Queridos míos:
No tengo palabras para expresar lo feliz que me han hecho con la recepción del cap piloto de este nuevo fic, es solo el primero y ya ha conseguido 12 reviews, 18 seguidores y 12 favoritos! El doble o incluso el triple de lo que lograron mis otras historias, lo que significa que vamos creciendo en este grupito de fanáticos y que la familia se hace cada vez mas grande :3
Me alegro de que les gustara la temática!, venia pensando en ella desde hace varios meses pero me habia costado dar el pie inicial para desarrollarla. He avanzado al menos 7 caps, con la idea de que sin falta tengan actualización cada 7 días.
Muchas gracias a:
- joiscar: Hola! Siempre es bueno leerte entre mis reviews, muchas gracias por animarte a leer esta nueva historia, amo mucho que desde ya te haya encantado jiji. Iniciamos con un comienzo rapido para ir aumentado la intensidad con cada cap. Espero verte por aquí seguido!
- Carli89: Por primera vez en mis fics es Kag la que comienza a sentirse media rada despues de ese primer beso con Inu jaja, el inicio del cap 2 tiene la perspectiva de Inu y de como vivió él las cosas. Espero leerte por aqui nuevamente! Un abrazo
- Marian Muxtay: MUCHAS GRACIAS!, efectivamente, todos hemos tenido una amistad que de la nada se complicó con ciertas confusiones, a veces sale bien y otras no tanto, pero definitivamente era una temática que necesitaba abordar. Kag es la primera en sentir algo extraño, Inuyasha apenas lo ha notado, ya sabemos que a veces los hombres son un poco menos perceptivos con esa clase de sentimientos. Espero te agrade el capítulo 2!
- xiovillena: Hola cariño! Bienvenida a la sección de reviews, me alegro de por fín conocerte/leer tu perspectiva de las cosas. Gracias por darte el tiempito de escribir, me alegra mucho saber que has ido siguiendo mis historias en silencio jiji. Espero que esta te agrade tanto como las otras, disfruta la actualización :3
- Susanisa: Muchas gracias! Espero siga encantandote con el desarrollo de la historia, un abrazo!
- kcar: Me encanta leerte por aquí otra vez! Ya me he acostumbrado a tu presencia jaja. Muchas gracias por leer esta nueva historia, espero sorprenderte con los siguientes caps. Se viene muuuy bueno :D
- Guest: Mi queridisima Rosa Taisho, te había extrañado mucho tambien. De inicio darte las gracias por apoyarme con cada una de mis historias, sobretodo en su difusión, sé que parte del éxito inicial que ha tenido esta historia es gracias a ti :3, agradecida de tenerte como lectora, agradecida de seguir alegrándote con mis proyectos. Un abrazo enorme!
- Guest: Muchas gracias! Espero siga gustándote la historia.
- karla9811: Aquí estamos jeje, me demoré un poqui pero ya volvimos. Muchas gracias por leerme y darte el tiempo de dejarme un mensajito. Espero te agrade la actualización. Un abrazo enorme
- YokoGH: EMOCIONADA? PORQUE YO LO ESTOY ASI AAAA ajjajaj, muchas gracias por darte una vueltita por aquí, para mi ya es habitual leerte en los comments, de seguro te habría extrañado. Su amistad de por si se viene complicadisima desde el primer capítulo, de a poco iremos viendo como llegaron a ser tan amigos y como eso les complicará la existencia para decidirse a dar nuevos pasos, te juro que esta es una de esas historias en las que de verdad me he esforzado, el amor que nace de una amistad es un tema que me encanta, porque sé que todos lo hemos vivido alguna vez. Disfruta la actualización! Siempre es bueno estar de vuelta :3
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PUNTO IMPORTANTE: Dudas existenciales que podrían aparecer luego del primer cap.
- Edades de los personajes: Cuando Kag e Inu se conocieron, ella tenía 19 y el 22 años, en la actualidad (2016 en el fic) tienen 24 y 27 años respectivamente.
- ¿Quién es Alex Bonnet?: Alex es el personaje que va a complicarle un poquitin las cosas a Inuyasha en el trayecto de la historia, es el compañero de trabajo que aparece con Kag en la primera escena, sin embargo se ha mantenido a su lado a lo largo de los años (lo veremos un poco más en este cap 2). Me encantaría saber si su descripción les recuerda a algún personaje de animé/dorama y ver si coincidimos. Para mi la primera persona en la que puedo pensar cuando lo leo es en Han Seo Joon del dorama/webtoon "True Beauty" (que si no lo han visto lo recomiendo con creces). Es un personaje re importante, asi que no me lo odien desde el principio ajajja, espero que pueda encantarlas tanto como a mi.
- ¿Inuyasha siente algo por Kag en un principio?: Lamento decepcionarlos, pero no, el Inuyasha de esta historia es mas bien un amigo extremadamente coqueto que siempre está intentando "algo mas" porque si, no porque tenga sentimientos directos por Kag, Él efectivamente la ama, pero no en el modo que todos querriamos, al menos no por ahora jiji.
- ¿Kagome siente algo por Inuyasha?: Hasta el primer capitulo no. Es después de ese primer beso robado que su cabeza comienza a confundirse, costará bastante para que asuma sus sentimientos.
- ¿Esta es una historia InuxKag?: Por supuesto que si, esa es la única clase de fanfic que escribo, las cosas no serán sencillas, asi que de por si tengan paciencia.
