico

Akane se sonrojó fuertemente ante lo dicho, sabía que era verdad, pero en su mente, aquello había pasado hacía mucho tiempo y no tenía sentido traerlo a colación justo en ese momento, aunque bueno, también estaba el hecho de que no le gustaba que le recordaran las veces que había perdido, nunca había sido una buena perdedora, y desde que Ranma había llegado a su vida, era una constante en ella, por eso quería mejorar.

- Prometo… - dijo con la mirada al piso intentando no mostrar su sonrojo – Prometo que esta vez no me enfadaré – sintió cómo Ranma le dio un ligero golpe en la frente con su dedo medio, tan suave que apenas y lo sintió, pero aun así emitió un sonido de dolor

- No te creo – respondió

- Es verdad – le dijo acercando su cuerpo al chico – Es más, si me enojo y te digo algo tan siquiera una ocasión, no te volveré a pedir que entrenes conmigo

La peliazul sabía que estaba jugando sucio, que cuando se acercaba de aquella manera a su prometido, era casi imposible que le dijera que no a algo, pero realmente quería entrenar bien con él, quería demostrarle que ella también podía ser fuerte y que podía serle de ayuda en los combates, estaba cansada de ser sólo una molestia, sin embargo, si le decía eso, estaba segura que jamás se prestaría el chico a ayudarla. Cuando Ranma suspiró, supo que había ganado, contuvo las ganas de saltar y gritar de alegría.

- Después no te quejes si te lastimo

Los dos sabían de sobra que eso no pasaría, antes de que siquiera llegara a golpear, por mínimo que fuera, el azabache se cortaría el brazo o la pierna, pero no podía parecer demasiado flexible, o sabría que ella tenía el poder absoluto sobre él. Caminaron hasta el centro del dojo, y nuevamente ambos se pusieron en pose de combate, una gota de sudor recorrió la cara del ojiazul, la atacaría, como ella quería, pero nunca con el máximo de su fuerza, sólo para que se sintiera tranquila.

Akane atacó nuevamente primero, usando todas sus fuerzas, y contrario a la primera vez, Ranma esquivó los golpes ahora con las manos, cada patada que la chica daba, el la desviaba suavemente, cada golpe que se le acercaba, era detenido con sutileza, pero firmeza. Le dolía un poco admitirlo, pero en el tiempo que llevaban practicando juntos, la chica había ido mejorando de a poco, tal vez aún no estaba en el nivel que Shampoo o Ukyo pero en definitiva ya había logrado sobrepasar a Kodachi, era una lástima que esta última siempre usara trucos para ganar, pero no dudaba que, en su próximo encuentro, Akane le podría ganar fácilmente.

Una patada se dirigió rápidamente a su cabeza, y el se agachó para esquivarla, acto seguido comenzó a dar unos cuantos golpes con la suficiente rapidez como para que la peliazul pudiera esquivarlos pero que representaran un reto. La ojicastaña lograba ver con facilidad los golpes, sabía que el chico se contenía, pero al menos estaba feliz de que había decidido hacerle caso y contra atacar, también sabía que no estaba usando ni una fracción de su fuerza, sin embargo, era la suficiente como para ayudarle a mejorar. Una patada se le acercó peligrosamente y ella saltó hacia atrás para esquivarlo.

El azabache sonrió complacido, por un segundo temió que fuera a golpearla, pero verla sortear el ataque le llenó de orgullo, aunque aún no se lo diría, solamente desearía que sus habilidades en la cocina pudieran mejorar tan rápido como lo hacía en combate, pero suponía que esa era simplemente un área en la que tal vez su prometida jamás sería buena y él tenía que aprender a vivir con ello, o sobrevivir, cuan fuera el caso.

La ojicastaña notó la sonrisa del chico, en otras ocasiones, habría pensado que esa sonrisa solamente denotaba su superioridad, pero ahora que habían aprendido a conocerse y a hablar, sabía que esa sonrisa era que se estaba divirtiendo con ella. Aún no entendía cómo es que habían mantenido en secreto su relación por tanto tiempo, ya llevaban más de dos meses juntos y aún podían seguir aparentando que no se llevaban bien, la única que tenía sospechas era Nabiki, pero a ella rara vez se le escapaba algo.

