Queridos lectores:
He estado muy ausente, lo sé, todo lo que es el trabajo, mi postgrado en curso, la vida... ufff, apenas he tenido tiempo de crear contenido y retomar donde me había quedado. Pero bueno, tengo muchas cosillas que contarles! La mas importante (y la que me tiene mas distraída) es que hace un par de semanas me he enterado de que seré mamá y que tengo para ahora 8 semanas de embarazo :3, ya no seré sólo mamá de mis perritas, ahora ese amor será compartido jiji. A mis 27 años era algo que deseaba bastante, sin embargo ahora que esta sucediendo me siento una mamá muy adolescente XD ajajaj, tengo todas las ganas de que esto salga perfecto, y estoy tan feliz que necesitaba compartirlo con ustedes (imaginen el nivel de confianza que les tengo), esta parte de los fanfics en mi vida en general es una parte oculta y lo siento como un lugar tan seguro para compartirlo... Asi que en fin, eventualmente les iré contando como avanza eso.
Este cap vuelve con todo lo que probablemente extrañaron, para que no me odien sjfjfhhs. Ahora que he organizado un poquito mas el resto de mj vida he estado escribiendo más, no prometeré tiempos de actualización, pero prometo que será pronto.
Muchas gracias por sus reviews:
- Geanery sandoval Castaneda: ajajaja desear es conseguir dicen por ahi, y weno, Izayoi finalmente lo ha conseguido, veremos su reacción en todo su esplendor. Muchas gracias por tus reviews! Lamento tanta tardanza, pero nos estaremos leyendo pronto. Un abrazo!
- Susanisa: La reaccion de Izayoi, se que la esperaron por un mes, finalmenteeee aqui afdnjjbfjs, muchas gracias por leerme! Un abrazoteee.
- joiscar: Cierto? Disfrutar el amorcito, mientras mi mente planea como poner algunos problemillas en la trama, fdijfj por ahora puro encanto y la verdad es que me alegra. Espero disfrutes este cap! Nos leemos pronto
- kcar: El amoooor, provocando esas maripositas adorables en el estomago, haciéndonos sonreir de tanta melosidad ficticia entre nuestros protagonistas adorados. Muchas gracias por leerme! Que tú disfrutes mi historia es todo para mi.
- Angela Inukag: Inuyasha va pasito a pasito, veremos un gran avance en este cap, pronto se vendra la formalización de su relación y todo eso, es Kag quien ha puesto algunas trabas para ello, pero finalmenteeee juntitos, hasta cuando? Solo mi imaginación lo sabe fjdjfjs, prometo no hacerlos sufrir tanto, un abrazo.
- peachybee09: Se viene intensisisisisisima la reacción de Izayoi, sólo eso adelantaré ajajajaja, me encanta, nos estamos leyendo pronto!
- Kat,rocio: Extrañé tanto responder comentariooooos, la verdad es que amo mucho poder plasmar en palabras tanto amorcito entre los dos, me encanta la evolución lenta de su historia, el como Inuyasha ha madurado por y para Kag, porque nadie nos apura y tenemos historia para rato :3, espero disfrutes mucho este cap! Porque por lo menos yo he disfrutado escribiendolo. Un besito cariño!
- YokoGH: Capitulo 21 listo para tu deleiteee, lamento tardar tanto, estamos en todo el proceso de amorcito infinito entre Inu y Kag, asique disfrutemoslo! un abrazo :3
- Guest: Como estaaaas, he extrañado contestarteee, he extrañado esta mini familia que tengo aqui en fanfiction :c, pero weno, la vida se ha encargado de sorpenderme un montón este mes jsjdsh. Si disfrutaste el cap anterior este definitivamente lo amarás. Prometo no perderme tanto tiempo otra vez! Un abrazo enorme Rosa Taisho de mi corazón, se viene intensisisimo, sólo eso diré, pero van a amarlooooo, me encargaré de ello.
- Guest: Muchas graciaaaas, espero te guste mucho este cap!
- Nicoley Fray: Hermosaaa! Muchas gracias, mi imaginación creo que tiene inspiración en ciertas pelis de fantasia combinada con mi vida ajajaj, mientras mas real intento mantenerlo mas podemos empatizar con los personajes y eso me encantaaa :3, espero no te hayas cansado de esperar :c, disfruta este cap 21, un abrazo.
Pondré metas realistas e intentaré actualizar antes del 15 de junio, para dedicarle el tiempo que se merece al siguiente cap. Estaré feliz de leer sus comentarios! Cuentenme que ha sido de sus vidas en este mes que dejamos de hablar!
Un abrazo!
Frani.
Capítulo 21.- Desde siempre, tal vez.
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Kagome
Permanecí tecleando respuestas rápidas en mi celular, mientras a mi lado Inuyasha permanecía en silencio al volante de su maserati. Apenas levanté la mirada del teléfono cuando lo sentí apagar el motor y abrí la puerta del copiloto. Sango respondió mi mensaje de la mañana mientras él y yo caminábamos en dirección a la mansión.
