Hola hola!

Se que prometi que el cap saldría mañana, pero hey, de pronto pensé que probablemente llegue tarde a mi casa y si ya esta listo... ¿por qué no publicarlo hoy?

Muchos me han preguntado si Alex y Kikyo han podido sentir el aroma entremezclado de nuestros protagonistas y la verdad es que no, Miroku lo ha sentido porque los ha pillado inmediatamente después del acto y Sesshomaru simplemente porque es su hermano y tiene un olfato muy muy desarrollado. En teoria la ducha que Inuyasha tomó en casa de Kag lo libera de toda posible prueba en su contra... en teoría muajaj.

Estoy muy muy feliz con sus comentarios, por ahora van 73! Creo que un record en comparación a lo que llevaban mis historias anteriores en el mismo tiempo. Lo que significa que claramente nos vamos expandiendo con nuevos lectores!

Infinitas gracias:

- Geanery Sandoval Castaneda: Creo que esta Kag será la mas atrevida y mas inteligente en cuanto a sus movimientos para conquistar a Inuyasha. Todos sabemos como los hombres tienden a ignorar cuando una chica demuestra mucho, ah pero si uno se hace la desinteresada tienen este desafío personal de llamar nuestra atención con desesperación. Alex y Kag tienen definitivamente un encuentro pendiente, pero ufff, las cosas se pondrán medias complejas en este cap. Kikyo no sabe que Inuyasha se acostó con Kag,o al menos no por ahora. Ahi lo expliqué mas arriba jiji. Un abrazoooo

- kcar: Muchas gracias por leerme! Ya veremos como se complican las cosas aún mas.

- Marian Muxtay: todo se ha complicado muchisimo entre los dos, pero parte de esa complicación de todas maneras en tentadora para ambos, jugar con fuego es entretenido hasta que te quemas. Leyendo tu historia me recordó a una situación bastante similar que viví en mi adolescencia, siento que las mujeres en general somos bastante mas listas cuando se trata de obtener lo que queremos, admiro tu empatía con la chica y con tu amigo. un abrazo bella! Nos vemos en el otro cap.

- Susanisa: Ya veremos como Kag juega muuucho mejor sus cartas, que no te engañe su cara de inocencia, la chica sabe perfectamente como manipular las cosas a su antojo, tiembla Inuyasha ajajajaj.

- joiscar: Kag tiene todas estas sensaciones entremezcladas en su corazoncito :c eso le ha jugado en contra en un principio, pero créeme que nos sorprenderá a todas en este cap y en el próximo. Hace bastante tiempo quería escribir una amistad entre Sessh y Kag, en parte para darle un poooco mas de protagonismo al Taisho mayor, que es mi segundo favorito pero lo amo intensamente ajajaj.

- YokoGH: Sessh y Kag conversando amenamente es una escena que llena mi corazoncito. Inuyasha definitivamente va a obtener su merecido, pero para ello tendremos que esperar un poco más.

- Guest: Hola hermosa! Eso mismo he pensado, Miroku apoyando a Kikyo claramente no ha pensado muy bien que lado le favorece mas ajajaj, todas tus dudas tendran respuesta de a poquito. Espero disfrutes este cap! Un abrazooooo

- Guest: 10\10 me alegro de que te encantara! Muchas graciassss

- Soyungirasol25: Inuyasha esta siendo el idiota máximo, pensando que de ese modo puede salvar la amistad, porque obvio, es un cabezota ajajaja, la amistad ahora será bastante mas tentadora, ya verás como Kag pone en su lugar al peliplata mas adelante. Gracias por comentar!

- : ya se me hacía extraño no leerte por aqui jajaj. Muchas muchasss preguntas, he contestado al menos una de ellas arriba, Kikyo no ha sentido la esencia de Kag sobre Inu, pero aún no sabemos que es lo que le llama taaanto la atención. Faltan caps para eso jiji. Amo que releas mis fanfics anteriores, yo también lo hago todo el tiempo ajajaja. Faltaba un dia para actualizar, pero hey! Espero esto te sorprenda. Un abrazo :3

En este cap veremos una Kag decidida a jugar con fuego y una Sango con consejos que sólo nos harán disfrutar ajajaja, una total mala influencia.

