Primer acto: Una breve historia de amor y una de conquista.
Amamiya y Li fueron casas ancestrales de largos y gloriosos linajes mágicos, conocidos también por su eterna búsqueda de la justicia. Tal fue su afán, que sus caminos se cruzaron en muchos puntos de la historia, en un ambiente de competencia y respeto mutuos, de tal suerte que terminaron uniéndose cada cierto tiempo, aprendieron unos de otros, y velaron por el bienestar y prosperidad de sus naciones.
Esa había sido la primera vez que Xiao-Lang visitaba Nihon junto con sus padres y sus hermanas, invitados por los Amamiya en la espléndida villa de Tomoeda, que a pesar de ser muy cercana a Edo, se mantenía ajena a toda la tribulación propia del periodo Sengoku, tristemente célebre por sus guerras civiles y malas relaciones con China.
Él era un niño de diez años, apenas introducido en el camino de la espada y las artes elementales propias de su linaje.
Ahí estaba él, clavado al suelo, con la boca muy abierta, mientras se preguntaba si aquello podía ser cierto. Sólo unos minutos antes, aquel prado ante él era de césped brillante y alto que se mecía pacíficamente al favor de la brisa primaveral, y al centro del campo, una niña de corto cabello color caramelo hacía algunas formas. De un momento a otro, el prado se llenó de todas las flores que el chico jamás conoció. Los pétalos resultantes lo abofetearon, para aumento de su estupefacción.
—Deberías ir a hablarle —dijo indiscreta una de las dos niñas de su misma edad, ambas de larga cabellera negra que se habían plantado junto a él.
—¿Qué? ¿Po...? ¿Por qué habría de hacerlo? —exclamó el chico, asustado, en respuesta a la de ojos azules.
—No sé, te vimos tan concentrado mirando a nuestra prima que pensamos que querías hacerlo —dijo la otra, de ojos avellana.
—¡No...! ¡No piensen nada raro...! ¡Es su magia! ¡Es tan...!
—¿Qué es lo que tiene mi magia? —preguntó animada la niña del prado, justo detrás de él, que casi escupió el corazón de pura sorpresa.
El golpe fue fulminante apenas ámbar y esmeralda coincidieron. Ellos no se conocían, nunca se habían visto antes, sin embargo, era como si sus corazones se reconocieran, como si sus almas, a través de millones de eternidades, hubieran sabido que estaban el uno ante el otro, ante el complemento, ante la otra parte de ellos mismos, y que hasta ese día nunca supieron que se buscaban con tal desesperación.
Por cinco años después de ese primer contacto, convivieron, se educaron, entrenaron y crecieron juntos. Él lograba hacerla fuerte a pesar de su carácter compasivo, ella lograba hacerlo feliz a pesar de cuan huraño era él. Por separado eran poderosos, juntos parecían ser invencibles. Pasaron cientos de mañanas en el dojo, cientos de tardes entre los bosques, cientos de lunas contándose historias de sus tierras natales desde sus respectivos tejados a escondidas de los demás. Y días entrañables tumbados entre la hierba, donde la felicidad de Sakura creaba marejadas de flores sin importar la estación del año.
Tanto los Li como los Amamiya estaban en contra de la tradición de los matrimonios arreglados a pesar de los benéficos que de estos podían resultar, quizás su renuencia estaba en que tanto Fujitaka y Nadeshiko, así como Hien e Ieran no tuvieron que pasar por ese trámite, sus familias habían nacido del afecto, y veían complacidos que estaban de cara a una de las más grandes historias de amor encarnada en sus respectivos hijos. Sin embargo, había agendas que cumplir.
Con quince cumplidos, Sakura y Xiao-Lang se despidieron haciendo un juramento de amor eterno, que concluiría cuando estuvieran juntos finalmente, o cuando la muerte llegara por ellos. Él volvió a China, suplicando que la esperara. Ella se quedó en Nihon, jurando que lo haría.
La historia fue diferente en Europa medieval para otro gran hechicero. El regalo de la magia le dio una vida tortuosa a Adalius Schmidt, que había renunciado al amor y a la simple felicidad de los plebeyos y mortales, mismos a los servía, admiraba y envidiaba, hasta que descubrió que no debía hacerlo. Era portador de la magia más poderosa de su generación, abrió los ojos gracias al traidor de Clow que intentó tomar ese poder, lo que terminaría por provocar su propia muerte.
