¡Ya extrañaba mucho escribir! Me alegra por fin tener tiempo de avanzar con este proyecto que tanto me gusta. Han sido meses muy difíciles para mí, y se vienen cosas más pesadas; por lo que escribir el fic me levanta mucho el ánimo, espero que a ustedes les guste este capítulo, recién sacado del horno.
Capítulo 39: En tinta
Las olas golpean con fuerza la costa de Sunnyshore, justo donde estaba ese barco enorme y decrepito que sería la nueva base de operaciones de la AIP. Serena no puede evitar observar este buque con bastante disgusto, se nota que no le han dado mantenimiento en décadas. No le sorprende que parezca que está encallado, si lo hicieran navegar, se haría como papel dentro del mar en meros segundos. ¿De plano no los querían en ningún lado?
"Se ve interesante, ¿No Serena?" Pregunta Ash, mirando el navío con genuina curiosidad, caminando hacia las rampa de acceso.
Pikachu mira a su entrenador, como si quisiera decirle "Debes estar bromeando"
"Uh, si por interesante te refieres a horrible, entonces sí."
"¡Vamos no puede ser tan malo!" Comenta el joven, lleno de optimismo. El cual se desvanece al ser detenido por el par de militares que estaban en la entrada, cada uno con fieros Houndoom a su lado, listos para atacar.
"¿Quiénes son ustedes?" Dice uno de ellos, sacando de onda a Ash y a Serena con ese tono hostil.
Ambos se quedan en silencio. Ash es el primero en hablar, cometiendo el error de presentarse por nombre. "¡Ah! ¡Soy Ash y…!
"Ugh deben de ser pendejos de la AIP, se les nota. Ya pásenle, rápido." Dice el otro militar despectivamente.
Los chicos se apuran, sienten que les van a aventar a esos pokemon sino se movían. Cuando ponen un pie dentro, de inmediato son bombardeados con gritos.
Una mujer joven, de cabello corto; vestida con uniforme militar no tarda en darles instrucciones. "Vayan a registrarse ahí, apúrense o los sacamos a patadas, ¡rápido rápido!
Había muchos más militares, que gritaban a la gran cantidad de agentes de la AIP ahí presentes, presionándolos a llenar una torre de formularios a punta de gritos e insultos. Serena siente que esto no es necesario en lo absoluto, pero razona que la gente definitivamente está harta de ellos y de por sí jamás se han llevado bien con ninguna autoridad. Es obvio que solo los están atormentando así, porque pueden hacerlo.
En breves momentos Ash y Serena se ven así mismos cargando pesados formularios, todo para ser registrados aquí, y evitarse unos cuantos gritos. Ash no tiene problema para cargarlos, pero Serena siente sus manos temblar.
Pero no es la debilidad de sus brazos lo que la hace tirar esos inútiles papeles. Zoey había chocado contra ella, venía corriendo tan rápidamente que ni siquiera ponía atención a donde iba. Ambas estaban en el piso, pero la pelirroja se levanta de inmediato.
"¡FUERA DE MI CAMINO IDIO- Ah! ¿Serena? ¡Lo siento, lo siento! ¡No-no quise lastimarte, discúlpame por favor! ¿Estas bien?" La pelirroja estaba pálida y horrorizada al ver que casi le habla de esa forma a Serena tras golpearla por su distracción.
Ash está confundido, pero no pierde tiempo en poner a Serena de pie; tomándola de ambos brazos y levantándola sin dificultad. A la castaña se le hace tonto sonrojarse a algo como esto ¿Pero tenía algo de malo?
Zoey había acabado de recoger las hojas en tiempo récord, como si su vida dependiera de ello. "Por favor perdóname Serena" La pelirroja le da la tonelada de hojas, parecía casi paranoica. "¡Por cierto si Dawn pregunta por mí, díganle que no me han visto!" La pelirroja continua hacia un filtro de seguridad, pasando sin problemas al simplemente mostrar una credencial que tomó de la bolsa de su pantalón, de ahí la pelirroja desaparece.
"¿Pero que le pasó?" Serena niega con la cabeza, incrédula con ese comportamiento. Es como si la persiguieran para matarla.