De: Sango, 17 de diciembre de 2018, 7:45.
"También te extraño montones ¿Puedes a las seis? Me libero de mi trabajo a esa hora y puedo pasar a verte, tenemos muchas cosas de las que conversar"
Una de las manos de Inuyasha sujetaba en una mezcla de firmeza y suavidad mi brazo izquierdo, evitando que tropezara mientras enfocaba mi atención en la pantalla de mi celular.
– ¿Crees que podamos desocuparnos antes de las seis? - Pregunté mirándolo desde mi altura.
– No lo sé, ¿Por? - Encogí mis hombros.
– Sango quiere verme a esa hora.
– Puedes no acompañarme en la última misión del día y así tienes tiempo de sobra. - Me detuve en seco, lo miré enojada y la confusión de proyectó en sus facciones.
– Esa no es una opción. - Musité. Casi al instante vi su ceño fruncirse a la vez que sus brazos me envolvían por la cintura.
– ¿Por qué no?
– Porque nos movemos juntos o no nos movemos. - Su mirada se relajó con aquel comentario meloso y entonces me sonrió.
Y así, de la nada, volvía a sentir unos enormes deseos de besarlo. No sabía exactamente cual rasgo en él lo provocaba, tal vez era el dorado cálido y brillante de sus ojos, o la sonrisa juguetona y torcida que esbozaban sus labios, tampoco le di demasiada importancia a encontrar la respuesta, simplemente me estiré de puntillas y pasé mis brazos por su cuello, atrayéndole a mí altura.
Mordí su labio inferior con suavidad y el restregó su nariz con la mía junto antes de hundirnos en un beso suave que entibió con facilidad mi corazón. Podía acostumbrarme a ello, podía tolerar esas mariposas revoloteando en mi estómago o la amnesia temporal de cómo respirar, podía acostumbrarme a días completos así. Un suspiro abandonó sus labios, sus manos subieron hasta mis mejillas, donde trazó círculos imaginarios con las yemas de sus dedos y entonces ahondó la caricia, dando toques suaves con su lengua para pedir mi permiso. Entreabrí los labios y apreté la tela de su chaqueta bajo mis manos cuando su lengua jugueteó con la mía, aumentando poco a poco mis deseos de seguir en ello, de mandar todo al diablo y dedicarme a él por el resto del día.
Se separó de mí sin realmente querer hacerlo, volviendo en besos cortos hasta decidirse. Le sonreí y me giré para seguir caminando, sin embargo la felicidad se borró de inmediato de mi rostro.
Izayoi nos miraba fijamente, apoyada en el marco de la entrada de brazos cruzados, con una sonrisa de felicidad absoluta. Mi corazón perdió la capacidad de autocontrol y aumentó sus latidos rápidamente, siempre listo en el caso de que yo decidiera huir como un ciervo asustado. Ni siquiera tuve la valentía para mirar a Inuyasha, pero si fui consciente del apretón nervioso de sus manos sobre mi cintura.
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Tomé sus manos con las mías y las quité de un solo movimiento; por primera vez él no protestó.
– ¡Madre! - Aquel tono de voz asustado era algo que genuinamente no había escuchado en él, o al menos no hasta ese momento. - ¿Desde cuándo estás allí?
No obtuvo respuesta y eso sólo aumentó más mi ansiedad. Izayoi nos miró fijamente y tuve el impulso de dar un paso hacia atrás, lista para escapar de las consecuencias.
– ¡NO LO PUEDO CREER! - Se abalanzó hacia nosotros y tomó mis manos entre las suyas. - ¡KAG!
Me petrifiqué en mi posición, sintiendo a Inuyasha a miles de kilómetros mientras nos observaba a ambas, pese a que en realidad seguía a mi lado.
– Madre…
– ¡TANTO TIEMPO ESPERANDO POR ESTO… - Su emoción iba en aumento exponencial.
– Madre… - Intentó nuevamente.
– Te lo dije cariño, te dije que de la amistad al amor había sólo un paso, que eran tan compatibles como mi Touga y yo, ¡Oh Kag!
– ¡MADRE! - El grito de Inuyasha nos sobresaltó a ambas. Ella se giró a mirarlo. - La estás espantando.
Sip, definitivamente lo estaba haciendo. Me sentí como un gato asustado y erizado, lista para atacar o huir, lo que sucediera primero. Mi cuerpo se había sentido en tanto peligro que literalmente mis ojos ardían y mi mandíbula dolía por tanto apretar mis dientes. Izayoi me miró y subió una de sus manos a mi mejilla derecha, el toque cálido me hizo bajar poco a poco las revoluciones. Acarició mi pómulo intentando borrar algo con cariño y entonces lo comprendí, muy probablemente mis marcas amoratadas de youkai habían decidido aparecer bajo mis ojos, así de "en peligro" me sentía.
