Hola lectores!

¿Cómo pasaron navidad? Por mi parte estuve en turno de noche 24 y 25, asi que si bien quise consentirlos se me hizo imposible por falta de tiempo :(, asi que aqui estamos, un 26 de diciembre, después de dormir y recuperar energias, lista para sorprenderlos jiji.

Muchas gracias por sus reviews!

- kcar: Los celos son la primera señal de alerta cuando uno comienza a confundir sentimientos. Se pondrá cada vez mejor, lo prometo, un abrazo!

- Geanery Sandoval Castaneda: Inu tiene este enredo de sentimientos que todavia nisiquiera ha podido analizar ajajjaa. Gracias por comentar! Un abrazo.

- jaja9811: Efectivamente tuve espiritu navideño y quise consentirlos, pero la vida laboral arruinó todos mis planes jaja. De todas maneras tendrán cap doble esta semana!

- Susanisa: Alex se la está jugando con garras y dientes, después de todo literalmente ha estado enamorado de Kag desde que la conoció y de pronto tiene la oportunidad de darlo todo y ganar todo. Definitivamente Inuyasha tiene que despertar y decidirse o perderá como en la guerra. Con respecto a Kikyo... tengo varias sorpresas planeadas para ella jiji.

- joiscar: Fanfiction nos sabotea a veces :c a mi a ratos nisiquiera me manda notificacion de sus comentarios, algo está fallando por ahi... Este es mi regalito de navidad un poco atrasado, supongamos que he tardado en envolverlo jiji. Un abrazo y nos vemos en la proxima actualización este jueves!

- Kat.rocio: NOOOOO, que agrado leerte por aqui por primera vez. Amo mucho que te encanten mis historias, debo confesar que a veces yo misma me encuentro releyéndolas porque las amo demasiado ajajaj. Paciencia paciencia que todo se pone intensisimo, pero vamos pasito a pasito. Espero leerte por aqui otra vez! Un agrado tenerte como lectora :3

- Guest: Mi amadisima Rosa Taisho, efectivamente, las he dejado plantadas ajajaj, pero prometo que no ha sido jamas mi intención, de todas maneras esta semana habra un cap nuevo el día jueves y con eso espero compensar mi traición :c. Lo sientooooo, siempre intento cumplir con mis plazos, pero he tenido demasiados turnos y he terminado tan agotada que apenas llego a la casa es sólo para dormir. Muchas gracias por seguir aqui como lectora fiel apoyándome, como siempre eres una de mis favoritas!. Este cap se viene INTENSOOOO, a ver si me perdonas un poquito ajajaj .Un abrazo!

Dejaré el borrador del cap 5 listo para solo subirlo este jueves 29/12, he tardado, pero de todas formas tendrán dos caps en vez de uno esta semana porque asi de mucho los quiero jiji :3

Un abrazo!

Frani.


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Capítulo 4.- La intensidad de mis deseos ocultos.

Inuyasha

La tomé de la mano para ayudarle a subir a esa pequeña cabina con ventanillas y sin motivo aparente cuando sentí el seguro de la puerta cerrarse tras nosotros y me vi allí junto a ella en un espacio reducido supe que había cometido un error. De inmediato avanzamos hacia el vacío y comprendí que ya no podía arrepentirme.

¿Te gustan las alturas? - Pregunté mientras la veía mirar con interés por la ventanilla hacia abajo.

Me asustan un poco, pero provocan en mí un interés que no sabría explicar, como un subidón de adrenalina instantáneo. - Musitó. - Gracias por traerme aquí.

La vi sonreírme y sonreí de vuelta.

De nada.

¿Habías venido aquí antes? - Preguntó y yo asentí.

Hace muchos años atrás, era distinto para entonces, lo han modernizado bastante.

Sus encantadores ojos color chocolate reflejaron parte de la luz del exterior. Pude notar aspectos de su rostro que nunca me había detenido a analizar, que su perfil era ciertamente puntiagudo, con una nariz pequeña y respingada que casi chocaba con el cristal mientras las palmas de sus manos se apoyaban en él.

Tenemos que venir aquí más seguido, se acaba de convertir en mi lugar favorito.

