Notes:
Llevo años leyendo fanfics de esta plataforma en ingles usando el traductor del navegador, ahora les toca leer el mio mujjajajja
Este es mi primer fanfic de Star Wars, investigue mucho, hasta tengo miles de palabras en Amatakka que probablemente no use.
Y si, esto y todo lo que tenga que ver con Tatooine y Anakin tendrá guiños a Dune. Te amamos Frank Herbert !
Teniendo en cuenta que todo lo que leí esta traducido voy a usar el término " Corredor" para los ladrones de esclavos y a las rutas de escape les diré simplemente "rutas seguras" porque "ferrocarril subterráneo" no tiene sentido en el espacio.
En todo motín un mano tira la primera piedra, se la piedra.
Sus pies hacían ruido al caminar, era un plat plat singular, que viajaba por sus recuerdos hacia un lugar lejano. La melodía lo lleva a un recuerdo desdibujado por la rutina. Recuerda el plat plat que hacían sus pies de regreso al templo después de un día lluvioso. Obi Wan desecha el recuerdo, no tiene tiempo de perderse en las remembranzas ahora, eso lo dejara para más tarde cuando tenga tiempo de descansar y se permita a si mismo engañarse por unas horas mientras vive en sus recuerdos e imagina escenarios mundanos con sus hermanos caídos.
-¿Quieres un poco de té?- le diría Quinlan Vos, él lo tomaría solo para descubrir que tiene sal en lugar de azúcar, se reirían mientras Obi Wan lo perseguiría por el comedor en un intento de hacerle beber a él también el té adulterado. Un Maestro los vería correr y les dirían que esos no son modos, se disculparían y luego reirían por lo bajo mientras se dirigen al jardín a meditar. Ese sería su escenario inventado en el cual perderse apenas tuviera algo de tiempo. Ahora no lo tiene. Ahora debe seguir, es lo suficientemente sigiloso como para no ser visto u oído por el soldado que mantienen bajo vigilancia. El hombre lleva un maletín, no saben que contiene, pero si el hombre lo estuvo llevando con él a través de tres sistemas distintos debe valer algo.
Según inteligencia el hombre pertenecía al círculo íntimo de Vader, estuvo en un ataque a un aclínica médica, ningún civil sobrevivió, luego sin ninguna razón aparente el soldado había matado a sus compañeros y había huido. Era obvio que estaba en una misión lo suficientemente secreta como para requerir la muerte de todo equipo de la 501, con lo que eso significaba para el Imperio.
Si tenían suerte era la ubicación del mismo Vader, desaparecido hacer cinco meses. Oficialmente estaba en una localización ignota preparando un escuadrón que debía eliminar a los rebeldes, su gente sospechaba que por primera era vez la propaganda del Imperio decía la verdad. Si pudieran encontrar esa base podrían poner un abomba o como mínimo dejarlos inoperativos por un tiempo mientras pesaban en como eliminarlos. Podría ser un buen momento para reunir a los Jedi que aun peleaban y presentar un frente único e contra del Sith.
Camino por las calles de la ciudad, una región bastante desarrollada para estar en el borde exterior, se permito ilusionarse; los edificios de tres o cuatro pisos de la periferia dejaban pasar la luz del sol que calentaba sus hombros y dejaba una horrible sensación de humedad en el ambiente.
El hombre corrió, se estaba acercado a un puerto, debía tener un horario. Obi Wan solo escucho el plat plat de sus botas y su perseguido también. No tenía sentido esconderse, en los techos de las construcciones ya se podían ver a sus compañeros asomar sus armas. Estaba atrapado. La realización de una fuga poco exitosa golpeo al hombre cuando la camioneta vieja y despintada le cortó el paso.
Obi Wan se acercó a él con decisión, el sonido de la respiración agitada del soldado se mesclaba con el sonido de sus botas. Plat. Plat.
-Nadie puede saberlo- él podía sentir el pánico abrirse paso a través del hombre, estaba a punto híper ventilar, sostenía el maletín tan fuerte que sus brazos parecían garras.
-Solo queremos hablar- En tatos años de servicio había aprendido a tratar con un hombre que pasaba por una crisis de nervios.
Obi Wan dio un paso más cerca mientras veía como le sudor perlaba la frente del soldado, se podía sentir cuan acollarado estaba con solo ver el tejido grueso de sus ropas color pantano. Temblaba como la sombra de una llama, sus ojos eran grandes y húmedos, redondos en su temor, Obi Wan sintió lastima por él.
Estaba tan concentrado en el soldado que no noto el rápido ataque aéreo que los dejó a todos en el suelo jadeando. El Jedi miro a su alrededor, temeroso de haber perdido al soldado, cuando el humo y l tierra se disiparon lo encontró acribillado cerca de la camionera; del vehículo bajaron Ahri y Sarin, les tomo poco cortar el brazo del soldado con una vibro cuchilla y así liberarlo de las esposas que lo mantenían unido al maletín, la escena fue horrible, pero ya vista. Siempre había sangre en abundancia cuando se trataba de los ¿Hermanos? ¿Amantes?, tanto su relación como sus métodos lo repugnaban, pero eran buenos y aun más importante era su nave en la que viajaban.