– Lo siento. - Susurró bajito, bajando los estímulos frente a mi. Me sonrió con los ojos vidriosos y se lanzó a abrazarme.
En general ser cariñosa no estaba en mis atributos y las muestras de cariño fuera de una relación amorosa no eran tan habituales para mi, no después de que mi familia había muerto, quizás por eso me aterraba tanto la situación.
– Rogué por esto durante siete años, y aún así estuve a punto de rendirme... - Susurró y se separó para mirarme de frente. - Lo siento si mi emoción exacerbada te ha asustado.
Volvió a abrazarme y me permití devolver el gesto, sintiendo ese lugar tan cálido como solían ser los brazos de mi madre. Inuyasha me miró con una sonrisa, captando el momento justo para rescatarme.
– Suéltala un poco, vas a ahogarla. - Exclamó en broma abrazando a su madre por los hombros. - Dios, no puedes reaccionar así por un beso, imagina si la asustas y ya no quiere salir conmigo.
Ella asintió.
– Tienes razón, lo siento. - Lo vi besar la raíz de sus cabellos y sonreí.
– No te preocupes. - Exclamé.
Tomó nuestras manos con las suyas, incapaz de ocultar su felicidad.
– El sábado anunciaremos esto, en mi cumpleaños. - La sonrisa se borró de inmediato del rostro de su hijo. - Touga me comentó algo, pero no le creí, tenía que verlo con mis propios ojos.
Asi que Touga Taisho corría a contarle todo a su esposa, eso era algo a tener en consideración.
– No hay nada que anunciar aún. - Respondió Inuyasha por mi. - Apenas hemos decidido intentarlo, no apresures las cosas.
– ¿Qué significa eso? ¿Aún no se lo has pedido formalmente? - Lo miró enfadada. - ¡Pero Inu!
– Es por mi. - Interrumpí salvándolo de un reto innecesario. - Yo le he pedido un poco de tiempo. - Me miró preocupada. - Vamos Izayoi, nos viste ser mejores amigos desde que me conoces, es difícil saltar de esa costumbre a una relación.
– Guardarás el secreto y no vas a entrometerte en esto, ni tu ni mi padre. - Exclamó Inuyasha. - No lo arruines antes de tiempo.
Su madre asintió y suspiró.
– Bien, guardaré mi alegría en secreto. ¿Al menos vendrás a mi cumpleaños? - Me miró directamente.
– Madre…
– ¡Okey me detengo! - Me sonrió y reímos entre los tres.
El aroma de Alex invadió sutilmente mis fosas nasales y me tensé de inmediato. Lo vi caminar hacia la entrada y temí por su reacción. Sus ojos verdes me miraron fijo, aunque esta vez ya no había amor reflejado en ellos.
– Buenos días Taisho, Izayoi… - Bajó su cabeza en un saludo respetuoso frente a ella. - Kag.
Ya no quería más castigos, por favor, apenas eran las ocho de la mañana.
– Buenos días. - Contestaron Inu e Izayoi, sin embargo yo solo me mantuve en silencio.
Después de eso sólo entró, comportándose lo suficiente. De inmediato sentí la mano de Inuyasha en mi espalda baja.
– ¿Entramos? - Asentí y caminé en silencio el tiempo suficiente para preocuparlo. - ¿Todo bien enana?
– Ajá. - Respondí.
– ¿Segura?
– Aw, esto es realmente adorable. - Nop, eso no estaba ni por cerca de acabar. La voz burlesca de Kikyo nos distrajo a nuestras espaldas e Inuyasha cortó su toque sobre mí de inmediato. - ¿Puedo hablar contigo un segundo? - Preguntó mirándolo.
Lo miré de reojo.
– ¿Ahora? Estoy un poco ocupado. - Contestó de inmediato.
– Sólo será un segundo, no creo que a Kag le moleste, ¿no? - Inu me miró serio desde su posición, esperé genuinamente que ese simple intercambio de miradas entre ambos le diera a entender que rogaba por una respuesta negativa de su parte.
– ¿Me esperas en el gimnasio? - Preguntó y yo lo sentí como una estocada de traición.
Me obligué a sonreírle, porque si algo me caracterizaba era mi orgullo. Subí una de mis manos hasta su cuello y lo obligué a bajar su estatura hasta la mía, depositando un beso lento sobre sus labios, marcándolo frente a la mirada atenta de Kikyo. La miré desafiante, sin embargo ella simplemente roló sus ojos.
Me alejé sin mirar atrás, lista para golpear lo primero que se atravesara en mi camino.
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Inuyasha
No tuve que ser demasiado inquisitivo para saber que estaba molesta y que probablemente eso se transformaría en una discusión más tarde. Me giré hacia Kikyo.