"¿Cómo que no la vimos?" Pregunta Ash, moviendo su cabeza a un lado, Serena suelta una pequeña risa.
"Es…es solo una expresión. Solo no le digas a Dawn a donde se fue ¿Vale?"
"Oh, ok, pero no entiendo porque pediría, eso." Dice Ash, poniendo sus hojas en la primera superficie vacía que ve, ayudando también a Serena con todo el papeleo.
Serena suspira, pero claro, ¡Obviamente la pelirroja se las dio en desorden! Ah, ya no vale la pena quejarse de eso, acomoda las treinta hojas en orden, y empieza a contestar las…absurdas preguntas. Las primeras eran datos básicos, si un poco intrusivos, ¿pero preguntarles a qué hora nacieron? ¿Si son espías de Menagerie? ¿Si están totalmente seguros de no ser espías de Menagerie? Locura absoluta, para estas alturas era más fácil llenar a lo tonto, como lo estaba haciendo Ash, que termino de llenar tantas hojas en meros minutos.
"¡Terminé!" Anuncia Ash, orgulloso.
"¡Cállate y ya entrega eso, imbécil!" Le grita un militar a distancia. Incluso Ash empieza a irritarse con este trato.
Sabe que no debería, pero Serena sigue el ejemplo, apenas fijándose en las preguntas. Al menos eran de SI o NO la mayoría de ellas. No cree que vayan a revisar esta basura.
Dawn llega junto a ellos, sin aliento y con su propio paquete de hojas. "¿Por qué rayos no dejan pasar? ¡Me hicieron ir por esto!"
"Oh, es solo para registrarnos, como esto está militarizado y eso." Explica Serena.
"¡Si pero no es razón para gritarme todo el camino!" Dawn llena también los datos a lo tonto. Solo le importa obtener el maldito permiso para entrar y atrapar a la escurridiza pelirroja ¡Como se atreve a dejarla con la palabra en la boca! "Vieron a Zoey? Pasó por aquí ¿Verdad?"
Ash está a punto de decir que sí la vio, pero recuerda lo que Serena le dijo y solo niega rápidamente.
Serena solo dice. "Para nada."
Dawn los mira con sospecha, pero hay tanta gente aquí, y tienen a todos llenando estás porquerías; seguro Zoey pudo pasar totalmente desapercibida sin problema. La peliazul marcaba las hojas con tanto enojo que dejaba dañado el papel. Se la pasó un mes pensando la decisión de aceptar los sentimientos de Zoey, y cuando le dice, la loca esa sale corriendo ¡Como si eso fuera una sentencia de muerte! Solo se la pasaba diciendo ¡Dawn no me hagas esto, dejémoslo así y blah blah blah! No va a aceptar eso. Zoey desea con el alma estar con ella, y por fin se le va a cumplir.
Toda decisión que Dawn ha tomado en estos años, ha sido absolutamente irracional. Siempre hay una solución inteligente a los problemas, pero por razones que la peliazul no desea en ahondar en el momento, siempre iba por los caminos destructivos. La pelirroja le dijo que entendió que solo fue el calor del momento ¿No era más fácil pretender que nada de eso pasó? No, ahora era una cuestión de orgullo.
En aquel edificio gubernamental en ciudad Veilstone, Lillie y Ada Corveille habían sembrado un efectivo terror sobre los políticos de pacotilla presentes, así como del pobre personal presente. Los hombres de traje y corbata que hace poco las habían visto con burla y desdén, ahora temblaban como bebés arrinconados. Secretarios y secretarias que solo se encontraban haciendo su mugre trabajo que ya de por sí pagaba poco ahora eran rehenes de un par de locas.
Lillie tiembla al ver a tanta gente temerle, su Ninetales no está segura que su entrenadora este tomando una buena decisión al ponerla frente a civiles que no tienen capacidad de defenderse, pero en fin su labor es obedecer.
La rubia siente la mano de la perversa escritora en su hombro. "Manténganse firme." Le susurra. "Usted está a cargo ¿No le agrada el poder? El miedo es la forma más efectiva de mantenerlo"
Lillie niega suavemente con la cabeza.