Lo que le siguió a ese ataque no fue nada del otro mundo, solo otra escaramuza con el Imperio, nadie tuvo grandes pérdidas, su objetivo debió ser el soldado y una vez muerto simplemente perdieron el interés en lo que ellos creían eran solo unos matos del sindicato del crimen local.
Las cosas cambiaron cuando se dispusieron a abandonar el planeta, debieron imaginar que su partida justo después del altercado con la avioneta seria sospechoso, además dios se apiade si Yvette Salis era discreta a la hora de escapar de una horda de imperiales enojados. Como pilota no era nada del otro mundo, se sabía las mismas rutas que los demás, pero como escapista… era la mejor. Yvette podía sacarte de cualquier puerto espacial sin perder un solo hombre. Eso sí, no debías cuestionar sus maniobras.
El Imperio la conocía, la estaba buscando hacía meses cuando se unió a la Rebelión y esta vez, estaban listos, no era de extrañar, después de todo al mando de su persecución ya no estaba un anónimo, no ahora los perseguía el mismísimo Gran Almirante Thrawn y dios sabe cuánto lo habían jodido, el hombre no les tenía el mismo odio que a los demás Rebeldes, no, con ellos era especial, Obi Wan se había encargado de eso, no adrede, pero ya estaba hecho.
Todas las rutas estaban fuertemente vigilas, cuando hicieron el salto, al llegar al otro punto se encontraron con un muro de naves. Obi Wan se agarró con fuerza del asiento, cerró los ojos y relajo el cuerpo, la fuerza le decía que lo que seguiría sería complicado.
Yvette tomo con firmeza los mandos, sonrió con esa mueca demente y volvió a saltar, se llevó puestos a dos cazas, el impacto fue desastroso, con ella saltaron las otras naves, llevadas por la fuerza del impacto. El salto fue corto pero desestabilizo la nave lo suficiente como para hacerlos entrar en la atmosfera de un planeta amarillo. Cuando comenzaron a perder altura las paredes se calentaron, el vidrio se astilló y gracias a la velocidad con la que caían las naves enemigas se desprendieron de las alas de su vehículo.
Mientras todos gritaban Yvette puso los pies sobre la consola e hizo palanca para poder tirar los controles de la nave hacia ella, necesitaban ganar altitud o el impacto los mataría. La nave se movía como si alguien la sacudiera, Obi Wan no necesitaba ser un experto en motores para saber que las luces y alarmas les indicaban que todo se estaba yendo a la mierda. La fuerza le dijo que se relajara, él lo hizo. El golpe fue horrible, su estómago se contrajo involuntariamente, sus extremidades se ocluyeron sobre él para proteger las partes blandas, cerrado como un erizo logro mantener su cuerpo lo sufrientemente compacto como para no marearse.
Pasaron unos pocos segundos después de tremendo aterrizaje hasta que alguien habló, no supo quién o qué dijeron, no era importante, la fuerza decía "recupérate" nada más.
Con un vistazo a su alrededor pudo ver que todos estaban bien. Viajaban en un grupo de siete, en la cabina con él eran cinco. Yvette, la pilota, una humana de cabello rojo y corto que sobresalía de debajo de su casco marrón que hacia juego con unas botas de soldador que le quedaban por lo menos tres talles grandes miraba a Ooris Landwr, el bombardero loco de Zeffo, un zeffoniano bastante pequeño para los suyos, probablemente debido a la hambruna que el Imperio decreto sobre su gente. Obi Wan busco con la mirada a Ahri y Sarin, hermanos amantes propensos a la violencia, sus cabellos rubios resaltaban donde quiera que fueran, siempre vestidos de rojo y dorado, según ellos, los colores de su casa, ¿Cuál? Quien lo sabe, eran bastante herméticos sobre sus orígenes, no hablaban mucho. Ella tenía una inteligencia política donde el tenía una inteligencia militar, eran su mejor arma contra Thrawn.
Obi Wan se quitó el cinturón y fue a ver a los demás que se estaba acercado a las computadoras de bordo para evaluar los daños, un bardottano de chaqueta azul y gorro naranja lo miro consternado.
-¿Cómo venimos Quane?– el Jedi pregunto por mera cortesía, su expresión lo decía todo. Antes de que pudiera contestar Celtru hablo por el.
-Mal como piensas que venimos- la imroosiana no sentía mucho amor por el pero probablemente se debía a que sin querer había chamuscado su único vestido de luto con su sable, si prestabas atención podías ver la tela quemada en la cola del largo vestido de corte mullet adherido a su cuerpo pálido y esbelto. Los brazaletes de ella tintinearon mientras abría l caja de herramientas que había dejado en el piso poco antes.