– ¿Decidiste quedarte con una mujer aún más celosa que yo? ¿No fue por eso que me terminaste?
– ¿Qué necesitas hablar? - No iba a caer en sus juegos, no estaba de ánimo.
– Quiero escuchar tus agradecimientos formales. - Exclamó levantando su mentón con orgullo. - ¿No es agradable tener a Kag sólo para tí? Me lo debes.
– ¿A ti? Pff… No puedes decirme que te has cogido a Alex sólo para ayudarme a mi.
– Nah, en realidad lo he hecho porque me gusta, pero has salido beneficiado de ello, eso me hace feliz. - Me sonrió. - Ellos no estaban hechos para estar juntos.
– ¿Te lo repites a diario para no sentirte tan culpable?
– ¿Tú lo haces? Después de todo también te has metido en el medio de esa relación.
Sonreí, a fin de cuentas tenía razón, ¿Quién era yo para juzgarla?
– ¿Cómo va Bonnet? - Pregunté mientras caminábamos juntos hacia el gimnasio.
– Estuvo muy muy enojado durante unos días, ahora está más tranquilo. - Asentí.
– ¿Y realmente te gusta? - Asintió. - Eso es bueno. - Me miró confundida.
– ¿Te preocupas por él?
– No es un mal sujeto… Sólo cometió el error de fijarse en la chica que yo quería para mi. - La escuché reír a mi lado.
– Y ya sabemos que tan intenso puedes ser cuando intentan quitarte lo que es tuyo.
– Por otro lado… Tu eres un desastre de ser demoníaco, pero me agradas y realmente te estimo, estuviste para mi cuando más lo necesité y quiero que seas feliz.
Me miró genuinamente sorprendida.
– ¿Me quieres? - Asentí.
– Así que por favor te ruego que no busques más el odio de Kag. - Suspiró.
– Sé que es difícil de creer, pero fue Alex quién me buscó primero, realmente nos hicimos amigos y de pronto los coqueteos se hicieron demasiado intensos…
– No es tan difícil de creer, Alex estaba vulnerable, asustado de perderla, por supuesto que no tomó las mejores decisiones en ese estado y aunque intentemos negarlo, la verdad es que tú y ella se parecen lo suficiente para confundirlo.
– ¿Crees que me ve como un reemplazo? - Su voz sonó de pronto triste y entonces finalmente le creí, a Kikyo realmente le gustaba y quizás yo no era muy bueno eligiendo mis palabras.
– Sabes, creo que tal vez en un principio si se acercó a ti por ello, pero al pasar tiempo contigo debe haber notado lo distintas que son, si se ha quedado debe haberle gustado algo de ti.
Me sonrió.
– ¿No estás intentando animarme?
– Tonta… - Palmeé su hombro y le sonreí. - Todos merecemos ser felices, date esa oportunidad junto a Alex, realmente es un buen chico… mientras no se interponga en mi camino.
– Sabes… Creo que parte de mi admira tanto a Kag que busco obtener las mismas victorias que ella, quería ese amor que Alex parecía entregarle. - Guardó silencio por unos segundos. - Wow… suena realmente enfermo decirlo en voz alta.
Sonreí.
– ¿Quién podría no admirarla? - La miramos desde lejos, la vi golpear sin cansarse el saco de boxeo frente a sus narices, probablemente liberando parte de las ganas de asesinar a la azabache a mi lado. - Sólo no metas tu pequeña nariz una vez más o juro que voy a matarte.
– ¿Te has declarado ya? - Guardé silencio. - Por supuesto que no.
– ¿Cuál es la prisa que todos parecen tener por ello?
– ¿Olvidas al mafioso que quiere quitártela? - Se movió y tomó un par de cuchillos para entrenar mientras yo sentía la ansiedad hacerse un espacio en mi pecho, por un momento realmente lo había olvidado. - Nunca sabes cuando puede ser tu última oportunidad. Kagome es vulnerable, letal, pero aún alcanzable, no lo olvides.
– Nada ni nadie va a tocarla mientras yo esté a su lado.
– Y estoy completamente segura de ello, pero eso no significa que no habrá demonios intentándolo. Si realmente la amas ¿Por qué esperar? No seas idiota.
¿Amarla? ¿Yo amaba a Kagome? ¿Cómo iba a saberlo si jamás había sentido ese extraño sentimiento antes?
– ¿Qué parte de "No metas tu pequeña nariz" no ha quedado clara? - Me sonrió.
– Lo siento, hablamos luego. - Corrió a encontrar a Bonnet y dar un beso sobre su mejilla, mientras él me destrozaba con la mirada.
– ¡Kikyo! - Grité y se giró a mirarme. - Gracias. - A fin de cuentas tenía razón, parte de su intervención había influido en que Kag ahora estuviera entre mis brazos
– ¡Gracias a ti!