Próximo cap: Viernes 27, ya se nos acaba el mes!

Los quiero muchísimo

Frani.


'

Capítulo 8.- Un bocado de los dos.

Kagome

Dejé caer mi cabeza hacia atrás cuando el agua caliente mojó poco a poco mi cuerpo, cerré los ojos y suspiré mientras estiraba un poco mis brazos en aquella ducha post entrenamiento.

– ¿Kagome? - La voz de Sesshomaru sonó desde la puerta. - ¿Puedo pasar?

Corté el agua y envolví mi cuerpo con una toalla antes de salir. Estrujé mi cabello y abrí la puerta de cristal para mirarlo.

– Cumplí con todos sus ejercicios señor Taisho. ¿Qué es tan importante para no dejarme terminar mi ducha tranquila? - Aquello lo hizo sonreír.

– Sabes que el trabajo puede llamar en cualquier momento y considerando que han ofrecido una suma de dinero abismal por los objetivos… Pensé que podría interesarte. - Sonreí.

– Sorpréndeme, tengo una cita hoy en la tarde y no planeo postergarla.

– 500.000 yenes por cada cabeza cortada.

– ¿Y cuántas cabezas son?

– tres, tal vez cuatro. - Me mantuve en silencio mientras me miraba en el reflejo del espejo. - ¿He captado tu atención?

– Un poco. - admití.

– Puedo ofrecerte un bono adicional. - Me reí. - Los necesito a ti y a Inuyasha para esto, son lo mejor que tengo.

– ¿Y cuál ha sido la respuesta de tu hermano? - Pregunté con curiosidad.

– Depende…

– ¿Depende?

– De lo que digas tú, si aceptas él acepta contigo.

– Ja. - Inuyasha sabía perfectamente cómo jugar las cartas a su favor, si las cosas estaban tensas entre los dos siempre podía recurrir a la relación laboral. - Bien, supongo que mi cita puede esperar un poco. - Me sonrió.

– Te enviaré la información más tarde, pero es un evento en pleno centro de Tokio, evento formal y con abundantes testigos, solicito encarecidamente que esta vez no seas tan desastrosa al atacar. - Puse los ojos en blanco.

– No es necesario decírmelo.

– ¿Cómo están las cosas entre tú e Inu? - Cerró la puerta tras de él y supe al instante que estaba atrapada hasta darle una respuesta.

– Un poco incómodas, pero bien.

– ¿Han logrado conversar las cosas?

– No. - Musité. - Pero no necesitamos conversarlo, tienes razón en que hablar con él sobre lo que siento probablemente arruine aún más nuestra amistad, no estoy preparada para ello.

– ¿Y qué es lo que sientes?

– Por ahora no tengo puta idea. - Aquello lo hizo reír.

Abrió la puerta y me miró una última vez antes de salir.

– Recuerda que tienes competencia, una chica con nombre y apellido.

– Si tan sólo me importara… - Exclamé.

– Sólo quería recordártelo, Inuyasha no estará disponible para siempre. - Y entonces salió, dejándome allí con un nivel de ansiedad adicional que no necesitaba.

Dejé caer la toalla y busqué la ropa de cambio en mi bolso. Sujeté mi cabello en una coleta y salí en dirección a mi auto con la piel aún húmeda, sintiendo el aire refrescante sobre mi. En el camino me encontré con Alex.

– Tengo malas noticias. - Musité con una mueca y él me sonrió.

– Puedo imaginar que nuestra cita de la tarde ya no es una opción válida.

– Lo siento… - Me abrazó y besó mi frente.

– El lugar al que quiero llevarte permanecerá ahí, sólo preocúpate de mantenerte a salvo. - Asentí. - ¿Inuyasha te acompañará?

– Eso es lo que me han dicho…

– Al menos así me quedo tranquilo, sabiendo que estarás bajo su protección. - Seguro, ¿Pero quién me cuida de Inuyasha? Pensé.

– Sabes que puedo cuidarme sola bastante bien. - Me sonrió y asintió.

– Llámame cuando llegues sana y salva. - Asentí.