Ada suspira, claramente irritada. Como detesta a esta imbécil que no aprovecha una situación como esta. Lo importante es que, si Lillie flaquea, las cosas podrían girar en contra de ellas. Al menos la rubia era buena obedeciendo órdenes. Ada toma un celular de su bolsillo, pero este no funciona, ella solamente lo encontró entre los cuerpos y lo tomó porque la funda era de color negro con purpura, la vil mujer finge una llamada. "Camarada, ¿Está todo listo para la destrucción de la organización? Los políticos estos no están cooperando."
Las pupilas de Lillie se encogen mientras voltea hacia Ada Corveille, ¿Qué rayos está diciendo?¡Tiene que parar! "¡Ada! Exclama con urgencia, pero la mirada de los que están atrás de ella la hacen dudar de detener a la loca. Ada simplemente le pidió seguirle la corriente, y estaba sirviendo. Si dice algo indebido todo se va a la basura, sólo tienen a un pokémon y un revolver; de querer hacerlo todos les ponen un alto y tiran el teatro. "Ada, dígales que ordeno que vengan a nuestra ubicación; para…volar el edificio."
Ada Corveille sonríe perversamente ¡Pensó que esta idiota iba a arruinar todo! "Movilicen a todas las unidades libres a donde estamos, lleven la dinamita necesaria para despedazar este lugar, ¿Qué cuantos kilotones? ¡No sé, ese es tu maldito trabajo! ¡Rápido!" Grita, muy satisfecha con su actuación al oír las protestas de la gente.
"¡Por favor damas, detengan esta locura, firmaremos lo que quieran!"
Lillie voltea hacia el hombre que quiso humillarla, ahora se arrastraba pidiéndole piedad. "Cállese, nadie le dio permiso de hablar."
Ada sonríe. "Si, espero les quede claro que al próximo que hable fuera de turno le vuelo la cabeza." Dice, apuntando al hombre, quien se encoge aún más.
Todos quedan helados. ¿Acaso se salvarán aun si obedecen a estas dementes?
"Presidenta Lillie, escribiré el documento que queremos que los presentes firmen, no me voy a demorar en su redacción." Dice Ada, sentándose en el escritorio de la recepcionista, el cual tenía una computadora. Aunque Ada prefiere usar plumas y tintas negra bañadas en su magia obscura de bestia, no tiene más remedio que usar un software de texto común y corriente, pero su fascinación por escribir es tal que sus dedos se mueven a velocidad inhumana por el teclado. ¡Cada una de estas crueles condiciones harán que este documento sea un ave de carroña dando vueltas sobre estos simios moribundos!"
Lillie está impresionada con esa velocidad, pero intenta concentrarse en mantener a raya a los rehenes. Pobres, pero no queda de otra…realmente debe mantener la tiranía pura del miedo para evitar que algo salga de control. "Pero yo no impongo autoridad ¡Mucho menos voy a dar miedo!, si esto está funcionando es porque esa mujer es tan diabólica, justo como una bestia." Piensa, intentando mostrar tan poca emoción como le es posible. "Tampoco soy tan carismática como mi madre. Aun así, no estoy dispuesta a dejar esto a cargo de alguien más, solo debo decidir como manejar las cosas; pero por lo visto, ser amable no funciona."
Mientras tanto en Ciudad Sunnyshore; Serena, Dawn y Ash habían logrado por fin completar el estúpido proceso de registro. Para sorpresa de nadie, ni siquiera se molestaron en revisar todo el papeleo, simplemente les entregaron gafetes, y les permitieron pasar; eso sí, con miradas horrendas, como si fueran basura andante.
"Nunca me voy a acostumbrar a este lugar." Dice Dawn, mirando las paredes metálicas oxidadas, además el lugar estaba asqueroso. Un persistente olor pútrido envenena el aire y había basura y material orgánico no identificado incrustado en todos lados.
"Yo tampoco, está muy obscuro, frío y repugnante."
Ash asiente con la cabeza, su Pikachu está mareado. "Esta del asco, pero si tiene una zona de combates, todo estará perfecto."
Paul sale de la nada, casi matando del susto al trio. "No tiene ni eso este maldito pedazo de basura, pero si los oigo quejarse más juro que los mato."
"¿Por qué elegiste este sitio?" Pregunta Dawn, muy indignada.
