REY DE LOS DEMONIOS
¡Finalmente llegó una nueva actualización!
¡Disfrútenla!
Atte. xidevill
Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.
CAPÍTULO 4.
KAGOME
-Koga… - repetí en un susurro.
-¡Majestad! ¿Se encuentra bien? - preguntó un hombre a sus espaldas.
-Sí, estoy bien Ginta. No hay porque alarmarse tanto, solo no me fijé por dónde iba y terminé chocando por accidente con..
Entonces me miró.
-Kagome- Asentí rápidamente.
-Kagome - completó - Terminé chocando con esta bella señorita.
El sonrojo en mis mejillas no tardaron en aparecer.
-Disculpe mi ignorancia, pero usted ¿Quién es? - me animé a preguntar dado que la palabra "Majestad" aún rondaba mi cabeza.
Tomó con mucha delicadeza mi mano derecha y se la llevó a sus labios.
-Soy Koga Okami. Rey de los Okami Yokai.
Era de imaginarlo, un hombre con aquel puerto particular no podría pasar desapercibido.
Sonreí en respuesta.
-Y por su belleza me atrevo a decir que usted no es por aquí.
-¿Habla de Lothar?
-Así es- sonrió.
-¿Qué le hace pensar eso?
-Existen mil motivos, pero hay uno que sin duda es el más visible -Se acercó un poco. Lo suficiente como para susurrarme al oído - Usted es un ángel que destaca en este nido de demonios.
-¡KOGA!
Ambos miramos al dueño de aquel grito. Inuyasha nos miraba desde el fondo del pasillo ya pesar de la distancia que nos separaba podía sentir su enojo.
-Hablando de demonios - dijo distraído el Rey de los Okami Yokai.
-¡Maldito! ¿Qué fue lo que dijiste? - exclamó Inuyasha mientras se acercaba.
-Tranquilo Inuyasha, no ves que hay una dama presente.
Koga me miró y pude sentir la mirada ambarina de Inuyasha teñirse de un leve tono rojizo.
-Kagome ven aquí - negativamente el menor de los Taisho.
Lo miré dudosa sin saber qué hacer ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué de pronto actuaba de esa manera?
-Kagome…- insistió.
Y al ver mi nula motivación a obedecer, se apresuró a tomar mi muñeca y jalar de ella hasta ponerme tras su espalda.
-¿Qué haces? Suéltame…
-Shh - Me llamo - ¿Qué haces aquí Koga?
Este sonrió aún sin despegar la mirada de mí.
-Eso es algo que a ti - Hizo énfasis en la última palabra - No te incumbre Principe. Vine a hablar con tu padre, ya sabes - dijo burlón - Una conversación de Rey a Rey.
-Conozco tus intenciones y sé que no son nada buenas. Te recuerdo que los Okami no son bienvenidos aquí.
-Te equivocas Inuyasha, mi padre no era bienvenido. Pero ahora que murió y yo pasé a ser el nuevo Rey de los Okami Yokai vengo a hacer una alianza con su Majestad el Rey. Y eso es algo que a ti no te incumbe.
-Idiota…
-Fue un gusto conocerla bella princesa. Debo confesar que quedé encantado por su belleza.
Sonrió coqueto y sintió que el cuerpo de Inuyasha se movía para esconderme de la vista de aquel joven.
-Con su permiso.
Un gruñido por parte de Inuyasha me indicó que por fin todo había terminado. Suspiré agotada y cuando bajé la cabeza me di con la sorpresa de que su mano aún rodeaba mi muñeca.
Carraspeé para llamar su atención mientras me liberaba lentamente de su agarre.
-¿Qué estabas hablando con él? - Dijo severo.
-Eso es algo que a usted no le incumbe - repetí las mismas palabras que él había usado en la cena.
Di media vuelta dispuesta a irme pero nuevamente me lo impidió.
-No quiero que esté cerca de ese sujeto Princesa.
-Por qué usa formalismos, hace poco me llamó por mi nombre ¿Qué, ya lo olvidó Majestad?
-No estoy de humor para estas tonterías - Entonces me soltó - Si digo que no quiero que vuelva a hablar con él, es por su bien. Koga Okami es igual o peor que el maldito de su padre.
-¿Qué quiere decir?
Su mirada se oscureció de pronto, como si hubiera grabado algo, algo que en fondo hubiera deseado olvidar.
-Son asesinos y por sus manos corre la sangre y la vida que le arrebataron a mi madre.
Aquella confesión me tomó por sorpresa. El silencio fue opacado por cánticos apáticos de un par de grillos que se escondían en él jardín.
Miré sus manos y el impulso de poder envolverlas con las mías me consumió. Y cuando lo hice sus ojos, aquel par de ojos semejantes al sol, me miraron confundidos.
-Por fin me muestra al Inuyasha que conocí aquella noche.
Entonces se apartó, dejando mis manos suspendidas y al aire.
