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Bella
La música es demasiado fuerte, lo que es bueno porque me permite bloquear los comentarios estúpidos de Jessica. Está intentando hacerme cambiar de opinión y ella, simplemente, no lo está logrando. Sólo quiero llamar a Jake y decirle que lo extraño. O tal vez quiero decirle que puede meterse su "nos estamos apartando, Bella" por donde no le alumbra el sol.
Jessica está siendo un dolor en el culo y sólo quiero estampar su cabeza contra la pared. Me toma de la mano y caminamos hacia el baño.
—No puedes es…—un hipo—. No puedes estar hablando enserio, Swan.
—Jake no es sólo un ex novio, Jessica—me defiendo—. Él en verdad es bueno.
—Si, sigue diciéndote eso—dice antes de empujar la puerta con su hombro.
La música estridente se ahoga detrás de nosotros. El baño está lleno de chicas ebrias. Un par se están tomando fotos frente al espejo de cuerpo completo y se escuchan risitas desde los cubículos.
La única diferencia entre un bar de mierda y uno elegante como este está en las losetas. El alcohol le causa lo mismo a todas las chicas alrededor del mundo.
Jessica se encierra en un cubículo y me miro al espejo. Me aliso el cabello y saco mi brillo labial de entre mis pechos. Este vestido es bueno. Un Dion Lee negro con escote y hebillas en los costados.
—Ayúdame con esto—una rubia choca contra mí y se gira para darme la espalda. Termino de subir el cierre de su vestido púrpura y luego le hablo a Jessica por sobre todo el ruido.
—Vamos, sólo una llamadita—golpeo la puerta de su cubículo con el puño.
—¡Esta perra quiere llamarlo! —Jessica grita.
Y entonces el baño completo corea un "¡no!"
—Oh, cariño, no lo hagas, por favor—la rubia pasa un brazo por mis hombros. Es peso muerto, así que le doy un codazo en las costillas y se aleja para verse en el espejo.
Jessica regresa a mí lado y luego se entretiene tonteando con la rubia entrometida. En verdad quiero llamar a Jake. Estoy borracha, demándenme.
—Deja eso ahí, idiota—Jessica me arrebata el celular.
—No lo llames—la desconocida, que luce escalofriantemente similar a Karen Smith de Chicas Pesadas, arrastra las palabras—. No cometas mis errores.
—Él no es tan malo—murmuro con un puchero, mirándome mis uñas negras recién hechas. Jessica me da un codazo.
—Dale un par de semanas y dejarás de pensar de esa forma—me dice, lavándose las manos.
—Ah, mi ex es el mejor—sigue Karen—. Ese idiota me terminó en marzo y no había pasado ni siquiera un mes cuando ya me estaba llamando. Sabía que no podía durar tanto tiempo sin acostarse con alguien.
—¿Y le respondiste? —pregunto. Ojalá Jake me llamara. Si esta rubia consiguió que su ex le llamara antes del mes, yo puedo conseguir que Jacob me llame, es decir, sólo han pasado dos semanas. Y me conoce de toda la vida.
—Seh, el tipo es bueno—se lame los labios y luego una pelinegra, que está a nada de sufrir una intoxicación por alcohol, la jala del codo, llevándosela con ella.
—Andando, Magdalena—Jessica ordena.
Se pega a mí una vez que regresamos al ruido.
—Lo que necesitas es otra margarita, bailar y tal vez besar a alguien—escanea la pista y luego señala—. Mira, ese de ahí.
—Creo que paso—respondo sin siquiera mirar su opción y decido caminar a la barra—. No lo llamaré, ¿de acuerdo?
—El tipo al final de la barra es guapo, ve a él y haz que pague tu margarita—ofrece Jessica, pasea sus ojos por la pista, posiblemente buscando a Ángela y a Rose.
—No necesito que alguien pague mis tragos—murmuro, tendiéndole mi tarjeta al barman—. Soy Bella Swan, por dios.
—Sé bien quién eres.
Veo a Ángela y a Rose en la multitud. Unos pervertidos están viendo sus traseros, tal vez preguntándose si el Calvin Klein blanco que Rosalie usa se subirá o no.