Miré hacia abajo, donde algunos árboles eran lo suficientemente altos para rozar parte de la estructura que nos transportaba. Kag seguía casi pegada al cristal, atraída por el paisaje en el exterior. A mis ojos se veía tan pequeña y adorable que a ratos pensaba si realmente ser cazarrecompensas era el trabajo que necesitaba en su vida.

¿Te gusta lo que haces? - Pregunté de pronto y ella me miró confundida.

¿A qué te refieres?

A si eres feliz con el trabajo que realizas.

Por supuesto que sí.

¿Alguna vez sientes culpa después de acabar con tus objetivos?

A veces, pero dura sólo un poco, luego lo olvido, ¿tú?

Nunca. - Admití

Eso creí. - Se giró hacia mí para dedicarme toda su atención. - Y a ti… ¿No te gustaría dedicarte a algo más?

No realmente, soy bueno en lo que hago, no me estreso trabajando, gano bien, no necesito más.

Es un trabajo riesgoso.

Me encanta vivir al límite. - Aquello la hizo reír.

…Si te soy honesta, a ratos me gustaría ser una persona del montón. - Musitó de pronto, contestando sin darse cuenta a mi pregunta.

Un ruido extraño llamó mi atención en el techo de aquella cabina y de inmediato un frenazo de golpe movió a Kag de su asiento hacia mí. La sujeté por los hombros casi al instante y me miró asustada.

Gracias. - Miré por la ventanilla y vi que los carros tras nosotros también se habían detenido. - Asumo que esto no es normal.

Nop. - Suspiró.

Amo mi suerte. - Aquello me hizo reír.

Vamos, lo hace un poco más interesante, incluso podemos saltar aquí dentro. - Me puse de pie y di un brinco, con él la estructura se movió más de lo que esperaba.

No seas idiota.

¿No te gusta? - Di otro salto.

Inuyasha, ya basta.

No. - Su entrecejo mostró una arruguita de enfado y sonreí. - Deja de odiarme y ven aquí.

Me senté y di una palmadita al espacio a mi lado. Suspiró y obedeció. Apoyó su cabeza en mi hombro mientras miraba su teléfono con decepción.

No tengo señal aquí. - Saqué el mío de mi bolsillo y miré aquella rayita solitaria de señal en vez de las cinco que solía tener.

Tampoco yo.

Perfecto. - Exclamó sarcástica.

¿A qué te refieres con ser una persona "del montón"? - Considerando la oportunidad, necesitaba continuar esa conversación.

No lo sé, tener un horario de oficina, no manchar mis manos con sangre ajena todo el tiempo, ya sabes, lo clásico.

No eres una persona nacida para ser así de ordinaria.

¿Ah no?

No, Kag… tú eres extraordinaria.

Levantó su rostro para mirarme sorprendida por mi comentario y le sonreí. Sentí su corazón latir con fuerza cuando de pronto su mirada achocolatada se desvió a mis labios. No hagas eso, ya basta.

Calma a tu corazón. - Musité. - Podría pensar que te asusta estar conmigo.

No es miedo lo que siento.

¿No? - Negó con la cabeza. - ¿Entonces qué es?

Culpa. - Ahí estaba su aliento tibio contra mi boca, mientras se acercaba poco a poco. - Como si de pronto estuviera a punto de hacer algo no correspondido.

No hay culpa si no haces nada malo. - Intenté persuadirla, sabiendo que si me besaba no podría resistirme.

Pero estoy a punto de hacerlo. - Sus manos se movieron hacia mi pecho, aferrándose a mí camiseta. - Todo este subidón de energía…

Su respiración se hizo cada vez más pesada, como si de pronto el aire escaseara en esa pequeña cabina. Sentí un escalofrío recorrerme la espalda de forma placentera.

Quizás deberías liberar esa energía de algún modo. - Susurré.

Poco a poco sus ojos se entrecerraron.

A menos que esté mal lo que planeo hacer.

Hmm, guardaré el secreto de travesura por ti. - Sonrió y se estiró para alcanzar mis labios.