Me acompañó hasta mi auto y se despidió una última vez agitando su mano en el aire mientras yo le sonreía antes de apretar el acelerador.


'

Dos horas más tarde Sesshomaru me envió la información, tal y como había prometido. El evento era formal y eso me obligaba a ir en búsqueda de un atuendo a la altura y para ello definitivamente necesitaba el ojo crítico de mi mejor amiga.

– ¿Qué es lo que buscas? - Preguntó Sango a mi lado en el auto.

– Suelo llevar colores oscuros, pero creo que esta vez quiero un vestido blanco. - Exclamé sin mirarle.

– Blanco… Vas a ensuciarte un montón. - No sonaba para nada convencida de mis deseos.

– Dios, ¿por qué todos dicen lo mismo? - Se rio.

– Miroku me ha comentado que tus ataques son un poco sangrientos.

– Puedo ser perfectamente pulcra si así lo deseo. Como dije, quiero un vestido blanco.

– Me parece perfecto, supongo que así podrás callar unas cuantas bocas. - Sonreí.

– Esa es la idea. - Me detuve en el primer semáforo en rojo del viaje. - ¿Que tal tu y Miroku?

La miré a mi lado y sonrió de inmediato.

– Me encanta en todos los sentidos posibles… Sólo me preocupa a ratos la idea de que pareciéramos ir demasiado rápido.

– Hmmm, sabes, no creo que haya tiempos definidos para avanzar en una relación… Entrega lo que quieras entregar cuando quieras hacerlo. Además Miroku es un buen tipo, lo único que odio de él es a su jodida amiguita. - Musité entre dientes la última frase, sin embargo mi amiga la escuchó sin problemas.

– ¿Kikyo?

– ¿Hmm? - Intenté fingir demencia.

– No te gusta Kikyo. - Continuó. - Ahora comprendo…

– ¿El qué? - Me miró en silencio. - Sango… Soy tu mejor amiga, no hay secretos entre las dos.

– Las dos últimas noches Miroku ha invitado a Inuyasha a su departamento y hemos visto películas todos juntos…

– E Inuyasha ha llevado a Kikyo. - Adiviné. - Y por supuesto que yo no estoy invitada por ello. - Apreté el volante bajo mis manos.

¿La chica iba a costarme mis amistades también? Espera… ¿también?

– Miroku ha dicho que tu y Kikyo no se llevan muy bien.

– ¡Ni siquiera la conozco! Joder, tu novio está perdiendo puntos conmigo por ganarlos con esa niñita, no debería olvidar quien es la mejor amiga de la chica con la que sale. - Se rio.

– ¿Qué opinas de ella e Inu?

– No tengo nada que opinar, se gustan, eso está bien.

– A mi no me agradan mucho juntos… - Exclamó de pronto. - Inuyasha parece estar demasiado tenso a su alrededor ¿Realmente le gusta?

– Supongo que sí.

– Tu eres su mejor amiga.

– Nuestra relación está un poco rota ahora mismo, no hemos hablado lo suficiente.

– Hmm. ¿Es por lo que ha pasado entre ustedes? - Frené de golpe y sentí los bocinazos tras nosotras. - ¡Auch! - Exclamó masajeando su frente luego del golpe contra el parabrisas por la inercia del movimiento.

– ¡¿Cómo es que todo el mundo se ha enterado cuando se supone que era un secreto?!

– No me he enterado de nada aún, acabo de sacarte verdad por mentira Kagome Higurashi. - Me miró seria. - ¡¿Cómo no me lo contaste?!

– Porque no es importante. - Exclamé acelerando otra vez.

– ¡Casi has producido un accidente por algo que según tú no es importante! - Solté el volante para apretar mis sienes y de inmediato sus manos saltaron hacia él para sujetarlo. - ¡Ya basta!

Me orillé para estacionar y cuando no nos movimos más apoyé mi frente en el volante, apretando con ello la bocina, aquella era la peor imagen de mi misma.

– Soy una idiota. - Musité derrotada. - Una perfecta estúpida.

La escuché suspirar a mi lado y de inmediato sentí su mano en mi espalda en pequeños golpecitos suaves que intentaban subirme el ánimo.