Con los brazos cruzados y de muy mal humor Quane comenzó su diatriba
-La nave no funciona y no lo hará nunca más, todo está frito, ni siquiera me gastaré en detallarte todo lo que está mal- el Jedi sabía que era un problema, no sobrevivirían a su perseguidores o al planeta en sí sin una nave.
Celtru dejo de intentar reparar un cableado en la pared para mirarlo a los ojos con una intensidad nueva
-Estamos en un puto planeta desértico, esa demente nos trajo directo a Tatooine, población: 0. Fuentes de agua: 0. Moriremos- Eso no tenía sentido, él había estado allí durante las guerras clónicas
-¿Cómo que no hay población?- era imposible, la última vez había habido un entero ecosistema de malvivientes que servían a Jaba.
-En algún momento entre las guerras clónicas y el nacimiento del Imperio los esclavos se liberaron y mataron a los amos, los pobres fueron encarcelados como colaboracionistas, después solo se fueron, no queda nada, no los culpo, es un planeta de mierda. Supongo que a así como a la República no le importó tampoco al Impero, después de todo no importaban ni exportaban nada, creo que solo quedan las razas nativas del planeta, no sé nada de ellos, solo que están muy bien adaptados al planeta. Con suerte los encontremos tal vez podamos intercambiar la nave como chatarra por agua y un comunicador.- Celtru ignoro adrede a los hermanos que la miraban con un repentino odio, esa nave era su hogar.
No hubo tiempo para mucho más, de un momento a otro los imperiales habían entrado y al grito de "prefiero verla en pedazos que dárselas" Ooris había hecho estallar todo y se encontraron corriendo por las arenas perseguidos por soldados muy enojados.
Delante de sus ojos se extendía el amarillo que se encontraba abruptamente con el celeste, sus pies se hundían cada vez que avanzaba, todo su cuerpo se venía abajo con él mientras intentaba dar un paso tras otro. En sus oídos retumbaba cada respiración que exhalaba, ni lo disparos de los soldados ni el roce de las telas de su ropa eran tan abrumadoras como su propia respiración. Sus pulmones estaban por estallar, el aire era como lava en sus fosas nasales, su garganta era lija cada vez que intentaba tragar la espesa saliva de su boca. Como un peso muerto sobre su espalda el sol abrazador lo empujaba más y más al suelo, estaba rodeado de fuego, lo sentía pegarse a cada centímetro de su piel y seguía hundiéndose cada vez más con cada centímetro que lograba avanzar.
No había nada más que la mismísima nada, corrían hacia ningún lugar con el solo propósito de dejar atrás a los soldados, adentrándose en las fauces de la arena para ser devorados por ella. Corrían hacia la muerte en un intento por escapar de ella.
Cayeron por la ladera de una duna, la arena quemaba y se metía en su sistema respiratorio. Cuando dejaron de caer se encontraron con un problema más grande. No se podían levantar, el clima los había vencido. Están cansados y Obi Wan podía sentir como un peso invisible lo empujaba a las arenas. Los rodearon. Obi Wan pensó en cuan enojado estaría el Maestro Jin cuando se enterara de la muerte de los hermanos y peor aún, cuando ordenara sus cosas para hacer espacio a los nuevos reclutas y encontrara ese libro que dijo haber perdido per que en realidad solo mancho con jugo y no tuvo el coraje de entregar a Lady Yocasta, una decepción más.
Es extraño, reflexiona Obi Wan, lo que te preocupa cuando mueres ¿Er así para todos? ¿Pensó Grievous mientras lo atravesaba con su sable "mierda, creo que deje las sabanas en la secadora"? ¿O es algo de las personas buenas preocuparse por las tareas inconclusas y los seres queridos despojados? No tuvo tiempo de seguir con ese tren de pensamiento, nada lo prepararía para lo que vio a continuación. Del suelo, de debajo de la jodida arena salieron de forma rápida y majestuosas unas grandes figuras cubiertas con telas. Al levantarse del terreno la arena se levantó con ellos y defendió como el agua lo haría si salieras rápidamente del mar. Fue bellísimo. Los seres clavaron sus garras entre las uniones de las armaduras de los soldados. Y luego, nada. Se quedaron parados, figuras humanoides cubiertas de telas marrones, naranjas y rojas con garras o cuchillos opacos que los miraban desde sus lentes oscuras.
-¿Son corredores?- no sabe cuál habló, pero su acento era extraño. Como si supiera el idioma pero no lo hablara seguido
-Enemigos del Imperio- dijo Sarin con mucha dificultad.
-Sirve- la figura más cercana a Obi Wan, se acercó a ellos y le tendió la mano a Yvette que llevaba consigo el maletín, por suerte alguien se había acordado de salvarlo de las llamas – somos los hijos de Ar-Amu y les damos asilo- .