Me acerqué a Kag sigiloso por la espalda, con toda intención de abrazarla, sin embargo detuvo mis manos incluso antes de que alcanzaran a tocar la piel de su abdomen.
– ¿Qué quería hablar contigo? - Por supuesto, ella no se andaba con rodeos.
– Olvídalo.
– Sabes perfectamente que no voy a poder olvidarlo. - La hice girar hacia mi.
– ¿Puedes hacerlo por mi? - Me miró seria y suspiré, por supuesto que no y tampoco había un escenario donde le comentaba a voluntad que Kikyo me había alentado a confesar la totalidad de mis sentimientos por ella. - Enana…
Zafó de mi agarre y caminó lejos de mi.
– ¿Eso significa que no trabajaremos juntos hoy?
– Significa que no trabajaremos juntos mientras no me lo digas. - Me sonrió. - Que tengas un buen día, Inuyasha.
Me quedé allí de brazos cruzados mientras ella iba y conversaba algo con mi hermano.
– Uff, ¿Ya lo arruinaste? - La voz de Miroku apareció a mi lado.
– Jódeme una vez más y te romperé la nariz de un solo golpe. - El silencio me indicó que lo comprendía a la perfección. - ¿Qué quieres?
Me giré a mirarlo y me sonrió.
– ¿Recuerdas que me ayudarías con el anillo de Sanguito?
– Lo recuerdo.
– ¿Quieres ayudarme hoy? - Miré a Kag a la distancia, ahora estaba ayudando a Sesshomaru a entrenar al resto del equipo. Suspiré.
– ¿Tomará mucho tiempo?
– Una hora, quizás dos, terminemos la misión de la mañana y comenzamos la revisión de joyerías ¿Te parece?
– Okey, pero me voy a quejar a cada rato. - Le sonreí y palmeé su hombro. - Andando.
Di una última mirada a Kag antes de salir del gimnasio, mirada que no fue correspondida.
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Disfruté con creces cada una de las gargantas que corté, sólo entonces comprendí por qué Kag decidía liberar su estrés de esa manera. Sentí a Miroku disparar mientras pegaba su espalda a la mía.
– ¿Quieres conversar de algo? - Preguntó.
– ¿Por qué?
– Has matado a cerca de 30 guardaespaldas en menos de un minuto, creo que algo te aqueja. - Me reí.
– Tal vez.
– Escúpelo.
– ¿Qué tan necesario es declararse en una relación donde ambos saben sus sentimientos?
– Muy necesario. ¿Aún no se lo dices a Kag? - Mi mano atravesó el pecho de un sujeto antes de concentrarme en contestar.
– Ya le dije lo mucho que me gusta, ella ya sabe el resto.
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*Flashback*
Tal vez el efecto de las drogas intensificaba lo mucho que me extasiaba estar a su lado, quizás por ello podía ver aún más hermoso el chocolate de sus ojos y sentir más intenso el aroma a vainilla que expelía su piel, quizás ella era mi droga personal.
– Me encantaría que pudieras verte a ti misma bajo esta luz, que tuvieras la oportunidad de ver lo hermosa que eres… - Subí mi mano hasta su mejilla, sintiéndola fría por el agua a nuestro alrededor. - Hay muchas cosas que me gustan de ti, infinitas, pero ese trazo desordenado de pecas sobre tu nariz… Creo que me vuelve loco.
Se recargó en mis hombros para acercarse a mí con un jadeo sutilmente desesperado.
– Tú me vuelves loca. - Musitó bajito mirándome fijamente y sonreí encantado. - Haces que me cuestione mi propia existencia una y otra vez. Todo mi ser quiere lanzarse a tus brazos todo el tiempo… - Sujeté su mentón con mis dedos, manteniendo la unión en nuestras miradas.
– ¿Qué se hace cuando los años y la distancia no son suficientes para borrar los sentimientos que compartimos? Voy a luchar por ti Kag, no me importa cuantas personas saldrán heridas por ello, quemaría al mundo entero por una oportunidad de demostrarte lo feliz que podrías ser a mi lado, lo mucho que te adoro…
– No necesitas quemar nada… - Susurró y el roce de sus labios contra los míos aumentó los latidos de mi corazón. - Esa oportunidad ya es tuya.
*Fin de flashback*
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– ¿Acaso esa no era suficiente declaración? Incluso recordándolo me avergonzaba un poco de mi mismo.
– ¿Estás enamorado, amigo mío?
El silencio a nuestro alrededor me permitió pensar con un poco más de claridad.
– No tengo puta idea, jamás he estado enamorado antes. - Sentí un par de disparos más percutidos por su arma de fuego y me giré a mirarlo mientras él acomodaba su cabello.
– Se siente… Se siente como si de pronto la existencia de esa persona fuera el motor que mueve tu vida, ¿Imaginas un universo sin ella? - El corazón se me apretó de forma dolorosa de solo pensarlo, probablemente mostrando la ansiedad en mi rostro, porque Miroku me sonrió. - Ahí tienes tu respuesta, y de aquí en adelante tu vida está jodida, porque desde ya tu única misión importante es literalmente hacerle saber lo mucho que la amas el resto de tus días.