– No es tan malo…

Lo medité por un segundo y me sorprendió lo poco que tardó la respuesta en llegar a mi mente.

– Me gusta mi mejor amigo Sango, no encuentro la manera de admitir eso y mantenerlo cerca de mí al mismo tiempo, porque si se lo digo probablemente lo perderé para siempre.

– Guardarlo también te hace daño y lo sabes.

– No se merece mi cariño sabes, se ha comportado como un idiota, simplemente me ignora y luego me da pequeñas migajas de atención cuando él lo quiere, mi cabeza está hecha un lío, también tengo este asunto con Alex y… No sé qué hacer. - La miré angustiada, esperando que me arrojara un salvavidas como solía hacerlo siempre.

– ¿Te gusta Alex? - Asentí. - …Te gustan ambos.

– Hay cosas que me agradan de cada uno.

– ¿No sería bueno hacer una lista de pros y contras con cada uno? Si no sabes a quien escoger…

– Tampoco tengo opciones en realidad, Inuyasha está con Kikyo. - Me miró enfadada y golpeó mi brazo con suavidad. - Auch.

– Inuyasha está soltero aún, basta de buscar excusas, si el chico te gusta vas y lo tomas, es así de simple, esa es la Kag que yo conozco. - Sonreí.

– ¿Me ayudas a hacer mi lista?

– No necesitas preguntarlo. - Me abrazó. - Arriba ese ánimo, eres una mujer valiente y temeraria, lo que decidas estará bien y si no resulta… siempre será culpa de ellos, jamás tuya. - Me reí. - Quizás probar un poco de ambos te ayude a elegir.

– ¿Probar?

– Ya sabes, disfruta tu soltería, puedes probar un bocado de cada uno y añadir ese dato importante en tu lista.

– ¿No es jugar con ambos?

– Ninguno puede exigirte nada en realidad.

Avanzamos en el tráfico hasta llegar a la tienda. Al entrar juntas de inmediato Lina me sonrió desde el mostrador.

– Cada vez que atraviesas esa puerta iluminas este lugar. - Sonreí y me acerqué para besar sus dos mejillas, luego hizo lo mismo con Sango. - ¿Qué es lo que necesitas de mí esta vez?

– Un vestido de gala.

– ¿Alguna idea en mente?

– Lo quiero en blanco. - Asintió y me tomó de la mano para guiarme por el local.

– Esta es mi nueva colección, faltan algunos ajustes, pero puedo trabajar rápido por ti.

¿Por qué Lina era tan amable y servicial conmigo? Porque literalmente le había salvado la vida al llegar a Japón. Su competencia había intentado hacerla desaparecer y yo los había hecho desaparecer a ellos.

Rebusqué entre las prendas hasta que uno llamó mi atención de manera inmediata.

– Quiero éste. - Exclamé de inmediato. Miré a Sango a mi lado y me sonrió.

– Definitivamente vas a llamar su atención esta vez.

– ¿La atención de quien? - Lina sonaba tan perdida a nuestras espaldas. - ¿Finalmente alguien ha entrado en tu corazón? - Me reí

– Sabes que mi corazón es impenetrable después de mi historia con Kouga, Lina.

– Ni lo menciones. - Descolgó el vestido y me lo entregó en las manos. - Pruébatelo, quiero ver si necesita algunos arreglos.

Asentí y me moví a los probadores. Al subir la tela por mis piernas comprobé que en realidad no necesitaba ningún arreglo y gracias a los dioses la tela era sutilmente elasticada, pues de lo contrario no habría subido por mis caderas. La prenda se ajustaba como segunda piel a mi cuerpo. El escote resaltaba mis pechos lo suficiente para no pasar desapercibida y los tirantes gruesos que se encontraban justo tras mi cuello en un broche diminuto le daban el soporte perfecto. El largo era hasta un poco más abajo de mis rodillas, con el corte clásico en uno de los laterales que me daba cierto rango de movimiento.

– Vamos con la lista. - Exclamó Sango desde afuera. - Ventajas para Alex.

– Es atento. - Exclamé mientras miraba mi reflejo desde diferentes ángulos. - Sus ojos verdes son encantadores.

– Dímelo a mi. - Musitó mi mejor amiga, recordándome lo mucho que a ella le había gustado.