Cálidos y suaves, tal y como esperaba volver a sentirlos. Moví mi mano hacia su mejilla para atraerla hacia mí y lamí su labio inferior, rogando por una entrada. Un suspiro suave de su boca me provocó una sensación hormigueante en el cuerpo, deseando atraerla lo más cerca posible. Sus manos subieron y atraparon el par de mechones que enmarcaban mi rostro. Sentí mi corazón latir con fuerza y entonces me eché hacia atrás alejándome de su boca. Mis ojos ardieron cuando los abrí para mirarla.

Allí estaba ella, mirándome confundida mientras su pecho subía y bajaba con rapidez, sus labios estaban sutilmente hinchados y su mirada achocolatada brillaba en rojizo. Si hubiera sabido lo exquisitos que eran sus besos, tal vez los habría probado antes… ahora me sentía un idiota por esperar cinco años.

Las manos me picaron por atraerla hacia mi una vez más, sin embargo el pequeño susurro de la conciencia me hizo pensarlo dos veces.

Kag… - La voz ronca dejó en evidencia mi excitación.

Shhh…

Se abalanzó hacia mí, subiéndose a horcajadas para sentarse en mi regazo. Jalé de su cabello hacia atrás y bajé mi rostro hasta su cuello, dando besos cortos cerca de su yugular. La sentí moverse hacia adelante y hacia atrás sobre mí y con ello mi miembro dio un tirón dentro de mis pantalones que me hizo gruñir.

Allí estaba mi pequeña Kagome, jugando con fuego sin darse cuenta. Sin embargo si lo pensaba bien, aquel era el lugar perfecto para equivocarse, en el medio de la nada, con ventanas levemente polarizadas y sin cámaras ni testigos a nuestro alrededor.

Di un mordisco sobre su yugular y arranqué con ello el primer gemido suave de su garganta, provocando otra descarga eléctrica que esta vez nació de mi entrepierna.

Ya basta de esos sonidos… - Gruñí. Di otra mordida suave y volvió a gemir, definitivamente era un masoquista.

Sus movimientos en vaivén aumentaron los jadeos entre los dos. Tomé su rostro entre mis manos y volví a besarla con desesperación, intentando con ello opacar los sonidos que me llevaban lentamente a la locura. Sus garras hirieron un poco mi pecho cuando se aferró con fuerza y se movió sobre mi. De pronto la ropa comenzaba a estorbarme.

Sus manos bajaron hasta el borde de mis pantalones y desabrocharon el botón. Mi mano se coló bajo su falda y corrí sus bragas para abrirme paso.

Estimados pasajeros. - La voz desde un pequeño altoparlante en una de las esquinas superiores nos distrajo a ambos. - Nos encontraremos detenidos por unos momentos dado que existe una falla técnica de último momento. Permanezcan sentados en sus asientos hasta nueva indicación, lamentamos los inconvenientes.

Me miró fijamente, aún con sus manos sobre mi rostro y su boca a escasos centímetros de la mía.

Inuyasha… - Mi nombre fue pronunciado en un jadeo desesperado y aquello me hizo tragar saliva pesadamente.

No había excusas lo suficientemente fuertes para seguir adelante con ese error garrafal, ambos estábamos completamente sobrios y en nuestros sentidos, ambos habíamos encontrado hace menos de 24 horas a personas que valían la pena… Ambos habíamos sido mejores amigos tanto tiempo que incluso dolía en la conciencia terminar con ello por ese pequeño momento íntimo entre los dos.

Pese a ello quería seguir adelante, quería experimentar personalmente lo que se sentía por un instante caer bajo las garras de Kag y dejarme llevar. Mi frente se pegó a la suya mientras me esforzaba por recuperar el aliento y mis ojos se mantuvieron cerrados, esperando que el no verla en esa faceta tan exquisita sirviera de algo para preservar mi autocontrol.

Me parece… Que esto es un error. - Exclamé bajito, rogando por que no me escuchara. - Podemos detenerlo ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Y entonces volverá a repetirse en otra oportunidad, hasta que nos demos por vencidos. - Musitó. - ¿No consideras esto como una coincidencia extraordinaria? Tu y yo encerrados en este pequeño lugar.

Sus manos bajaron de mi rostro hasta mis manos, tomándolas y guiándolas por su cuerpo, desde su cintura hasta sus pechos, subiéndolas poco a poco, tentándome en silencio.