– Ella lo sabe. - Insistí.
– No lo creo, Inuyasha, apenas te has enterado tú. - Sonreí.
– ¿Y si es muy pronto?
– ¿Me estás jodiendo? Llevas siete años conociéndola, tienes la suerte de estar enamorado de tu mejor amiga, literalmente la conoces mejor que nadie. - Me reí, si lo decía de esa forma, la verdad es que siete años parecían suficiente espera para declarar mis sentimientos.
Miré a nuestro alrededor, la montonera de cuerpos a nuestros pies decoraba de forma desordenada el interior de esa bodega oscura.
– Buena charla amigo, deberíamos hacerlo más seguido. - Exclamé.
– Cuando quieras idiota, ahora ayúdame a escoger el puto anillo. - Me reí y caminamos juntos hacia la salida.
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Kagome
Miré el reloj en la pared de la cocina, mientras movía mis piernas inquieta.
– ¿Qué tal si lo llamas y dejas de destruir mis muebles? - La voz de mi mejor amiga me despertó del trance, seguí su mirada castaña acusadora hasta la superficie de la mesa donde mis garras ya habían quitado un par de trozos. Me abracé a mi misma intentando controlar mis impulsos de idiotez.
– Ups.
– Llámalo. - Ordenó.
– No quiero, me ha ocultado algo importante.
– Finalmente después de siete larguísimos años Inuyasha es tuyo, completamente tuyo… Y aún así tu orgullo sigue siendo más grande, definitivamente han nacido para estar juntos, son tal para cual.
Golpeé mi frente contra la mesa mientras gimoteaba.
– Me quiero matar.
– No seas idiota. - Jaló de mi cabello con suavidad para que la mirara. - Te estás ahogando en un vaso de agua.
La puerta de entrada sonó distrayendonos a ambas y segundos después apareció Miroku, sujetando su abrigo sobre el hombro derecho. El par de miradas fijas sobre él lo incomodó rápidamente.
– ¿Sucede algo? - Se acercó a Sango y depositó un beso sobre su frente.
– ¿E Inuyasha? - Pregunté.
– Se ha ido a su apartamento, dijo algo sobre ducharse y salir a distraerse más tarde.
Me levanté del asiento de inmediato y busqué mis cosas repartidas por la sala de estar. Salí de allí sin siquiera despedirme, no tenía tiempo para ello.
Pedí un taxi en dirección a su edificio y me bajé casi corriendo para apretar el botón del ascensor de forma desesperada. Nunca me había tomado tanto tiempo buscar las llaves en mi bolso, nunca la cerradura había estado tan dura de girar.
– ¡Joder ya basta! - Abrí de golpe y me encontré con nada más que silencio y un Inuyasha mirándome confundido desde el balcón, con un cigarrillo de tabaco entre los dedos de su mano derecha. - Estás aquí…
Giró su cabeza como un cachorro perdido.
– ¿Dónde más iba a estar? - Caminé a zancadas hasta él y tomé impulso para saltar en sus brazos, abrazándome a su cuello mientras él de inmediato me sujetaba por la cintura. Busqué su boca desesperada, y es que las ocho horas que había estado lejos de mí me había sentido vacía y sola frente al mundo. - Kag… - Musitó entre besos. - Enana voy a quemarte, cuidado.
Me separé e indicó el cigarrillo con su mirada.
– Cierto, lo siento. - Me dejó nuevamente en el suelo y me sonrió.
– ¿Eso significa que tal vez y sólo tal vez me has extrañado?
Su mano libre tomó un mechón de mi cabello y lo giró entre sus dedos, creando casi al instante una burbuja íntima de sensaciones agradables entre los dos. Restregó su nariz con la mía y sus labios suaves buscaron los míos tentándome poco a poco, provocando esas agradables mariposas en mi estómago.
– No importa lo que hablaste con Kikyo, no necesito saberlo. - Susurré y él me puso atención, mirándome de forma penetrante con sus orbes color miel. - Sólo necesito saber… Necesito saber que somos tú y yo contra el mundo, que nos pertenecemos el uno al otro, porque yo… yo…
– Shhh. - Su dedo índice silenció mi tartamudez nerviosa. - ¿Es eso lo que te preocupa?
– No quiero compartirte. - Susurré. - Realmente no quiero.
Mi voz dejaba en claro lo desesperada que estaba. Lo vi apagar su cigarrillo en el cenicero cercano, dándome a entender que comprendía la seriedad del asunto.
– Enana…
– Y si no puedes con eso entonc… - Volvió a callarme, aunque esta vez con un beso corto.
Se separó sólo unos centímetros para mirarme, mientras sus garras seguían el trayecto recto de mi mandíbula con cuidado.