Paul se enoja al instante. "No había de otra, nadie nos desea porque destruimos todo lo que tocamos, además no fue mi elección; la idiota pelirroja también accedió."
"¡Oye no le hables así a Zoey! Pero hablando de ella… ¿La has visto?"
"Si, hablé con ella. Quedamos en que si alguien se queja de este lugar lo vamos a arrojar directo al mar. Es en lo único en que estamos de acuerdo."
El trio se queda perplejo con esa amenaza. ¿Hablaban enserio?"
Dawn tuerce los ojos. "Okay no me quejaré, pero me refería a que si has visto a Zoey pasar por acá."
"Ah, no." Contesta Paul y se dirige a Ash. "Sígueme, tenemos cosas que arreglar en donde vamos a dormir los hombres." Dice caminando rápidamente hacia el lado izquierdo.
Ash asiente, feliz de ponerse a trabajar. "¡Nos vemos chicas!" Ambos jóvenes dejan a Serena y Dawn solas en ese enorme lugar.
"¿Y ahora?" Pregunta Serena.
"Odio que nos digan todo a medias, supongo que hay que buscar donde nosotras dormiremos. Ahí estará Zoey, sin duda. ¡Vamos por la derecha, seguro ahí esta donde se quedan las chicas!"
Serena asiente y camina con Dawn por el pasillo apenas iluminado con un triste foco. "Por cierto, ¿Por qué tan ansiosa de encontrar a Zoey?"
Dawn suspira. "Me le declaré, pensé que estaría eufórica; pero ella empezó a balbucear que podíamos pretender que nada paso en el cristal. Sólo no puede creer que si aceptara ser su novia que tuviera yo la iniciativa de hacerlo; por eso salió corriendo como si fuera yo a matarla."
"Pero, quizá es lo mejor ¿No? Tu misma…, bueno cuando estábamos recobrándonos dijiste que te dejaste llevar cuando le dijiste que la amabas. Si Zoey te dijo que entendió lo que paso… sino la amas de verdad no creo que debas…"
"De todas formas, ella salvó mi vida, le debo una ¿No? Que mejor forma de agradecerle que darle lo que más quiere."
"¿Cómo sabes que ella en verdad quiere eso?"
"Por que la conozco mejor que nadie. Ni ella misma se entiende."
"Vas a herirla muchísimo." Comenta Serena, bastante decepcionada con la peliazul.
Dawn se detiene un instante. En eso tiene razón, pero aplica para todo; toda interacción humana implica que habrá sentimientos heridos. Especialmente entre más cercana sea la relación; por eso uno jamás debe acercarse demasiado. Se abstiene de contestarle a Serena, no tiene caso.
Tras caminar en un incómodo silencio, ambas ven bastante luz salir de una de las muchas puertas metálicas del pasillo.
Ambas se asoman y de inmediato son recibidas por Mallow y Lana, quienes aun tienen moretones y heridas de lo ocurrido, esa explosión con el movimiento Z casi las mata. A pesar de ello, ellas estaban limpiando con diligencia, junto con varias otras chicas el feo espacio donde dormirían: Un pasillo con veinte camas.
"¡Dawn! ¡Serena!" Mallow se acerca a ellas, dejando una escoba de lado. "Me da tanto gusto verlas bien!"
"¡Igualmente!" Responde Serena.
"Aun se ven bastante heridas…" Comenta Dawn al mirar de cerca a las chicas.
"Bueno ustedes parecen que regresaron del más allá." Dice Lana, limpiando con un trapo las ventanas.
Serena suelta una pequeña risa, es cierto, ellas siguen viéndose fatales. "¿En que podemos ayudar? Veo que este lugar…es, emm."
"Horrible, apenas y cabemos. ¡Con ustedes dos ya no quedan camas libres!"
"Extraño el otro edificio, ahí dormíamos de a dos."
"Ya se, este lugar apesta, pero que Paul y Zoey no las oigan; se ponen histéricos."
Lana y varias chicas que también limpiaban se ríen. "Es bastante divertido, es en lo único en lo que se han puesto de acuerdo." Dice Lana entre risas. "Amenazan con tirar gente al mar, y se la pasan medio paranoicos."