Después de que le había reclamado el hecho de haber puesto rastreadores en sus ropas y haber vendido el aparato al trío de locas, la chica se había mantenido extrañamente calmada, obviamente se había defendido con que simplemente vio un beneficio y no lo desaprovechó, a la peliazul le rompió el corazón entender que, para su hermana, no existían los lazos sanguíneos, solamente el dinero, y aunque había confiado en ella por mucho tiempo, ahora comprendía que no podía hacerlo, para Nabiki el dinero siempre sería lo primero y lo último.

Una vez que la obligaron a decirle dónde había escondido todos los rastreadores, romperlos, y asegurarse de que no hubiera más, revisaron sus habitaciones de forma minuciosa, Ranma encontró un par de cámaras y Akane otras dos, las desconectaron, le reclamaron a la castaña, aunque ésta fingió no escucharlos y se dijeron que estarían más alerta cada vez que vieran a la chica. El hecho de mantenerse en guardia cuando ella estaba cerca y revisar todas sus pertenencias de forma periódica les había estado resultando, y prueba de ello era que, cada vez que los veía, la castaña chasqueaba los dientes en señal de disgusto.

También estaba el hecho de que la chica, los últimos días, había tenido que estar quedándose en la escuela más de lo normal debido a proyectos escolares, el que estuviera a punto de graduarse estaba resultando en una gran ventaja para ellos, y sin la información que ella les proporcionaba a todos los enemigos de ambos, las cosas habían estado extrañamente tranquilas. Akane pudo notar cómo el sol se ponía cada vez más por el rabillo de su ojo, mientras intentaba recuperar el aliento.

Atacó nuevamente, intentando acertar un fuerte golpe, mientras pensaba en que, debido a que Nabiki ya no estaba vendiendo información sobre ellos a diestra y siniestra, las locas prometidas de Ranma se las habían estado ingeniando para poder estar al pendiente de él. Ukyo, diariamente, estaba llevando un okonomiyaki para que el ojiazul comiera en el receso, Shampoo, cada que tenía oportunidad, los interceptaba ya fuera en la mañana o al salir de clases, y en otras ocasiones durante el receso, ocasionando una pelea entre ella y la chica de la espátula. Por su parte, Kodachi no conocía otra técnica más que seguir raptando al azabache. El ojiazul esquivó grácilmente el golpe, y saltó de tal forma que quedó a la espalda de la chica, pudiendo asestarle un ligero golpe en la nuca, se había distraído con sus pensamientos.

Ranma rio por lo bajo, había notado que su prometida no estaba del todo concentrada, desde hacía rato, y creyó conveniente demostrárselo de forma sutil, claro estaba que aquello había enfadado a la chica, lo cual creyó que era algo bueno, así podría volver a concentrarse en lo que estaban haciendo. La peliazul volvió al combate con más fiereza que antes, ocasionando que algunos golpes fueran más fuertes, pero otros más erráticos, ese siempre había sido un problema en su prometida, al estar enojada solía ser más descuidada, pero iba mejorando, como todo en ella.

Pudo ver la determinación en su mirada, la cual hacía que sus ojos brillaran aún más, era una de las tantas cosas que le gustaba de ella, cómo sus orbes adquirían un destello dorado cuando quería lograr algo. Ese destello lo vio la primera vez que la vio a enfrentar a todos los alumnos varones de la escuela que querían una cita y ella estaba decidida a no dejarse ganar, y luego cuando Kuno salió a su encuentro y se enfrentaron, si lo ponía en retrospectiva, tal vez fue en ese momento en el que se comenzó a enamorar de ella.

Gracias al cielo todos habían comprendido para ese momento que Akane era solamente suya, aunque no con ello había podido evitar todas las miradas lascivas que le dirigían, pero estaba en el proceso de eliminarlas, todos habían dejado de intentar salir con ella a excepción de uno, que era Kuno, a su gusto los Tatewaki estaban tan acostumbrados a obtener lo que sea que quisieran en la vida que, un no, simplemente no lo entendían, por suerte, si él no estaba ahí para protegerla cuando el castaño aparecía, siempre podía confiar en que ella podía defenderse bastante bien, pero todavía no era momento de decírselo, le gustaba sentir que ella dependía de él, aunque fuera una mentira.