- ¿Cuantos caps tendrá la historia?: Un punto que aún no he decidido, pero por lo general mis historias jamás tienen menos de 20 - 25 caps a menos que sean un one shot. La calificación es M, lo que significa que tendremos escenas de calibre fuerte tanto en la violencia como en el contenido explicito (ustedes saben a que me refiero) y que esto como ya saben, no será miel sobre hojuelas todo el tiempo.
El proximo cap será publicado el 21/12, aviso desde ya para que pongan un recordatorio por ahí jiji. Los quiero muchooooo.
Frani.
Capítulo 2.- La confusión de un primer beso
Inuyasha
El ruido de un grupo de jóvenes acercándose al estacionamiento nos puso en alerta a ambos, parecían distraídos, riendo de forma bulliciosa. Cerré de una sola patada la puerta del auto y empujé a Kag contra el metal frío con poca delicadeza, ya pediría disculpas luego, estábamos contra el tiempo. Bajé mi rostro hasta el de ella y sin pensarlo demasiado pegué mis labios a los suyos, cerrando los ojos por instinto. Sentí su cuerpo tenso contra el mío mientras mis manos sujetaban su rostro con firmeza por el ángulo de su mandíbula, manteniéndola cerca.
Fue en ese mismo instante que la gente a nuestro alrededor pasó a segundo plano, de pronto el único pensamiento que pude mantener en mi cabeza fue enfocado en lo suaves que eran sus labios contra los míos. Lamí su labio inferior tentado por descubrir su sabor y de inmediato su corazón aumentó la velocidad de sus latidos de forma exponencial. La sentí estremecer sutilmente entre mis brazos justo antes del dolor agudo de sus garras aferrándose a mi pecho, atravesando sin dificultad la tela de mi camisa.
Kag suspiró bajito mientras me atraía más cerca, y fue ese pequeño éxito el que me arrancó una sonrisa de los labios, considerando que esa era la oportunidad única y perfecta para experimentar en primera persona los besos de mi mejor amiga.
Me dejé llevar fácilmente, debía admitirlo, mis manos bajaron hasta su cuello, acariciando su piel con cuidado para no asustarle. Recorrí el trayecto de su clavícula izquierda con las yemas de mis dedos y bajé desde allí hasta su cintura, rozando de manera intencional su pecho con el movimiento. La estrechez de su cintura me motivó a aferrarme con fuerza y entonces por algún motivo perdí los estribos de mi propio juego. Convertí el beso fingido en uno real, introduciendo mi lengua en su boca para juguetear con la de ella en caricias tentadoras que iban y venían y con ello obtuve un par de jadeos de su parte.
Sentí mi pecho subir y bajar más rápidamente de lo habitual, buscando aire con desesperación. Sus manos se movieron a mi cabello, aferrándose a él con ímpetu.
Moví mi pierna entre las suyas y rocé con toda intención de poner a prueba sus reacciones. De inmediato un gemido ahogado murió en nuestro beso y sentí la piel de su cuello erizarse con facilidad. El aroma dulzón y excitante que le siguió encendió todos mis instintos.
– ¡Consíganse un cuarto! - Uno de los idiotas decidió gritar al pasar por nuestro lado, de inmediato el cuerpo de Kag se tensó y me empujó bruscamente.
El agradable aroma previo había desaparecido por completo y ya no había rastro de lujuria entre los dos. Sentí la rabia apoderarse de mi cuerpo y de pronto sólo quise arrancarle la lengua al imbécil que se había atrevido a arruinarlo todo. La miré fijo y el ardor en mis ojos se hizo cada vez más intenso.
– Oh, voy a matar al idiota. - Relamí mis labios justo antes de girarme en su dirección. Ya podía imaginar su cuello quebrándose bajo mi agarre, mientras le quitaba lentamente la oportunidad de respirar.
– Inuyasha, espera. - Me atrapó por las muñecas y me obligó a mirarla. - No quieres llamar la atención.
Lo medité por unos segundos y asentí, realmente no valía la pena arruinar todo por un humano entrometido.
– ¿Lista para irte a casa? - Le sonreí y palmeé sus hombros orgulloso de mi mismo, el plan había funcionado perfecto. Ella asintió sutilmente, con su mirada perdida.
Nos movimos hacia el auto, nos sentamos y ella se mantuvo silenciosa incluso cuando encendí el motor.
– ¿Te han comido la lengua los ratones? - Aquello la sobresaltó. - Luces perturbada.
No obtuve respuesta.
– ¿Te llevo a tu apartamento o te pasas por el mío un rato? Tengo un poco de gin para los dos…
– ¿No ha sido suficiente gin por esta noche? - Me reí.
– Siempre puede haber más gin. - Volví a mirarla, sus ojos chocolate casi me consumieron por completo justo antes de sobresaltarse y girarse para mirar por la ventanilla.
– Paso, estoy agotada, sólo quiero dormir.
– Oh, comprendo. Bien, a tu departamento entonces. - Yo no le insistía a nadie. Doblé hacia la izquierda y subí el volumen de la radio para hacer menos incómodo el trayecto.
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Mi mente intentó desesperadamente buscar en los recuerdos algún detalle que la hubiera molestado tanto.
*Flashback*
– ¿Por qué me besaste? - Su pregunta había sido increíblemente directa.