"Supongo que hicieron lo mejor por conseguir algo, quizá y podamos tener algo mejor." Dice Serena, tomando uno de los tantos trapos disponibles y empezando a limpiar la primera superficie sucia que ve.
"Pero al menos ya hemos avanzado bastante con la limpieza. De hecho, pensamos que sería divertido decorar este lugar, podemos hacerlo bonito para nosotras."
Dawn se emociona bastante con la idea de decorar. Pero no olvida su principal objetivo. "¿Y Zoey? ¿Saben por donde anda?"
"Bueno, estaba ayudándonos a limpiar, pero la verdad es que tiene que arreglar muchas cosas que Lillie le pidió. De hecho, ella, Lillie y esa otra mujer que apenas llegó, Ada, están durmiendo aparte, en una porquería de "oficina" bueno, es donde está una de las pocas computadoras que sirven. Creo que se la han pasado transcribiendo información a una base de datos y prácticamente duermen ahí."
Dawn sonríe ligeramente, bingo, ya sabe donde va a estar la mayor parte del tiempo.
Pasan bastantes horas de limpieza profunda, por el estado en que encontraron este sitio ni idea de que era toda esa mugre, pero ahora este lugar es al menos habitable. Ya cada una de ellas traería cosas para adornar tanto el cuarto como personalizar sus camas.
"¡Hola a todas!" la voz de Úrsula de inmediato ahoga el ambiente de charla tranquila y cotilleo. "¿Porqué tan calladas de repente? ¿No están felices de verme?"
"Obviamente no, pendeja." Responde Dawn, furiosa con la presencia de esa mujer. Carajo, y ahora voy a tener que dormir en el mismo sitio que ella."
"Oh estabas ahí Dawn? Lo siento, ni me di cuenta, hablaba con las demás." Dice la chica con desdén, mirando a la peliazul con emoción perversa, no puede esperar a poner en marcha el bonito plan que ella y Miette tienen pensado.
"Se útil y ayuda, de algo has de servir." Contesta Dawn.
"Oh, las ayudaría, pero ya que tengo otro lugar donde quedarme, pues estaría perdiendo mi tiempo."
"Entonces lárgate."
"¡Oh no tienes derecho a correrme! Yo soy miembro de aquí, te guste o no, así que, aunque duerma en otro lado; debo ser responsable y estar aquí. De hecho, tengo algo que hacer en este preciso momento. Serena y mi estimadísima Dawn, deben darme un poco de su cabello."
"¿Qué?"
"¿¡Para que mierda quieres eso!?" Responde Dawn de inmediato, acercándose a la chica.
"Ustedes tuvieron una infección ¿No? Una infección causada por bestias. Aunque estén curadas esa cosa que les dio debe ser estudiada, así que desgraciadamente me pidieron recolectar muestras, para análisis microbiológico o algo así. Ojalá alguien más sea el que recoja su saliva…" Explica, mostrando dos tubos de ensayo con corcho totalmente nuevos.
Las chicas limpiando se quedan viendo a Serena y Dawn. La castaña suspira y se arranca algunos cabellos, Úrsula se acerca, y recoge la muestras con pinzas y las introduce en el tubo, escribiendo con marcador negro el nombre de la chica en él. "Gracias Serena, ahora te toca a ti querida Dawn."
Dawn la mira con odio inmenso, pero accede muy reluctantemente a dar hebras de su hermoso cabello.
"Gracias por tu cooperación, seguro tu muestra tendrá más que solo partículas de bestia."
Dawn se pone roja, un comentario más y se le va a ir encima a esa puta estúpida.
"¡En fin! Nos vemos pronto." Exclama la chica, por fin desapareciendo de la vista de todas. La chica sale del decrepito barco, mirando los tubos de ensaye con malicia. Camina por la playa, ignorando las miradas de esos molestos militares y sale de la base, dirigiéndose a un parque cercano ¡Al menos la nieve se había derretido en esta mugrosa ciudad!
Ahí la esperaba Miette, con una sonrisa enorme en el rostro. "¿Tuviste problemas para conseguirlos?
"En lo absoluto, esas idiotas me lo dieron sin más. ¿Segura que solo necesitamos una hebra para esa poción? Traje más por si acaso."