Adalius cayó en cuenta que no tenía nada que temer de los simplones, los cazadores de brujas o las inquisiciones, y que las masas a las que engañaban no eran más que un montón de animales asustadizos y violentos cuyo propósito era servir a los poderosos, pero no a políticos o autoridades clericales... a los realmente poderosos... como él.
Empezó por quitarles la fe, destruyó el bastión de sus doctrinas arcaicas reduciendo Roma a cenizas, y ganó con ello el favor de sus congéneres hechiceros. Se proclamó emperador, hubo incluso quienes le llamaron "Santidad". Los judíos pensaron que él era el mesías que les robó el cristianismo, y los cristianos, que era la segunda llegada de su salvador, y pusieron a sus órdenes sus ejércitos. En poco años Europa era suya, y comenzó a avanzar al oriente, convenciendo por la razón, el miedo o la espada al pueblo que le plantara resistencia.
La verdadera tragedia de Adalius comenzó entonces, un joven y varonil hechicero de cabello de oro, cuya vida comenzaba a perder sentido, lo tenía todo y no tenía nada, no había hechicero que pudiera desafiarlo y vivir para contarlo, así que comenzó a pedir tributos en un intento por apaciguar su creciente megalomanía. Cada nación conquistada tenía que dar como ofrenda a la doncella más hermosa para formar parte del harén del emperador, cada hombre debía trabajar hasta colapsar, cada niño o niña debía ser reclutado para nutrir su ejército, y seguir una conquista que terminaría sólo hasta que el mundo fuera suyo.
El Imperio del Terror de su Santidad Adalius Schmidt marchaba sin que nadie pudiera detenerlo.
Sus conquistas salieron de Medio Oriente y se internaron en terrenos mongoles, indios y chinos, tomó Joseon sin resistencia, y finalmente sus naves tocaron puertos de Nihon. El emperador Go-Nara fue sensato y cedió su trono en pos de salvar cuántas vidas le fuera posible, y aceptó a las peticiones del regente del mundo: una doncella hermosa de noble linaje…
El joven emperador contemplaba desde las costas hacia el oriente, hacia el mar que parecía infinito. Nihon sería su puente hacia el nuevo mundo, sin embargo, Adalius no imaginó que en esa nación insular descubriría que era capaz de amar nuevamente, y que por ese amor sería capaz de renunciar a todo.
Pero no adelantemos hechos. La gran tragedia de esta Oda no ha comenzado aún.
Primer acto.
Fin.
Notas:
1. El Periodo Sengoku comprendió entre 1467 y 1568, conocido como "El Periodo de los Estados en Guerra", repleto de guerras civiles en Japón. Primer aislamiento en la modernidad de Japón con el resto del mundo.
2. Joseon es lo que hoy conocemos como las Coreas.
¡Nueva historia!
Hagamos algunas aclaraciones: Este ejercicio fue concebido al calor de un intercambio navideño de textos. Sí, así como suena. Sin embargo, los involucrados sentimos que había un gran potencial en el argumento, y henos aquí. Así que este es el resultado final, una obra que terminó emocionando a todos los que de ella participamos, y de la que su servidor tendrá el placer de hacer el desarrollo. Esta será una obra breve, pero haré lo que esté en mi mano para que sea intensa y muy disfrutable.
Así que dedico este texto a sahure1987 y mel_kari por la oportunidad de usar una de sus creaciones, a Aldy-Mel y WonderGrinch por sus ideas al aire e inspiración, a CherryLeeUp por prestarme su carácter y humor para la creación de un personaje, y principalmente a CherrysFeathers, que al final, el regalo es para ella.
Por supuesto, les doy la renuncia de uso de medios:
Los personajes de CLAMP que han sido tomados para el texto pertenecen a las obras Card Captor Sakura (1996-2018), y Tsubasa Reservoir Chronicles (2003-2009).
Adalius Schmidt es un personaje original de las autoras Mel_Kari y Sahure, co creadoras de la Saga de fanfiction iniciada en "Los Poderes de la Oscuridad".
Cualquier otra inclusión futura será notificada en su momento.
¡Hasta la actualización!