Tu y yo sabemos como sigue esto. - Susurró cerca de mi cuello. - Más temprano que tarde comenzarás una relación con Kikyo y yo con Alex… - Aquello apretó mi corazón por un segundo. - Y aún así esta tensión palpable entre los dos va a atormentarnos hasta que nos rindamos y entonces arruinaremos dos excelentes relaciones con personas que realmente valen la pena. - Mordió suavemente sobre mi yugular y yo apreté mis manos sobre su cuerpo. - ¿No es mejor terminar con esto aquí y ahora? En el medio de la nada, sin testigos, sin nadie más que nosotros para juzgarnos.

Apreté sus pechos bajo mis manos, sintiéndolos suaves y esponjosos bajo la tela y con ello al instante su corazón se aceleró.

¿Y que te asegura que no volverá a repetirse?

Porque me aseguraré de ello. - Me sonrió y besó mi frente. - Seguiremos siendo… - Otro par de besos sobre mis mejillas. - … Tan amigos como siempre, y eventualmente tendrás que preguntarte si esto realmente sucedió o sólo fue un sueño provocado por tu imaginación.

Sonreí, así como lo planteaba sonaba a un plan perfecto y es que en realidad había escogido las palabras adecuadas para manipular todo a su antojo. Pese a ello no me molestaba dejarme manipular, después de todo si esto generaba cierto nivel de incomodidad entre los dos, tenía la eternidad para enmendarlo, gracias a las ventajas de nuestra vida no mortal.

Eres una manipuladora. - Susurré contra su boca. - Una demasiado astuta.

Sonrió y mordió mi labio inferior.

Es por eso que nos llevamos tan bien… Después de todo, somos bastante parecidos.

El sutil sonrojo en sus mejillas, su respiración entrecortada y el aroma dulzón de su excitación y la mía bailando a nuestro alrededor. Realmente la deseaba, la deseaba tanto que quemaba.

A la mierda. - Musité, justo antes de volver a besar su boca con desesperación no medida, buscando a tientas los botones de su blusa entre los dos.

La tela se deslizó por sus hombros cuando logré mi cometido y su sujetador en negro resaltó aún mas lo nívea que era su piel. Noté un par de pecas y lunares sobre lo que se veía de sus pechos, algo que no había notado antes.

La había visto en ropa interior en innumerables oportunidades, había dormido a su lado impregnado en su aroma y nunca antes me había sentido tan débil frente a ella, porque por primera vez en cinco años volvía a verla como la mujer encantadora que era, la mujer que atraía miradas en cada lugar al que entraba, la mujer que se había ganado mi confianza por completo.

Besé cada uno de sus lunares mientras sus manos se aferraban a mi cabello, lamí cada centímetro de piel desnuda que estuvo a mi alcance y aún así no fue suficiente.

Te deseo tanto… - Jadeé y ella sonrió para luego besarme.

Sentí la fricción de su entrepierna con la mía, pronto las caricias dejaron de ser suaves para volverse desesperadas. Subí su falda a tirones y apreté entre mis manos su trasero mientras mi boca se encargaba de morder parte de sus pechos.

sus manos se movieron a mis pantalones, masajeando mi miembro por sobre la tela. La miré fijo, preguntando sin palabras si estaba segura. Su respuesta fue un beso corto y entonces me sentí afortunado. Moví mi miembro por sobre sus pliegues tentándola aún más, dándome el tiempo de llevarla poco a poco a la locura.

Alcancé a adentrarme en su cuerpo por completo, lentamente, disfrutando de la estrechez con la que me recibió y de su mirada de lujuria que pareció encender en llamas la sangre de mi cuerpo. Todo me quemaba, todo se sentía demasiado bien.

¿Cómo puede esto ser un error? - Musitó justo antes de moverse sobre mí. - ¿Aún piensas que está mal?

Mis manos se movieron a sus caderas para guiarla. La fricción aumentó cada vez más el calor y los jadeos, noté las pequeñas gotitas de sudor sobre su piel y el como su flequillo se desordenaba poco a poco.

Ya no me importa. - Jadeé y ella me sonrió.

Bajé mi rostro hasta su cuello y mordí con fuerza, disfrutando del sabor ferroso cuando explotó en mi boca.

Dios… - Jadeó.