– Necesitábamos una distracción. - Respondí honesto. Tomé su mentón con suavidad y la obligué a mirarme. - ¿Te has molestado por ello?
– Tienes estrictamente prohibido volver a hacer algo como eso.
– Realmente te has molestado. - Susurré. - ¿O es que ha significado algo distinto para ti?
Bien, aquella había sido una mala elección de palabras, lo supe cuando su mirada me fulminó.
– No seas idiota, no estoy jugando, no vuelvas a hacerlo. - ¿Un simple beso de mentira había provocado esa pataleta?
– Si mal no recuerdo incluso me has respondido ese beso por un instante… - Intenté defenderme. - No parecías tan molesta entonces, aquel aroma dulzón entre los dos…
La miré divertido, hasta que de pronto mi atención se desvió de sus ojos a su boca y ella me esquivó al instante.
*Fin de flashback*
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Había sido el beso sin su consentimiento, pero entonces... ¿Por qué me había correspondido?
La vi caminar a paso seguro hacia su edificio y a diferencia de otras oportunidades donde la había dejado en casa, ella no miró hacia atrás en ningún momento.
Que complejo era comprender a las mujeres. En general eso era lo que más me agradaba de Kag, que con ella las cosas siempre eran sencillas y llevaderas, sin embargo por primera vez en cinco años de amistad no comprendía muy bien lo que acababa de pasar. Conocía el hermoso y característico destello del deseo en una mirada, y por un efímero instante creí divisarlo en aquella achocolatada de mi mejor amiga, algo que jamás creí ver reflejado en sus ojos, al menos no al mirarme.
Permanecí allí estacionado por unos minutos intentando comprenderlo, sin embargo el sonido de mi celular con una llamada entrante me sacó de aquella tortura.
– Hola tú. - La voz de Miroku resonó fuerte y clara del otro lado. - ¿Terminaron el trabajo?
– Yep. - Giré la llave para encender el motor.
– ¿Ha ido todo bien?
– Si, supongo que si. - Miré por el espejo retrovisor esperando el momento justo para acelerar.
– ¿Vienes con Kag mañana? Quería pedirles ayuda con las compras, no estoy muy seguro de que cantidad de comida ni cervezas comprar.
– ¿Cuantos son tus invitados?
– Me han confirmado unos 50 por ahora, no creo que sean muchos más en realidad.
– Bien, mañana te ayudo. No puedo prometer nada por Kag, me dijo que llegaría sola más tarde.
El silencio después de ese comentario me hizo creer que la llamada se había cortado.
– …¿ Sigues ahí? - Pregunté.
– ¿Qué ha pasado? - Preguntó.
– Nada.
– ¿Seguro que no tienes la culpa? - Gracias por esa confianza amigo.
– No lo sé, tampoco me importa demasiado en realidad.
– Bueh, tu mejor que nadie sabes como son las mujeres, ten paciencia, para mañana se le habrá pasado. - Di la vuelta para bajar hasta el estacionamiento de mi edificio unos cinco minutos más tarde, Kag y yo éramos vecinos cercanos.
– Llámame mañana temprano y coordinamos. - Ya no quería seguir hablando del tema.
– Super, nos vemos.
Lo primero que hice al llegar fue darme una ducha, los restos de sangre seca en mi cuerpo se limpiaron con facilidad cuando el agua caliente barrió con ellos. Al terminar amarré una toalla a mi cintura y me acomodé en el sofá mientras encendía el televisor. De pronto me sentía culpable. ¿Por qué? A fin de cuentas no había hecho nada malo.
– Tsk, mocosa. - Gruñí y seguí buscando que ver. Ahí en la lista de sugerencias apareció de pronto su película favorita, como si el destino me impulsara a arreglar las cosas. - ¡Okey!, me rindo.
Quise por primera vez en la vida actuar como el maduro de la situación. Tomé mi teléfono y marqué su número. No me importó demasiado el hecho de que el reloj marcara las dos de la madrugada, ella lo comprendería. El tono de marcado aumentó mi ansiedad cuando luego de unos segundos me envió al buzón de voz.
No pude dormir, al menos no hasta un par de horas después.
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Kagome
Mordí molesta un trocito de mi manzana mientras mi mente divagaba por diferentes recuerdos.
*Flashback*
Julio, 2011
– ¿Por qué no sales con chicas? - Pregunté con mi cabeza recargada sobre las palmas de mis manos.
– Si lo hago, todo el tiempo de hecho. - Exclamó mientras movía la sartén donde se cocinaba nuestra cena.
– Me refiero a salir seriamente, a una relación.
Me miró sonriente.
– ¿Por qué la pregunta? ¿Quieres ser mi novia? - Se acercó a mí, dejando su rostro a escasos centímetros del mío. - Sólo tienes que decírmelo, podría hacer una excepción a esa regla de no follar con amigos.
Su mirada dorada viajó de mis ojos hacia mi boca con la clara intención de ponerme nerviosa.
– Te encantaría. - Di un mordisco hacia el frente y él me esquivó mientras se reía y volvía a poner su atención sobre la comida.
– Ya es complicado llevar una relación con una vida normal, imagínate llevarla siendo cazarrecompensas, tienes que preocuparte de mantenerlo en secreto, de que la persona no se vea involucrada… de no ponerla en peligro. Meh, tú sabes de eso mucho más que yo.