– Te amo. - Arrugué mi entrecejo confundida al escuchar esas dos palabras y él soltó una risita ronca. - Realmente no he sido lo suficientemente claro contigo ¿no? Tal vez he tardado demasiado, lo siento, es sólo que apenas lo he descubierto hoy.
Tomó mi cabello en un manojo y me acorraló contra el borde de cristal, sin perder el toque dominante que lo caracterizaba.
– ...Habiendo aclarado eso… quiero también dejar en claro que no hay escenario posible, ni en este universo ni en otro, en el que tengas que compartirme, porque te amo a ti y sólo a ti. - Pegó su frente a la mía y suspiró cerrando los ojos. - Ni siquiera sé desde cuando, aunque muy probablemente desde que te conocí.
Sentí mi corazón martillar con fuerza contra mi pecho mientras mi cuerpo temblaba, incapaz de procesar de manera racional esa conversación.
– Me amas… - Susurré y él asintió sin despegarse de mí.
– No te imaginas cuanto Kag. - Me besó lento y gemí con su toque, recibiendo demasiada información sensorial para ese momento. - Entiendo que quizás es muy pronto, que tal vez no sientas lo mismo por mí… - Mis temblores se hicieron más intensos mientras intentaba aguantar el nudo en mi garganta. - ¿Enana? ¿Te sientes bien? - Levantó mi rostro hacia él con una de sus manos. - ¿Estás llorando?
No, no me sentía bien, y eso porque había fallado… había fallado en demostrarle lo importante que era para mí.
– ¿En qué universo no te amo con cada celula de mi cuerpo, idiota? - La voz quebrada, el enfado, todo era una mezcla poco ortodoxa de mi ser intentando lidiar con tanta felicidad. Me miró en silencio por unos segundos y luego me sonrió, justo antes de abrazarme con fuerza. - Te amo. - Exclamé escondida en su pecho. - Te amo tanto que me quema. - Pocas veces dejaba que las lágrimas salieran de mis ojos, sin embargo allí estaba, hecha un bollito llorón entre sus brazos.
Sentí su mejilla contra mi cabello.
– Y eso es todo lo que necesito.
No supe distinguir muy bien en qué momento pasamos del balcón a su habitación, ni tampoco cuando me capturó entre su cuerpo y el colchón, sólo fui consciente de que sus labios entreabiertos me tentaron a besarlo una y otra vez, mientras sujetaba su rostro entre mis manos y mi cuerpo se restregaba contra el suyo, disfrutando de su calor abrasador. Sus garras recorrieron mi muslo izquierdo en movimientos ascendentes, subió por mi cintura y rozó mis pechos antes de acomodarse en mi mejilla.
Los besos se hicieron insuficientes, mi pecho subió y bajó rápidamente mientras el calor en mi interior se hacía cada vez más delicioso, gimiendo bajito entre toques abrasadores. Una de sus manos se coló entre los dos y apretó bajo su palma mi pecho derecho con suavidad, mientras yo curvaba mi espalda para sentirlo más cerca de mí. Desabrochó uno a uno los botones del vestido sobre mi cuerpo, con una habilidad que francamente había extrañado. Deslizó la tela dejando mi hombro desnudo y parte de mi escote al descubierto. El fuego ardió en sus ojos cuando recorrió con la vista mi piel, saboreándose antes de esconderse en mi cuello y lamer el trayecto de mi yugular.
– Quiero todo de ti. - Susurró contra mi piel en una voz ronca. - Todo lo que extrañé por tanto tiempo.
– Todo es tuyo. - Respondí y escuché una risa traviesa antes del dolor punzante de sus colmillos al perforar mi piel. Dejé escapar un gritito ahogado mientras lo abrazaba a mi cuerpo, disfrutando entre escalofríos la succión de sus labios mientras drenaba mi sangre a gusto. Las endorfinas me hicieron sentir en llamas mientras mis manos se abrían y se cerraban sobre las sábanas. Besé su hombro en besos cortos y cuando se separó para mirarme la visión de su belleza demoniaca me quitó el aliento.
Sus ojos rojos, las marcas amoratadas en sus mejillas, los colmillos sobresaliendo más de lo habitual y mi sangre goteando desde su barbilla hasta mi escote. De inmediato mis manos subieron para acariciar su rostro y lo vi cerrar sus ojos mientras disfrutaba de ese simple toque, jadeando de placer.
– Podemos ir lento… - Musitó.
– No quiero ir lento. - Me sonrió y bajó para besarme.
Gemí con mi propio sabor ferroso, tironeé de su camiseta hasta romperla con mis garras y mis palmas buscaron desesperadas el calor de su pecho. Sus besos bajaron entre jadeos cortos hasta mi escote y fue sencillo para él alcanzar uno de mis pezones considerando que no llevaba sujetador, movió su lengua sobre él en movimientos circulares antes de pasar al otro y hacerme gemir alto mientras cerraba los ojos.