La sentí aumentar la velocidad a la vez que sus gemidos aumentaban en volumen. La estructura metálica en la que estábamos se movió en sincronía, aunque está vez no pareció importarle.

Ya no aguanto más. - Gimió.

Succioné su cuello con más fuerza y entonces sentí sus garras clavarse sobre mis hombros al tiempo que mi nombre era pronunciado en un grito alto y desesperado. Luego simplemente se desvaneció en mis brazos, mientras su cuerpo se estremecía y su respiración se hacía entrecortada.

Di un par de embestidas más y me corrí con ella, los gemidos roncos inundaron el lugar a la vez que las ventanillas se empañaban.

Inu…

Shhh…

Inu despierta.

Espera ¿Qué?


Kagome

Para cuando caminé por el pasillo lista para salir lo vi allí en el sofá, levemente inclinado y con los ojos cerrados.

Mentira que has tenido el descaro de dormirte. - Nada, no obtuve respuesta.

Me acerqué para mirarle de cerca y suspiré.

Espantas a Bonnet del sofá para dormir, no me parece justo.

Me senté a su lado y miré la televisión, no tuve la maldad suficiente en mi corazón para despertarlo, ya podríamos salir más tarde.

Te deseo tanto. - Susurró y entonces mi corazón dio un vuelco en mi pecho. ¿Qué mierda estaba soñando?

Logró captar mi atención por completo, mientras lo veía sonreír y susurrar cosas inentendibles. A mis ojos Inuyasha era la clase de chico que se ganaba el respeto de la gente con sólo respirar. El cabello grisáceo y largo con un toque salvaje, los ojos dorados e inquisidores al observarte fijo, la voz ronca e imponente, todo en la cantidad exacta para ser alguien de temer y encantador a la vez.

Lo vi ahí, sonriente e indefenso y me sentí afortunada por ello, porque nadie más podía disfrutar de aquella faceta.

Casi puedo verte como un chico adorable. - Susurré.

Algo similar a un gruñido vibró en su pecho, algo prominente llamó mi atención cuando desvié mi mirada a su entrepierna y tapé mi boca aguantando una risa. Asi que no importaba si el chico era un adonis terrenal, era tan hombre como para tener sueños húmedos.

Ya basta. - Exclamé, nada, no despertó. - ¡Inu despierta!

Sus ojos se abrieron de pronto y la tonalidad rojiza reemplazando el dorado me hizo echarme hacia atrás de inmediato, buscando el otro extremo del sofá. Se incorporó de golpe, con sus colmillos más prominentes de lo habitual, enterrándose sutilmente en su labio inferior. Me miró confundido y le sonreí.

Me parece una falta de respeto que vengas aquí, eches a mi acompañante del sofá y decidas dormir en vez de llevarme a pasear. - Arrugó su entrecejo. - Sin contar lo descarado que es tu miembro frente a mi.

Miró su entrepierna y entonces tomó uno de los cojines cercanos para taparse.

Y ahora finges ser demasiado tímido. - Sonreí.

En realidad me preocupa que puedas obsesionarte con mi tamaño. - Exclamó con una sonrisa traviesa.

Já. - Me puse de pie. - ¿Qué soñabas? Duermes con chicas distintas cada noche y aún así necesitas sueños húmedos, me parece que lo tuyo es una obsesión patológica.

Aquello lo hizo reír.

A mi parecer es una excelente obsesión.

¿Soñabas con Kikyo? - Me miró fijo y luego desvió su atención a la televisión.

¿Con quién más?

Ve a lavarte la cara, aún quiero mi paseo sorpresa.

Se estiró frente a mí y al ponerse de pie sobrepasó mi altura por dos cabezas. Me miró fijamente de una forma distinta a la habitual, acercó su mano cálida a mi mejilla izquierda y luego la alejó de golpe.

¿Puedo ducharme antes de salir? Prometo compensarlo luego.

Hay una toalla limpia en el baño.

Gracias.

¡Prohibido usar mi ducha para cosas sucias! - Grité y escuché una risita a mitad de pasillo.

Lo esperé mientras bebía otro café, para cuando caminó hacia mi con aire despreocupado, sus manos venían en los bolsillos de su pantalón y su cabello estilaba algunas gotitas de agua.

