Era una noche de lluvia, el frío penetraba hasta los huesos y la respiración emanaba densa, un jadeo constante seguido por un ocasional gruñido de dolor se mezclaba en su avance.
Que verguenza terminar perseguido y acorralado como un animal por ese maldito de Souji y sus ninjas, ¡Traidores! Kyo sonrió por lo bajo con amargura mientras tomando impulso para volver a correr, vio un paredon y trepo lo más rápido que pudo, lo que su cuerpo herido, tenia que huir eran demaciados para el, además lo habían drogado, jamás creyó que sus propios guardaespaldas lo traicionaron.
El movimiento agresivo intensificó la presión en su abdomen, una mancha de sangre aumento de tamaño entre los pliegues de la chaqueta. El dolor agudo drago sus fuerzas y lo hizo jadear un instante contra el suelo.
— Kyo - la voz incredula de Yagami lo distrajo y lo vio a unos metros de el. No podia estar mas aliviado, por primera vez no estaba fastidiado que el pelirrojo lo siguiera a todos lados.
— Yagami, me estan siguiendo, se trata de..- Kyo vio como un sujeto detras del pelirrojo estaba a punto de atacarlo cuando de pronto se interpuso delante de el.
Muchos sujetos mas aparecieron por todos lados, Iori comenzo a pelear con sus atacantes usando sus llamas violetas y cuando Iori acabo con algunos mercenarios los demas desaparecieron.
Una momentánea imagen de Kyo gritando algo inaudible, su rostro angustiado se podria ver que ya no resistia mas.
¿Porque Kyo Kusanagi, estaba herido y siendo perseguido por esos sujetos? fue el último pensamiento que cruzó por la mente de Iori justo antes de ir hasta su lado y sostuvo su cuerpo herido para que no chocara abruptamente contra el piso.
En ese instante todo fue puro instinto. Su reacción fue rápida. Eran enemigos, así debía ser sin embargo ahi estaba sosteniendo su cuerpo. Noto que habia una hoja afilada que penetraba profunda en su costado derecho y se suponia que esa hoja debia haberlo recibido el cuando ese sujeto quizo atacarlo por la espalda.
¿Porque lo salvo? Estaban lejos de la ciudad y en los terrenos del templo Kagura.
— Estoy acabado Yagami, no podre resistir mas. - murmuro Kyo debil en los brazos. Su muerte era algo inevitable.– Souji es un traidor maldito, ten cuidado con el– gruñó Kyo recuperando el aliento, soportando las punzadas de dolor al incorporarse.
– Levántate bastardo, un guerrero como tu no puede morir de una manera tan miserable y menos despues de haber arriesgado tu vida para salvarme. -sus palabras salieron agresivas y ahogadas, tiñendo de fuerza su voluntad.
Kyo lo tomo de la camisa y lo empujo contra el, tenia que decirle algo importante para el.
— Yagami, tienes que prometer que cuidaras a Athena y a mi hijo. - sus susurros de dispersaron entre el repiqueteo de la lluvia.
Iori levantó lentamente las prendas húmedas y pegajosas por la sangre, dejando expuesta la piel desnuda a la altura de la herida, observó que la hemorragia no parecía estar dispuesta a menguar.
—...más te vale que no mueras, o te atrevas a rendirte...Kyo – gruño Iori para sí.
— Tienes que matarme, asi cerraras el pacto de sangre y cuida de Athena, ella esta embarazada. Debes cuidarla ¡Prometelo!
— Eres un idiota Kyo, tu esposa es Kushinada sin embargo quieres que proteja a tu amante. - dijo con ironia el pelirrojo.
— Yo la amo. - susurro casi ya en las ultimas, sus lagrimas no tardaron en aparecer. — Ella iba hacer mi esposa.
— Kyo.. - el pelirrojo apreto su puño. — Lo prometo.
Kyo se relajo al escucharlo. Sabia que Yagami al ser un luchador tenia su honor y su orgullo, no iba a romper su promesa.
— Hazlo rapido Yagami.
El fuego violeta se acercó a la piel de Kyo quien apreto los dientes con fuerza y un dolor insoportable termino con su agonia, Kyo habia muerto, el cuero de la chaqueta y un olor a carne quemada se evaporó entre la leve densidad del ambiente.
Iori suspiro con resignacion, se sentia estúpido sentir ese dolor en su pecho como si hubiera perdido a un ser querido. Había roto el ritual que apresaba la sangre de los clanes, que necesidad tenia de cumplir su promesa, el ya estaba muerto, ademas esa niña no le hacia falta nada, es una cantante reconocida y su familia es una de las ricas de Japon.
¿Porque le hizo prometer tal cosa?
Despues de las luchas que tuvieron en el pasado juntos, por lo que habían arriesgado sus vidas hombro con hombro. El "por qué" se hizo una idea insoportable para Iori, no quería pensar, no quería saber en que lios estaba metido con su primo. Una profunda ira lo invadió repentinamente, y sus pensamientos se volvieron un eco de las voces.
La silueta sigilosa de Iori se desvanecía entre las abruptas sombras del anochecer donde había visto por última vez a Kyo, estaba siendo totalmente devorado por las llamas.
Iori era un hombre frío y sin emociones, pero últimamente algo dentro de él estaba cambiando, cada vez que la observaba, era realmente hermosa, llamaba su atención por completo.
Pero sabía que no podía involucrarse con ella, quizás tenerla en su mansión le estaba haciendo daño, lo último que necesitaba era enamorarse y menos de una chica diez años menor que él.
Kyo había salvado su vida, pero eso no significa que ella le debiera algo, tenia un debate mental en ese momento, que haría Athena, si se enteraba que el fue quien le dio el toque final a Kyo solo para librarse de su maldicion.
Observo a su madre entrar furiosa a la sala de estar, no tenia que preguntar el motivo.
— ¿¿Quién es ella y que hace aquí?? -Pregunto molesta.
—Creo que no tengo que explicarte el motivo por el cual esa mujer está aqui.
—No puedo creer que seas tan descarado cómo para hablar de esa manera, Anne es tu prometida, no puedo creer que tengas el descaro de traer a tu amante a este lugar.- rugió la mujer muy enojada.
—Madre no tengo porque darte explicaciones de lo que hago con mi vida privada.
— Esa mujer fue amante de Kyo Kusanagi ¿Crees que no lo se? Ademas no creo que ella tenga a mi nieto, no es digna de ser tu esposa.
—Lo lamento, te guste o no será de esa manera. Y el niño que lleva es mio. - respondió sin dudarlo.
—No puedo creer que me hagas quedar en vergüenza delante de todos, eres un ingrato.- se quejo la mujer.