"Con una hebra basta, la opción es facilísima de hacer. Ya conseguí lo demás, vamos a la casa a hacerla en cuanto antes."
Úrsula asiente y entre risas, las chicas caminan por la ciudad hacia ese lugar maldito. Aquel lugar que servía de residencia temporal para esas crueles mujeres. La joven ya no tiene problemas en entrar, la magia que Miette había puesto en ese lindo arete es más que suficiente para protegerla del mecanismo anti humanos. ¡Este lugar si que es digno de ella! Tan elegante y opulento, ciertamente las bestias solo disfrutaban lo mejor de lo mejor. ¡Que belleza que ella se quedará aquí mientras sus asquerosas compañeras tendrán que dormir en lugar tan apestoso; se lo merecen!
Miette ahora transformada en Nectura, su bella forma bestial, abre el libro de pociones y con bastante trabajo mueve las paginas usando magia; sólo así puede ser leído este recopilatorio, una bestia de su nivel no debe tener acceso a él, por eso su poco dominio sobre la magia hace que algo que para una de sus superiores sea trivial; sea una tarea monumental. "Aquí está la página, el elixir del retorcido anhelo."
Nectura deja el libro sobre la pequeña mesa, y empieza a leer:
"Elixir del retorcido anhelo" [FÁCIL]
"La escencia de la gran reina Macherie afecta las emociones de la víctima a un grado absolutamente destructivo. Terribles actos violentos serán cometidos hacia las victimas durante su efecto."
Ingredientes*
Un jarrito dorado de Nettare.
Una gota de la fuente del anhelo.
Una hebra de cabello de tu victima
Un tubo vacío.
*Si tienes más de una víctima, duplique las cantidades.
Instrucciones
Primero se ha de colocar la gota del anhelo dentro del jarrito dorado, después se debe esperar cinco minutos y posteriormente se introduce el cabello de la víctima. Inmediatamente, el color dorado del Nettare se volverá rubí, finalmente se debe verter en el tubo vacío. El elixir debe de ser ingerido por un ser escogido al gusto, el cual violentará a la víctima. El efecto dura aproximadamente dos horas.
ADVERTENCIAS
Nunca usarlo contra otras bestias ni en uno mismo.
Su sabor es de licor de cereza, por lo que es necesario ocultarla en algún alimento o bebida dulce para disfrazar su presencia.
"No creo que tengamos problemas, haré la de Serena." Dice Nectura, colocando los ingredientes necesarios con fascinación sobre la mesa. Las chicas están por ponerse a trabajar, pero una voz repentinamente les habla, casi haciéndolas desmayar.
"¿Disfrutando la tarea de química?"
Nectura tiembla al darse cuenta que la voz viene atrás de ella. Ursula se queda paralizada, ella ve un par de ojos ámbar brillando en las sombras. La dueña de la voz pronto se hace presente.
Nectura recuerda haberla visto, pero no está muy familiarizada con esa bestia; solo sabe que debe arrodillarse de inmediato y Úrsula por reflejo también se pone de rodillas.
La bestia sonríe, Nectura cree haberla visto en el cristal, pero no sabe su nombre. Es una bestia alta de cabellos negros, ojos de pupila afilada, de mirada traviesa; de su cabeza salen un par de orejas largas, vulpinas. Usa un hanbok lila, modificado a su gusto, con adornos y bordajes en tela dorada, dignos de ella. La parte inferior de su cuerpo está cubierta por pelaje, con patas de un canino. De su cóccix salen nueve colas, emitiendo un aura misteriosa color azul.
"¡L-lo siento mi Señorita!" Exclama Nectura, asustada. "¡Puedo explicarle todo!"
Nectura siente a la bestia acariciarle la cabeza. "No es necesario, se perfectamente lo que haces." La bestia sonríe. "Mi nombre es Kumiho, normalmente tengo otras responsabilidades, pero por ahora me han dejado a cargo de las de nuestra querida Crow Tengu."
"Lo siento, lo siento mucho, no sabía su nombre."
"Hay muchas en Menagerie, es normal no conocer a todas. En fin, estoy aquí porque claramente veo que estás haciendo algo prohibido. Y veo también que trajiste a una humanita aquí."
Nectura se queda paralizada, no sabe como responder, quizá la lleven de nuevo a la misma Reina, quien le dará una paliza.