Espero que haya sido una ducha de agua fría. - Exclamé reposando mi cabeza en mi palma.

¿Sabes cuántas veces te he escuchado gemir en sueños y no te he molestado por ello? - Aquello me descolocó.

Mentiroso.

Nunca lo sabrás, también roncas. - Se encogió de hombros y caminó hacia la puerta. - Vamos, se hace tarde.

Abrió la puerta hasta atrás y se hizo a un lado para dejarme pasar. Lo miré enojada.

¿Qué?

¿Ronco? - Sonrió y bajó la mirada.

Algo similar al ronroneo de un gatito. - Se acercó para tomarme por la cintura y besar mi frente. - Encantador si me preguntas.

Caminamos hacia su auto, y noté como se acercaba al lado de copiloto para abrirme la puerta. Lo miré extrañada.

Nunca me abres la puerta.

Acostúmbrate desde ahora, joder ¿Prefieres que sea desagradable contigo? - Subí en silencio y le sonreí. - Eso creí. - Y cerró la puerta para luego dar la vuelta a su asiento.

Su teléfono sonó de pronto, distrayéndonos a ambos. Contestó de inmediato con el altavoz del automóvil.

¿Inuyasha? - La voz femenina y suave del otro lado nos hizo mirarnos a ambos.

¿Kikyo?

¡Hola! Le pedí tu número de contacto a Miroku, espero que no te moleste. - oh oh, mala señal, chica acosadora en potencia.

No, no me molesta en absoluto. - Sabía que eso era una mentira, Inuyasha odiaba esa clase de acoso cuando apenas conocía a una mujer. - ¿Qué tal tu día?

Ahora en casa, aburrida, quería saber si querías venir a almorzar. - Miré a Inuyasha de reojo y fingí demencia girándome hacia la ventanilla, concentrándome en los arboles de la carretera.

Ahora no puedo. - Exclamó de inmediato. - Estoy con Kagome, ¿Recuerdas que te lo mencioné hoy temprano antes de separarnos? - Sonreí por esa pequeña sensación de victoria interior

Ah, cierto, lo había olvidado. - Hubo un pequeño silencio. - Podrías traerla contigo, me encantaría conocerla.

Inuyasha no respondió de inmediato, sentí su mirada sobre mí y no me giré a mirarlo.

¿Te parece más tarde? Hoy hay un evento de mi familia, Kag puede traer a su nuevo juguete. - Lo miré enfadada y entonces me sonrió para luego apretar el botón de silencio. - Tu querías conocerla ¿no? Ahora tenemos una cita doble.

¡Genial! Avísame a que hora y donde. - Continuó la chica.

Yo pasaré por ti, te llamo más tarde.

¡Enviale saludos a Kag! - Puse los ojos en blanco. - Te quiero.

Inuyasha no respondió, simplemente cortó.

¿Te quiero? - Exclamé burlona.

¿Qué tiene?

¿No es la clase de chica que te espanta? Ha cometido tres de los crímenes que odias. - Aquello lo hizo reír.

Es cierto, ha conseguido mi número sin mi consentimiento, me ha dicho te quiero e intenta acercarse a ti… Pero la verdad no me molesta en ella. - Apoyó su mano derecha sobre mi muslo y lo acarició con suavidad. - No la espantes hoy, por favor.

Acabas de plantarme por alguien más, apenas tengo ganas de asistir.

Vamos, puede ser la primera de tus tres citas con Bonnet.

Ahora te gusta esa idea… - Se encogió de hombros.

Quiero que los dos seamos felices a nuestro modo.

¿Y si no me agrada? ¿Vas a deshacerte de ella?

Eres la mujer más importante para mí después de mi madre, así que sabes perfectamente la respuesta a esa pregunta, sin embargo por eso mismo te ruego que le des una oportunidad. - Exclamó serio. - Esta chica realmente me agrada Kag, no me sentía así hace demasiado tiempo. No me obligues a elegir entre tú y ella.

Suspiré.

Bien.

Bien. Llama a Alex. - Ordenó.

¿Ahora?

Ahora mismo.

Busqué mi celular en mi bolso y marqué el número, me sorprendió gratamente la rapidez con la que contestó.

Hola bonita. - Sonreí. - ¿Te has aburrido con Taisho?