– Me gusta sentir que todo está controlado a su lado. - Continué. - Es de un carácter tranquilo y pacífico en general.

– Ventajas para Inuyasha… - Salí del probador y la distraje de su labor. - Oh Kag, ese vestido te queda perfecto.

– ¿Inuyasha? ¿Tu mejor amigo? - Lina me miró impactada mientras interrumpía. - No te lo creo…

Llevé una de mis manos a mis sienes.

– He cometido un error horrible Lina. - Exclamé y ella me sonrió.

– ¿Bromeas? Ya me extrañaba que no hubiera sucedido antes, creo que Taisho es el chico más encantador que pisa la tierra desde que lo conocí, ya pensaba yo que tenías un problema mental para mantenerlo sólo como amigo. - Las tres nos reímos.

– Añade encantador a sus ventajas. - Musité mientras Sango escribía.

– Una gran ventaja si me preguntas. - Intervino Lina mientras alzaba su dedo indice.

– Sus ojos dorados también son muy bonitos… - Continué.

– Es sobreprotector contigo… - Musitó Sango. - Siento que el tipo podría de forma literal recibir una bala por ti.

– Ya lo ha hecho. - Exclamé. - Me gusta… sentir que nada es predecible a su lado.

Sango detuvo su escritura y me miró fijo.

– ¿Cómo? ¿Lo contrario de Alex? - Sip, mi cabeza era un lío definitivamente.

– Y pese a ello puedo sentirme segura estando juntos… complementamos bien, después de todo hemos sido amigos por bastante tiempo.

Me giré para mirarlas y ambas me sonrieron.

– Dudo que alguien pueda llevar ese vestido tan bien como tú. - Lina se acercó y delineó mi cintura con sus manos. - Joder, como me gustaría tener esta cintura. - Sonreí.

– Me lo llevo, ¿Cuanto te debo?

– Este será gratis para ti… Espero sea arma suficiente para captar su atención.


'

– Contras para Alex.

– Hmm, por ahora no tengo ninguno.

– ¿Y para Inuyasha?

– Es terco, un poco violento…

– ¿Contigo? - Mi mejor amiga estaba lista para partirle la cara.

– No, pero si con el resto. - Exclamé mientras cepillaba mi cabello. - Es atento, pero para nada cariñoso, no expresa muy bien sus sentimientos tampoco.

– Ya tienes cuatro criticas para Inu y ninguna para Alex. - Sonreí.

– Es cierto… Quizás después de todo mi mejor opción sea Bonnet.

Sujeté sólo la mitad de mi cabello en una media dona con mis horquillas favoritas, el resto cayó libre hasta un poco más abajo de mi cintura. Sango me ayudó con el maquillaje sin transformarlo en un exceso. Al mirarme en el espejo pude notar como un poco de sombra negra difuminada en mis párpados destacaba el chocolate de mis ojos.

– Un poco de máscara de pestañas… - Musitó mientras yo me dejaba hacer. - Y listo.

Acostumbrada a ser más bien de tonos neutros me sorprendí de lo que la sombra de ojos podía lograr, porque en realidad eso era lo único distinto al maquillaje que yo misma podía hacer.

Luego de dejar a mi mejor amiga en su casa me moví directamente hacia el evento, estacionando lo suficientemente cerca para poder huir de ser necesario, pero lo suficientemente lejos para pasar desapercibida.

El lugar era increíblemente grande y lujoso. El piso marmolado en blanco perfectamente pulido resonó bajo mis tacones con cada paso que di y las paredes eran lo suficientemente altas para recordarme la estructura de algunos castillos en Francia.

– ¿Me permite su abrigo señorita? - Un joven sonriente se me acercó y yo sonreí de inmediato, bajando la prenda por mis hombros y entregándosela en sus manos.

– ¿Dónde está la guardarropía? Para saber donde retirarlo después.

– Justo a un costado de la entrada.

– Muchas gracias.

La cantidad inmensa de de gente me estresó lo suficiente para dirigirme de inmediato a la barra, donde pedí una copa de vino mientras me sentaba a esperar. Por primera vez en cinco años Inuyasha y yo no habíamos acordado un encuentro previo y aquello solo me generaba más estrés.