"Lo prohibido es una dulce miel que tienta a todos, incluyéndome." Comenta la bestia dándose la vuelta. "La gran Macherie está de pésimo humor y no quiere saber nada de nosotras. Por lo que por el momento está bien que nos divirtamos un poco."
"O sea que…"
"Permitiré las travesuras que tienen planeadas. Sólo pido un favorcito."
"Por favor, lo que pueda hacer por usted, sólo dígalo."
"¡Que adorable bestia eres! Lo que deseo es simple, hay una mujer en la AIP… seguro tu amiguita humana la ubica fácilmente. Es hermosa, gentil, tiene una mirada que ¡Ah! Tan dulce, de verla en mi cabeza se me eriza la piel; ¡Ah! Me protegió de un simio idiota de cabello morado, arriesgándose a que yo la atacara. Cuando se destruyó el cristal, la besé, ¡Oh! Me arrepiento que haya sido un beso tan breve, debió durar tanto como fuese posible…" El rubor en el rostro de Kumiho se hace más fuerte, muerde sus labios y junta sus piernas. "Yo… prometí devolverle el favor." La bestia se sonroja, y toma su rostro con sus garras, en fascinación absoluta, recordando ese momento. "¡Solo quiero que no la involucren en nada de esto, si la lastiman, no podré perdonar nada!" Grita la bestia, desapareciendo.
Nectura y Úrsula se miran confundidas, una vez que esa bestia superior desapareció.
"Que…que fue todo eso?" Pregunta Úrsula, tan asustada como Nectura.
"No, no lo sé... ¿Sabes a quien se refiere?"
Úrsula piensa un momento. "Fue una descripción muy vaga, hermosa solo yo y gentil, ugh hay tantas de esas mujeres en la AIP." Dice Úrsula con bastante desdén.
"Bueno, no creo que haya problemas sino lo sabemos ahorita. Como usaremos esta cosa en un par de hombres…y dudo mucho que se refiera a las putas de Serena y Dawn. De ser así, bueno obviamente lo habría prohibido."
"¿Enserio podemos confiarnos así?"
"Las bestias como esa señorita…digo la señorita Kumiho son demasiado poderosas y sabias. Las llaman bestias del dominio, su trabajo es dirigirnos a las bestias de menor rango, hay más detalle en la jerarquía, pero eso es lo básico"
"De acuerdo, obviamente sabes mucho de todo eso. Entonces empecemos, no hay razón para esperar…" La mueca retorcida de Úrsula es contagiosa, y pronto ella y Miette vuelven a la creación de ese elixir.
La noche cae en ciudad Jubilo, Lillie se encuentra en una sencilla habitación de hotel, sosteniendo entre sus manos temblantes un documento lleno de clausulas dementes, todo para beneficio de la AIP. Veintisiete páginas llenas de locura pura; si firmaron esto realmente fue por miedo. Que día, simplemente no puede creer lo que pasó, básicamente cometió un acto terrorista. Le perturba tanto, ¿Cómo podrá dormir? Mira a su izquierda, y Ada Corveille está tan relajada, casi dormida ¿Tiene consciencia esta mujer?
Ada nota los ojos de Lillie sobre ella. "Duerma tranquila, tenemos la información de todos los que estaban ahí, si se atreven a hablar." La mujer bosteza. "Los mataremos a todos."
"¿Cómo puede decir cosas así, con tanta ligereza?" La rubia tiembla al oir esas palabras tan gélidas.
"Es solo la verdad, además obtuvimos lo que queríamos y más. ¿Acaso importa cómo? Si anhela destruir a Menagerie, no le debería preocupar la moralidad. Ya se acostumbrará." Ada cae en un sueño profundo, su escape a la realidad de haber sido expulsada de Menagerie, llevar a la asquerosa peliazul esa ante Macherie es más difícil de lo que pensaba. Pero ella es inteligente, seguramente y muy pronto, encontrará la forma.
Lillie no cree ser capaz de dormir hoy, ve detenidamente las firmas de quienes deseaban acabar con ella hoy, y aun con eso no puede dejar de arrepentirse por causarles tanto terror infundado.
Teatro de sucias y crueles mentiras.