Esa no es una posibilidad estimado. - Exclamó Inu interrumpiendo.

Hoy en la noche es el evento de los Taisho…

Lo sé, estoy viendo mi traje.

Vamos… juntos. - Aquello me había costado. - Inuyasha ha planificado sin mi consentimiento una cita doble y te quiero a mi lado. - Hubo silencio del otro lado.

Soy todo tuyo para lo que necesites. Dime a qué hora paso por ti.

A las cuatro. - Inuyasha me miró extrañado y yo presioné el botón para silenciar. - Quiero mi tiempo a solas con él.

No hay problema, un abrazo Kag. - Y cortó.

Bien, ahí tienes tu cita doble.

Muchas gracias. - se detuvo y estacionó frente a un cerro a las afueras de la ciudad. - Bien, llegamos.

Bajamos del auto y pasó su brazo por sobre mis hombros.

¿Recuerdas esa noche donde estabas muy ebria, recostada sobre mi regazo en mi departamento y me dijiste que nunca habías subido a un teleférico?

No realmente. - Se rió. - Pero es cierto, nunca he subido.

Bien, este es tu día de suerte. - Nos miramos fijamente mientras me sonreía cálidamente.

Me estiré de puntillas para alcanzar su mejilla con mis labios y al estar más cerca de su rostro el aroma de su perfume fue más intenso.

Me encanta, gracias.

Subimos juntos hasta lo alto del cerro para comenzar el recorrido, al subirnos a nuestra cabina miré a mi alrededor, las ventanillas de cristal me permitían ver todo a nuestro alrededor y el piso bajo nuestros pies era transparente, permitiendome sentir el vértigo a flor de piel.

Este se acaba de convertir en mi lugar favorito, tienes que traerme más seguido. - Me miró serio y sentí su corazón aumentar sutilmente la velocidad de sus latidos. - ¿Pasa algo?

Sacudió la cabeza.

La frase que has dicho… Me ha provocado un deja vu intenso.

Ahm ¿Habías venido aquí antes?

Sólo una vez.

El día nublado en el exterior pronto se volvió más oscuro, dando paso a una lluvia suave y a un viento frío que se coló por las ventanillas. Me abracé a mi misma de manera instintiva. Instantáneamente lo vi quitarse su abrigo largo para colocarlo en acto seguido sobre mis hombros.

Gracias…

Tomé la prenda entre mis dedos y me envolví en ella, disfrutando de la calidez que permanecía en la tela y del aroma característico de mi mejor amigo; una mezcla deliciosa entre tierra mojada y perfume varonil.

Te lo devolveré cuando bajemos.

No hay apuro, ven aquí. - Musitó.

Dio un par de palmaditas al asiento vació a su lado y yo me moví de inmediato. Apoyé mi cabeza en su hombro y él me abrazó de inmediato, moviendo sus manos de arriba a abajo para hacerme entrar en calor.

Para ser la clase de chica que asesina a gente por dinero y puede aguantar una pelea conmigo, la verdad eres bastante delicada. - Sonreí.

Sigo siendo una chica… y las chicas amamos esta clase de detalles. - Cerré los ojos y me acurruqué a su lado.

Es cierto… eres una chica. - Musitó más bien para sí mismo.

Por un momento me concentré en el latir de su corazón y me relajé poco a poco.

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*Flashback*

Febrero, 2011.

Lo vi mirarme con desprecio y de brazos cruzados desde el otro extremo de la habitación, apoyando su peso sobre la pared. Conocía a Inuyasha desde hace un mes y apenas me había dirigido la palabra.

– Sé que no te agrado, pero vuelves el ambiente muy pesado. - Exclamé mientras hacía estiramientos con mis brazos. - Si vas a estar ahí mirándome con odio prefiero que te vayas.

– Mi hermano me ha obligado a evaluar cada uno de tus entrenamientos, créeme, no estoy aquí porque quiera. - Exclamó serio.

– Puedes irte y ambos fingiremos demencia.

– No es una opción. - Suspiré. - Deberías estar muerta. - Exclamó enfadado.

– Dile eso a tu hermano.

– Tsk. - Movió su rostro hacia un lado, despreciándome por completo.

Me acerqué al saco de boxeo en la esquina y me preparé para dar un primer golpe.