– Hmm. - Ahí estaba el recuerdo de mí aún reciente relación fallida con Kouga.
– ¿Por qué no has vuelto a salir con alguien? - Medité mi respuesta por unos segundos.
– Porque obviamente mi última relación fue un desastre y no quiero más de eso por un tiempo.
Llevábamos poco más de seis meses siendo cercanos para ese entonces, sin embargo pese a ello él me había consolado cuando todo se había podrido para mí.
– Podemos matar al idiota, si me lo pides lo haría por ti, después de todo sé perfectamente donde vive. - Exclamó serio.
Aquello era cierto, después de todo Inuyasha y Kouga habían llegado a ser bastante amigos una vez que los había presentado, él sabía donde encontrarlo.
– ¿Harías eso por mi?
– Por ti haría cualquier cosa y lo sabes, a fin de cuentas Kouga traicionó la confianza de ambos al decidir que valía la pena engañarte con una zorra cualquiera.
Sonreí.
– No vale la pena.
– ¿Y sólo eso? ¿Una relación seria en 19 años de vida? - Lucía impresionado.
– Sólo una.
– Y aún así te atreves a juzgarme. - Sonreí.
– Es sólo que me cuesta bastante imaginarte enamorado y me genera… cierta curiosidad.
– Yo no me enamoro. - Aquella última frase fue dicha con su rostro serio, y con ello me comprobó que no exageraba.
– ¿Nunca lo has hecho?
– No lo necesito. - Exclamó mientras se echaba un trocito de carne a la boca. - Wow, Esto está delicioso, ven aquí. - Exclamó mientras me esperaba con un trocito, soplándolo un poco antes de darme de comer.
*Fin de flashback*
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Permanecí allí, hecha un bollito de mí misma, sentada en el sofá con la televisión encendida y mi película favorita de fondo, a la que no le había puesto un ápice de mi atención. El sonido de mi celular me distrajo y rogué por que no fuera él. Arrugué mi entrecejo cuando su nombre apareció en la pantalla.
– jódete. - Sólo Inuyasha podía ser tan desconsiderado para llamar de madrugada.
Apreté el botón para cortar y apagué el teléfono. Me levanté del sofá y caminé hacia mi habitación luego de apagar la televisión.
Mis ojos me pesaron con rapidez y caí rendida al sueño en pocos minutos.
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El sonido del timbre me hizo despertar desorientada algunas horas más tarde, para entonces la oscuridad se había ido y el sol brillaba en mi ventana. Me estiré como un gato y di un gran bostezo antes de ponerme de pie. Caminé hacia la puerta y la abrí, tras ella Alex me sonreía, mirándome hacia abajo desde su altura.
– Cada vez te veo más pequeña.
– ¿Qué haces tú aquí? - Pregunté.
– Inuyasha me ha pedido que venga por ti. - Se acercó y dio un beso sobre mi frente para luego entrar y sentarse cómodamente sobre mi sofá. - ¿Cómo es que estás recién levantándote? ¡Es medio día!
– Es mi día libre, puedo levantarme a la hora que se me dé la gana. - Exclamé mientras caminaba hacia la cocina y encendía el hervidor.
– ¿No quieres ir donde Miroku?
Caminé hacia el baño y me lavé la cara.
– No lo sé aún. - Dije en voz alta.
– Inuyasha me ha dicho que estás molesta. - Escuché desde la sala de estar.
– ¡NO LO ESTOY! - Grité y él no dijo nada, sólo perpetuó el silencio por algunos segundos.
– ¿Qué te ha hecho? Él no ha querido decírmelo.
– Nada, ha sido un idiota, como siempre. - No iba a entrar en detalles.
– Me lo esperaba. Vamos, será entretenido, no vas a quedarte encerrada por un idiota, ¿no?
La puerta sonó una vez más llamando la atención de ambos.
– ¿Cómo es que de pronto todos deciden venir a mi departamento sin avisar? - Exclamé mientras me secaba el rostro con una toalla. Volví a abrir, esta vez fue Sango quien me sonrió y aquello me alegró la mañana.
La abracé con cariño y al separarnos sentí su corazón latir desesperado cuando su mirada encontró a Alex en mi sala de estar. Por supuesto, mi mejor amiga tenía que estar enamorada de él.
– ¡Alex! - Exclamó Sango.
– Buenas tardes Sango, siempre es un agrado verte. - Exclamó él y con ello la chica pareció derretirse aún más. - ¿Te has hecho algo en el cabello?
Mi mejor amiga tomó un mechón entre sus dedos.
– Lo he recortado un poco. - Alex asintió.
– Te ves muy bonita.
– Gr-gracias. - Tartamudeó. De pronto ella recordó que yo estaba allí. - ¡Ah, por cierto Kag!
– Dime. - Respondí mientras servía el agua caliente en mi tazón.
– ¿Salimos esta noche? Me han recomendado un bar a las afueras de la ciudad y…
– Kagome tiene otro compromiso para esta noche, es el cumpleaños de un compañero de trabajo. - Respondió Alex por mi.
– Ohh… - Ahí estaba la decepción en su voz.
– Compromiso al que aún no se si iré. - Lo miré con odio. De pronto una idea se cruzó por mi cabeza. - A menos …
– ¿A menos? - Vi la esperanza en los ojos de Alex.