'

Inuyasha

Al ingresar el ambiente tuvo una mezcla de olor a alcohol y a perfumes excéntricos, pese a ello el aroma a vainilla sutil y casi opacado me guió hasta la barra, donde la vi de espaldas. Supe el momento exacto en el que notó mi presencia, pues la vi erguirse un poco más justo antes de girarse para mirarme de frente. Me sonrió tan encantadora como siempre y por primera vez en mucho tiempo me vi realmente deslumbrado frente al aspecto de una mujer.

La mitad de su cabello azabache iba sujeto como siempre por sus horquillas cruzadas, mientras que la otra mitad de sus ondas que iban sueltas le daban aquel aspecto salvaje entremezclado con la elegancia que la caracterizaba. Su piel blanca y cremosa contrastaba dramáticamente con el maquillaje oscuro de sus ojos, y el chocolate parecía ser incluso un poco más claro de lo habitual. Me sentí como una presa frente a su cazador y en realidad el rol parecía siempre cambiar entre los dos.

No fue necesario fijarme en su figura perfecta, sin embargo mis ojos se dieron el privilegio de recorrerla de forma sutil por unos instantes.

– Me has encontrado bastante rápido. - Musitó cuando me acerqué para saludarla y deposité un beso corto sobre su mejilla izquierda. - Apenas unos segundos desde que entraste a este lugar.

Sonreí, después de todo ella también había sentido mi olor.

– Tu aroma siempre destaca por sobre el resto. - Exclamé. - Te ves… perfecta. - Exquisita, despampanante, deliciosa… Aquellos tres adjetivos y unos cuantos más cruzaron mi mente por un segundo, sin atreverme a decirlos en voz alta.

– Muchas gracias, me gusta tu traje. - Musitó.

La vi tomar entre sus dedos la tela rojiza oscura de mi corbata, subir lentamente hasta el nudo que la fijaba a mi cuello y acomodarlo con delicadeza. Ese simple gesto aceleró sutilmente los latidos de mi corazón.

– También me gusta el rojo. - Musitó mirándome fijo.

– Es mi color favorito.

– Lo sé. - Me sonrió y se giró para tomar su copa de vino. - Siéntate un segundo, aún es demasiado temprano para comenzar a trabajar.

Pedí una copa de vino adicional para acompañarle. La vi cruzar sus piernas cada cierto tiempo, haciendo destacar con ello la apertura lateral de su vestido, que me dejaba ver parte de la piel perfecta de sus muslos.

– ¿No tenías compromisos hoy? - Pregunté intentando distraerme a mi mismo.

– Si, pero necesito dinero para vivir. - Exclamó cortante. - Los compromisos adicionales siempre pueden esperar un poco.

Nos giramos al mismo tiempo para contemplar el evento.

– Será difícil movernos sin llamar la atención en este lugar, está atestado de gente. - Asintió.

– Desde que llegué he estado pensando en como lograrlo… Si miras hacia arriba notarás algunos aspersores, creo que es a lo único que podemos recurrir.

– ¿Un incendio? - Eso sonaba un poco extremo.

– No necesitamos el fuego… sólo una alarma que active los sensores y saque rápidamente a la gente. - Asentí. - Eso nos permitirá movernos sin miedo por unos minutos.

– Bueno, considerando que esto acaba de empezar, me parece incluso malvado arruinarlo de inmediato.

– ¿Qué sugieres? - Preguntó.

– Divertirnos un poco como solemos hacerlo. - Me sonrió y asintió mientras bebía de su copa.

– Me parece una excelente idea.

– ¿Tu vestido lo ha confeccionado Lina?

– Te ha mandado saludos. - Exclamó confirmando mi supuesto. - Ha dicho algo sobre ti…

– ¿Ah sí?

– Algo así como que eres "el hombre más encantador pisando este planeta" - Su comentario me hizo reír.

– Lina es un sol, confecciona muy bonitas prendas, ese vestido…

– ¿Te gusta?

– Dudo que pueda verse mejor en alguien más. - Sonrió.

– Ya verás que al final de esta noche no tendrá ninguna gota de sangre.