—Es por eso que estamos en este lugar, ¿cierto? —continúa Jess.
—Si, es por eso.
Luego de tener mi bebida en la mano, avanzamos hasta la pista. Rosalie y Ángela me enredan con sus brazos y meneo la cadera junto a ellas. Estoy dispuesta a que los tragos sigan viniendo a mí. Mi novio terminó conmigo y necesito esto. Necesito sentirme libre y deseada, es por eso que cuando un chico se acerca a mi espalda y toma mi cintura, no lo alejo. Ángela y Rose me dan miraditas y les sonrío, encogiéndome de hombros.
—¿Qué estás tomando? —pregunta, su voz baja y ronca contra mi oído.
—Margarita—respondo y lo miro. Ojos azules y cabello oscuro.
Me lleva a la barra y paga por mi siguiente bebida.
Las luces, combinadas con el alcohol y la euforia del lugar comienzan a darme valentía, así que termino pegándome demasiado a él durante el baile. No sé si es mi corazón roto, mi ego herido o Tove Lo cantando que él se ha ido y que tiene que mantenerse drogada todo el tiempo para mantenerlo fuera de su mente lo que me hace besarlo.
Él lleva su mano a mi espalda baja, al borde de mi trasero y en verdad me besa. Su boca sabe a tequila, tabaco y menta y talla su lengua con la mía. Besa bien y nos movemos al pasillo que lleva al área VIP. El área en donde se intercambian cosas con un saludo de mano y en donde las pupilas están demasiado dilatadas. Él no luce para nada como Jake. Las luces hacen que su piel cambie de colores, va de azul a rojo y luego está verde cuando vuelve a acercar su boca a la mía.
Regreso a la pista, en donde ellas continúan bailando y mi trasero todavía tiene la sensación de una ardiente mano desconocida en él.
Logro olvidar a Jake hasta que es hora de ir a casa y termino limpiándome las lágrimas en el asiento trasero de un Uber mientras cambio la foto que tengo de nosotros como fondo de pantalla por uno default.
Tal vez en un par de horas, cuando despierte, con el sol pegándome en la cara, ya no tenga lágrimas para él.
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Unas manos cálidas me acarician el cabello y las mejillas. Me agitan un poco, tomándome de los hombros.
—Bella, cielo.
Gruño.
La luz del sol se ve naranja a través de mis párpados y me duele la cabeza, estoy sedienta y me siento de la mierda.
—Bella, cielo, despierta.
Me tallo los ojos con una mano y entierro el rostro en la almohada.
—¿Qué pasa? —le pregunto a mi tía Carmen con un hilo de voz ronca.
—Tienes que levantarte. Arriba.
No es común que ella entre a mi habitación. Debe ser algo importante. No me despertaba así desde que iba a la preparatoria.
Me siento y termino de despertar, estiro mis brazos frente a mí y miro a mi tía sobre mi hombro. Mi corazón se agita.
—Carmen, ¿qué ocurre?
Su rostro está un poco hinchado, sus ojos enrojecidos vuelven a llenarse de lágrimas y acaricia mi cabello con una mano temblorosa.
—¿Qué pasa? —insisto con voz fuerte al tiempo que salgo de la cama—. ¿Tía?
—Es… es tu papi, cielo—murmura y detengo mis movimientos. La miro, horrorizada—. Él…—carraspea— él tuvo un infarto, Bella.
Las rodillas se me doblan.
Todo mi interior se va a mis pies.
Ahora tengo lágrimas para alguien más.
¡Hola! ¡Cuánto las había extrañado! Pero hemos vuelto con una nueva historia. Espero que les guste tanto como a mí. Y creánme cuando les digo que la pasé mal mientras la escribía: incontables veces la tecnología se puso en mi contra y el archivo resultó dañado en cada ocasión.
Es una historia laarga, de amor moderno y superación. Como vieron en la advertencia, lidiaremos con cosas mientras encontramos el ultimate EdwardxBella, pero estoy segura de que les gustará el proceso.
Dejenme saber su opinión y pasense por el grupo de Facebook si todavía no están por ahí. Lo encuentran como Redana Crisp.
Gracias eternas, nos leemos :)