– Que Sango venga con nosotros. - Le sonreí a mi mejor amiga y aquello la descolocó un poco.
– Ni siquiera conozco al cumpleañero.
– Oh créeme, él conoce a la mitad de sus invitados, no le importará demasiado. - Tomé sus manos. - Ven… diviértete con nosotros.
– ¿Alex también va? - De pronto su voz sonaba ilusionada.
– Por supuesto. - Respondió el aludido mientras le desordenaba su cabello en una caricia adorable. - Ven, lo pasaremos bien.
– Iré. - Respondió de inmediato. Sango era demasiado predecible cuando se trataba del chico frente a nosotras.
– Bien, entonces vamos por alcohol antes de que se haga tarde. - Apunté a Alex con el dedo índice de mi mano derecha. - Y tú me ayudarás a escoger un regalo para Miroku.
– Seguro, vamos, mi auto está estacionado afuera.
– Dame quince minutos para vestirme.
Guiñé un ojo a Sango y me encerré en mi habitación, ya me agradecería luego ese pequeño tiempo a solas. Elegí rápidamente un jeans oscuro y una camiseta holgada, escogería mejor que ropa usar más tarde.
Para cuando salí Alex y Sango reían amenamente, sonreí satisfecha, después de todo en realidad hacían una bonita pareja.
– Estoy lista, vamos.
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Inuyasha
– Considera al menos 6 cervezas por cabeza. - Musité mientras deslizaba el dedo por la pantalla de mi celular. - Cada persona llevará también lo suyo, con eso debería bastar. - Me mantuve sin mirarlo mientras tecleaba en la pantalla de cristal.
De: Inuyasha Taisho.
Para: Alex Bonnet, 13 de octubre de 2016, 14:35
"¿Has logrado convencerla?"
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La alerta de mensaje leído me llegó unos segundos después, sin embargo él no me contestó. Peguė un par de palmaditas en el brazo de Miroku sin mirarlo.
– Dame tu teléfono.
– ¿Para qué?
– Solo dámelo. - Me lo entregó con desconfianza.
Marqué el número de mi mejor amiga con rapidez, después de todo me lo sabía de memoria. Tal y como esperaba a diferencia de mis intentos fallidos de antes, ella contestó de inmediato.
– ¿Miroku? - Casi fue placentero escuchar su voz.
– Prueba otra vez mocosa orgullosa. - No obtuve nada más que silencio como respuesta. - ¿Sigues molesta conmigo?
– No lo sé ¿No contestarte no ha sido señal suficiente? - Preguntó con sarcasmo.
– Vamos, nuestra amistad es mucho más fuerte que un pequeño y aburrido beso.
Miroku se giró hacia mí, la cara de impacto cuando escuchó aquello fue épica.
– ¿Qué beso? - Exclamó Kag del otro lado. ¿Íbamos a jugar a eso? ¿Fingiendo demencia?
– ¿Estamos bien entonces? - Pregunté.
– Estamos perfecto. - Sonreí. - Nos vemos en algunas horas. - Y cortó.
Sonreí como idiota al mirar la pantalla y me sobresalté cuando Miroku me quitó su celular de las manos.
– ¿CÓMO QUE BESASTE A KAGOME?
– No lo malinterpretes, necesitaba una distracción para un momento preciso, eso es todo.
– Besaste a tu mejor amiga…
– ¿Y?
– ¿No sabes que eso está prohibido?
– ¿Según quién?
– ¡Según la vida!, jamás se besa a los mejores amigos, arruinaste todo entre ustedes, nada volverá a ser lo mismo, has sido un idiota cometiendo un error de principiante. - Me reí.
– Estás siendo un poco melodramático ¿No crees?, sabes que Kag no es como cualquier chica, es distinta.
– Oh créeme, pronto verás que tengo razón en esto. - Me miró serio. - Espero que al menos haya valido la pena y que haya sido un buen beso. - Exclamó mientras se adelantaba con nuestro carrito de compras.
No había orientado mis pensamientos a ello realmente. Por un corto momento recordé sus labios suaves y cálidos contra los míos, recordé sus manos aferrándose a mi camisa y aquellos suspiros suaves que había logrado arrancar de su garganta; pronto me encontré a mi mismo sonriendo como idiota.
Cinco años me había tomado besarla, pero había valido completamente la pena.
– Vamos, mi fiesta empieza en un par de horas. - Exclamó unos diez pasos más adelante y caminé a paso rápido para alcanzarlo.
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Más tarde esa noche comprobamos que la cantidad de cervezas no había sido suficiente, Miroku había considerado 50 invitados, sin embargo a simple vista podía saber que eran muchos más, habían transcurrido apenas dos horas y ya casi no había reservas de alcohol. Dos horas en las que por cierto Kag no se había dignado a aparecer, pese a que le había escrito un par de mensajes que no obtuvieron respuesta.
– Esto se te escapó de las manos. - Exclamé mientras bebía de mi vaso. - ¿Conoces siquiera a todos tus invitados?
Miroku miró a su alrededor mientras abría una lata de cerveza.
– Conozco a los suficientes. - Aquello me hizo reír. - Lo importante es pasarlo bien, no se cumplen 27 años todos los días.
– Para ser inmortal le das demasiada importancia a cada año que pasa, terminarás por aburrirte.
– Jamás.
Una chica se acercó a nosotros de pronto.
– ¡Viniste! - Exclamó Miroku, genuinamente contento.