– Sesshomaru te ha vuelto a decir que eres un desastre… - Adiviné.

– Le llevaré el vestido limpio como prueba de que puedo ser tan pulcra como se me plazca. - La arruguita en su entrecejo me dio claras señales de que no mentía.

Me puse de pie y estiré mi mano hacia ella.

– Bailemos. - Su mirada viajó desde mi mano hacia mis ojos. - Estar en el centro del lugar nos permitirá buscar a nuestros objetivos más fácilmente.

– Seguro que esa no es una excusa barata… - Me encogí de hombros.

– Puede que también sólo quiera bailar contigo, quién sabe. - Aquello la hizo reír, sin embargo tomó mi mano con firmeza.

La música se tornó lenta y las luces bajaron un poco su intensidad. Mis manos se movieron hacia su cintura y la sujeté con cierta inseguridad, tal vez con miedo de pasarle a llevar. La abracé a mi cuerpo y nos movimos al compás. Ella apoyó su mentón sobre mi hombro y levantó sus brazos para abrazarme por el cuello.

– He encontrado a uno, justo a tus espaldas. - Musitó.

– Hay otros dos en la esquina cercana a la entrada. - Exclamé contra su cabello, sin perder de vista a los sujetos.

– Falta uno más... - La hice girar en mis brazos, pegando mi pecho a su espalda mientras ambos buscábamos. - Ah, ahí está. - Exclamó indicando al escenario con su mentón a uno de los músicos.

– Perfecto.

Su cuerpo se movió contra el mío, rozando de forma sutil e inquietante.

– Inuyasha… - Mi nombre mencionado por sus labios entibió de cierto modo mi corazón. Me miró por sobre su hombro. - ¿Crees que nuestra amistad logre sobrevivir después de todo lo que ha sucedido? - La hice girar para quedar de frente, mientras una de mis manos subía a su mejilla.

– Ha sobrevivido a peores discusiones a lo largo de estos años. - Exclamé.

– Lo que ha sucedido no ha sido precisamente una discusión. - Contestó y yo sonreí.

– Entonces debería ser más sencillo aún.

Una de sus manos bajó de mi cuello a mi pecho, deteniéndose allí mientras trazaba movimientos circulares con sus garras.

– Puedo sentir tu corazón latir más rápido cuando me pego a ti… - Susurró contra mi oído. - Olvidas que te conozco demasiado.

Hizo el ademán de alejarse, sin embargo la sujeté con mi mano en la parte posterior de su cabeza.

– Puedo probarte que estoy perfectamente tranquilo con tu cercanía.

– Aja, puedo notarlo. - Me miró desafiante, con su rostro a escasos centímetros del mío. - Puedo notar como no provoco nada diferente en ti.

– Nada. - Exclamé.

– Absolutamente nada. - El espacio entre los dos se hizo cada vez más pequeño y mis ansias por besarla crecieron de forma exponencial.

Me sonrió juguetona e intentó alejarse, sin embargo no se lo permití.

– ¿Estás jugando conmigo? - Pregunté. - Sabes que puedo jugar mucho mejor.

– ¿Quieres apostar? - Oh, como amaba esa nueva faceta coqueta en ella.

Sonreí, la abracé por la cintura con mi brazo libre y rocé sus labios con los míos, esperando tal vez a que ella diera el primer paso, sin embargo no lo hizo y su mirada se mantuvo desafiante.

A la mierda.

Apenas mi boca tocó la suya dejé escapar un suspiro de alivio, como si mi cuerpo agradeciera la oportunidad de dejarse llevar luego de esperar demasiado tiempo para volver a besarla. Su cuerpo se amoldó al mío mientras sus manos se aferraban a mi camisa y mi mano libre hacía un manojo de su cabello. Su lengua acarició la mía en pequeños toques delirantes con la estela sutil del sabor del vino que ambos habíamos compartido.

Nos separamos en un par de oportunidades, sin dejar de compartir besos que iban y venían mientras de forma exquisita competíamos por ver quien tentaba más al otro. Sus ojos cambiaron de chocolate a rojizo cuando mi mano se movió de su cintura a su cadera, trazando caricias invisibles sobre la tela. Acerqué mi boca al lóbulo de su oreja izquierda y lamí con lentitud.