-Será mejor que entre Princesa. Su madre quedó preocupada cuando salió de pronto. Por cierto ¿A dónde iba? - Miró en dirección a la salida - Acaso… ¿Planeaba huir?
-¿Y si así fuera qué? Solo deseo regresar a casa, a mi casa, al lugar de donde nunca debí salir.
-Lamento que Lothar no haya sido de su agrado - dijo cínicamente.
-En eso se equivoca Majestad, Lothar es hermoso, el problema radica en su Príncipe.
-Lamento que Sesshomaru no sea muy expresivo - Sonrió burlón.
Negué con la cabeza y le lancé una mirada furiosa.
-Usted es imposible - dije girándome para abandonar el lugar.
-¡Fue un gusto hablar con usted Princesa!
-¡Agh!
Cerré de golpe la puerta tras de mí.
-¡Sango!
-Si Princesa.
Miré a la castaña.
-No lo soporto más, mañana mismo nos vamos de este lugar.
-¿Pero y su abuelo? ¿Ya habló con su madre?
-No y no tengo cabeza para hacerlo. Les enviaré una carta cuando lleguemos a casa - Apunté mi baúl y asentí - Nos vamos antes de que amanezca, prepara todo.
-Sí Princesa.
Con el primer cántico de las aves ya había salido a hurtadillas del palacio. Respiré profundamente cuando sentí el aire fresco de Lothar acariciar mis mejillas.
-Princesa ¿Está segura de esto?
-Sí - asentí - No existe mejor lugar de nuestro reino y hoy por fin volveremos.
-Si pero…
-Sango, eres la mejor guerrera que tiene el reino, no te preocupes, estaremos bien.
-Pero no le temo al viaje Princesa.
-¿Entonces? - cuestioné curiosa - Si no es mi seguridad ¿Qué es lo que te trae así de ansiosa?
-No creo que a su Majestad le vaya a agradar la idea de que se usted escape y…
-Pues debe pensarlo antes de comprometerme con ese… con ese sujeto.
-Pero es el Príncipe.
-Lo sea o no, no le da el derecho de tratarme así de mal. ¡Mira que rechazarme! ¡A MÍ!
-Princesa...
-Sí Sango ¡Es un idiota arrogante!
-Y será este idiota arrogante quien impida que te vayas.
Gira sorprendida.
-Majestad - dijo Sango haciendo una reverencia.
-¿Qué es todo esto? - apuntó mis cosas con demasiada curiosidad - ¿Qué pasó? ¿Te comió la lengua el ratón?
-¿Qué haces aquí? - Cuestioné frustrada.
-Lo mismo digo.
Entre cruzó sus brazos y me miró desde su altura.
-No es obvio, creí que era más inteligente Majestad -me burlé.
-Princesa - riñó Sango desde lo bajo.
Inuyasha sonrió y aquello no hizo más que intensificar mi enojo.
-¿Qué es tan gracioso?
-Creo que nunca me cansaré de verla enojada.
-¿Te estás burlando?
Soltó una risa escandalosa y justo cuando estaba a punto de refutar, el llamado de mi madre me distrajo.
-¡Kagome! ¡Kagome!
La ví aparecer por el pasillo con lágrimas en los ojos y aquello me alertó.
-¿Mamá?
-Oh hija, es tu abuelo…
-¿What? - Dije confuso.
-Tu abuelo… él…
Corrí por todo el pasillo hasta que llegué a la habitación que ocupaba mi abuelo. Cuando entré la figura imponente del Rey me recibió.
-¿Qué le pasó a mi abuelo?
-Kagome, tienes que ser fuerte…
-¿Qué dice? - lo miré confundida - ¿Qué quiere decir?
Me fuí acercando lentamente a la cama donde aún se encontraba el cuerpo de mi abuelo. Pero de pronto una fuerte mano me detuvo.
-No vayas más allá. No te gustará lo que verás.
-Suéltame - demandé alejándome de Inuyasha - ¡Abuelo!
Corrí a su encuentro.
-Tu abuelo está muerto.
Un latido doloroso se instaló en mi pecho.
-No… - negué mientras me aferraba a su cuerpo pálido y frío - ¡Abuelo!
-Kagome… -escuché la voz rota de mi madre.
-Inuyasha - dijo el Rey - Será mejor que te la lleves de aquí.
-¡No! Yo quiero estar con mi abuelo - supliqué forcejeando y huyendo de los brazos del ambarino - Por favor…
Fue lo último que dije antes de darme por vencida y dejarme llevar por Inuyasha hasta la salida de aquella habitación.
-¡No! mi abuelo no puede estar muerto - grité consumida por la desesperación - ¡Él no.. ! él…
Fue entonces que los brazos de Inuyasha me rodearon, creando una especie de contención para mis tormentos.
-Tranquila Kagome - musitó sobre mi cabeza - Aquí estoy…
Continuara...