– Por supuesto que sí, esta vez no he encontrado una buena excusa para quedarme en casa. - Ambos rieron mientras se abrazaban.
Al separarse los ojos de la chica se movieron hacia mí y me sorprendí de encontrar un chocolate idéntico al de los ojos de Kag.
– Kikyo, este es Inuyasha, el mejor amigo del que te comenté en algún momento. - Ella no dejó de mirarme y me sonrió coqueta. Mientras más la veía más similitudes encontraba con mi amiga.
Kikyo era delgada, casi tanto como Kagome, estilizada y con curvas proporcionales a su pequeño cuerpo, aunque bastante llamativas. Su escote destacaba en un crop top ajustado de tirantes y mas abajo sus piernas se lucían envueltas por una minifalda a tono. Su cabello era largo y en color negro azabache, idéntico al de Kag, aunque mucho mas liso. Ambas tenían flequillo, ambas tenían el mismo tono de piel. Podrían fingir ser gemelas y nadie lo pondría en duda.
– ¿Pariente de Kagome?
– ¿Kagome? - Preguntó confundida.
– Ajá, una chica idéntica a ti, de hecho, me asusta un poco. - Aquello la hizo reír.
– No la conozco. - Me miró fijo. - Tu y yo tampoco nos conocemos, pero he escuchado mucho de ti.
– ¿Ah sí? - Miré a Miroku. - ¿De donde conoces a la encantadora Kikyo? - Pregunté.
Podía sacar ventaja de esto si es que Miroku me ayudaba.
– Estudiamos juntos en la universidad. - Respondió nuestro amigo en común. - Quería presentarlos hace mucho tiempo, pero Kikyo siempre tiene excusas para no asistir a mis fiestas.
– Yep, no soy una persona de fiestas.
– ¿Una abogada entonces?
– A tiempo parcial, el resto del tiempo cazarrecompensas igual que ustedes. - La miré con interés genuino. Las mujeres en este rubro escaseaban cada vez más con los años.
– Vaya, definitivamente debimos conocernos antes. - Le sonreí. - ¿Y qué es lo que has escuchado de mí? - Estaba listo para extender esa conversación.
– Intenta adivinar. - Mantuvo su sonrisa coqueta y aquello me atrajo de inmediato.
Miroku captó la situación entre los dos y se movió rápidamente apenas el timbre sonó y tuvo una excusa para desaparecer, ya le agradecería por ello más tarde.
Por un pequeño instante mi mirada viajó de vuelta a la entrada mientras Kikyo me hablaba de cerca. Para cuando vi a Miroku abrazar a Kag con cariño entre sus brazos, mientras ésta le entregaba un regalo, mi corazón dio un pequeño salto. Allí estaba mi mocosa favorita, tomada del brazo de Alex, a quien debía agradecerle luego por lograr convencerla. Llevaba un vestido ajustado y corto en color negro, el que combinaba a la perfección con sus botas largas. Su cabello iba suelto, y sus largos bucles azabache se movían con cada movimiento de su cuerpo. Por un pequeño instante su mirada se posó en mi y la sonrisa se borró de inmediato. Por supuesto… Seguía molesta.
Miroku me indicó a la distancia y Alex me saludó animosamente con un movimiento de manos, Kag por el contrario no volvió a mirarme. Vi a Sango, su mejor amiga, sonreírle a Miroku mientras éste probablemente utilizaba todos sus métodos de conquista, sin embargo pronto la chica se sujetó del brazo de Alex y lo ignoró por completo. Yo sabía de aquello gracias Kag, sabía que Sango moría por el chico francés. Miroku había perdido esa batalla sin siquiera enterarse.
Alex buscó a Kag con la mirada y la atrajo hacia él por la cintura.
– ¿Inuyasha? - La voz de Kikyo me trajo de vuelta a mi propia interacción.
– Lo siento, me distraje un poco. - Sonreí y ella me sonrió de vuelta. - ¿Recuerdas a la chica que te mencioné?
– ¿Kagome? - Asentí.
– Está justo allí. - La indiqué con mi dedo índice a través de la gente. - La chica de vestido ajustado, que baila con un tipo alto de cabello negro.
La buscó con la mirada por unos segundos.
– Ah, ¡encontrada!… Vaya, realmente nos parecemos.
– ¿Segura de que no son parientes? - Se rio.
– Segura, mi familia es bastante pequeña en realidad. Voy por otra cerveza ¿Te traigo una? - Asentí.
– Te espero aquí. - Exclamé sin mirarla.
Vi a Kagome a la distancia bailando junto a Alex y Sango, Alex parecía estar viviendo la mejor noche de su vida, con Kag al frente y Sango por detrás, ambas bailándole al ritmo de la música. Mi atención pasó a ellos por completo. Pronto noté como Kag se alejaba con otro chico, intentando con ello hacer de cupido entre sus dos amigos. Puse los ojos en blanco, Kag era demasiado distraída para notar que el chico se moría por ella y no por su mejor amiga.
La vi bailar junto al nuevo sujeto y me molestó como éste la sujetó por las caderas con demasiada confianza. La vi tomar su rostro entre sus manos y mirarlo fijamente, para luego bajar a su cuello y esconder su rostro allí. Sonreí. Me moví hacia ella con rapidez, La sujeté por la cintura desde atrás y aquello la hizo levantar su rostro de inmediato para mirarme por encima del hombro. Sus colmillos prominentes y sus labios llenos de sangre fresca confirmaron mi sospecha.