– Tócate. - Susurró al subir a mi oído. - Tócate para mí.
Me miró con atención mientras mis manos se deslizaban por mi abdomen hasta mi monte de venus con cierta timidez, froté con suavidad mi centro de placer y él sonrió hambriento, gruñendo cuando introduje dos de mis dedos en mi interior. El rojo de sus ojos brilló con intensidad mientras yo me retorcía bajo su cuerpo. Su respiración se hizo irregular mientras amasaba uno de mis pechos y yo gemía, bajó hasta alcanzar mi mano y sonrió cuando descubrió lo húmeda que ya estaba en ese juego preliminar.
– ¿Me has extrañado mucho? - Asentí y él sonrió, tomando mis dos brazos hasta subirlos por sobre mi cabeza, sujetándolos con una sola de sus manos mientras la otra seguía con el trabajo que yo había empezado.
Sólo sentí placer cuando sus dedos se introdujeron en mi interior, entrando y saliendo lentamente, llevándome poco a poco a la locura. Bajó hasta quedar entre mis piernas y añadió a esas caricias el toque de su lengua, lamiendo hasta verme gemir y retorcerme bajo su toque. Mordí mi propio brazo intentando no gritar. Mis caderas se movieron siguiendo su ritmo ascendente hasta alcanzar el clímax en un quejido agónico mientras mis piernas temblaban apretándolo contra mí.
Más, sólo quería más de él, lo quería todo.
Lo ví sonreír al mirarme como una presa mientras separaba su lengua de mis pliegues, esperando mi permiso.
– Te necesito. - Jadeé y él obedeció justo después de quitar su camiseta y sus boxer, dejando al descubierto su desnudez.
Se acomodó entre mis piernas, rozando mi clítoris con su miembro en movimientos circulares justo antes de arremeter con fuerza en mi interior, llenándome por completo mientras ambos jadeábamos al sentir la intensidad emocional en aquella conexión. Permanecimos sin movernos por unos segundos en los que bajó a dar besos sobre mi rostro, luego lo sentí salir y entrar lentamente una vez más, arrancándome un gemido. Una de sus manos apretó mi cintura con fuerza, pegando mi frente a la suya mientras nos movíamos en un vaivén placentero. Empujó contra mí en embestidas profundas y constantes, que cada vez se hicieron mas hambrientas, mientras el volumen de sus gemidos roncos aumentaba y se mezclaba con los míos.
Me arqueé contra él, enterrando mis garras con fuerza sobre sus hombros, notando como apretaba su mandíbula en el límite entre placer y dolor. Lo abracé con mis piernas sin dejar de mirarlo, bloqueando mi cuerpo al suyo, viendo cada uno de los cambios en su rostro, y el como su flequillo se humedecía y desordenaba con el calor que ambos expelíamos. Él y yo encajábamos tan perfectamente juntos, moviéndonos a la par, mezclando el calor de su cuerpo con el mío, aplastando mis pechos contra su torso.
Fui testigo de su necesidad con cada embestida, acomodándome bajo su cuerpo para sentirlo aún más profundo dentro de mí. Gruñó entre besos, mordiendo mi labio inferior con fuerza suficiente para dañarme de forma placentera, lamiendo luego las gotas de sangre sin distraerse de su tarea principal.
Me hizo girar para quedar sobre él y sonreí conforme al tomar el mando. Me erguí para mirarlo bajo mi cuerpo sin dejar de moverme, levantando mi mentón mientras gemía y cerraba los ojos, dejándome mover por sus manos sobre mis caderas y sus garras enterrándose en mi piel.
– Más rápido. - Ordenó y yo obedecí, llevándonos poco a poco al delirio una vez más.
– Dios, te amo tanto. - Bajé para alcanzar su rostro y él me abrazó a su cuerpo, sentándose conmigo encima.
Lo abracé con mis piernas y brazos, sintiéndolo entrar y salir.
– Te amo más. - Jadeó.
Cerré los ojos y pegué mi sudada mejilla a la suya, dejándome llevar, dejando que hiciera lo que quisiera conmigo. Sentí sus garras enterrarse en mi espalda en un abrazo desesperado, a la vez que daba una última embestida que me hacía gemir alto mientras me aferraba a su cuerpo, intentando controlar mi temblores provocados por el exquisito orgasmo.
Un par de embestidas más y lo escuché gruñir justo antes de morder mi hombro con fuerza, liberándose a la vez en mi interior mientras se unía a mi clímax. Caí exhausta sobre él, con la respiración entrecortada mientras me abrazaba contra su pecho.
Toda mi historia, todas las pérdidas, todos los momentos junto a él… Todo para ese preciso instante en el tiempo.
No había nada que agradeciera más en esta vida que coincidir contigo, Inuyasha.