– Sin perder de vista el objetivo, amigo mío. - La sentí jalar de mi cabello para mirarme de frente. - Los objetivos, luego podemos seguir divirtiéndonos.

¿Aquella era su invitación para seguir luego? Sentí mi respiración agitada mientras intentaba bajar los latidos de mi corazón, sin embargo sus labios sutilmente entreabiertos y su mirada reflejando la excitación que luchaba por controlar apenas me permitían pensar con claridad.

Pegué mi frente a la suya mientras la abrazaba con fuerza y asentí.

– Voy a cobrarte la palabra. - Me sonrió y bajó su mirada.

La solté, se estiro de puntillas para darme un último beso corto y de inmediato se movió con rapidez a través de la gente, lo último que alcancé a divisar de ella fue como se acercaba a la alarma, bajaba la palanca para activarla y soltaba su cabello. Las luces cambiaron a unas rojizas de emergencia y tal como ella había previsto los aspersores se activaron sobre todo el mundo. Sonreí conforme cuando escuché los gritos de la gente mientras corrían despavoridos hacia las salidas de emergencia.

Me moví directo hacia el objetivo del escenario, pude ver sus ojos de sorpresa cuando le ataqué con una de las cuchillas adosadas a mis brazos y el como intentó detener el sangrado con una de sus manos.

– ¿Quién eres tú? - Preguntó con dificultad.

– No creo que necesites saberlo. - Le sonreí y enterré de lleno el filo en el centro de su pecho, disfrutando con creces como la luz se apagaba en sus ojos. - Uno menos, faltan tres.

Estrujé mi cabello que ya había comenzado a empaparse con el agua y me moví rápidamente para alcanzar a Kag. Para cuando la encontré me permití disfrutar de la vista por unos segundos, considerando que definitivamente iba ganando contra otros dos objetivos.

La vi moverse de forma grácil incluso con movimientos rápidos y certeros contra sus víctimas, mientras ambos intentaban atraparla sin éxito. Una de sus horquillas punzantes se enterró con facilidad en el cuello de uno, mientras de inmediato daba una patada directo a la nariz al restante, para luego abalanzarse contra él y atrapar su cabeza entre sus muslos. Por un pequeño instante quise ser él, en esa exacta posición. Sus pequeñas y finas manos se aferraron al cuello del pobre sujeto hasta quitarle la opción de respirar y luego simplemente le quebró el cuello con un movimiento de sus piernas.

El objetivo restante decidió atacarla cobardemente por la espalda, y fue en ese instante que mi cuerpo se movió de inmediato, me interpuse entre ambos y le sonreí al pobre sujeto.

– No te atrevas a tocarla. - Gruñí.

Moví mis antebrazos en un cruce frente a mí y las cuchillas cortaron su cabeza con facilidad. Vi como la sangre se entremezcló con el agua sobre el piso blanquecino mientras Kag se ponía de pie y acomodaba su vestido. La visión de su cabello mojado y su flequillo desordenado, sus ojos invadidos por el rojo y las marcas violáceas de youkai bajo ellos, todo ello bajo el agua de los aspersores y con las luces de emergencia de bajá intensidad me hicieron sonreír extasiado.

Kagome podía combinar a la perfección su apariencia adorable con la demoníaca y pasar de ser un ángel a un demonio terrorífico sin mayores inconvenientes.

Miró su vestido y me sonrió orgullosa.

– ¡Ja! No hay ninguna gota de sangre sobre el blanco.

Mis pasos me movieron directamente en su dirección en piloto automático, mis manos enmarcaron su rostro y la besé lento sin poder controlarme. Sentí sus manos aferrarse a las mías y devolverme el beso luego de unos segundos. Mi mente sucia disfrutó del agua escurriendo por nuestros cuerpos y del aroma ferroso a nuestro alrededor.

Aquella era una victoria con creces. Pegó su frente a la mía y jadeó intentando recuperar el aliento.

– Vámonos de aquí. - Sonreí y asentí. - Sólo déjame sacar mi abrigo de la guardarropía.

Esa noche podía y tenía todas las opciones de terminar bastante bien.