– Mira lo que tenemos aquí, pequeña traviesa. - Pegué su espalda a mi pecho de un tirón mientras ella dejaba escapar una risa bajita.
– ¿Quieres un poco? - Preguntó.
– Paso. - Miré al sujeto frente a nosotros. - Piérdete.
Obedeció de inmediato.
– ¡Hey! - Protestó.
La giré bruscamente hacia mi, la vi lamer los restos de líquido escarlata de sus labios y aquello por algún motivo me hizo jadear sutilmente.
– ¿Podemos hablar un segundo? - Pregunté mientras la instaba a bailar conmigo.
– No quiero ahora mismo, quizás más tarde. - Musitó.
– ¿Qué es lo que cambiaría para entonces?
Me sujetó por la camisa y se paró en puntillas para acercarse a mi rostro. Pude sentir el sutil aroma del whisky en su aliento tibio.
– Mi nivel de alcohol en la sangre, necesito un montón para soportarte. - Me sonrió. - Permiso. - Exclamó mientras daba el paso para alejarse.
No, nadie me hacía esperar. La tomé de la muñeca y la arrastré conmigo a un lugar más silencioso, cerrando la puerta con llave apenas la tuve atrapada.
– Dios ¿Así es como quieres hacer las paces? ¿Encerrándome contra mi voluntad?
– ¿Qué puedo hacer para que dejes de estar enojada conmigo? Si el beso te ha molestado tanto pido perdón por ello.
Suspiró hastiada.
– Ese es el problema… - Exclamó sin mirarme. - …Que no me ha molestado.
Me tomó algunos segundos digerir aquellas palabras, a fin de cuentas Miroku parecía tener razón, la había cagado.
– ¿Entonces te ha gustado? - Pregunté, con miedo de su respuesta.
– No lo sé. - Se acercó a mí. - ¿Puedes dejarme salir? Ya no estoy molesta, todo está arreglado, sólo déjame salir…
– Escucha Kag… - Necesitaba recordarle que ella no debía confundir las cosas, que eso estaba prohibido.
Su aroma dulce característico a vainilla me atrapó por unos segundos. Tomé su mentón con mis dedos y le obligué a mirarme; por primera vez me permití verla como la mujer que era y no como la amiga prohibida.
Sus ojos chocolate me miraban con angustia y sus mejillas que siempre iban manchadas en un color rosado ahora parecían estar más sonrojadas de lo habitual. Había un trazo de sutiles pecas sobre su nariz que para mi sorpresa nunca había notado, dándole un aspecto adorable y sensual a la vez. Dejé para el final sus labios, suaves y carnosos a la vista, pude notar que el inferior era un poco más grueso que el superior y por un instante tuve deseos de morderlo.
– Necesitamos aclarar algo… - Susurré, al instante sus manos se aferraron a mi camisa con fuerza, mientras yo bajaba casi en hipnosis hasta su altura. Alcancé a sentir su aliento tibio sobre mi rostro cuando reaccioné de golpe. - Tu y yo… Amigos ¿no?
Poco a poco el agarre de sus manos en la tela cedió y se alejó de mí con una sonrisa.
– Amigos, obvio. - Acomodó un mechón de su cabello y esquivó mi mirada. - Voy con Alex y Sango, han de estar buscándome. - Me hice a un lado y le dejé abrir la puerta, un poco pasmado por mis impulsos anteriores.
Me quedé solo en aquella habitación, y sólo entonces noté que no sólo el corazón de Kag se había alborotado, si no también el mío.
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Kagome
Salí a paso rápido del lugar, divisé a Sango cerca de la cocina bebiendo de su lata de cerveza y me acerqué a ella como si fuera un salvavidas en el medio de un océano. Cuando me miró por primera vez no me sonrió.
– ¿Dónde estabas? - Preguntó.
– Atrapada en un lío. ¿De qué me perdí? Luces preocupada.
Me miró triste.
– Le he dicho en un impulso a Alex que me gusta. - Musitó. - …Me ha dicho que le gusta alguien más.
– ¿A Alex le gusta alguien? - ¿Por qué no me había enterado de ello? Suponía que éramos lo suficientemente cercanos.
– Le gustas tú.
Oh.
La miré sin saber que decir, sintiéndome culpable por darle alas de motivación con algo que no iba a resultar por mi culpa sin saberlo.
– Lo siento… - No supe qué más decir.
– Tonta, no es tu culpa, no podemos controlar los sentimientos a fin de cuentas. - Me sonrió y sólo pude abrazarla. - Amigas antes que chicos, eso es lo importante.
– Amigas antes que chicos. - Sonreí.
– Aunque en realidad… Creo que deberías darle una oportunidad.
– ¿A Alex?
– Es un buen tipo a fin de cuentas, ¿no? En cierto modo se ha encargado de protegerte por cinco años... Incluso de sus propios sentimientos.
– Meh, no busco relaciones por el momento, estoy bien así.
– ¡Sanguito y Kag! - Ahí estaba el cumpleañero, abrazándonos por los hombros. - ¿Una cerveza?
– No quedan cervezas. - Exclamó Sango.
– Puedo prepararte un trago, lo que quieras.
– ¿Incluso un mojito?