Una patada rozó peligrosamente su cabeza, ahora había sido él el que se había distraído en sus pensamientos, si no prestaba suficiente atención, en algún momento la peliazul podría acertar un golpe y sería el momento de aceptar que ella ya no lo necesitaba, al menos no para protegerse, y él aún quería sentirse necesitado. Bloqueó una patada que iba directa a su rostro. Era el momento de dar por terminado el entrenamiento. El azabache cambió su expresión de alegría a una de seriedad y fue ahí que Akane comprendió que era el momento de esforzarse al máximo.

Ranma comenzó a atacar, no fuertemente, pero si lo suficiente como para que la chica comenzara a retroceder con cada ataque, los golpes eran certeros y rápidos, más de lo que ella podía ver, uno que otro lograba esquivarlo o detenerlo, pero la mayoría estaban dando en el blanco, ni siquiera era que el puño tocara su cuerpo, era más bien el viento el que la golpeaba, al sentir que estaba muy cerca de la pared, hizo el intento de contra atacar, pero eso le dio al chico la apertura suficiente como para que un ataque diera en su estómago, no le dolió, pero si consiguió distraerla el tiempo necesario como para que el ojiazul tomara sus dos manos con una de él, las levantara por encima de su cabeza, introdujera una de sus piernas entre las suyas y la atrapara con su cuerpo, si alguien los llegase a ver de esa forma, con sus cuerpos tocándose y sus rostros tan cerca, cualquiera pensaría cosas que no son, de hecho, ella estaba pensando cosas que no eran, seguramente el pelinegro ni siquiera se había dado cuenta de la posición tan comprometedora en la que estaban.

La ojicastaña parpadeó un par de veces intentando concebir lo que había pasado, el chico había sido muy rápido en sus movimientos, le había molestado perder, aunque sabía que sucedería, y como única forma de contra ataque y venganza, acercó su rostro al de su prometido y le dio un rápido y casto beso en los labios, debido a la sorpresa, Ranma la soltó y la chica fue libre de moverse nuevamente. Azul y avellana se miraban detenidamente, uno asombrado y otro con furia, sin embargo, después de unos segundos, una risa cantarina rompió el silencio que se había formado entre ellos.

- Deberías ver tu rostro – dijo la chica cuando se calmó

- Hiciste trampa – reclamó

- ¡Claro que no! – se defendió – Además, mantuve mi promesa y no dije nada – sacó su lengua de forma juguetona

Ranma desvió la vista sonrojándose, últimamente cada que veía la lengua de la chica, o siquiera sus labios, venían a su mente ideas que, si su prometida se enteraba, seguramente lo golpearía hasta el otro extremo de Japón.

- Ya, de acuerdo. Sin embargo, yo gané – contestó intentando pensar en otra cosa

- Sí, sí, ya entendí – respondió con desánimo - ¿Te parece si yo me doy un baño primero? – Preguntó tranquilamente

- Adelante, yo todavía quiero entrenar un poco más

Dicho esto, la peliazul desapareció por donde había entrado, siendo seguida por un par de orbes cerúleas. Una vez que se le perdió a su vista, Ranma volteó a ver la mano con la que había atrapado a la chica, y recordando el calor emitido por el fino cuerpo de su prometida bajo su peso, se sonrojó profusamente. Necesitaba dejar de pensar aquellas cosas, o estaría en problemas, y aunque realmente le hubiera gustado poder dar rienda suelta a sus ideas, por el momento estaba contento con lo que tenía, y con ese pasatiempo para dos que habían formado. Tal vez ese día tendría que darse primero una ducha con agua fría.


Notas del autor

Este fanfic fue realizado como parte de la dinámica de la página de facebook #MundoFanficsInuyashayRanma para su #Rankaneweek2023 en sus 1000_y_1_palabras_de_amor.

En esta ocasión fue para una pasatiempo para dos, nuevamente agradezco mucho la invitación por parte de #MFFIYR para participar en esta divertida dinámica.

La idea es que sea un fanfiction por día, pero como todo buen escritor, se me vino el tiempo encima y no los pude terminar, así que, posiblemente los fanfics no salgan conforme a como deberían ser, uno por día, pero intentaré que salgan los siete, este, debido a que sentí que era muy importante, me extendí más de lo que esperaba y me tomó varios días terminarlo, pero espero que haya sido de su agrado.

Como siempre, agradezco a todos los que leen mis fanfics, porque sin ustedes, estos no tendrían vida, y también agradezco a todos los que pueden y quieren dejarme un review, siempre son bienvenidos

Hasta el próximo fanfic.