– Tienes una pésima posición de ataque. - ¡Joder! que tipo mas desagradable.

Me giré y caminé hacia el centro del gimnasio.

– Me has hartado, ven aquí. - Me miró extrañado. - Ven aquí y comprueba por ti mismo que puedo ganarte justamente en un combate.

El rostro serio fue reemplazado por uno juguetón, y entonces volví a ver aquella sonrisa traviesa que había visto la noche en la que lo había conocido.

– Te humillarías.

– Compruébalo.

– No pierdo mi tiempo con gente débil.

– O quizás tienes miedo… - Sus ojos ámbar pasaron sutilmente a un tono anaranjado y supe que decirle cobarde era motivación suficiente para su ego.

Se irguió para luego caminar hasta quedar a un par de metros de distancia frente a mí.

– Bien, te daré ventaja, puedes atacar cuando quieras.

Permaneció con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón mientras me miraba con desprecio. Sentí mis ojos arder con el subidón de energía y troné mis dedos antes de abalanzarme contra él.

– Vaya, gatita ha sacado sus garras. - Exclamó sarcástico. - Te has engrifado por completo.

No lo dejé volver a hablar, me acerqué a toda velocidad para golpear su rostro, sin embargo me esquivó aún sin utilizar sus manos. Levanté mi pierna para golpear su costado y entonces decidió que era momento de contraatacar. Tomó mi pierna con fuerza y la dobló rápidamente para hacerme perder el equilibrio, en acto seguido lo vi abalanzarse sobre mí, mientras sus manos sujetaban las mías por encima de mi cabeza, presionando poco a poco con sus garras y dañando mi piel con facilidad.

– Llevas 3 errores en menos de 30 segundos, ¿Quieres que los analicemos en conjunto para corregirlos? - Preguntó sarcástico.

Flecte mi pierna derecha para golpear su entrepierna, sin embargo se movió rápidamente para esquivarme.

– 4 errores.

– No realmente. - Me moví con rapidez para dejarlo bajo mi cuerpo, vi su mirada pasar de la sorpresa a la burla una vez más, justo en el momento en que mis manos se aferraron a su cuello.

– ¿Eso es todo?

Moví una de mis manos a mi cabello y saqué la horquilla que lo sujetaba, la apoyé suavemente en su rostro e incluso asi cortó con facilidad.

– Hmm interesante. - Susurró mirándome fijo.

Mi cabello ahora suelto servía como una cortina oscura que nos envolvía a ambos.

Bajé la guardia y me arrepentí de inmediato cuando sentí un "clic" y un par de cuchillas enormes salieron de sus antebrazos, el susto me hizo perder la concentración y recibí una patada en mi abdomen. Acto seguido: mi cuello entre esas dos enormes cuchillas.

Lo miré desde mi posición, la forma de sus armas me recordaba en cierto modo a las garras de una mantis religiosa.

– ¿Te rindes? - No había muchas opciones, el filo había comenzado a rasgar mi piel. Asentí y él se puso de pie con una sonrisa enorme de victoria.

– ¿Llevas de manera habitual esas armas adosadas a tus brazos? - Pregunté. Las miró y las guardó. - Pareces una mantis.

– Esa es la idea. - Estiró su mano para ayudarme a incorporarme, sin embargo cuando la iba a tomar me esquivó.

Se agachó frente a mí y me sonrió mientras limpiaba con uno de sus dedos la sangre de mi cuello.

– Perdiste. - lamió la sangre de su dedo y luego con su mano limpia tomó un mechón de mi cabello. - Pero me gusta como peleas, dame un mes para mejorarte. - Me sonrió.

– ¿De pronto te caigo bien? - Se encogió de hombros.

– Has llegado a cortarme el rostro, yo diría que mereces mi atención y mi respeto, al menos por un mes.

Sonreí.

*Fin de flashback*

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¿Qué piensas? - La voz de Inuyasha me sacó de mis recuerdos.

Nada relevante, solo estaba concentrada en tus latidos.

Sentí un beso cálido sobre mi cabello y suspiré.

Ver a Inuyasha como un hombre de carne y hueso y no como el amigo prohibido se estaba haciendo más habitual de lo que me gustaba.