– Incluso un mojito, ven aquí. - Sango me miró pidiendo mi consentimiento, yo asentí con una sonrisa. Confiaba en Miroku, al menos para distraerla del reciente fracaso.
– Miroku prepara excelentes tragos. - Me acerqué a su oído. - Sólo no dejes que te engatuse.
Sango me sonrió y se alejó junto a él, dejándome sola una vez más.
Me senté cerca del mini bar y miré a mi alrededor, de pronto la diversión se había arruinado para mi. Necesitaba desaparecer.
– Te has perdido un buen rato. - La voz de Alex me puso tensa de inmediato mientras me ofrecía para beber de su vaso.
– ¿Es cierto lo que le has dicho a Sango? - No tenía tiempo para fingir demencia, quería la verdad.
– ¿Qué si es cierto? - Lo miré hacia arriba. - ¿Realmente estás preguntándolo? ¿Realmente no te has dado cuenta?
Bajé la mirada una vez más.
– Es un error.
– Lo sé.
– Entonces retráctate. - Ordené. - Retráctate para que esto no se convierta en algo incómodo para los dos.
Me miró fijo y me sonrió.
– Realmente tienes poco tacto cuando se trata de sentimientos, en eso te pareces a Inuyasha, ahora entiendo porque se llevan tan bien.
Lo miré enojada.
– No es cierto. - Se sentó a mi lado.
– ¿Has hecho las paces con él?
– Ajá.
– Mentirosa. - Musitó. - Si así fuera no estarías aquí conmigo, si no con él.
Miré a la distancia, el cabello platinado de Inu siempre lo hacía destacar en cualquier lugar. Lo vi allí en un rincón, conversando amenamente con una chica bonita. Suspiré.
– Inuyasha ha sido un idiota los últimos días, por ahora no quiero hacer las paces. - Musité.
Lo vi sujetarla por la cintura, tal y como lo había hecho conmigo la noche anterior y entonces su rostro bajó hasta el de ella lentamente. Cuando sus labios finalmente se juntaron mis manos ya estaban apretadas en puño sobre mis muslos. Suspiré y me apoyé en el hombro de Alex.
– ¿Qué es lo que te gusta de mí? - Sip, ahí estaba yo, buscando una validación masculina con desesperación. Una risa ronca y bajita salió de sus labios mientras revolvía mi cabello con cariño.
– ¿Qué podría no gustarme de ti?
Inuyasha se separó de la chica y por un instante sus ojos dorados se posaron sobre los míos a la distancia. Pareció sonreírme antes de volver a besarla, como si de pronto se estuviera burlando de mí. Idiota.
Me puse de pie y estiré mi mano hacia Alex.
– Vamos a bailar.
– ¿Ahora?
– Ahora. - Me sonrió y obedeció, tomando mi mano y guiándome hacia el centro con el resto de la gente.
Muy ciertamente lo estaba utilizando como distracción, porque lo necesitaba con desesperación. Comenzamos moviéndonos al ritmo de la música, pronto el baile se hizo comprometedor entre los dos, sentí sus manos sobre mi cintura, atrayéndome cada vez más cerca.
– ¿Vas a darme una oportunidad? - Susurró cerca de mi oído izquierdo.
– Nunca. - Exclamé.
Me giró suavemente, pegando mi espalda a su pecho mientras bajabamos al mismo tiempo y volvíamos a subir, pronto mi trasero quedó pegado a su entrepierna mientras nos movíamos al unísono.
– …No busco relaciones en mi vida, no las necesito. - Continué.
– Yo tampoco.
Mi mano subió para atraerle desde el cuello mientras seguiamos en la misma posición. Dio un par de besos sobre mi hombro y aquello me tensó de inmediato.
– Alex… - Ahí estaba mi tono reprobatorio. - Esto entre los dos, no va a suceder.
– ¿Por qué no?
– Porque mi mejor amiga gusta de ti.
Le di un codazo para apartarlo y continuar en un baile menos comprometedor. Aquello le hizo reír.
– Mira al frente, Sango parece divertirse bastante…
Miré en la dirección que me indicaba, allí estaba Sango, riendo amenamente junto a Miroku mientras bebía de su mojito preparado. En el otro rincón Inuyasha me ignoraba, mientras abrazaba a la chica a su cuerpo.
Miré a Alex por sobre mi hombro, sus ojos verde avellana se entrecerraron cuando me sonrió. El idiota era guapo, no podía negarlo. Su cabello negro reflejó sutilmente algunas de las luces estroboscopicas sobre nosotros y suspiré. Tenía esa apariencia de villano vampirezco, esa apariencia por la que todas las mujeres caíamos alguna vez.
Me estiré de puntillas dejándome llevar mientras él bajaba su estatura hacia mí. Sentí sus manos aferrarse con más fuerza a mi cintura, su aliento tibio chocó de lleno contra mi rostro y me hizo cosquillas.
– ¿Listo para el único beso que compartiremos? - Musité mirando sus labios con hambre.
– Desde que te conocí. - Respondió.
Bien, me había ganado con esa simple frase. Lo atraje más cerca y su lengua lamió con timidez mi labio inferior, justo antes de darle permiso para ahondar aquella caricia, caricia que para mi sorpresa logró arrancarme varios suspiros.
Lo estaba usando y aquello era malo, sin embargo quizás con el tiempo podría hacerme cambiar de opinión.
